NEHEMÍAS 1
1Palabras de Nehemías, hijo de Hacalías. Aconteció
en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susán, capital del
reino, 2que vino Hanani, uno de mis hermanos, él y ciertos
varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían
quedado de la cautividad, y por Jerusalén. 3Y me dijeron:
El remanente, los que quedaron de la cautividad allí en la provincia, están en
gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a
fuego. 4Y sucedió que, cuando yo oí estas palabras, me
senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios
del cielo.5Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios del cielo, Dios
grande y terrible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y
guardan sus mandamientos;6Esté ahora atento tu oído, y tus ojos abiertos,
para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche,
por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de
Israel que hemos contra ti cometido; sí, yo y la casa de mi padre hemos
pecado. 7En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no
hemos guardado los mandamientos, y estatutos y juicios, que mandaste a Moisés
tu siervo.8Acuérdate ahora de la palabra que ordenaste a
Moisés tu siervo, diciendo: Vosotros prevaricaréis, y yo os esparciré por los
pueblos: 9Pero si os volviereis a mí, y guardareis mis
mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestros desterrados estén hasta
el extremo de los cielos, de allí os reuniré; y los traeré al lugar que escogí
para hacer habitar allí mi nombre. 10Ellos, pues,
son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con tu gran fortaleza, y con
tu mano fuerte. 11Te ruego, oh Señor, esté ahora atento tu oído a la
oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean temer tu
nombre. Prospera a tu siervo hoy, y concédele hallar misericordia delante de
aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
NEHEMÍAS 2
1Y sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del
rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino, y lo di al
rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 2me dijo el
rey: ¿Por qué está triste tu rostro, pues no estás enfermo? No es esto sino
quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. 3Y dije al rey:
Viva el rey para siempre. ¿Cómo no ha de estar triste mi rostro, cuando la
ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas
consumidas por el fuego? 4Y me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al
Dios de los cielos, 5y dije al rey: Si le place al rey, y si tu siervo
ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros
de mis padres, para que yo la reedifique. 6Entonces el
rey me dijo y la reina estaba sentada junto a él: ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo
volverás? Y agradó al rey enviarme, y le señalé tiempo. 7Además dije
al rey: Si place al rey, que se me den cartas para los gobernadores del otro
lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 8y carta para
Asaf, guarda del bosque del rey, a fin que me dé madera para enmaderar los
portales del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y para la casa
donde yo estaré. Y el rey me lo otorgó, según la bondadosa mano de mi Dios
sobre mí. 9Y vine luego a los gobernadores del otro lado del
río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército
y gente de a caballo. 10Y oyéndolo Sanbalat horonita, y Tobías, el siervo
amonita, les desagradó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de
los hijos de Israel. 11Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí
tres días,12me levanté de noche, yo y unos cuantos varones
conmigo, y no declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón
que hiciese en Jerusalén; ni había bestia conmigo, excepto la cabalgadura en
que cabalgaba. 13Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la
fuente del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén
que estaban derribados, y sus puertas estaban consumidas por el fuego. 14Pasé luego a
la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por donde
pasase la cabalgadura en que iba. 15Y subí de
noche por el torrente, y observé el muro, y regresando entré por la puerta del
Valle, y regresé. 16Y no sabían los magistrados a dónde yo había ido,
ni qué había hecho; ni hasta entonces lo había yo declarado a los judíos y
sacerdotes, ni a los nobles y magistrados, ni a los demás que hacían la
obra. 17Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que
estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego;
venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no seamos más oprobio. 18Entonces les
declaré cómo la mano de mi Dios era buena sobre mí, y asimismo las palabras del
rey, que me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron
sus manos para bien. 19Mas habiéndolo oído Sanbalat horonita, y Tobías el
siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos
despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra
el rey? 20Entonces les respondí, y les dije: El Dios del
cielo, Él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y
edificaremos; porque vosotros no tenéis parte ni derecho, ni memoria en
Jerusalén.
NEHEMÍAS 3
1Y se levantó Eliasib el sumo sacerdote con sus
hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos aparejaron
y levantaron sus puertas hasta la torre de Meah, aparejándola hasta la torre de
Hananeel. 2Y junto a ella edificaron los varones de Jericó; y
luego edificó Zacur hijo de Imri. 3Y los hijos
de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron
sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. 4Y junto a
ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos, restauró
Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc
hijo de Baana. 5E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero
sus nobles no prestaron su cerviz a la obra de su Señor. 6La puerta
Antigua fue restaurada por Joiada hijo de Pasea, y Mesulam hijo de Besodías; ellos
la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus
cerrojos. 7Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón
meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del
gobernador del otro lado del río. 8Y junto a
ellos restauró Uziel hijo de Harhaía, de los plateros; junto al cual restauró
también Hananías, hijo de un perfumista. Así dejaron reparada a Jerusalén hasta
el muro ancho.9Junto a ellos restauró también Refaías hijo de Hur,
príncipe de la mitad de la región de Jerusalén.10Asimismo
restauró junto a ellos, y frente a su casa, Jedaía hijo de Harumaf; y junto a
él restauró Hatús hijo de Hasabnías. 11Malquías hijo
de Harim y Hasub hijo de Pahat-moab, restauraron la otra medida, y la torre de
los Hornos. 12Junto a ellos restauró Salum hijo de Lohes,
príncipe de la mitad de la región de Jerusalén, él con sus hijas. 13La puerta del
Valle la restauró Hanún con los moradores de Zanoa; ellos la reedificaron, y
levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos, y mil codos en el
muro hasta la puerta del Muladar. 14Y reedificó
la puerta del Muladar, Malquías hijo de Recab, príncipe de la provincia de
Bet-haquerem; él la reedificó, y levantó sus puertas, sus cerraduras y sus
cerrojos. 15Y Salum hijo de Col-hoze, príncipe de la región de
Mizpa, restauró la puerta de la Fuente; él la reedificó, y la enmaderó, y
levantó sus puertas, sus cerraduras y sus cerrojos, y el muro del estanque de
Siloé hacia la huerta del rey, y hasta las gradas que descienden de la ciudad
de David. 16Después de él restauró Nehemías hijo de Azbuc,
príncipe de la mitad de la región de Bet-zur, hasta delante de los sepulcros de
David, y hasta el estanque labrado, y hasta la casa de los Valientes. 17Tras él
restauraron los levitas, Rehum hijo de Bani; junto a él restauró Hasabías,
príncipe de la mitad de la región de Keila en su región.18Después de él
restauraron sus hermanos, Bavai hijo de Henadad, príncipe de la mitad de la
región de Keila. 19Y junto a él restauró Ezer hijo de Jesúa, príncipe
de Mizpa, la otra medida frente a la subida de la armería de la esquina. 20Después de él
Baruc hijo de Zabai con gran fervor restauró otro tramo, desde la esquina hasta
la puerta de la casa de Eliasib sumo sacerdote. 21Tras él
restauró Meremot hijo de Urías hijo de Cos otro tramo, desde la entrada de la
casa de Eliasib, hasta el cabo de la casa de Eliasib.22Después de él
restauraron los sacerdotes, los varones de la llanura. 23Después de
ellos restauraron Benjamín y Hasub, frente a su casa; y después de éstos restauró
Azarías, hijo de Maasías hijo de Ananías, cerca de su casa. 24Después de él
restauró Binúi hijo de Henadad el otro tramo, desde la casa de Azarías hasta la
revuelta, y hasta la esquina. 25Paal hijo de
Uzai, enfrente de la esquina y la torre alta que sale de la casa del rey, que
está en el patio de la cárcel. Después de él, Pedaías hijo de Paros. 26Y los
sirvientes del templo que estaban en Ofel restauraron hasta enfrente de la
puerta de las Aguas al oriente, y la torre que sobresalía. 27Después de ellos
restauraron los tecoítas otro tramo, enfrente de la grande torre que sobresale,
hasta el muro de Ofel.28Desde la puerta de los Caballos restauraron los
sacerdotes, cada uno enfrente de su casa.29Después de
ellos restauró Sadoc hijo de Imer, enfrente de su casa: y después de él
restauró Semaías hijo de Secanías, guarda de la puerta Oriental.30Tras él
restauró Hananías hijo de Selemías, y Hanún hijo sexto de Salaf, el otro tramo.
Después de él restauró Mesulam, hijo de Berequías, enfrente de su cámara. 31Después de él
restauró Malquías hijo del platero, hasta la casa de los sirvientes del templo
y de los mercaderes, enfrente de la puerta del Juicio, y hasta la sala de la
esquina. 32Y entre la sala de la esquina hasta la puerta de
las Ovejas, restauraron los plateros, y los mercaderes.
NEHEMÍAS 4
1Y fue que como oyó Sanbalat que nosotros
edificábamos el muro, se encolerizó y se enojó en gran manera, e hizo escarnio
de los judíos. 2Y habló delante de sus hermanos y del ejército de
Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se fortalecerán a sí mismos?
¿Han de sacrificar? ¿Han de acabar en un día? ¿Resucitarán las piedras de los
montones de escombro que fueron quemados? 3Y estaba
junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Aun lo que ellos edifican, si sube una
zorra, derribará su muro de piedra. 4Oye, oh Dios
nuestro, que somos menospreciados, y vuelve el oprobio de ellos sobre su
cabeza, y dalos en presa en la tierra de su cautiverio.5No cubras su
iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti; porque te provocaron a ira
delante de los que edificaban. 6Edificamos,
pues, el muro, y toda la muralla fue unida hasta la mitad de su altura, porque
el pueblo tuvo ánimo para trabajar. 7Mas aconteció
que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, y los amonitas, y los de Asdod, que
los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a
cerrarse, se encolerizaron mucho; 8y conspiraron
todos a una para venir a combatir a Jerusalén, y a hacerle daño. 9Entonces
oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día
y de noche. 10Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han
debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. 11Y nuestros
enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos, y
los matemos, y hagamos cesar la obra. 12Pero sucedió
que cuando vinieron los judíos que habitaban entre ellos, nos dijeron diez
veces: De todos los lugares de donde volviereis a nosotros, ellos vendrán sobre
vosotros.13Entonces puse por los lugares bajos, detrás del
muro, en los lugares altos, puse al pueblo por familias con sus espadas, con
sus lanzas, y con sus arcos.14Después miré, y me levanté, y dije a los
principales y a los magistrados, y al resto del pueblo: No temáis delante de
ellos: acordaos del Señor grande y terrible, y pelead por vuestros hermanos,
por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras esposas y por vuestras
casas. 15Y sucedió que cuando oyeron nuestros enemigos que
nos habíamos enterado, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos
volvimos todos al muro, cada uno a su obra. 16Mas fue que
desde aquel día la mitad de los jóvenes trabajaba en la obra, y la otra mitad
de ellos tenía lanzas y escudos, y arcos, y corazas; y los príncipes estaban
tras toda la casa de Judá. 17Los que
edificaban en el muro, y los que llevaban cargas y los que cargaban, con una
mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.18Porque los
que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban y
el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. 19Y dije a los
principales, y a los magistrados y al resto del pueblo: La obra es grande y
amplia, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos los unos de los otros.20En el lugar
donde oyereis la voz de la trompeta, reuníos allí con nosotros. Nuestro Dios
peleará por nosotros. 21Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad
de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta salir las estrellas. 22También dije
entonces al pueblo: Cada uno con su criado se quede dentro de Jerusalén, para
que de noche nos sirvan de centinelas, y de día en la obra. 23Y ni yo, ni
mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que me seguía, desnudamos
nuestra ropa; cada uno se desnudaba solamente para lavarse.
NEHEMÍAS 5
1Entonces fue grande el clamor del pueblo y de sus
esposas contra los judíos sus hermanos. 2Y había quien
decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto hemos
tomado grano para comer y vivir. 3Y había
quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, y nuestras viñas, y nuestras
casas, para comprar grano, por causa del hambre. 4Y había
quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras
tierras y viñas. 5Ahora bien, nuestra carne es como la carne de
nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros
estamos sometiendo a nuestros hijos y a nuestras hijas a servidumbre, y algunas
de nuestras hijas ya están sujetas a servidumbre; y no tenemos poder para
rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.6Y me enojé en
gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. 7Entonces lo
medité, y reprendí a los nobles y a los magistrados, y les dije: ¿Tomáis cada
uno usura de vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran
asamblea. 8Y les dije: Nosotros conforme a nuestras
posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a
las naciones; ¿y vosotros venderéis aun a vuestros hermanos, o serán vendidos a
nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder. 9Y dije: No
está bien lo que hacéis, ¿no andaréis en temor de nuestro Dios, para no ser el
oprobio de las naciones que son nuestras enemigas? 10También yo, y
mis hermanos, y mis criados, les hemos prestado dinero y grano; absolvámosles
ahora de este gravamen. 11Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus
viñas, sus olivares, y sus casas, y la centésima parte del dinero y grano, del
vino y del aceite que demandáis de ellos.12Y dijeron:
Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces
convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto. 13Además sacudí
mi ropa, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no
cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación:
¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.14También desde
el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá,
desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años,
ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador. 15Mas los
primeros gobernadores que fueron antes de mí, cargaron al pueblo, y tomaron de
ellos por el pan y por el vino sobre cuarenta siclos de plata; a más de esto,
sus criados se enseñoreaban sobre el pueblo; pero yo no hice así, a causa del
temor de Dios. 16También continué en la obra de restauración de este
muro, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la
obra.17Además ciento cincuenta hombres de los judíos y
magistrados, y los que venían a nosotros de las naciones que están en nuestros
alrededores. 18Y lo que se aderezaba para cada día era un buey,
seis ovejas escogidas, y aves también se aparejaban para mí, y cada diez días
vino en toda abundancia: y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador,
porque la servidumbre de este pueblo era grave.19Acuérdate de
mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
NEHEMÍAS 6
1Y aconteció que habiendo oído Sanbalat y Tobías y
Gesem el árabe, y el resto de nuestros enemigos, que yo había edificado el
muro, y que no quedaba en él portillo aunque hasta aquel tiempo no había puesto
las hojas en las puertas, 2Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y
reunámonos juntos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Pero ellos habían
pensado hacerme mal. 3Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran
obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a
vosotros. 4Y enviaron a mí con el mismo asunto por cuatro
veces, y yo les respondí de la misma manera. 5Envió
entonces Sanbalat a mí su criado, a decir lo mismo por quinta vez, con una
carta abierta en su mano, 6en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las
naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso
edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; 7Y que has
puesto profetas que prediquen de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá! Y
ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven por tanto, y consultemos
juntos.8Entonces envié yo a decirles: No hay tal cosa como
dices, sino que de tu corazón tú lo inventas. 9Porque todos
ellos nos intimidaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra,
y no será hecha. Ahora, pues, oh Dios, fortalece mis manos. 10Vine luego a
casa de Semaías hijo de Delaías, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado;
el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios dentro del templo, y cerremos
las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a
matarte.11Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y
quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvar su vida? ¡No
entraré! 12Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que
hablaba aquella profecía contra mí, porque Tobías y Sanbalat le habían
alquilado por salario. 13Porque fue sobornado para que yo fuese intimidado e
hiciese así, y que pecase, y les sirviese de mal nombre con que fuera yo
infamado.14Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat,
conforme a estas sus obras, y también de Noadías profetisa, y de los otros
profetas que trataban de intimidarme. 15Así que el
muro fue terminado el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días.16Y sucedió que
cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que
estaban en nuestros alrededores, y se sintieron muy humillados ante sus propios
ojos, y conocieron que esta obra había sido hecha por nuestro Dios. 17Asimismo en
aquellos días iban muchas cartas de los nobles de Judá a Tobías, y las de
Tobías venían a ellos.18Porque muchos en Judá se habían conjurado con él,
porque era yerno de Secanías hijo de Ara; y Johanán su hijo había tomado la
hija de Mesulam, hijo de Berequías. 19También
contaban delante de mí las buenas obras de él, y a él le referían mis palabras.
Y Tobías enviaba cartas para atemorizarme.
NEHEMÍAS 7
1Y aconteció que, cuando el muro fue edificado, y
hube colocado las puertas, y que fueron señalados porteros y cantores y
levitas, 2di a mi hermano Hanani, y a Ananás el príncipe del
palacio, cargo sobre Jerusalén porque éste era un hombre fiel y temeroso de
Dios, más que muchos; 3y les dije: No se abran las puertas de Jerusalén
hasta que caliente el sol; y aun ellos presentes, cierren las puertas, y
atrancad. Y señalé guardas de los moradores de Jerusalén, cada cual en su
guardia, y cada uno delante de su casa. 4Y la ciudad
era espaciosa y grande, pero poco pueblo dentro de ella, y no había casas
reedificadas. 5Y puso Dios en mi corazón que reuniese a los
nobles, y a los magistrados, y al pueblo, para que fuesen empadronados por el
orden de sus linajes: Y hallé el libro de la genealogía de los que habían
subido antes, y encontré en él escrito: 6Éstos son los
hijos de la provincia que subieron de la cautividad, de la transmigración que
hizo pasar Nabucodonosor rey de Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá
cada uno a su ciudad; 7los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías,
Azarías, Raamías, Nahamani, Mardoqueo, Bilsán, Misperet, Bigvai, Nehum, Baana.
La cuenta de los varones del pueblo de Israel. 8Los hijos de
Paros, dos mil ciento setenta y dos. 9Los hijos de
Sefatías, trescientos setenta y dos. 10Los hijos de
Ara, seiscientos cincuenta y dos. 11Los hijos de
Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos
dieciocho. 12Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y
cuatro. 13Los hijos de Zatu, ochocientos cuarenta y
cinco. 14Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 15Los hijos de
Binúi, seiscientos cuarenta y ocho; 16Los hijos de
Bebai, seiscientos veintiocho; 17Los hijos de
Azgad, dos mil trescientos veintidós. 18Los hijos de
Adonicam, seiscientos sesenta y siete. 19Los hijos de
Bigvai, dos mil sesenta y siete. 20Los hijos de
Adín, seiscientos cincuenta y cinco. 21Los hijos de
Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 22Los hijos de
Hasum, trescientos veintiocho. 23Los hijos de
Besai, trescientos veinticuatro. 24Los hijos de
Harif, ciento doce. 25Los hijos de Gabaón, noventa y cinco.26Los varones
de Belén y de Netofa, ciento ochenta y ocho. 27Los varones
de Anatot, ciento veintiocho.28Los varones de Bet-azmavet, cuarenta y dos.29Los varones
de Quiriat-jearim, Cefira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 30Los varones
de Ramá y de Geba, seiscientos veintiuno. 31Los varones
de Micmas, ciento veintidós. 32Los varones
de Betel y de Hai, ciento veintitrés. 33Los varones
del otro Nebo, cincuenta y dos. 34Los hijos del
otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 35Los hijos de
Harim, trescientos veinte. 36Los hijos de
Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 37Los hijos de
Lod, de Hadid, y Ono, setecientos veintiuno. 38Los hijos de
Senaa, tres mil novecientos treinta. 39Los
sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y
tres. 40Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. 41Los hijos de
Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 42Los hijos de
Harim, mil diecisiete.43Levitas: los hijos de Jesúa, de Cadmiel, de los
hijos de Odevía, setenta y cuatro. 44Cantores: los
hijos de Asaf, ciento cuarenta y ocho. 45Porteros: los
hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los
hijos de Hatita, los hijos de Sobai, ciento treinta y ocho. 46Sirvientes
del templo: los hijos de Siha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 47los hijos de
Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón,48los hijos de Lebana,
los hijos de Hagaba, los hijos de Salmai, 49los hijos de
Hanán, los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, 50los hijos de
Reaías, los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, 51los hijos de
Gazam, los hijos de Uza, los hijos de Pasea, 52los hijos de
Besai, los hijos de Meunim, los hijos de Nefisesim,53los hijos de
Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 54los hijos de
Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 55los hijos de
Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, 56los hijos de
Nesía, los hijos de Hatifa. 57Los hijos de
los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de
Perida, 58los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos
de Gidel, 59los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los
hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Amón. 60Todos los
sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y
dos. 61Y éstos son los que subieron de Tel-mela,
Tel-harsa, Querub, Adón, e Imer, los cuales no pudieron mostrar la casa de sus
padres, ni su linaje, si eran de Israel: 62Los hijos de
Delaías, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cuarenta y
dos. 63Y de los sacerdotes: los hijos de Habaías, los
hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó esposa de las hijas de Barzilai
galaadita, y se llamó del nombre de ellas. 64Éstos,
buscaron su registro de genealogías, y no se halló; y como algo contaminado,
fueron excluidos del sacerdocio. 462 65Y el Tirsata
les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote
con Urim y Tumim.66La congregación toda junta era de cuarenta y dos
mil trescientos sesenta, 67sin sus siervos y siervas, que eran siete mil
trescientos treinta y siete; y entre ellos había doscientos cuarenta y cinco
cantores y cantoras. 68Sus caballos, setecientos treinta y seis; sus
mulos, doscientos cuarenta y cinco; 69camellos,
cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. 70Y algunos de
los príncipes de las familias dieron para la obra. El Tirsata dio para el
tesoro mil dracmas de oro, cincuenta tazones, y quinientas treinta vestiduras
sacerdotales. 71Y de los príncipes de las familias dieron para el
tesoro de la obra, veinte mil dracmas de oro, y dos mil doscientas libras de
plata. 72Y lo que dio el resto del pueblo fue veinte mil
dracmas de oro, y dos mil libras de plata, y sesenta y siete vestiduras
sacerdotales. 73Y habitaron los sacerdotes y los levitas, y los
porteros, y los cantores, y los del pueblo, y los sirvientes del templo, y todo
Israel en sus ciudades. Y venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en
sus ciudades.
NEHEMÍAS 8
1Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la
plaza que está delante de la puerta de las Aguas. Y dijeron al escriba Esdras
que trajese el libro de la ley de Moisés, que Jehová mandó a Israel. 2Y Esdras el
sacerdote, trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de
mujeres, y de todo entendido para escuchar, el primer día del mes
séptimo. 3Y leyó en el libro delante de la plaza que está
delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en
presencia de hombres y mujeres y entendidos; y los oídos de todo el pueblo
estaban atentos al libro de la ley. 4Y Esdras el
escriba estaba sobre un púlpito de madera, que habían hecho para ello; y junto
a él, a su mano derecha, estaban Matatías, Sema, Anaías, Urías, Hilcías y
Maasías; y a su mano izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Hasum, Hasbadana,
Zacarías y Mesulam. 5Abrió, pues, Esdras el libro a ojos de todo el
pueblo porque estaba más alto que todo el pueblo; y como lo abrió, todo el
pueblo estuvo atento. 6Bendijo entonces Esdras a Jehová, Dios grande. Y
todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron, y
adoraron a Jehová con el rostro a tierra. 7Y Jesúa, y
Bani, y Serebías, Jamín, Acub, Sabetai, Odías, Maasías, Kelita, Azarías,
Jozabad, Hanán, Pelaías, levitas, hacían entender al pueblo la ley; y el pueblo
estaba en su lugar. 8Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y
ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura. 9Y Nehemías el
Tirsata, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al
pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os
entristezcáis, ni lloréis: porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de
la ley. 10Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino
dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque este día
es santo a nuestro Señor; y no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es
vuestra fortaleza. 11Los levitas, pues, hacían callar a todo el pueblo,
diciendo: Callad, que es día santo, y no os entristezcáis. 12Y todo el
pueblo se fue a comer y a beber, y a enviar porciones, y a gozar de grande
alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado. 13Y al día
siguiente se reunieron los príncipes de las familias de todo el pueblo,
sacerdotes, y levitas, a Esdras escriba, para entender las palabras de la
ley. 14Y hallaron escrito en la ley que Jehová había
mandado por mano de Moisés, que habitasen los hijos de Israel en cabañas en la
fiesta solemne del mes séptimo; 15Y que
hiciesen saber, y pasar pregón por todas sus ciudades y por Jerusalén,
diciendo: Salid al monte, y traed ramas de olivo, y ramas de pino, y ramas de
arrayán, y ramas de palmas, y ramas de todo árbol frondoso, para hacer cabañas
como está escrito.16Salió, pues, el pueblo, y trajeron, y se hicieron
cabañas, cada uno sobre su terrado, y en sus patios, y en los patios de la casa
de Dios, y en la plaza de la puerta de las Aguas, y en la plaza de la puerta de
Efraín. 17Y toda la congregación que volvió de la cautividad
hicieron tabernáculos, y en tabernáculos habitaron; porque desde los días de
Josué hijo de Nun hasta aquel día, no habían hecho así los hijos de Israel. Y
hubo alegría muy grande. 18Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada
día, desde el primer día hasta el postrero; y celebraron la fiesta por siete
días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según lo establecido.
NEHEMÍAS 9
1Y el día veinticuatro del mismo mes se reunieron
los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí.2Y la simiente
de Israel ya se había apartado de todos los extranjeros; y estando en pie,
confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres. 3Y puestos de
pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta
parte del día, y la cuarta parte confesaron y adoraron a Jehová su Dios. 4Luego se
levantaron sobre la grada de los levitas, Jesúa y Bani, Cadmiel, Sebanías,
Buni, Serebías, Bani y Quenani, y clamaron en voz alta a Jehová su Dios. 5Entonces los
levitas, Jesúa y Cadmiel, Bani, Hasabnías, Serebías, Odías, Sebanías y Petaías,
dijeron: Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad:
Bendito sea tu glorioso nombre, el cual es exaltado sobre toda bendición y
alabanza. 6Tú, sólo tú, oh Jehová; tú hiciste el cielo, y el
cielo de los cielos, y todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella,
los mares y todo lo que hay en ellos; y tú has preservado todas estas cosas, y
el ejército del cielo te adora. 7Tú, eres oh
Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le
pusiste el nombre Abraham; 8Y hallaste
fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del
cananeo, del heteo, y del amorreo, y del ferezeo, y del jebuseo, y del
gergeseo, para darla a su simiente: y cumpliste tu palabra, porque eres justo.9Y miraste la
aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar
Rojo; 10Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos
sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho
soberbiamente contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día. 11Y dividiste
el mar delante de ellos, y así pasaron por medio de él en seco; y a sus
perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en turbulentas
aguas.12Y con columna de nube los guiaste de día, y con
columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de
ir. 13Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste
con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y
estatutos y mandamientos buenos: 14Y les hiciste
conocer tu santo sábado, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste
mandamientos, estatutos, y leyes. 15Y les diste
pan del cielo en su hambre; y en su sed les sacaste aguas de la roca; y les
prometiste que entrarían a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y
juraste que se la darías. 16Mas ellos y nuestros padres hicieron soberbiamente,
y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. 17No quisieron
obedecer, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes
endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse
a su servidumbre. Pero tú que eres Dios perdonador, clemente y piadoso, tardo
para la ira, y grande en misericordia, no los abandonaste. 18Además,
cuando hicieron para sí becerro de fundición, y dijeron: Éste es tu Dios que te
hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones; 19Tú, con todo,
por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de
nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna
de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir. 20Y diste tu
buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les
diste en su sed. 21Y los sustentaste cuarenta años en el desierto; de
ninguna cosa tuvieron necesidad; sus ropas no se envejecieron, ni se hincharon
sus pies. 22Les diste reinos y pueblos, y los distribuiste por
regiones: y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la
tierra de Og rey de Basán. 23Y
multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los metiste en la
tierra, de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a
poseerla. 24Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y
humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los
cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para
que hiciesen de ellos a su voluntad. 25Y tomaron
ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien,
cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de comer; y comieron y se
saciaron, se engordaron y se deleitaron en tu gran bondad.26Pero fueron
desobedientes y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y
mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti; e
hicieron grandes abominaciones. 27Y los
entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el
tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y
según tus muchas misericordias les diste libertadores para que los librasen de
mano de sus enemigos. 28Pero una vez que tenían reposo, volvían a hacer lo
malo delante de ti; por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos, que se
enseñorearon de ellos; mas cuando se volvían y clamaban otra vez a ti, tú desde
los cielos los oías, y muchas veces los libraste según tus misericordias. 29Y los
amonestaste para que volviesen a tu ley; mas ellos fueron soberbios, y no
oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el
hombre hiciere, en ellos vivirá. Pero ellos dieron la espalda, y endurecieron
su cerviz, y no escucharon. 30Los
soportaste muchos años, y les amonestaste con tu Espíritu por medio de tus
profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos
de la tierra.31Mas por tus muchas misericordias no los consumiste,
ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. 32Ahora, pues,
Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la
misericordia, no sea tenida en poco delante de ti toda la aflicción que nos ha
alcanzando a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, y a
nuestros profetas, y a nuestros padres, y a todo tu pueblo, desde los días de
los reyes de Asiria hasta este día. 33Pero tú eres
justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas
nosotros hemos hecho lo malo: 34Y nuestros
reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron
por obra tu ley, ni atendieron a tus mandamientos y a tus testimonios, con que
les amonestabas. 35Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les
diste, y en la tierra espaciosa y fértil que entregaste delante de ellos, no te
sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras. 36He aquí que
hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste a nuestros padres
para que comiesen su fruto y su bien. 37Y se
multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros
pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras
bestias, conforme a su voluntad, y estamos en grande angustia. 38A causa,
pues, de todo eso nosotros hacemos fiel pacto, y lo escribimos, signado de
nuestros príncipes, de nuestros levitas, y de nuestros sacerdotes.
NEHEMÍAS 10
1Y los que firmaron fueron, Nehemías el Tirsata,
hijo de Hacalías, y Sedequías, 2Seraías,
Azarías, Jeremías, 3Pasur, Amarías, Malquías, 4Hatús,
Sebanías, Maluc, 5Harim, Meremot, Abdías,6Daniel,
Ginetón, Baruc, 7Mesulam, Abías, Miamín,8Maazías,
Bilgai, Semaías; éstos eran sacerdotes.9Y los
levitas: Jesúa hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel; 10y sus hermanos
Sebanías, Odías, Kelita, Pelaías, Hanán; 11Micaías,
Rehob, Hasabías, 12Zacur, Serebías, Sebanías,13Odías, Bani,
Beninu. 14Cabezas del pueblo: Paros, Pahat-moab, Elam, Zatu,
Bani, 15Buni, Azgad, Bebai, 16Adonías,
Bigvai, Adín, 17Ater, Ezequías, Azur, 18Odías, Hasum,
Besai, 19Harif, Anatot, Nebai, 20Magpías,
Mesulam, Hezir,21Mesezabeel, Sadoc, Jadúa, 22Pelatías,
Hanán, Anaías, 23Oseas, Hananías, Hasub, 24Lohes, Pilha,
Sobec, 25Rehum, Hasabna, Maasías, 26y Ahías,
Hanán, Anan, 27Maluc, Harim, Baana. 28Y el resto
del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros, y cantores, sirvientes del
templo y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la
ley de Dios, sus esposas, y sus hijos y sus hijas, todos los que podían
comprender y discernir, 29se adhirieron a sus hermanos y sus principales, y
entraron en protesta y juramento de que andarían en la ley de Dios, que fue
dada por medio de Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos
los mandamientos de Jehová nuestro Señor, y sus juicios y sus estatutos.30Y que no
daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos sus hijas
para nuestros hijos.31Asimismo, que si los pueblos de la tierra trajesen
a vender mercaderías y comestibles en día de sábado, nada tomaríamos de ellos
en sábado, ni en día santo; y que el año séptimo dejaríamos reposar la tierra,
y perdonaríamos toda deuda. 32Nos impusimos
además por ley el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un
siclo, para la obra de la casa de nuestro Dios; 33Para el pan
de la proposición, y para la ofrenda continua, y para el holocausto continuo,
de los sábados, y de las nuevas lunas, y de las festividades, y para las
santificaciones y sacrificios por el pecado para expiar a Israel, y para toda
la obra de la casa de nuestro Dios. 34Echamos
también las suertes, los sacerdotes, los levitas, y el pueblo, acerca de la
ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de
nuestros padres, en los tiempos determinados cada un año, para quemar sobre el
altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley. 35Y que cada
año traeríamos las primicias de nuestra tierra, y las primicias de todo fruto
de todo árbol, a la casa de Jehová. 36Asimismo los
primogénitos de nuestros hijos y de nuestras bestias, como está escrito en la
ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a
la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro
Dios: 37Que traeríamos también las primicias de nuestras
masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite, a
los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de
nuestra tierra a los levitas; y que los levitas recibirían los diezmos de
nuestras labores en todas las ciudades: 38Y que estaría
el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibirían el
diezmo: y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro
Dios, a las cámaras en la casa del tesoro. 39Porque a las
cámaras han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del
grano, del vino, y del aceite; y allí estarán los vasos del santuario, y los
sacerdotes que ministran, y los porteros, y los cantores; y no abandonaremos la
casa de nuestro Dios.
NEHEMÍAS 11
1Y los príncipes del pueblo habitaron en Jerusalén;
mas el resto del pueblo echó suertes para traer uno de diez que morase en
Jerusalén, ciudad santa, y las nueve partes en las otras ciudades. 2Y bendijo el
pueblo a todos los varones que voluntariamente se ofrecieron a morar en
Jerusalén. 3Y éstos son los principales de la provincia que
moraron en Jerusalén; mas en las ciudades de Judá habitaron cada uno en su
posesión en sus ciudades, de Israel, de los sacerdotes, y levitas, y sirvientes
del templo, y de los hijos de los siervos de Salomón. 4En Jerusalén
pues habitaron de los hijos de Judá, y de los hijos de Benjamín. De los hijos
de Judá: Ataías, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de
Sefatías, hijo de Mahalaleel, de los hijos de Fares; 5y Maasías
hijo de Baruc, hijo de Col-hoze, hijo de Hazaías, hijo de Adaías, hijo de
Joiarib, hijo de Zacarías, hijo de Siloni.6Todos los
hijos de Fares que moraron en Jerusalén, fueron cuatrocientos sesenta y ocho
hombres fuertes.7Y éstos son los hijos de Benjamín: Salú hijo de
Mesulam, hijo de Joed, hijo de Pedaías, hijo de Colaías, hijo de Maasías, hijo
de Itiel, hijo de Jesahías.8Y tras él, Gabai, Salai, novecientos
veintiocho. 9Y Joel hijo de Zicri, era prefecto de ellos, y Judá
hijo de Senúa, el segundo de la ciudad. 10De los
sacerdotes: Jedaías hijo de Joiarib, Jaquín,11Seraías hijo
de Hilcías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Meraiot, hijo de Ahitob,
príncipe de la casa de Dios, 12y sus
hermanos los que hacían la obra de la casa, ochocientos veintidós; y Adaías
hijo de Jeroham, hijo de Pelalías, hijo de Amsi, hijo de Zacarías, hijo de
Pasur, hijo de Malquías, 13y sus hermanos, príncipes de familias, doscientos
cuarenta y dos; y Amasai hijo de Azareel, hijo de Azai, hijo de Mesilemot, hijo
de Imer, 14y sus hermanos, hombres de grande vigor, ciento
veintiocho; jefe de los cuales era Zabdiel, hijo de un hombre grande. 15Y de los
levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, hijo de
Buni; 16Y Sabetai y Jozabad, de los principales de los
levitas, encargados de la obra exterior de la casa de Dios; 17y Matanías
hijo de Micaías, hijo de Zabdi, hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las
alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración; y Bacbucías el segundo
de entre sus hermanos; y Abda hijo de Samúa, hijo de Galal, hijo de
Jedutún. 18Todos los levitas en la santa ciudad fueron
doscientos ochenta y cuatro. 19Y los
porteros, Acub, Talmón, y sus hermanos, guardas en las puertas, ciento setenta
y dos. 20Y el resto de Israel, de los sacerdotes, de los
levitas, en todas las ciudades de Judá, cada uno en su heredad. 21Y los
sirvientes del templo habitaban en Ofel; y los sirvientes del templo estaban
bajo el mando de Siha y Gispa. 22Y el
prepósito de los levitas en Jerusalén era Uzi hijo de Bani, hijo de Hasabías,
hijo de Matanías, hijo de Micaías de los cantores los hijos de Asaf, sobre la
obra de la casa de Dios. 23Porque había mandamiento del rey acerca de ellos, y
determinación acerca de los cantores para cada día. 24Y Petaías hijo
de Mesezabeel, de los hijos de Zera hijo de Judá, estaba a la mano del rey en
todos los asuntos del pueblo. 25Y tocante a
las aldeas y sus tierras, algunos de los hijos de Judá habitaron en
Quiriat-arba y sus aldeas, y en Dibón y sus aldeas, y en Jecabseel y sus
aldeas; 26Y en Jesúa, Molada, y en Bet-pelet;27y en
Hasar-sual, y en Beerseba, y en sus aldeas;28y en Siclag,
y en Mecona y sus aldeas; 29y en Enrimón, y en Zora y en Jarmut; 30en Zanoa, en
Adulam y sus aldeas; en Laquis y sus tierras, y en Azeca y sus aldeas. Y
habitaron desde Beerseba hasta el valle de Hinom. 31Y los hijos
de Benjamín desde Geba habitaron en Micmas, y Hai, y en Betel y sus
aldeas; 32En Anatot, Nob, Ananías; 33Hazor, Ramá,
Gitaim; 34Hadid, Zeboim, Nebalat; 35Lod, y Ono,
valle de los artífices. 36Y algunos de los levitas, en los repartimientos de
Judá y de Benjamín.
NEHEMÍAS 12
1Y éstos son los sacerdotes y levitas que subieron
con Zorobabel hijo de Salatiel, y con Jesúa: Seraías, Jeremías, Esdras, 2Amarías,
Maluc, Hatús,3Secanías, Rehum, Meremot, 4Iddo, Gineto,
Abías,5Miamín, Maadías, Bilga, 6Semaías, y
Joiarib, Jedaías, 7Salum, Amoc, Hilcías, Jedaías. Éstos eran los
príncipes de los sacerdotes y sus hermanos en los días de Jesúa. 8Y los
levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá, y Matanías, que con sus
hermanos oficiaba en los himnos. 9Y Bacbucías y
Uni, sus hermanos, cada cual en su ministerio. 10Y Jesúa
engendró a Joiacim, y Joiacim engendró a Eliasib y Eliasib engendró a
Joiada, 11y Joiada engendró a Jonatán, y Jonatán engendró a
Jadúa. 12Y en los días de Joiacim los sacerdotes cabezas de
familias fueron: de Seraías, Meraías; de Jeremías, Hananías;13de Esdras,
Mesulam; de Amarías, Johanán; 14de Maluc,
Jonatán; de Sebanías, José; 15de Harim,
Adna; de Meraiot, Helcai; 16de Iddo, Zacarías; de Ginetón, Mesulam; 17de Abías,
Zicri; de Miniamín, de Moadías, Piltai; 18de Bilga,
Samúa; de Semaías, Jonatán; 19de Joiarib,
Matenai; de Jedaías, Uzi;20de Salai, Calai; de Amoc, Heber; 21de Hilcías,
Hasabías; de Jedaías, Natanael. 22Los levitas
en días de Eliasib, de Joiada, y de Johanán y Jadúa, fueron escritos por
cabezas de familias; también los sacerdotes, hasta el reinado de Darío el
persa.23Los hijos de Leví, cabezas de familias, fueron
escritos en el libro de las Crónicas hasta los días de Johanán, hijo de
Eliasib. 24Y los principales de los levitas: Hasabías,
Serebías, y Jesúa hijo de Cadmiel, y sus hermanos delante de ellos, para alabar
y dar gracias, conforme al estatuto de David varón de Dios, guardando su
turno. 25Matanías, y Bacbucías, Abdías, Mesulam, Talmón,
Acub, guardas, eran porteros para la guardia a las entradas de las puertas.26Éstos fueron
en los días de Joiacim, hijo de Jesúa, hijo de Josadac, y en los días del
gobernador Nehemías, y del sacerdote Esdras, escriba. 27Y para la
dedicación del muro de Jerusalén buscaron a los levitas de todos los lugares,
para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y
con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. 28Y fueron
reunidos los hijos de los cantores, así de la región de alrededor de Jerusalén
como de las aldeas de Netofati; 29y de la casa
de Gilgal, y de los campos de Geba, y de Azmavet; porque los cantores se habían
edificado aldeas alrededor de Jerusalén.30Y se
purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las
puertas, y el muro. 31Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el
muro, y puse dos coros grandes que daban gracias; el uno a la mano derecha
sobre el muro hacia la puerta del Muladar. 32E iba tras de
ellos Osaías, y la mitad de los príncipes de Judá, 33y Azarías,
Esdras y Mesulam, 34Judá y Benjamín, y Semaías, y Jeremías. 35Y de los
hijos de los sacerdotes iban con trompetas, Zacarías hijo de Jonatán, hijo de
Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; 36y sus
hermanos Semaías, y Azareel, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani,
con los instrumentos musicales de David varón de Dios; y Esdras escriba,
delante de ellos. 37Y a la puerta de la Fuente, en derecho delante de
ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro,
desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas al oriente. 38Y el segundo
coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el
muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho; 39y desde la
puerta de Efraín hasta la puerta Antigua, y a la puerta del Pescado, y la torre
de Hananeel, y la torre de Meah, hasta la puerta de las Ovejas; y pararon en la
puerta de la Cárcel.40Pararon luego los dos coros en la casa de Dios; y
yo, y la mitad de los magistrados conmigo; 41y los
sacerdotes, Eliaquim, Maasías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías, y
Hananías, con trompetas; 42y Maasías, y Semaías, y Eleazar, y Uzi, y Johanán,
y Malquías, y Elam, y Ezer. Y los cantores cantaban alto, e Izrahías era el
prefecto. 43Y sacrificaron aquel día grandes víctimas, e
hicieron alegrías; porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se
alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído
desde lejos. 44Y en aquel día fueron puestos varones sobres las
cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias, y de los diezmos,
para juntar en ellas de los campos de las ciudades las porciones legales para
los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los
sacerdotes y levitas que servían. 45Y los
cantores y los porteros guardaron la ordenanza de su Dios y la ordenanza de la
expiación conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo. 46Porque desde
el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había príncipes de cantores, y
cántico y alabanza, y acción de gracias a Dios. 47Y todo Israel
en días de Zorobabel, y en días de Nehemías, daba raciones a los cantores y a
los porteros, cada cosa en su día: consagraban asimismo sus porciones a los
levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón.
NEHEMÍAS 13
1Aquel día se leyó en el libro de Moisés oyéndolo el
pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían
entrar jamás en la congregación de Dios; 2por cuanto no
salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, antes alquilaron a
Balaam contra ellos, para que los maldijese; mas nuestro Dios volvió la
maldición en bendición. 3Y aconteció que cuando oyeron la ley, apartaron de
Israel a todos los mezclados con extranjeros. 4Y antes de
esto, Eliasib sacerdote, siendo superintendente de la cámara de la casa de
nuestro Dios, había emparentado con Tobías,5y le había
hecho una grande cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, y el perfume,
y los vasos, y el diezmo del grano, y del vino y del aceite, que estaba mandado
darse a los levitas, a los cantores, y a los porteros, y la ofrenda de los
sacerdotes. 6Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén; porque
el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia, vine al rey; y al cabo de
días obtuve permiso del rey. 7Y vine a
Jerusalén, entendí el mal que había hecho Eliasib en atención a Tobías,
haciendo para él cámara en los patios de la casa de Dios. 8Y me dolió en
gran manera; y eché todos los enseres de la casa de Tobías fuera de la
cámara; 9y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver
allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el perfume. 10Entendí
asimismo que las porciones de los levitas no les habían sido dadas; y que los levitas
y cantores que hacían el servicio se habían huido cada uno a su heredad. 11Y reprendí a
los magistrados, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los junté,
y los puse en su lugar. 12Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y
del aceite, a los almacenes. 13Y puse por
sobrestantes de ellos a Selemías sacerdote, y a Sadoc escriba, y de los
levitas, a Pedaías y a mano de ellos Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías;
pues ellos eran tenidos por fieles, y de ellos eran el repartir a sus hermanos.14Acuérdate de
mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa
de mi Dios, y en el servicio en ella. 15En aquellos
días vi en Judá algunos que pisaban los lagares en sábado, y que acarreaban
gavillas, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos, y toda clase
de carga, y traían a Jerusalén en día de sábado; y les amonesté acerca del día
que vendían el mantenimiento.16También estaban en ella tirios que traían pescado y
toda mercadería, y vendían en sábado a los hijos de Judá en Jerusalén. 17Y reprendí a
los señores de Judá, y les dije: ¿Qué mala cosa es ésta que vosotros hacéis,
profanando así el día del sábado? 18¿No hicieron
así vuestros padres, y trajo nuestro Dios sobre nosotros todo este mal, y sobre
esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el sábado? 19Sucedió,
pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del sábado,
dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después
del sábado; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de
sábado no introdujesen carga. 20Y se quedaron
fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes, y los que vendían toda
especie de mercancía. 21Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis
vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde
entonces no vinieron en sábado. 22Y dije a los
levitas que se purificasen, y viniesen a guardar las puertas, para santificar
el día del sábado. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname
según la muchedumbre de tu misericordia.23Vi asimismo
en aquellos días a judíos que habían tomado esposas de Asdod, amonitas, y
moabitas.24Y de sus hijos, la mitad hablaban la lengua de
Asdod, y no podían hablar la lengua de los judíos, sino que hablaban conforme a
la lengua de cada pueblo.25Y reñí con ellos y los maldije, y herí algunos de
ellos y les arranqué los cabellos, y les hice jurar por Dios, diciendo: No
daréis vuestras hijas a sus hijos, ni tomaréis de sus hijas para vuestros
hijos, ni para vosotros mismos. 26¿No pecó por
esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él,
que era amado de su Dios y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; y
aun a él le hicieron pecar las esposas extranjeras. 27¿Y obedeceremos
a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro
Dios, tomando esposas extranjeras? 28Y uno de los
hijos de Joiada, hijo de Eliasib el sumo sacerdote era yerno de Sanbalat
horonita; por tanto lo ahuyenté de mí. 29Acuérdate de
ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del
sacerdocio y de los levitas.30Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los
sacerdotes y levitas por sus clases, a cada uno en su obra; 31Y para la
ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de
mí, Dios mío, para bien.
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