Melodias Celestiales

Melodias Celestiales
Baje aqui el himnario Melodias Celestiales em PPT para Multimedia completo

Himnario Melodias Celestiales em MP3 Sonido solamente hasta n.100

Himnario Melodias Celestiales em MP3 Sonido solamente hasta n.100
Baje aqui las canciones Melodias celestiales hasta n. 100

Santa Biblia Reina Valera en Espanol en Sonido MP3

Santa Biblia Reina Valera en Espanol en Sonido MP3
Baje la biblia en espanol para grabar en DVD y repartir

quinta-feira, 9 de junho de 2016

Biblia Reina Valera completa - Lamentaciones


LAMENTACIONES 1
1¡Cómo está sentada sola la ciudad populosa! La grande entre las naciones se ha vuelto como viuda; La princesa entre las provincias es hecha tributaria.2Amargamente llora en la noche, y sus lágrimas están en sus mejillas; no tiene quien la consuele de entre todos sus amantes; todos sus amigos la traicionaron, se le volvieron enemigos. 3Judá ha ido en cautiverio, a causa de la aflicción y de dura servidumbre; Ella moró entre las gentes, y no halló descanso: Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras.4Las calzadas de Sión tienen luto, porque no hay quien venga a las fiestas solemnes; todas sus puertas están asoladas, sus sacerdotes gimen, sus vírgenes afligidas, y ella tiene amargura. 5Sus enemigos han sido hechos cabeza, sus enemigos fueron prosperados; porque Jehová la afligió por la multitud de sus rebeliones; sus niños fueron en cautividad delante del enemigo. 6Se fue de la hija de Sión toda su hermosura; sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto, y anduvieron sin fuerzas delante del perseguidor. 7Jerusalén, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase, se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones, y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos; la miraron los enemigos, y se burlaron de sus sábados. 8Pecado cometió Jerusalén; por lo cual ella ha sido removida: Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza; Y ella suspira, y se vuelve atrás. 9Su inmundicia está en sus faldas; no se acordó de su postrimería: Por tanto ella ha caído asombrosamente, no tiene consolador. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido. 10Extendió su mano el enemigo a todas sus cosas preciosas; y ella ha visto entrar en su santuario las gentes, de las cuales mandaste que no entrasen en tu congregación.11Todo su pueblo buscó su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida. 12¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor. 13Desde lo alto envió fuego en mis huesos, el cual prevaleció; ha extendido red a mis pies, me volvió atrás, me dejó desolada, y desfallezco todo el día. 14El yugo de mis transgresiones está atado por su mano, ataduras han subido sobre mi cerviz: ha hecho que falten mis fuerzas; me ha entregado el Señor en manos contra las cuales no podré levantarme. 15El Señor ha hollado a todos mis hombres fuertes en medio de mí; Convocó contra mí asamblea para quebrantar mis jóvenes; como lagar ha pisoteado el Señor a la virgen hija de Judá. 16Por esta causa yo lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas; porque el consolador que debiera reanimar mi alma se alejó de mí; mis hijos están desolados, porque el enemigo prevaleció. 17Sión extendió sus manos, no tiene quien la consuele; Jehová dio mandamiento contra Jacob, que sus enemigos lo rodeasen; Jerusalén fue como una mujer menstruosa entre ellos. 18Jehová es justo; pues yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor: Mis vírgenes y mis jóvenes fueron en cautiverio. 19Llamé a mis amantes, pero ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, cuando buscaban comida para sí con que entretener su vida. 20Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte. 21Oyeron que gemía, mas no hay consolador para mí: Todos mis enemigos han oído mi mal, se han alegrado de que tú lo hiciste. Harás venir el día que has anunciado, y serán como yo. 22Venga delante de ti toda su maldad, y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones; porque muchos son mis suspiros, y mi corazón desfallece.
LAMENTACIONES 2
1¡Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sión! Derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su ira. 2Destruyó el Señor, y no perdonó; Devoró en su furor todas las tiendas de Jacob: Echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, humilló el reino y a sus príncipes. 3Cortó con el furor de su ira todo el cuerno de Israel; Hizo volver atrás su diestra delante del enemigo; y se encendió en Jacob como llama de fuego que ha devorado todo en derredor. 4Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, y destruyó todo lo que era agradable a la vista: En la tienda de la hija de Sión derramó como fuego su enojo. 5El Señor fue como un enemigo, devoró a Israel; destruyó todos sus palacios, demolió sus fortalezas; y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y el lamento. 6Y violentamente arrancó su tabernáculo como de un huerto, destruyó el lugar donde se congregaban; Jehová ha hecho olvidar las fiestas solemnes y los sábados en Sión, y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote. 7El Señor desechó su altar, menospreció su santuario, ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios; han dado gritos en la casa de Jehová como en día de fiesta. 8Jehová determinó destruir el muro de la hija de Sión; Extendió el cordel, no retrajo su mano de destruir: Hizo, pues, que se lamentara el antemuro y el muro; languidecen juntos. 9Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos: Su rey y sus príncipes están entre los gentiles donde no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová. 10Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra. 11Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. 12Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, derramando sus almas en el regazo de sus madres. 13¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque tu quebrantamiento es grande como el mar; ¿quién te sanará? 14Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 15Todos los que pasaban por el camino, batieron las manos sobre ti; silbaron, y movieron sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta la ciudad que llamaban: La perfección de la hermosura, el gozo de toda la tierra?16Todos tus enemigos abrieron contra ti su boca, silbaron, y rechinaron los dientes; dijeron: La hemos devorado; ciertamente éste es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto.17Jehová ha hecho lo que tenía determinado, ha cumplido su palabra que Él había mandado desde tiempo antiguo: Destruyó, y no perdonó; y ha hecho que se alegre sobre ti el enemigo, y ha enaltecido el cuerno de tus adversarios. 18El corazón de ellos clamaba al Señor: Oh muro de la hija de Sión, corran tus lágrimas como un arroyo día y noche; no descanses, ni cesen las niñas de tus ojos.19Levántate, da voces en la noche, en el principio de las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos hacia Él por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. 20Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres su fruto, los pequeñitos de sus crías? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta? 21Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada: Mataste en el día de tu furor, degollaste, no perdonaste. 22Has llamado, como a día de solemnidad, mis temores de todas partes; y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo. Los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.
LAMENTACIONES 3
1Yo soy el hombre que ha visto aflicción por la vara de su enojo. 2Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz. 3Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día. 4Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos. 5Edificó contra mí, y me cercó de tósigo y de trabajo. 6Me asentó en oscuridades, como los ya muertos de mucho tiempo.7Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho pesadas mis cadenas. 8Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración. 9Cercó mis caminos con piedra tajada, torció mis senderos.10Como oso que acecha fue para mí, como león en escondrijos. 11Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó asolado. 12Su arco entesó, y me puso como blanco a la saeta. 13Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba. 14Fui escarnio a todo mi pueblo, canción de ellos todos los días. 15Me hartó de amarguras, me embriagó de ajenjos. 16Me quebró los dientes con cascajo, me cubrió de ceniza. 17Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien. 18Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza de Jehová.19Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel. 20Mi alma aún lo recuerda, y se humilla dentro de mí. 21Esto traigo a mi memoria, por lo cual tengo esperanza. 22Es por la misericordia de Jehová que no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. 24Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en Él esperaré.25Bueno es Jehová a los que en Él esperan, al alma que le busca. 26Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. 27Bueno le es al hombre, llevar el yugo desde su juventud. 28Que se siente solo, y calle, porque es Él quien se lo impuso. 29Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza. 30Dé la mejilla al que le hiere; y sea colmado de afrenta.31Porque el Señor no desecha para siempre;32antes bien, si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias. 33Porque no aflige ni acongoja de su corazón a los hijos de los hombres.34Desmenuzar bajo de sus pies a todos los encarcelados de la tierra, 35hacer apartar el derecho del hombre ante la presencia del Altísimo,36trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba. 37¿Quién será aquel que diga, que vino algo que el Señor no mandó? 38¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? 39¿Por qué murmura el hombre viviente, el hombre en su pecado?40Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová. 41Levantemos nuestros corazones con las manos a Dios en los cielos.42Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste. 43Desplegaste la ira, y nos perseguiste; mataste, no perdonaste. 44Te cubriste de nube, para que no pasase la oración nuestra.45Nos has vuelto escoria y abominación en medio de los pueblos. 46Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca. 47Temor y lazo nos han sobrevenido, asolamiento y quebranto. 48Ríos de aguas derraman mis ojos, por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. 49Mis ojos destilan, y no cesan, porque no hay alivio, 50hasta que Jehová mire y vea desde los cielos. 51Mis ojos contristaron mi corazón, por todas las hijas de mi ciudad. 52Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué. 53Ataron mi vida en mazmorra, pusieron piedra sobre mí.54Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.55Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda. 56Oíste mi voz; no escondas tu oído a mi suspiro, a mi clamor. 57Te acercaste el día que te invoqué: dijiste: No temas. 58Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida. 59Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa. 60Tú has visto toda su venganza; todos sus pensamientos contra mí. 61Tú has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí; 62Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día. 63Mira su sentarse, y su levantarse; yo soy su canción. 64Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos. 65Dales dureza de corazón, tu maldición caiga sobre ellos.66Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.
LAMENTACIONES 4
1¡Cómo se ha oscurecido el oro! ¡Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles.2Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ¡cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero! 3Aun los monstruos marinos sacan la teta, y amamantan a sus chiquitos: La hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces en el desierto. 4La lengua del niño de pecho, se pegó a su paladar, a causa de la sed: Los pequeños pidieron pan, y no hubo quien para ellos lo partiese. 5Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; los que se criaron entre púrpura, abrazaron los muladares. 6Y se aumentó la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, que fue derribada en un momento, sin que manos asentaran sobre ella. 7Sus nazareos fueron más puros que la nieve, más blancos que la leche. Sus cuerpos más rubicundos que los rubíes, más bellos que el zafiro.8Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los conocen por las calles: Su piel está pegada a sus huesos, seca como un palo. 9Más dichosos fueron los muertos a espada que los muertos por el hambre; porque éstos murieron poco a poco por falta de los frutos de la tierra. 10Las manos de las mujeres piadosas cocieron a sus propios hijos; les sirvieron de comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.11Jehová cumplió su enojo, derramó el ardor de su ira; y encendió fuego en Sión, que consumió sus cimientos. 12Nunca los reyes de la tierra, ni todos los que habitan en el mundo, creyeron que el enemigo y el adversario entrarían por las puertas de Jerusalén.13Es por los pecados de sus profetas, por las maldades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella la sangre de los justos. 14Titubearon como ciegos en las calles, fueron contaminados con sangre, de modo que no pudiesen tocar a sus vestiduras. 15¡Apartaos! ¡Inmundos! les gritaban, ¡Apartaos, apartaos, no toquéis! Cuando huyeron y fueron dispersados, dijeron entre las naciones: Nunca más morarán aquí. 16La ira de Jehová los apartó, no los mirará más: No respetaron la faz de los sacerdotes, ni tuvieron compasión de los viejos.17Aun han desfallecido nuestros ojos tras nuestro vano socorro: En nuestra esperanza aguardamos a una nación que no puede salvar. 18Cazaron nuestros pasos para que no anduviésemos por nuestras calles: Se acercó nuestro fin, se cumplieron nuestros días; porque llegó nuestro fin. 19Ligeros fueron nuestros perseguidores más que las águilas del cielo: Sobre los montes nos persiguieron, en el desierto nos tendieron emboscada. 20El aliento de nuestra nariz, el ungido de Jehová fue apresado en sus fosos; de quien habíamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones. 21Gózate y alégrate, hija de Edom, la que habitas en tierra de Uz: Aun hasta ti pasará el cáliz; te embriagarás, y vomitarás. 22Se ha cumplido el castigo de tu iniquidad, oh hija de Sión: Nunca más te hará llevar cautiva. Él castigará tu iniquidad, oh hija de Edom; pondrá al descubierto tus pecados.
LAMENTACIONES 5
1Acuérdate, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio. 2Nuestra heredad se ha pasado a extraños, nuestras casas a forasteros.3Huérfanos somos sin padre, nuestras madres son como viudas. 4Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña compramos por precio. 5Persecución padecemos sobre nuestra cerviz; nos fatigamos, y no hay para nosotros reposo. 6Al egipcio y al asirio extendimos la mano, para saciarnos de pan.7Nuestros padres pecaron, y han muerto; y nosotros llevamos su castigo. 8Siervos se enseñorearon de nosotros; no hay quien de su mano nos libre. 9Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan a causa de la espada del desierto. 10Nuestra piel se ennegreció como un horno a causa del ardor del hambre. 11Violaron a las mujeres en Sión, a las vírgenes en las ciudades de Judá. 12Príncipes han sido colgados por su mano; no respetaron el rostro de los viejos. 13Llevaron los jóvenes a moler, y los muchachos desfallecieron bajo el peso de la leña.14Los ancianos cesaron de la puerta, los jóvenes de sus canciones. 15Cesó el gozo de nuestro corazón; nuestra danza se cambió en luto. 16Cayó la corona de nuestra cabeza: ¡Ay ahora de nosotros! porque pecamos. 17Por esto fue entristecido nuestro corazón, por esto se entenebrecieron nuestros ojos:18Por el monte de Sión que está asolado; zorras andan por él. 19Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre: Tu trono de generación en generación.20¿Por qué te olvidarás para siempre de nosotros, y nos dejarás por largos días? 21Vuélvenos, oh Jehová, a ti, y nos volveremos: Renueva nuestros días como al principio. 22Porque nos has desechado; en gran manera te has airado contra nosotros.


Nenhum comentário:

Postar um comentário