JUECES 1
1Y aconteció después de la muerte de Josué, que los
hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién será el primero en subir
por nosotros a pelear contra los cananeos? 2Y Jehová
respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus
manos. 3Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo a mi
suerte, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo a tu suerte. Y
Simeón fue con él. 4Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al
cananeo y al ferezeo; y de ellos hirieron en Bezec diez mil hombres.5Y hallaron a
Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; e hirieron al cananeo y al
ferezeo. 6Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron, y le
prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies.7Entonces dijo
Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies,
recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y
le metieron en Jerusalén, donde murió.8Y habían
combatido los hijos de Judá a Jerusalén, y la habían tomado, y herido a filo de
espada, y puesto a fuego la ciudad. 9Después los
hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las
montañas, y en el sur, y en el valle.10Y partió Judá
contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes
Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, y a Ahimán, y a Talmai. 11Y de allí fue
a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. 12Y dijo Caleb:
El que hiriere a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré a Acsa mi hija por
esposa. 13Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de
Caleb; y él le dio a Acsa su hija por esposa. 14Y sucedió que
cuando ella vino a él, ella le persuadió para pedir a su padre un campo. Ella
entonces se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué quieres? 15Ella entonces
le respondió: Dame una bendición, puesto que me has dado tierra de sequedal;
dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba, y
las fuentes de abajo. 16Y los hijos del cineo, suegro de Moisés, subieron
de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá, al desierto de Judá que
está al sur de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. 17Y fue Judá a
su hermano Simeón, e hirieron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron;
y pusieron por nombre a la ciudad, Horma.18Tomó también
Judá a Gaza con su término, y a Ascalón con su término, y a Ecrón con su
término.19Y Jehová estaba con Judá, y echó a los de las
montañas; mas no pudo echar a los que habitaban en los llanos, porque ellos
tenían carros herrados. 20Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y
él echó de allí a los tres hijos de Anac. 21Mas los hijos
de Benjamín no echaron al jebuseo que habitaba en Jerusalén, y así el jebuseo
habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy. 22También los
de la casa de José subieron a Betel; y Jehová fue con ellos. 23Y los de la
casa de José pusieron espías en Betel, la cual ciudad antes se llamaba
Luz. 24Y los que espiaban vieron un hombre que salía de la
ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos
contigo misericordia. 25Y él les mostró la entrada a la ciudad, y la
hirieron a filo de espada; mas dejaron a aquel hombre con toda su
familia. 26Y se fue el hombre a la tierra de los heteos, y
edificó una ciudad, a la cual llamó Luz; y éste es su nombre hasta hoy. 27Tampoco
Manasés echó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y
sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus
aldeas, ni a los que habitaban en Meguido y en sus aldeas; mas los cananeos
quisieron habitar en esta tierra. 28Y sucedió que
cuando Israel se hizo fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo echó del
todo.29Tampoco Efraín echó al cananeo que habitaba en
Gezer; antes habitó el cananeo en medio de ellos en Gezer. 30Tampoco
Zabulón echó a los que habitaban en Quitrón ni a los que habitaban en Naalal;
mas el cananeo habitó en medio de él, y le fueron tributarios.31Tampoco Aser
echó a los que habitaban en Aco, ni a los que habitaban en Sidón, ni en Ahlab,
ni en Aczib, ni en Helba, ni en Afec, ni en Rehob. 32Antes moró
Aser entre los cananeos que habitaban en la tierra; pues no los echó. 33Tampoco
Neftalí echó a los que habitaban en Bet-semes, ni a los que habitaban en
Bet-anat, sino que moró entre los cananeos que habitaban en la tierra; sin
embargo los moradores de Bet-semes y los moradores de Bet-anatles les fueron
tributarios.34Y los amorreos presionaron a los hijos de Dan hasta
la montaña; y no los dejaron descender a la llanura. 35Y quiso el
amorreo habitar en la montaña de Heres, en Ajalón y en Saalbim; sin embargo la
mano de la casa de José prevaleció, y los hicieron tributarios. 36Y el término
del amorreo fue desde la subida de Acrabim, desde la piedra, y arriba.
JUECES 2
1Y el Ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y
dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había
jurado a vuestros padres; y dije: No invalidaré jamás mi pacto con
vosotros; 2con tal que vosotros no hagáis alianza con los
moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar: mas vosotros no
habéis obedecido a mi voz: ¿por qué habéis hecho esto? 3Por tanto yo
también dije: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán como espinas
en vuestros costados, y sus dioses os serán por tropiezo.4Y aconteció
que cuando el Ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel,
el pueblo lloró en alta voz. 5Y llamaron
por nombre aquel lugar Boquim; y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.6Porque ya
Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a
su heredad para poseerla. 7Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo
de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que vivieron largos días después de
Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que Él había
hecho por Israel. 8Y murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo
de ciento diez años. 9Y lo enterraron en el término de su heredad en
Timnat-sera, en el monte de Efraín, el norte del monte de Gaas. 10Y toda
aquella generación fue también recogida con sus padres. Y se levantó después de
ellos otra generación, que no conocía a Jehová, ni la obra que Él había hecho
por Israel. 11Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los
ojos de Jehová, y sirvieron a los Baales: 12Y dejaron a
Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se
fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus
alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.13Y dejaron a Jehová,
y adoraron a Baal y a Astarot.14Y el furor de Jehová se encendió contra Israel, el
cual los entregó en manos de robadores que los saquearon, y los vendió en manos
de sus enemigos de alrededor: y ya no pudieron estar de pie delante de sus
enemigos. 15Por dondequiera que salían, la mano de Jehová era
contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había
jurado; así los afligió en gran manera. 16Mas Jehová
levantó jueces que los librasen de mano de los que los saqueaban. 17Y tampoco
oyeron a sus jueces, sino que fornicaron tras dioses ajenos, a los cuales
adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres
obedeciendo a los mandamientos de Jehová; pero ellos no hicieron así. 18Y cuando
Jehová les levantaba jueces, Jehová era con el juez, y los libraba de mano de
los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová se arrepentía por sus
gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19Pero
acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás y se corrompían aun más que
sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de
ellos; y no desistían de sus obras, ni de su obstinado camino.20Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto esta gente traspasa mi
pacto que ordené a sus padres, y no obedecen mi voz, 21tampoco yo
echaré más de delante de ellos a ninguna de estas naciones que dejó Josué
cuando murió; 22para que por ellas probara yo a Israel, si
guardarían o no el camino de Jehová andando por él, como sus padres lo guardaron. 23Por esto dejó
Jehová aquellas naciones, y no las desarraigó luego, ni las entregó en mano de
Josué.
JUECES 3
1Éstas, pues, son las naciones que dejó Jehová para
probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las
guerras de Canaán; 2para que al menos el linaje de los hijos de Israel
conociese, para enseñarlos en la guerra, al menos a los que antes no la habían
conocido. 3Cinco príncipes de los filisteos, y todos los
cananeos, y los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano; desde
el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. 4Éstos, pues,
fueron para probar por ellos a Israel, para saber si obedecerían a los
mandamientos de Jehová, que Él había prescrito a sus padres por mano de Moisés.5Así los hijos
de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y
jebuseos. 6Y tomaron de sus hijas por esposas, y dieron sus
hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses. 7Hicieron,
pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová; y olvidaron a Jehová
su Dios, y sirvieron a los Baales, y a las imágenes de Asera. 8Y la ira de
Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey
de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho
años. 9Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová;
Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a
Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10Y el Espíritu
de Jehová fue sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó
en su mano a Cusan-risataim, rey de Mesopotamia, y prevaleció su mano contra
Cusan-risataim. 11Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel,
hijo de Cenaz. 12Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo
ante los ojos de Jehová; y Jehová esforzó a Eglón rey de Moab contra Israel,
por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová.13Y juntó
consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue, e hirió a Israel, y tomó la
ciudad de las palmas.14Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón rey de los
moabitas dieciocho años. 15Y los hijos de Israel clamaron a Jehová; y Jehová
les levantó un libertador, a Aod, hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y
los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab. 16Y Aod se
había hecho un puñal de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de
sus ropas sobre su muslo derecho. 17Y trajo el
presente a Eglón rey de Moab; y Eglón era un hombre muy obeso. 18Y luego que
hubo entregado el presente, despidió a la gente que lo había traído. 19Mas él se
volvió desde los ídolos que estaban en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta
tengo que decirte. Él entonces dijo: Calla. Y salieron de delante de él todos
los que con él estaban. 20Y se acercó Aod a él, el cual estaba sentado solo
en una sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. Él entonces
se levantó de su silla. 21Mas Aod metió su mano izquierda, y tomó el puñal de
su lado derecho, y se lo metió por el vientre; 22y la
empuñadura también entró tras la hoja, y la grosura encerró la hoja, que él no
sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol. 23Y saliendo
Aod al patio, cerró tras sí las puertas de la sala y les puso el cerrojo. 24Y salido él,
vinieron sus siervos, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas,
dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25Y habiendo
esperado hasta estar confusos, pues que él no abría las puertas de la sala,
tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto. 26Mas entre
tanto que ellos se detuvieron, Aod se escapó, y pasando los ídolos, escapó a
Seirat. 27Y aconteció que cuando hubo entrado, tocó la
trompeta en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del
monte, y él iba delante de ellos. 28Entonces él
les dijo: Seguidme, porque Jehová ha entregado vuestros enemigos los moabitas
en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán
a Moab, y no dejaron pasar a ninguno. 29Y en aquel
tiempo hirieron de los moabitas como a diez mil hombres, todos valientes y
todos hombres de guerra; no escapó hombre. 30Así quedó
Moab sojuzgado aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta
años.31Después de éste fue Samgar hijo de Anat, el cual
hirió seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también
libró a Israel.
JUECES 4
1Y después de la muerte de Aod, los hijos de Israel
volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. 2Y Jehová los
vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor: y el capitán de
su ejército se llamaba Sísara, y él habitaba en Haroset de los gentiles. 3Y los hijos
de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados; y
había afligido en gran manera a los hijos de Israel por veinte años. 4Y gobernaba
en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot; 5y ella se
sentaba bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en el monte de Efraín; y
los hijos de Israel subían a ella a juicio. 6Y ella envió
a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha
mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, y retírate hasta el monte de
Tabor, y toma contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí, y de los hijos
de Zabulón; 7y yo atraeré a ti al arroyo de Cisón a Sísara,
capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en
tus manos? 8Y Barac le respondió: Si tú vas conmigo, yo iré;
pero si no vas conmigo, no iré. 9Y ella dijo:
Iré contigo; mas no será tu honra en el camino que vas; porque en mano de mujer
venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora fue con Barac a Cedes. 10Y juntó Barac
a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando, y
Débora subió con él. 11Y Heber cineo, de los hijos de Hobab suegro de
Moisés, se había apartado de los cineos, y puesto su tienda hasta el valle de
Zaananim, que está junto a Cedes.12Vinieron
pues, las nuevas a Sísara como Barac hijo de Abinoam había subido al monte de
Tabor. 13Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos
carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset de los
gentiles hasta el arroyo de Cisón.14Entonces
Débora dijo a Barac: Levántate; porque éste es el día en que Jehová ha
entregado a Sísara en tus manos: ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac
descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él. 15Y Jehová
desbarató a Sísara, y a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada
delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie. 16Mas Barac
siguió los carros y el ejército hasta Haroset de los gentiles, y todo el
ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno. 17Y Sísara huyó
a pie a la tienda de Jael, esposa de Heber cineo; porque había paz entre Jabín,
rey de Hazor, y la casa de Heber el cineo. 18Y saliendo
Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y
él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta. 19Y él le dijo:
Te ruego me des a beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre
de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir. 20Y él le dijo:
Estate a la puerta de la tienda, y si alguien viniere, y te preguntare,
diciendo: ¿Hay aquí alguno? Tú responderás que no. 21Y Jael,
esposa de Heber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano,
vino a él calladamente, y le metió la estaca por las sienes, y lo enclavó en la
tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. 22Y siguiendo
Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón
que tú buscas. Y él entró con ella, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca
en la sien. 23Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán,
delante de los hijos de Israel. 24Y la mano de
los hijos de Israel prosperó y prevaleció contra Jabín rey de Canaán; hasta que
destruyeron a Jabín, rey de Canaán.
JUECES 5
1Y aquel día cantó Débora, con Barac, hijo de
Abinoam, diciendo: 2Porque ha vengado las injurias de Israel, porque el
pueblo se ha ofrecido voluntariamente, load a Jehová. 3Oíd, oh
reyes; escuchad, oh príncipes: Yo cantaré a Jehová, cantaré salmos a Jehová,
Dios de Israel. 4Cuando saliste de Seir, oh Jehová, cuando te
apartaste del campo de Edom, la tierra tembló, y los cielos destilaron, y las
nubes gotearon aguas. 5Los montes se derritieron delante de Jehová, aun
aquel Sinaí, delante de Jehová Dios de Israel. 6En los días
de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, cesaron los caminos, y los que
andaban por las sendas se apartaban por senderos torcidos. 7Los aldeanos
cesaron en Israel, decayeron; hasta que yo Débora me levanté, me levanté como
madre en Israel. 8Escogieron nuevos dioses, la guerra estaba a las
puertas: ¿Se veía escudo o lanza entre cuarenta mil en Israel? 9Mi corazón es
para los príncipes de Israel, los que se ofrecieron voluntariamente entre el
pueblo. ¡Bendecid a Jehová! 10Vosotros los
que cabalgáis en asnas blancas, los que presidís en juicio, y vosotros los que
viajáis, hablad. 11Lejos del ruido de los arqueros, en los
abrevaderos, allí repetirán los hechos justos de Jehová, los hechos justos para
con los habitantes de sus aldeas en Israel; entonces descenderá el pueblo de
Jehová a las puertas. 12Despierta, despierta, Débora; Despierta, despierta,
profiere un cántico. Levántate, Barac, y lleva tus cautivos, hijo de Abinoam.13Entonces ha
hecho que el que quedó del pueblo, señoree sobre los nobles: Jehová me hizo
señorear sobre los poderosos. 14De Efraín
salió su raíz contra Amalec, tras ti, Benjamín, con tus pueblos; de Maquir
descendieron príncipes, y de Zabulón los que solían manejar punzón de
escribiente. 15Príncipes también de Isacar fueron con Débora; y
como Isacar, también Barac fue enviado a pie por el valle. Por las divisiones
de Rubén hubo grandes impresiones del corazón.16¿Por qué te
quedaste entre los apriscos, para oír los balidos de los rebaños? Por las
divisiones de Rubén grandes fueron las reflexiones del corazón.17Galaad se
quedó al otro lado del Jordán; y Dan ¿por qué se estuvo junto a los navíos? Se
mantuvo Aser a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos.18El pueblo de
Zabulón expuso su vida a la muerte, y Neftalí en las alturas del campo. 19Vinieron
reyes y pelearon: Entonces pelearon los reyes de Canaán en Taanac, junto a las
aguas de Meguido, mas no llevaron ganancia alguna de dinero. 20De los cielos
pelearon; las estrellas desde sus órbitas pelearon contra Sísara.21Los barrió el
torrente de Cisón, el antiguo torrente, el torrente de Cisón. Hollaste, oh alma
mía, con fortaleza. 22Se rompieron entonces los cascos de los caballos
por el galopar, por el galopar de sus valientes. 23Maldecid a
Meroz, dijo el ángel de Jehová: Maldecid severamente a sus moradores, porque no
vinieron al socorro de Jehová, al socorro de Jehová contra los fuertes. 24Bendita sea
entre las mujeres Jael, esposa de Heber el cineo; sobre las mujeres bendita sea
en la tienda. 25Él pidió agua, y ella le dio leche; en tazón de
nobles le presentó nata.26Con su mano tomó la estaca, y con su diestra el
mazo de trabajadores; y golpeó a Sísara, hirió su cabeza, horadó y atravesó sus
sienes. 27Cayó encorvado entre sus pies, quedó tendido; entre
sus pies cayó encorvado; donde se encorvó, allí cayó muerto. 28La madre de
Sísara se asoma a la ventana, y por entre las celosías a voces dice: ¿Por qué
tarda su carro en venir? ¿Por qué se demoran las ruedas de sus carros? 29Las más
avisadas de sus damas le respondían; y aun ella se respondía a sí misma. 30¿Acaso no han
hallado despojo, y lo están repartiendo? A cada uno una doncella, o dos; las
prendas de colores para Sísara, las prendas bordadas de colores; la ropa de
color bordada de ambos lados, para los cuellos de los que han tomado el
despojo.31Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová; mas los
que te aman, sean como el sol cuando sale en su fuerza. Y la tierra reposó
cuarenta años.
JUECES 6
1Y los hijos de Israel hicieron lo malo ante los
ojos de Jehová; y Jehová los entregó en las manos de Madián por siete
años. 2Y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Y los
hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes,
y cavernas, y lugares fortificados. 3Pues sucedía
que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas, y los amalecitas, y
aun los hijos de los orientales subían contra ellos; 4y acampando
contra ellos destruían los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no
dejaban qué comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5Porque subían
ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como
langostas, que no había número en ellos ni en sus camellos: así venían a la
tierra para devastarla. 6E Israel era en gran manera empobrecido por los
madianitas. Y los hijos de Israel clamaron a Jehová. 7Y aconteció
que cuando los hijos de Israel clamaron a Jehová, a causa de los
madianitas, 8Jehová envió un varón profeta a los hijos de
Israel, el cual les dijo: Así dice Jehová Dios de Israel: Yo os hice salir de
Egipto, y os saqué de la casa de servidumbre: 9Yo os libré
de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales
eché de delante de vosotros, y os di su tierra; 10y os dije: Yo
soy Jehová vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra
habitáis; mas no habéis obedecido a mi voz. 11Y vino el
Ángel de Jehová, y se sentó debajo del alcornoque que está en Ofra, el cual era
de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar,
para esconderlo de los madianitas. 12Y el Ángel de
Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová es contigo, varón esforzado. 13Y Gedeón le
respondió: Ah, Señor mío, si Jehová es con nosotros, ¿por qué nos ha
sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres
nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha
desamparado, y nos ha entregado en manos de los madianitas. 14Y mirándole
Jehová, le dijo: Ve con esta tu fortaleza, y salvarás a Israel de la mano de
los madianitas. ¿No te envío yo?15Entonces le
respondió: Ah, Señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia
es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16Y Jehová le
dijo: Ciertamente yo seré contigo, y herirás a los madianitas como a un solo
hombre. 17Y él respondió: Yo te ruego, que si he hallado
gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18Te ruego que
no te vayas de aquí, hasta que a ti vuelva, y saque mi presente, y lo ponga
delante de ti. Y Él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.19Y entrándose
Gedeón aderezó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la
carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó
debajo de aquel alcornoque. 20Y el Ángel de
Dios le dijo: Toma la carne, y los panes sin levadura, y ponlo sobre esta roca,
y vierte el caldo. Y él lo hizo así. 21Y extendiendo
el Ángel de Jehová el bordón que tenía en su mano, tocó con la punta en la
carne y en los panes sin levadura; y subió fuego de la roca, el cual consumió
la carne y los panes sin levadura. Y el Ángel de Jehová desapareció de delante
de él. 22Y viendo Gedeón que era el Ángel de Jehová, dijo:
Ah, Señor Jehová, que he visto al Ángel de Jehová cara a cara. 23Y Jehová le
dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. 24Y edificó
allí Gedeón un altar a Jehová, al que llamó Jehová-salom: Éste está hasta hoy
en Ofra de los abiezeritas. 25Y aconteció
que la misma noche le dijo Jehová: Toma un becerro del hato de tu padre, y otro
toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta
también la imagen de Asera que está junto a él; 26y edifica
altar a Jehová tu Dios en la cumbre de esta roca en el lugar ordenado; y
tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto sobre la leña de la imagen
de Asera que habrás cortado. 27Entonces
Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas
temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la
ciudad, lo hizo de noche. 28Y a la mañana, cuando los de la ciudad se
levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada la imagen
de Asera que estaba junto a él, y sacrificado aquel segundo toro en holocausto
sobre el altar edificado. 29Y se decían unos a otros: ¿Quién ha hecho esto? Y
buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. 30Entonces los
hombres de la ciudad dijeron a Joás: Saca fuera tu hijo para que muera, por
cuanto ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba
junto a él. 31Y Joás respondió a todos los que estaban junto a
él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Le salvaréis vosotros? Cualquiera que
contendiere por él, que muera mañana. Si es un dios, que contienda por sí mismo
con el que derribó su altar. 32Y aquel día
llamó él a Gedeón Jerobaal; porque dijo: Pleitee Baal contra el que derribó su
altar.33Y todos los madianitas, y amalecitas, y orientales,
se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel. 34Pero el
Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó la trompeta, Abiezer
se reunió con él. 35Y envió mensajeros por todo Manasés, el cual
también se reunió con él; asimismo envió mensajeros a Aser, y a Zabulón, y a
Neftalí, los cuales salieron a encontrarles. 36Y Gedeón dijo
a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37he aquí que
yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón
solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de
salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38Y aconteció
así: porque como se levantó de mañana, exprimiendo el vellón sacó de él el
rocío, un vaso lleno de agua. 39Mas Gedeón
dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez:
solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que sólo el vellón
quede seco, y el rocío sobre la tierra. 40Y aquella
noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo
rocío.
JUECES 7
1Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es
Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de
Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado
de Moreh, en el valle. 2Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo
es mucho para que yo dé a los madianitas en su mano; no sea que se alabe Israel
contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. 3Ahora, pues,
haz pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo: El que teme y se estremece,
madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad. Y se volvieron de los del pueblo
veintidós mil; y quedaron diez mil. 4Y Jehová dijo
a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí yo te los
probaré; y será que del que yo te dijere: Vaya éste contigo, irá contigo; mas
de cualquiera que yo te dijere: Éste no vaya contigo, el tal no irá. 5Entonces
llevó el pueblo a las aguas: y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las
aguas con su lengua como lame el perro, aquél pondrás aparte; asimismo
cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6Y fue el
número de los que lamieron las aguas, llevándola con la mano a la boca,
trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas
para beber las aguas. 7Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos
trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas
en tus manos; y que se vaya toda la demás gente, cada uno a su lugar. 8Y tomada
provisión para el pueblo en sus manos, y sus trompetas, envió a todos los demás
israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y
tenía el campamento de Madián abajo en el valle. 9Y aconteció
que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque
yo lo he entregado en tus manos. 10Y si tienes
temor de descender, baja tú al campamento con Fura tu criado,11y oirás lo
que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás contra el
campamento. Y él descendió con Fura su criado a los puestos avanzados de los
hombres armados que estaban en el campamento. 12Y Madián, y
Amalec, y todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en
muchedumbre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la
ribera del mar en multitud.13Y luego que llegó Gedeón, he aquí que un hombre
estaba contando un sueño a su compañero, diciendo: He aquí yo soñé un sueño; y
he aquí que vi un pan de cebada que rodó hasta el campamento de Madián, y llegó
hasta la tienda y la golpeó de manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo,
y la tienda quedó tendida.14Y su compañero respondió, y dijo: Esto no es otra
cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel: Dios ha entregado
en sus manos a los madianitas con todo el campamento. 15Y cuando
Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al
campamento de Israel, dijo: Levantaos, que Jehová ha entregado el campamento de
Madián en vuestras manos. 16Y repartiendo los trescientos hombres en tres
escuadrones, puso trompetas en las manos de todos ellos, y cántaros vacíos con
teas ardiendo dentro de los cántaros. 17Y les dijo:
Miradme a mí, y haced como yo hiciere; he aquí que cuando yo llegare a las
afueras del campamento, como yo hiciere, así haréis vosotros.18Y cuando yo
tocare la trompeta y todos los que estarán conmigo; entonces vosotros tocaréis
las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡La espada de Jehová,
y de Gedeón! 19Llegó pues, Gedeón, y los cien hombres que llevaba
consigo, a las afueras del campamento, al comienzo de la vigilia de la media
noche, cuando acababan de renovar las centinelas; y tocaron las trompetas, y
quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20Y los tres
escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano
izquierda las teas, y en la mano derecha las trompetas con que tocaban, y
gritaron: ¡La espada de Jehová y de Gedeón! 21Y cada uno
permaneció en su lugar en derredor del campamento; y todo el ejército madianita
echó a correr, y huyeron gritando. 22Mas los
trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra
su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, hacia
Zerera, y hasta el término de Abel-mehola en Tabat.23Y juntándose
los de Israel, de Neftalí, y de Aser, y de todo Manasés, siguieron a los
madianitas.24Gedeón también envió mensajeros a todo el monte de
Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomadles las
aguas hasta Bet-bara y el Jordán. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron
las aguas de Bet-bara y el Jordán. 25Y tomaron dos
príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb: y mataron a Oreb en la peña de Oreb,
y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb: y después que siguieron a los
madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del
Jordán.
JUECES 8
1Y los de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has
hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y lo
regañaron fuertemente.2Y él les respondió: ¿Qué he hecho yo ahora en
comparación con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de
Abiezer? 3Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a
Zeeb, príncipes de Madián: ¿y qué pude hacer yo en comparación con vosotros?
Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta
palabra.4Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los
trescientos hombres que traía consigo, cansados, pero todavía
persiguiendo. 5Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la
gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo
a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián. 6Y los
principales de Sucot respondieron: ¿Está ya la mano de Zeba y Zalmuna en tu
mano, para que tengamos que dar pan a tu ejército? 7Y Gedeón
dijo: Pues cuando Jehová hubiere entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo
trillaré vuestra carne con espinas y abrojos del desierto. 8Y de allí
subió a Peniel, y les habló las mismas palabras. Y los de Peniel le
respondieron como habían respondido los de Sucot.9Y él habló
también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo tornare en paz, derribaré esta
torre. 10Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su
ejército de como quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el
campamento de los orientales; y los muertos habían sido ciento veinte mil
hombres que sacaban espada. 11Y subiendo
Gedeón hacia los que habitaban en tiendas, a la parte oriental de Noba y de
Jogbeha, hirió el campamento, porque el ejército estaba seguro. 12Y huyendo
Zeba y Zalmuna, él los siguió; y capturó a los dos reyes de Madián, Zeba y
Zalmuna, y atemorizó a todo el ejército. 13Y Gedeón hijo
de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiera; 14y tomó un
joven de los de Sucot, y preguntándole, él le dio por escrito los principales
de Sucot y sus ancianos, setenta y siete varones. 15Y entrando a
los de Sucot, dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, sobre los cuales me
injuriasteis, diciendo: ¿Está ya la mano de Zeba y de Zalmuna en tu mano, para
que demos nosotros pan a tus hombres cansados? 16Y tomó a los
ancianos de la ciudad, y espinas y abrojos del desierto, y castigó con ellos a
los de Sucot. 17Asimismo derribó la torre de Peniel, y mató a los
de la ciudad. 18Luego dijo a Zeba y a Zalmuna: ¿Qué aspecto tenían
aquellos hombres que matasteis en Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, así
eran ellos ni más ni menos, cada uno parecía hijo de rey. 19Y él dijo:
Mis hermanos eran, hijos de mi madre: ¡Vive Jehová, que si les hubierais
guardado la vida, yo no os mataría! 20Y dijo a
Jeter su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su
espada, porque tenía temor; pues aún era muchacho. 21Entonces dijo
Zeba y Zalmuna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su
valentía. Y Gedeón se levantó, y mató a Zeba y a Zalmuna; y tomó los adornos de
lunetas que sus camellos traían al cuello. 22Y los
israelitas dijeron a Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues
que nos has librado de mano de Madián. 23Mas Gedeón
respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová será
vuestro Señor.24Y les dijo Gedeón: Deseo haceros una petición, que
cada uno me dé los zarcillos de su despojo. Porque traían zarcillos de oro,
porque eran ismaelitas. 25Y ellos respondieron: De buena gana los daremos. Y
tendiendo una ropa de vestir, echó allí cada uno los zarcillos de su
despojo. 26Y fue el peso de los zarcillos de oro que él pidió,
mil setecientos siclos de oro; sin las planchas, y joyeles, y vestiduras de
púrpura que portaban los reyes de Madián, y sin los collares que traían sus
camellos al cuello. 27Y Gedeón hizo de ellos un efod, el cual hizo guardar
en su ciudad de Ofra; y todo Israel fornicó tras de ese efod en aquel lugar; y
fue por tropiezo a Gedeón y a su casa. 28Así fue
humillado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más levantaron su
cabeza. Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón. 29Y Jerobaal
hijo de Joás fue, y habitó en su casa. 30Y tuvo Gedeón
setenta hijos que salieron de su muslo, porque tuvo muchas esposas. 31Y su
concubina que estaba en Siquem, también le dio a luz un hijo; y le puso por
nombre Abimelec. 32Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue
sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas. 33Y aconteció
que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse en pos de
los Baales, e hicieron de Baal-berit su dios. 34Y no se
acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos
sus enemigos alrededor; 35ni correspondieron con bondad a la casa de
Jerobaal, el cual es Gedeón conforme a todo el bien que él había hecho a
Israel.
JUECES 9
1Y se fue Abimelec hijo de Jerobaal a Siquem, a los
hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del
padre de su madre, diciendo:2Yo os ruego que habléis a oídos de todos los de
Siquem: ¿Qué os parece mejor, que todos los hijos de Jerobaal, setenta hombres,
reinen sobre vosotros, o que reine sobre vosotros un solo hombre? Acordaos que
yo soy hueso vuestro, y carne vuestra. 3Y hablaron
por él los hermanos de su madre a oídos de todos los de Siquem todas estas
palabras; y el corazón de ellos se inclinó en favor de Abimelec, porque decían:
Nuestro hermano es. 4Y le dieron setenta piezas de plata del templo de
Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que
le siguieron. 5Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a
sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una piedra; mas
quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, que se escondió. 6Y reunidos
todos los de Siquem con toda la casa de Milo, fueron y eligieron a Abimelec por
rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem. 7Y cuando se
lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando
su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga. 8Fueron los
árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9Mas el olivo
respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual por mí honran a Dios y a los
hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? 10Y dijeron los
árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. 11Y respondió
la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre
los árboles?12Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú,
reina sobre nosotros. 13Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que
alegra a Dios y a los hombres, por ir a ser grande sobre los árboles? 14Dijeron
entonces todos los árboles al escaramujo: Anda tú, reina sobre nosotros. 15Y el
escaramujo respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre
vosotros, venid, y aseguraos debajo de mi sombra; y si no, fuego salga del
escaramujo que devore los cedros del Líbano.16Ahora pues,
si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si
lo habéis hecho bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme
a la obra de sus manos 17Pues que mi padre peleó por vosotros, y expuso su
vida por libraros de mano de Madián; 18y vosotros os
levantasteis hoy contra la casa de mi padre, y matasteis sus hijos, setenta
varones, sobre una piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a
Abimelec, hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano; 19si con verdad
y con integridad habéis obrado hoy con Jerobaal y con su casa, entonces gozad
de Abimelec, y que él goce de vosotros. 20Y si no,
fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo; y
fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a
Abimelec. 21Y huyó Jotam, y se fugó, y se fue a Beer, y allí se
estuvo por causa de Abimelec su hermano. 22Y después que
Abimelec hubo reinado sobre Israel tres años, 23envió Dios un
espíritu malo entre Abimelec y los hombres de Siquem. Y los de Siquem se
levantaron contra Abimelec, 24para que la
crueldad hecha a los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, viniera a
ponerse sobre Abimelec su hermano que los mató, y sobre los hombres de Siquem
que lo ayudaron a matar a sus hermanos.25Y los de
Siquem le pusieron acechadores en las cumbres de los montes, los cuales
asaltaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino; de lo que fue
dado aviso a Abimelec. 26Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos, y se
pasaron a Siquem; y los de Siquem pusieron su confianza en él. 27Y saliendo al
campo, vendimiaron sus viñas y pisaron la uva, e hicieron fiesta; y entrando en
el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. 28Y Gaal hijo
de Ebed dijo: ¿Quién es Abimelec y qué es Siquem, para que nosotros le
sirvamos? ¿No es hijo de Jerobaal? ¿Y no es Zebul su asistente? Servid a los
varones de Hamor padre de Siquem; mas ¿por qué habíamos de servirle a él? 29¡Quisiera
Dios que este pueblo estuviera bajo mi mano! Yo echaría luego a Abimelec. Y
decía a Abimelec: Aumenta tus escuadrones, y sal. 30Y Zebul
alcalde de la ciudad, oyendo las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en
ira; 31y envió mensajeros secretamente a Abimelec,
diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y
he aquí, que están sublevando la ciudad contra ti. 32Levántate
pues, ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscadas en el
campo. 33Y será que por la mañana, al salir el sol, te
levantarás y acometerás contra la ciudad; y he aquí que cuando él y el pueblo
que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se te presente la
ocasión. 34Levantándose pues, de noche Abimelec y todo el
pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Siquem con cuatro
compañías. 35Y Gaal hijo de Ebed salió, y se puso a la entrada
de la puerta de la ciudad: y Abimelec y todo el pueblo que con él estaba, se
levantaron de la emboscada. 36Y cuando Gaal
vio al pueblo, dijo a Zebul: He allí pueblo que desciende de las cumbres de las
montañas. Y Zebul le respondió: Tú ves la sombra de las montañas como si fueran
hombres. 37Mas Gaal volvió a hablar, y dijo: He allí pueblo
que desciende por medio de la tierra, y un escuadrón que viene camino del valle
de Meonenim. 38Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora aquel tu
hablar, diciendo: Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es éste el pueblo
que tenías en poco? Sal pues, ahora, y pelea contra él. 39Y Gaal salió
delante de los de Siquem, y peleó contra Abimelec. 40Mas lo
persiguió Abimelec, delante del cual él huyó; y cayeron heridos muchos hasta la
entrada de la puerta. 41Y Abimelec se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera a
Gaal y a sus hermanos, para que no morasen en Siquem. 42Y aconteció
al siguiente día, que el pueblo salió al campo: y fue dado aviso a
Abimelec. 43El cual, tomando gente, la repartió en tres
escuadrones, y puso emboscadas en el campo; y cuando miró, he aquí el pueblo
que salía de la ciudad; y se levantó contra ellos y los mató. 44Y Abimelec y
el escuadrón que estaba con él, acometieron con ímpetu, y pararon a la entrada
de la puerta de la ciudad; y los otros dos escuadrones acometieron contra todos
los que estaban en el campo y los mataron. 45Y Abimelec
combatió contra aquella ciudad todo aquel día; y tomó la ciudad, y mató al
pueblo que estaba en ella, y asoló la ciudad y la sembró de sal. 46Y cuando
oyeron esto todos los que estaban en la torre de Siquem, entraron en la
fortaleza del templo del dios Berit. 47Y fue dicho a
Abimelec que todos los hombres de la torre de Siquem estaban reunidos. 48Entonces
subió Abimelec al monte de Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó
Abimelec un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola
se la puso sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me
habéis visto hacer, apresuraos y haced lo mismo. 49Y así todo el
pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec, y las pusieron
junto a la fortaleza, y prendieron fuego con ellas a la fortaleza de modo que
todos los de la torre de Siquem murieron, como unos mil hombres y
mujeres. 50Después Abimelec se fue a Tebes; y acampó contra
Tebes, y la tomó. 51En medio de aquella ciudad había una torre fuerte,
a la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la
ciudad; y cerrando tras sí las puertas, se subieron al piso alto de la
torre. 52Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, se
acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego. 53Pero una mujer
dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec y le
quebró el cráneo.54Y luego llamó él a su escudero, y le dijo: Saca tu
espada y mátame, para que no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le
atravesó, y murió.55Y cuando los hombres de Israel vieron muerto a
Abimelec, se fueron cada uno a su casa. 56Así pagó Dios
a Abimelec el mal que hizo contra su padre matando a sus setenta
hermanos. 57Y toda la maldad de los hombres de Siquem la hizo
Dios volver sobre sus cabezas: y la maldición de Jotam, hijo de Jerobaal, vino
sobre ellos.
JUECES 10
1Y después de Abimelec se levantó para librar a
Israel, Tola hijo de Púa, hijo de Dodo, varón de Isacar, el cual habitaba en
Samir, en el monte de Efraín. 2Y juzgó a
Israel veintitrés años, y murió, y fue sepultado en Samir. 3Tras él se
levantó Jair, galaadita, el cual juzgó a Israel veintidós años. 4Éste tuvo
treinta hijos que cabalgaban sobre treinta asnos, y tenían treinta villas, que
se llamaron las villas de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de
Galaad. 5Y murió Jair, y fue sepultado en Camón. 6Mas los hijos
de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los
Baales y a Astarot, y a los dioses de Siria, y a los dioses de Sidón, y a los
dioses de Moab, y a los dioses de los hijos de Amón, y a los dioses de los
filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron. 7Y Jehová se
airó contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los
hijos de Amón: 8Los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de
Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban
al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que es en Galaad. 9Y los hijos
de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá y contra Benjamín
y la casa de Efraín; e Israel fue en gran manera afligido. 10Y los hijos
de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque
hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los Baales. 11Y Jehová
respondió a los hijos de Israel: ¿No os libré yo de los egipcios, de los
amorreos, de los hijos de Amón y de los filisteos?12También los
de Sidón os oprimieron, y los de Amalec, y los de Maón; y clamasteis a mí, y yo
os libré de sus manos. 13Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses
ajenos; por tanto, yo no os libraré más. 14Andad, y
clamad a los dioses que os habéis elegido, que os libren ellos en el tiempo de
vuestra aflicción. 15Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos
pecado; haz tú con nosotros como bien te pareciere: solamente que ahora nos
libres en este día. 16Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y
sirvieron a Jehová: Y su alma fue angustiada a causa de la aflicción de
Israel. 17Y se juntaron los hijos de Amón, y acamparon en
Galaad; y los hijos de Israel también se juntaron, y acamparon en Mizpa. 18Y los
príncipes y el pueblo de Galaad dijeron el uno al otro: ¿Quién es el que
comenzará la batalla contra los hijos de Amón? Él será cabeza sobre todos los
que habitan en Galaad.
JUECES 11
1Y Jefté, el galaadita era un hombre esforzado y
valeroso, hijo de una ramera, al cual había engendrado Galaad. 2Y la esposa
de Galaad también le había dado hijos; los cuales cuando fueron grandes,
echaron fuera a Jefté, diciéndole: No heredarás en la casa de nuestro padre,
porque eres hijo de otra mujer.3Huyendo, pues, Jefté a causa de sus hermanos,
habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los cuales con
él salían. 4Y aconteció que después de días los hijos de Amón
hicieron guerra contra Israel: 5Y como los
hijos de Amón tenían guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron para
traer a Jefté de la tierra de Tob; 6y dijeron a
Jefté: Ven y sé nuestro capitán para que peleemos contra los hijos de
Amón. 7Y Jefté respondió a los ancianos de Galaad: ¿No me
habéis aborrecido vosotros, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué,
pues, venís ahora a mí cuando estáis en aflicción? 8Y los
ancianos de Galaad respondieron a Jefté: Por esta misma causa volvemos ahora a
ti, para que vengas con nosotros, y pelees contra los hijos de Amón, y nos seas
cabeza a todos los que moramos en Galaad. 9Jefté
entonces dijo a los ancianos de Galaad: Si me hacéis volver para que pelee
contra los hijos de Amón, y Jehová los entrega delante de mí, ¿seré yo vuestra
cabeza? 10Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté:
Jehová sea testigo entre nosotros, si no hacemos como tú dices. 11Entonces
Jefté vino con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo eligió por su cabeza y
príncipe; y Jefté habló todas sus palabras delante de Jehová en Mizpa. 12Y envió Jefté
embajadores al rey de los hijos de Amón, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo que
has venido a mí para hacer guerra en mi tierra? 13Y el rey de
los amonitas respondió a los embajadores de Jefté: Por cuanto Israel tomó mi
tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán; por tanto,
devuélvelas ahora en paz. 14Y Jefté volvió a enviar otros embajadores al rey de
los amonitas, 15para decirle: Jefté ha dicho así: Israel no tomó
tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón: 16Mas subiendo
Israel de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó a
Cades. 17Entonces Israel envió embajadores al rey de Edom,
diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra. Mas el rey de Edom no
los escuchó. Envió también al rey de Moab; el cual tampoco quiso. Israel, por
tanto, se quedó en Cades.18Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de
Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab,
acampó en el otro lado de Arnón, y no entraron por el término de Moab; porque
Arnón era la frontera de Moab. 19Y envió
Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, y le dijo
Israel: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar. 20Mas Sehón no
se fió de Israel para darle paso por su término; sino que reuniendo Sehón a
toda su gente, acampó en Jahaza, y peleó contra Israel. 21Pero Jehová
Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los
venció; y poseyó Israel toda la tierra del amorreo que habitaba en aquel
país. 22Poseyeron también todo el término del amorreo desde
Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán. 23Así que
Jehová Dios de Israel echó a los amorreos de delante de su pueblo Israel; ¿y lo
has de poseer tú? 24¿No poseerás tú lo que Quemos, tu dios, te dé por
posesión? Así poseeremos nosotros a todo aquel que echó Jehová nuestro Dios de
delante de nosotros.25¿Eres tú ahora mejor en algo que Balac hijo de
Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él pleito contra Israel, o hizo guerra contra
ellos? 26Cuando Israel ha estado habitando por trescientos
años a Hesbón y sus aldeas, a Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que
están a los términos de Arnón, ¿por qué no las habéis reclamado en ese
tiempo? 27Así que, yo en nada he pecado contra ti, mas tú me
haces mal haciendo guerra contra mí: Jehová, que es el Juez, juzgue hoy entre
los hijos de Israel y los hijos de Amón. 28Mas el rey de
los hijos de Amón no atendió a las razones que Jefté le envió. 29Y el Espíritu
de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés; y de allí pasó a Mizpa
de Galaad; y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón. 30Y Jefté hizo
voto a Jehová, diciendo: Si en verdad entregas a los hijos de Amón en mis
manos, 31sucederá que, cualquiera que salga de las puertas
de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será de
Jehová, y lo ofreceré en holocausto. 32Y Jefté pasó
adonde estaban los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó
en su mano. 33Y los hirió de grandísimo estrago desde Aroer hasta
llegar a Minit, veinte ciudades; y hasta la vega de las viñas. Así fueron
sometidos los hijos de Amón delante de los hijos de Israel. 34Y cuando
Jefté llegó a su casa en Mizpa, he aquí que su hija salió a recibirle con
panderos y danzas, y ella era su única hija; fuera de ella no tenía hijo ni
hija. 35Y aconteció que cuando él la vio, rasgó sus ropas,
diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido, y tú eres de los que me
afligen; porque he abierto mi boca a Jehová, y no podré retractarme. 36Ella entonces
le respondió: Padre mío, si has abierto tu boca a Jehová, haz de mí como salió
de tu boca, pues que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos, los hijos de
Amón. 37Y además dijo a su padre: Permite que me sea hecho
esto; deja que por dos meses vaya yo y descienda por los montes y llore mi
virginidad, yo y mis compañeras.38Él entonces
dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su
virginidad por los montes. 39Y aconteció
que pasados los dos meses ella volvió a su padre, quien hizo con ella conforme
a su voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón. 40De aquí fue
la costumbre en Israel que de año en año iban las doncellas de Israel a
endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.
JUECES 12
1Y reuniéndose los varones de Efraín, pasaron hacia
el norte, y dijeron a Jefté: ¿Por qué fuiste a hacer guerra contra los hijos de
Amón, y no nos llamaste para que fuéramos contigo? Nosotros quemaremos a fuego
tu casa contigo. 2Y Jefté les respondió: Yo tuve, y mi pueblo, una
gran contienda con los hijos de Amón, y os llamé, y no me defendisteis de sus
manos.3Viendo, pues, que no me defendíais, puse mi vida en
la palma de mi mano, y pasé contra los hijos de Amón, y Jehová los entregó en
mi mano. ¿Por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para pelear conmigo?4Y juntando
Jefté a todos los varones de Galaad, peleó contra Efraín; y los de Galaad
hirieron a Efraín, porque habían dicho: Vosotros sois fugitivos de Efraín,
vosotros sois galaaditas en medio de Efraín y en medio de Manasés. 5Y los
galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraín; y era que, cuando alguno de
los de Efraín que había huido, decía, ¿pasaré? Los de Galaad le preguntaban:
¿Eres tú efrateo? Si él respondía: No; 6entonces le
decían: Ahora, pues, di Shibolet. Y él decía Sibolet; porque no podía
pronunciarlo correctamente. Entonces le echaban mano, y le degollaban junto a
los vados del Jordán. Y murieron entonces de los de Efraín cuarenta y dos mil.7Y Jefté juzgó
a Israel seis años: luego murió Jefté galaadita, y fue sepultado en una de las
ciudades de Galaad. 8Después de él juzgó a Israel Ibzan de Belén; 9El cual tuvo
treinta hijos y treinta hijas, las cuales casó fuera, y tomó de fuera treinta
hijas para sus hijos; y juzgó a Israel siete años. 10Y murió
Ibzan, y fue sepultado en Belén. 11Después de él
juzgó a Israel Elón, zabulonita, el cual juzgó a Israel diez años. 12Y murió Elón,
zabulonita, y fue sepultado en Ajalón en la tierra de Zabulón.13Después de él
juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, piratonita. 14Éste tuvo
cuarenta hijos y treinta nietos que cabalgaban sobre setenta asnos; y juzgó a
Israel ocho años. 15Y murió Abdón hijo de Hilel, piratonita, y fue
sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec.
JUECES 13
1Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo
ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por
cuarenta años. 2Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el
cual se llamaba Manoa; y su esposa era estéril, que nunca había dado a luz.3Y el Ángel de
Jehová apareció a esta mujer, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y no has
dado a luz; mas concebirás y darás a luz un hijo. 4Por tanto
ahora, cuida que no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5Porque he
aquí que concebirás, y darás a luz un hijo; y no pasará navaja sobre su cabeza,
porque aquel niño será nazareo para Dios desde el vientre, y él comenzará a
librar a Israel de mano de los filisteos. 6Y la mujer
vino y lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto
era como el aspecto de un Ángel de Dios, terrible en gran manera; y no le
pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco Él me dijo su nombre. 7Y me dijo: He
aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino
ni sidra, ni comas cosa inmunda; porque este niño desde el vientre será nazareo
para Dios hasta el día de su muerte. 8Entonces
Manoa oró a Jehová, y dijo: Ah, Señor mío, yo te ruego que aquel varón de Dios
que tú enviaste venga otra vez a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con
el niño que ha de nacer. 9Y Dios oyó la voz de Manoa: y el Ángel de Dios
volvió otra vez a la mujer, estando ella en el campo; mas su marido Manoa no
estaba con ella. 10Y la mujer corrió prontamente, y lo declaró a su
marido, diciendo: Mira que se me ha aparecido aquel varón que vino a mí el otro
día. 11Y se levantó Manoa, y siguió a su esposa; y así que
llegó al varón, le dijo: ¿Eres tú aquel varón que habló a la mujer? Y Él dijo:
Yo soy. 12Entonces Manoa dijo: Cúmplase pues, tu palabra.
¿Qué orden daremos al niño, y qué se ha de hacer con él? 13Y el Ángel de
Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le
dije: 14Ella no comerá nada que proceda de vid que da vino;
no beberá vino ni sidra, ni comerá cosa inmunda; ha de guardar todo lo que le
mandé. 15Entonces Manoa dijo al Ángel de Jehová: Te ruego
permitas que te detengamos, y aderezaremos un cabrito que poner delante de
ti. 16Y el Ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me
detengas no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, sacrifícalo a
Jehová. Y no sabía Manoa que Aquél era el Ángel de Jehová. 17Entonces dijo
Manoa al Ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpliere tu
palabra te honremos?18Y el Ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas
por mi nombre, que es secreto? 19Y Manoa tomó
un cabrito de las cabras y un presente, y lo sacrificó sobre una roca a Jehová;
y el Ángel hizo milagro a vista de Manoa y de su esposa. 20Pues
aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el Ángel de
Jehová subió en la llama del altar a vista de Manoa y de su esposa, los cuales
se postraron en tierra sobre sus rostros. 21Y el Ángel de
Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su esposa. Entonces conoció Manoa que
era el Ángel de Jehová.22Y dijo Manoa a su esposa: Ciertamente moriremos,
porque hemos visto a Dios. 23Y su esposa
le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no recibiría de nuestras manos el
holocausto y el presente, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora
nos habría anunciado esto. 24Y la mujer
dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo
bendijo. 25Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en
él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
JUECES 14
1Y descendiendo Sansón a Timnat, vio en Timnat a una
mujer de las hijas de los filisteos. 2Y subió, y lo
declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat a una mujer de
las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por esposa. 3Y su padre y
su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo
mi pueblo, para que vayas tú a tomar esposa de los filisteos incircuncisos? Y
Sansón respondió a su padre: Tómala para mí, porque ésta agradó a mis
ojos. 4Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de
Jehová, y que él buscaba ocasión contra los filisteos; porque en aquel tiempo
los filisteos dominaban sobre Israel. 5Y Sansón
descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas
de Timnat, he aquí un cachorro de león que venía rugiendo hacia él. 6Y el Espíritu
de Jehová cayó sobre él, y lo despedazó como quien despedaza un cabrito, sin
tener nada en su mano; pero no contó ni a su padre ni a su madre lo que había
hecho. 7Vino pues, y habló a la mujer que había agradado a
Sansón. 8Y volviendo después de algunos días para tomarla,
se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león, y he aquí que en el
cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. 9Y tomándolo
en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando llegó adonde estaban su
padre y su madre, les dio también a ellos que comiesen; pero no les contó que
había tomado aquella miel del cuerpo del león. 10Vino, pues,
su padre a la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los
jóvenes. 11Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron
treinta compañeros que estuviesen con él; 12A los cuales
Sansón dijo: Yo os propondré ahora un enigma, el cual si en los siete días del
banquete vosotros me declarareis y descubriereis, yo os daré treinta sábanas y
treinta mudas de ropa. 13Mas si no me lo supiereis declarar, vosotros me
daréis las treinta sábanas y las treinta mudas de ropa. Y ellos respondieron:
Exponnos tu enigma, y la oiremos. 14Entonces les
dijo: Del comedor salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron
declararle el enigma en tres días.15Y aconteció
que en el séptimo día, dijeron a la esposa de Sansón: Induce a tu marido a que
nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre.
¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? ¿No es así? 16Y la esposa
de Sansón lloró delante de él, y dijo: Solamente me aborreces y no me amas,
pues que no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él
respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado; y ¿lo había
de declarar a ti? 17Y ella lloró delante de él los siete días que ellos
tuvieron banquete; y sucedió que el séptimo día él se lo declaró, porque ella
lo presionaba; y ella declaró el enigma a los hijos de su pueblo. 18Y al séptimo
día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más
dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él les respondió: Si
no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma. 19Y el Espíritu
de Jehová cayó sobre él, y descendió a Ascalón, e hirió treinta hombres de
ellos; y tomando el despojo, dio las mudas de ropa a los que habían explicado
el enigma; y encendido en enojo se fue a casa de su padre. 20Y la esposa
de Sansón fue dada a su compañero, con el cual él antes se acompañaba.
JUECES 15
1Y aconteció después de días, que en el tiempo de la
siega del trigo, Sansón visitó a su esposa con un cabrito, diciendo: Entraré a
mi esposa a la cámara. Mas el padre de ella no lo dejó entrar. 2Y dijo el
padre de ella: Pensé que la aborrecías del todo, y la di a tu compañero. Mas su
hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar. 3Y Sansón les
respondió: Yo seré sin culpa esta vez para con los filisteos, si mal les
hiciere. 4Y fue Sansón y atrapó trescientas zorras, y tomando
teas, y trabando aquéllas por las colas, puso entre cada dos colas una
tea. 5Después, encendiendo las teas, echó las zorras en
los sembrados de los filisteos, y quemó las gavillas amontonadas y en pie,
viñas y olivares. 6Y dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les
fue dicho: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó a su esposa y la dio
a su compañero. Y vinieron los filisteos, y quemaron a fuego a ella y a su
padre.7Entonces Sansón les dijo: ¿Así lo habíais de hacer?
mas yo me vengaré de vosotros, y después cesaré.8Y los hirió
pierna y muslo con gran mortandad; y descendió, y se fijó en la cueva de la
peña de Etam.9Y los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se
tendieron por Lehi. 10Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis
subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido,
para hacerle como él nos ha hecho. 11Y vinieron
tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No
sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto?
Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron. 12Ellos
entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte, y entregarte en mano
de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me
mataréis. 13Y ellos le respondieron, diciendo: No, solamente te
prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le
ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña. 14Y así que vino
hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro, y el Espíritu de
Jehová descendió con poder sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se
volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus
manos. 15Y hallando una quijada de asno fresca, extendió la
mano y la tomó, e hirió con ella a mil hombres. 16Entonces
Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; Con la quijada
de un asno herí mil hombres. 17Y sucedió que
cuando acabó de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar
Ramat-lehi. 18Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo:
Tú has dado esta gran salvación por mano de tu siervo: ¿y moriré yo ahora de
sed, y caeré en mano de los incircuncisos?19Entonces
quebró Dios una muela que estaba en la quijada, y salieron de allí aguas, y
bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por eso llamó el nombre de aquel
lugar, En-hacore, el cual está en Lehi, hasta hoy.20Y juzgó a
Israel en días de los filisteos veinte años.
JUECES 16
1Y fue Sansón a Gaza, y vio allí una mujer ramera, y
entró a ella. 2Y fue dicho a los de Gaza: Sansón es venido acá. Y
lo rodearon, y le asecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y
estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana;
entonces lo mataremos. 3Mas Sansón durmió hasta la media noche; y a la
media noche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares
y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue, y se subió con ellas a la cumbre
del monte que está delante de Hebrón. 4Después de
esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se
llamaba Dalila. 5Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y
le dijeron: Engáñale y mira en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos
vencer, para que lo atemos y lo atormentemos; y cada uno de nosotros te dará
mil cien piezas de plata. 6Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares
en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser
atormentado. 7Y Sansón le respondió: Si me ataren con siete
mimbres verdes que aún no estén secos, entonces me debilitaré, y seré como
cualquiera de los hombres. 8Y los
príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no se
habían secado, y ella le ató con ellos. 9Y ella tenía
unos hombres al acecho en una cámara. Entonces ella le dijo: ¡Sansón, los
filisteos sobre ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa
cuando siente el fuego; y no se supo en qué consistía su fuerza. 10Entonces
Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras;
descúbreme pues, ahora, yo te ruego, cómo podrás ser atado. 11Y él le dijo:
Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas, con las cuales ninguna cosa se
haya hecho, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres. 12Y Dalila tomó
cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti!
Y los espías estaban en una cámara. Mas él las rompió de sus brazos como un
hilo. 13Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas
conmigo con mentiras. Dime, pues, ahora cómo podrás ser atado. Él entonces le
dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela. 14Y ella hincó
la estaca, y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su
sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 15Y ella le
dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has
engañado tres veces, y no me has revelado aún en qué consiste tu gran
fuerza. 16Y aconteció que, presionándole ella cada día con
sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 17Le descubrió,
pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy
nazareo para Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se
apartará de mí, y me debilitaré, y seré como todos los hombres.18Y viendo
Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los
príncipes de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha
descubierto todo su corazón. Y los príncipes de los filisteos vinieron a ella,
trayendo en su mano el dinero. 19Y ella hizo
que él se durmiese sobre sus rodillas; y llamado un hombre, le rapó las siete
guedejas de su cabeza, y comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de
él. 20Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego
que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras, y me
escaparé: no sabiendo que Jehová ya se había apartado de él. 21Mas los
filisteos echaron mano de él, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le
ataron con cadenas de bronce, para que moliese en la cárcel. 22Y el cabello
de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.23Entonces los
príncipes de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios,
y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón
nuestro enemigo. 24Y viéndolo el pueblo, loaron a su dios, diciendo:
Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de
nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. 25Y aconteció
que, alegrándose el corazón de ellos, dijeron: Llamad a Sansón, para que
divierta delante de nosotros. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y servía de
juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas.26Y Sansón dijo
al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre
las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas.27Y la casa
estaba llena de hombres y mujeres, y todos los príncipes de los filisteos
estaban allí; y en el techo había como tres mil hombres y mujeres, que estaban
mirando el escarnio de Sansón. 28Entonces
Sansón clamó a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y
fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome
venganza de los filisteos, por mis dos ojos.29Asió luego
Sansón las dos columnas del medio sobre las cuales descansaba la casa, y
estribó en ellas, la una con la mano derecha, y la otra con la izquierda;30Y dijo
Sansón: Muera yo con los filisteos. Y estribando con toda su fuerza, cayó la
casa sobre los príncipes, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y fueron
muchos más los que de ellos mató al morir, que los que había matado en su
vida. 31Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su
padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el
sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.
JUECES 17
1Hubo un hombre del monte de Efraín, que se llamaba
Micaía. 2El cual dijo a su madre: Los mil cien siclos de
plata que te fueron hurtados, por lo que tú maldecías, y de los cuales me
hablaste, he aquí que yo tengo este dinero; yo lo había tomado. Entonces su
madre dijo: Bendito seas de Jehová, hijo mío. 3Y luego que
él devolvió los mil cien siclos de plata a su madre, su madre dijo: Yo
ciertamente he dedicado de mi mano este dinero a Jehová por mi hijo, para hacer
una imagen de talla y una de fundición; ahora pues, yo te lo devuelvo. 4Mas él
devolvió el dinero a su madre, y su madre tomó doscientos siclos de plata, y
los dio al fundidor; y él le hizo de ellos una imagen de talla y una de
fundición, la cual fue puesta en casa de Micaía.5Y este hombre
Micaía tenía una casa de dioses, e hizo un efod y terafim, y consagró a uno de
sus hijos para que fuera su sacerdote. 6En aquellos
días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía. 7Y había un
joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, el cual era levita; y peregrinaba
allí.8Este hombre partió de la ciudad de Belén de Judá,
para ir a donde encontrase lugar; y llegando al monte de Efraín, vino a casa de
Micaía, para de allí hacer su camino. 9Y Micaía le
dijo: ¿De dónde vienes? Y el levita le respondió: Soy de Belén de Judá, y voy a
vivir donde encuentre lugar. 10Entonces
Micaía le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y
yo te daré diez siclos de plata por año, y vestidura, y tu comida. Y el levita
se quedó. 11Acordó pues el levita en morar con aquel hombre, y
él lo tenía como a uno de sus hijos. 12Y Micaía
consagró al levita, y aquel joven le servía de sacerdote, y estaba en casa de
Micaía. 13Entonces Micaía dijo: Ahora sé que Jehová me hará
bien, porque tengo un levita por sacerdote.
JUECES 18
1En aquellos días no había rey en Israel. Y en
aquellos días la tribu de Dan buscaba posesión para sí donde morase, porque
hasta entonces no le había caído suerte entre las tribus de Israel por
heredad. 2Y los hijos de Dan enviaron de su tribu cinco
hombres de sus términos, hombres valientes, de Zora y Estaol, para que
reconociesen y explorasen bien la tierra; y les dijeron; Id y reconoced la
tierra. Éstos vinieron al monte de Efraín, hasta la casa de Micaía, y allí
posaron. 3Y cuando estaban cerca de la casa de Micaía,
reconocieron la voz del joven levita; y llegándose allá, le dijeron: ¿Quién te
ha traído por acá? ¿Y qué haces aquí? ¿Y qué tienes tú por aquí? 4Y él les
respondió: De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaía, y me ha tomado
para que sea su sacerdote. 5Y ellos le
dijeron: Pregunta pues, ahora a Dios, para que sepamos si este viaje que
hacemos será próspero. 6Y el sacerdote les respondió: Id en paz, que
vuestro viaje que hacéis es delante de Jehová. 7Entonces
aquellos cinco hombres partieron, y vinieron a Lais; y vieron que el pueblo que
habitaba en ella estaba seguro, ocioso y confiado, conforme a la costumbre de
los sidonios; sin que nadie en aquella región los humillase en cosa alguna; y
estaban lejos de los sidonios, y no tenían negocios con nadie.8Volviendo
pues, ellos a sus hermanos en Zora y Estaol, sus hermanos les dijeron: ¿Qué
hay? 9Y ellos respondieron: Levantaos, subamos contra
ellos; porque nosotros hemos explorado la región, y hemos visto que es muy
buena: ¿y vosotros os quedáis quietos? No seáis perezosos en poneros en marcha
para ir a poseer la tierra. 10Cuando allá
llegareis, vendréis a una gente confiada, y a una tierra muy espaciosa; pues
Dios la ha entregado en vuestras manos; lugar donde no hay falta de cosa alguna
que haya en la tierra. 11Y partiendo los de Dan de allí, de Zora y de
Estaol, seiscientos hombres armados con armas de guerra, 12subieron y
acamparon en Quiriat-jearim, en Judá; por lo cual llamaron a aquel lugar el
campamento de Dan, hasta hoy; he aquí está detrás de Quiriat-jearim. 13Y pasando de
allí al monte de Efraín, vinieron hasta la casa de Micaía. 14Entonces
aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais, dijeron a
sus hermanos: ¿No sabéis como en estas casas hay efod y terafim, e imagen de
talla y de fundición? Mirad pues, lo que habéis de hacer. 15Y llegándose
allá, vinieron a la casa del joven levita en casa de Micaía, y le preguntaron
cómo estaba. 16Y los seiscientos hombres, que eran de los hijos de
Dan, estaban armados con sus armas de guerra a la entrada de la puerta. 17Y subiendo
los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra, entraron allá, y
tomaron la imagen de talla, y el efod, y el terafim, y la imagen de fundición,
mientras estaba el sacerdote a la entrada de la puerta con los seiscientos
hombres armados con armas de guerra. 18Entrando
pues, aquellos en la casa de Micaía, tomaron la imagen de talla, el efod, y el
terafim, y la imagen de fundición. Y el sacerdote les dijo: ¿Qué hacéis
vosotros? 19Y ellos le respondieron: Calla, pon la mano sobre
tu boca, y vente con nosotros, para que seas nuestro padre y sacerdote. ¿Es
mejor que seas tú sacerdote en casa de un solo hombre, que de una tribu y
familia de Israel? 20Y se alegró el corazón del sacerdote; el cual
tomando el efod y el terafim, y la imagen, se vino entre la gente. 21Y ellos
tornaron y se fueron; y pusieron los niños, y el ganado y el bagaje, delante de
sí. 22Y cuando ya se habían alejado de la casa de Micaía,
los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaía, se
juntaron, y siguieron a los hijos de Dan. 23Y dando voces
a los de Dan, éstos volvieron sus rostros, y dijeron a Micaía: ¿Qué tienes que
has juntado gente?24Y él respondió: Habéis llevado mis dioses que yo
hice, y al sacerdote, y os fuisteis: ¿Qué más me queda? ¿Y a qué propósito me
decís: Qué tienes?25Y los hijos de Dan le dijeron: No des voces tras
nosotros, no sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu
vida, y la vida de los tuyos. 26Y yéndose los
hijos de Dan su camino, y viendo Micaía que eran más fuertes que él, se volvió
y regresó a su casa. 27Y ellos llevando las cosas que había hecho Micaía,
juntamente con el sacerdote que tenía, llegaron a Lais, al pueblo reposado y
seguro; y los hirieron a filo de espada, y prendieron fuego a la ciudad. 28Y no hubo
quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían comercio con
nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay en Bet-rehob. Luego reedificaron
la ciudad, y habitaron en ella.29Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan,
conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba
la ciudad Lais. 30Y los hijos de Dan se levantaron la imagen de
talla; y Jonatán, hijo de Gersón, hijo de Manasés, él y sus hijos fueron
sacerdotes en la tribu de Dan, hasta el día del cautiverio de la tierra. 31Y se
levantaron la imagen de Micaía, la cual él había hecho, todo el tiempo que la
casa de Dios estuvo en Silo.
JUECES 19
1Y aconteció en aquellos días, cuando no había rey
en Israel, que hubo un levita que moraba como peregrino en los lados del monte
de Efraín, el cual había tomado para sí una concubina de Belén de Judá.2Y su
concubina cometió adulterio contra él, y se fue de él a casa de su padre, a
Belén de Judá, y estuvo allá por tiempo de cuatro meses. 3Y se levantó
su marido, y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver, llevando
consigo un criado suyo y un par de asnos; y ella le metió en la casa de su
padre. Y viéndole el padre de la joven, le salió a recibir gozoso;4y le detuvo
su suegro, padre de la joven, y quedó en su casa tres días, comiendo y
bebiendo, y reposando allí. 5Y aconteció
que al cuarto día, cuando se levantaron de mañana, se levantó también el levita
para irse, y el padre de la joven dijo a su yerno: Conforta tu corazón con un
bocado de pan, y después os iréis. 6Y se sentaron
ellos dos juntos, y comieron y bebieron. Y el padre de la joven dijo al varón:
Yo te ruego que te quieras quedar aquí esta noche, y se alegrará tu
corazón. 7Y levantándose el varón para irse, el suegro le
constriñó a que tornase y pasase allí la noche. 8Y al quinto
día levantándose de mañana para irse, le dijo el padre de la joven: Te ruego
que confortes ahora tu corazón. Y se detuvieron hasta que ya declinaba el día,
y comieron ambos juntos. 9Se levantó luego el varón para irse, él, y su
concubina, y su criado. Entonces su suegro, el padre de la joven, le dijo: He
aquí el día declina para ponerse el sol, te ruego que pases aquí la noche; he
aquí que el día se acaba, duerme aquí, para que se alegre tu corazón; y mañana
os levantaréis temprano a vuestro camino, y te irás a tu casa. 10Mas el hombre
no quiso pasar allí la noche, sino que se levantó y partió, y llegó hasta
enfrente de Jebús, que es Jerusalén, con su par de asnos ensillados, y con su
concubina. 11Y estando ya junto a Jebús, el día había declinado
mucho; y dijo el criado a su señor: Ven ahora, y vámonos a esta ciudad de los
jebuseos, para que pasemos en ella la noche. 12Y su señor le
respondió: No iremos a ninguna ciudad de extranjeros, que no sea de los hijos
de Israel; antes pasaremos hasta Gabaa. Y dijo a su criado: 13Ven,
lleguemos a uno de esos lugares, para pasar la noche en Gabaa, o en Ramá.14Pasando pues,
caminaron, y se les puso el sol junto a Gabaa, que pertenece a Benjamín. 15Y se apartaron
del camino para entrar a pasar allí la noche en Gabaa; y entrando, se sentaron
en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los recibiese en casa para pasar
la noche. 16Y he aquí un hombre viejo, que a la tarde venía del
campo de trabajar; el cual era del monte de Efraín, y moraba como peregrino en
Gabaa, pero los moradores de aquel lugar eran hijos de Benjamín. 17Y alzando el
viejo los ojos, vio a aquel viajante en la plaza de la ciudad, y le dijo: ¿A
dónde vas, y de dónde vienes? 18Y él respondió:
Pasamos de Belén de Judá a los lados del monte de Efraín, de donde yo soy; y
partí hasta Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me
reciba en casa, 19aunque nosotros tenemos paja y de comer para
nuestros asnos, y también tenemos pan y vino para mí y para tu sierva, y para
el criado que está con tu siervo; no nos hace falta nada. 20Y el hombre
viejo dijo: Paz sea contigo; tu necesidad toda sea solamente a mi cargo, con
tal que no pases la noche en la plaza. 21Y metiéndolos
en su casa, dio de comer a sus asnos; y ellos se lavaron los pies, y comieron y
bebieron. 22Y cuando estaban gozosos, he aquí, que los hombres
de aquella ciudad, hombres hijos de Belial, rodearon la casa, golpeando las
puertas, y diciendo al hombre viejo dueño de la casa: Saca fuera el hombre que
ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos. 23Y saliendo a
ellos aquel varón, amo de la casa, les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no
cometáis este mal, pues que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta
maldad. 24He aquí mi hija virgen, y la concubina de él; yo os
las sacaré ahora; humilladlas, y haced con ellas como os pareciere, y no hagáis
a este hombre cosa tan infame.25Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo
que aquel hombre tomó a su concubina y la trajo a ellos; y ellos la conocieron,
y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba
el alba. 26Y cuando ya amanecía, vino la mujer y cayó delante
de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que se
hizo de día.27Y levantándose de mañana su señor, abrió las
puertas de la casa, y salió para seguir su camino, y he aquí, la mujer su
concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre
el umbral.28Y él le dijo: Levántate, y vámonos. Pero ella no
respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó
y se fue a su lugar. 29Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano
de su concubina, y la partió por sus huesos en doce pedazos, y los envió por todos
los términos de Israel.30Y todo el que lo veía, decía: Jamás se ha hecho ni
visto cosa semejante, desde el tiempo que los hijos de Israel subieron de la
tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, dad consejo, y hablad.
JUECES 20
1Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se
reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la
tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa. 2Y los
principales de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron
presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie
que sacaban espada. 3Y los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de
Israel habían subido a Mizpa. Y dijeron los hijos de Israel: Decid cómo fue
esta maldad.4Entonces el varón levita, marido de la mujer muerta,
respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para pasar
allí la noche. 5Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon
sobre mí la casa por la noche, con idea de matarme, y amancillaron a mi
concubina tanto que ella murió.6Entonces tomando yo mi concubina, la corté en
pedazos, y los envié por todo el término de la posesión de Israel: por cuanto
han hecho maldad y crimen en Israel. 7He aquí todos
vosotros sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.8Entonces todo
el pueblo, como un solo hombre, se levantó, y dijeron: Ninguno de nosotros irá
a su tienda, ni ninguno de nosotros volverá a su casa. 9Esto es lo
que haremos ahora a Gabaa; contra ella subiremos por sorteo. 10Tomaremos
diez hombres de cada cien por todas las tribus de Israel, y cien de cada mil, y
mil de cada diez mil, que lleven provisiones para el pueblo, para que yendo
contra Gabaa de Benjamín, le hagan conforme a toda la abominación que ha
cometido en Israel. 11Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la
ciudad, ligados como un solo hombre. 12Y las tribus
de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad
es ésta que ha sido hecha entre vosotros? 13Entregad,
pues, ahora aquellos hombres, hijos de Belial, que están en Gabaa, para que los
matemos, y barramos el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la
voz de sus hermanos los hijos de Israel. 14Antes los de
Benjamín se juntaron de las ciudades de Gabaa, para salir a pelear contra los
hijos de Israel. 15Y fueron contados en aquel tiempo los hijos de
Benjamín de las ciudades, veintiséis mil hombres que sacaban espada, sin los
que moraban en Gabaa, que fueron por cuenta setecientos hombres
escogidos. 16De toda aquella gente había setecientos hombres
escogidos, que eran zurdos, todos los cuales tiraban una piedra con la honda a
un cabello, y no erraban. 17Y fueron contados los varones de Israel, fuera de
Benjamín, cuatrocientos mil hombres que sacaban espada, todos estos eran
hombres de guerra. 18Se levantaron luego los hijos de Israel, y subieron
a la casa de Dios, y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá
primero a la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá
subirá primero.19Levantándose, pues, de mañana los hijos de Israel,
acamparon contra Gabaa. 20Y salieron los hijos de Israel a combatir contra
Benjamín; y los varones de Israel ordenaron la batalla contra ellos junto a
Gabaa.21Saliendo entonces de Gabaa los hijos de Benjamín,
derribaron en tierra aquel día veintidós mil hombres de los hijos de
Israel. 22Mas reanimándose el pueblo, los varones de Israel
volvieron a ordenar la batalla en el mismo lugar donde la habían ordenado el
primer día.23Porque los hijos de Israel subieron, y lloraron
delante de Jehová hasta la tarde, y consultaron a Jehová, diciendo: ¿Subiremos
otra vez a pelear con los hijos de Benjamín mi hermano? Y Jehová les respondió:
Subid contra él. 24Entonces los hijos de Israel se acercaron contra
los hijos de Benjamín el segundo día. 25Y aquel
segundo día, saliendo Benjamín de Gabaa contra ellos, derribaron por tierra
otros dieciocho mil hombres de los hijos de Israel, todos los cuales sacaban
espada. 26Entonces subieron todos los hijos de Israel, y todo
el pueblo, y vinieron a la casa de Dios; y lloraron, y se sentaron allí delante
de Jehová, y ayunaron aquel día hasta la tarde; y sacrificaron holocaustos y
ofrendas de paz delante de Jehová. 27Y los hijos
de Israel preguntaron a Jehová porque el arca del pacto de Dios estaba allí en
aquellos días, 28y Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón,
ministraba delante de ella en aquellos días, y dijeron: ¿Volveré aún a salir en
batalla contra los hijos de Benjamín mi hermano, o me quedaré quieto? Y Jehová
dijo: Subid, que mañana yo lo entregaré en tu mano. 29Y puso Israel
emboscadas alrededor de Gabaa. 30Subiendo
entonces los hijos de Israel contra los hijos de Benjamín el tercer día,
ordenaron la batalla delante de Gabaa, como las otras veces. 31Y saliendo
los hijos de Benjamín contra el pueblo, alejados que fueron de la ciudad,
comenzaron a herir a algunos del pueblo, matándolos como las otras veces por
los caminos, uno de los cuales sube a Betel, y el otro a Gabaa en el campo; y
mataron unos treinta hombres de Israel. 32Y los hijos
de Benjamín decían: Vencidos son delante de nosotros, como antes. Mas los hijos
de Israel decían: Huiremos, y los alejaremos de la ciudad hasta los
caminos. 33Entonces, levantándose todos los de Israel de su
lugar, se pusieron en orden en Baal-tamar: y también las emboscadas de Israel
salieron de su lugar, del prado de Gabaa. 34Y vinieron
contra Gabaa diez mil hombres escogidos de todo Israel, y la batalla comenzó a
agravarse; mas ellos no sabían que el mal se acercaba sobre ellos. 35E hirió
Jehová a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día
veinticinco mil cien hombres de Benjamín, todos los cuales sacaban
espada. 36Y vieron los hijos de Benjamín que eran derrotados;
pues los hijos de Israel habían cedido terreno a Benjamín, porque estaban
confiados en las emboscadas que habían puesto detrás de Gabaa. 37Entonces los
hombres de las emboscadas acometieron prontamente a Gabaa, y se extendieron, e
hirieron a filo de espada a toda la ciudad. 38Ya los
israelitas habían concertado con las emboscadas, que éstas hiciesen mucho fuego,
para que subiese gran humo de la ciudad. 39Y cuando los
de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a derribar
heridos de Israel unos treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han
caído delante de nosotros, como en la primera batalla. 40Mas cuando la
llama comenzó a subir de la ciudad, una columna de humo, los benjamitas miraron
hacia atrás; y he aquí que el fuego de la ciudad subía al cielo. 41Entonces se
volvieron los hombres de Israel, y los de Benjamín se llenaron de temor; porque
vieron que el mal había venido sobre ellos. 42Volvieron,
por tanto, la espalda delante de Israel hacia el camino del desierto; mas el
escuadrón los alcanzó, y los que salían de las ciudades los destruían en medio
de ellos. 43Así cercaron a los de Benjamín, y los persiguieron
y fácilmente los aplastaron frente a Gabaa, hacia donde nace el sol.44Y cayeron de
Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres de guerra. 45Volviéndose
luego, huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, y de ellos recogieron
cinco mil hombres en los caminos; y fueron persiguiéndolos aun hasta Gidom, y
mataron de ellos dos mil hombres. 46Así todos los
que de Benjamín murieron aquel día, fueron veinticinco mil hombres que sacaban
espada, todos ellos hombres de guerra. 47Pero se
volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los
cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses: 48Y los hombres
de Israel tornaron a los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada,
así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que encontraron;
también pusieron fuego a todas las ciudades que hallaron.
JUECES 21
1Y los varones de Israel habían jurado en Mizpa,
diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por esposa. 2Y vino el
pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la tarde delante de Dios;
y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron:3Oh Jehová
Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel
una tribu? 4Y aconteció que al día siguiente el pueblo se
levantó de mañana, y edificaron allí un altar y ofrecieron holocaustos y
ofrendas de paz. 5Y dijeron los hijos de Israel: ¿Quién de todas las
tribus de Israel no subió a la reunión cerca de Jehová? Porque se había hecho
gran juramento contra el que no subiese a Jehová en Mizpa, diciendo: Sufrirá
muerte. 6Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de
Benjamín su hermano, y dijeron: Una tribu es hoy cortada de Israel. 7¿Qué haremos
en cuanto a esposas para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová
que no les hemos de dar nuestras hijas por esposas. 8Y dijeron:
¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y
hallaron que ninguno de Jabes-galaad había venido al campamento, a la reunión. 9Porque el
pueblo fue contado, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad.10Entonces la
congregación envió allá doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron,
diciendo: Id y herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, y las
mujeres y niños. 11Mas haréis de esta manera; mataréis a todo varón, y
a toda mujer que hubiere conocido ayuntamiento de varón. 12Y hallaron de
los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido
hombre en ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está
en la tierra de Canaán.13Toda la congregación envió luego a hablar a los
hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz. 14Y volvieron
entonces los de Benjamín; y les dieron por esposas las que habían guardado
vivas de las mujeres de Jabes-galaad; mas no les bastaron éstas. 15Y el pueblo
tuvo dolor a causa de Benjamín, de que Jehová hubiese hecho mella en las tribus
de Israel. 16Entonces los ancianos de la congregación dijeron:
¿Qué haremos acerca de esposas para los que han quedado? Porque han sido
muertas las mujeres de Benjamín. 17Y dijeron:
Que haya herencia para los que han escapado de Benjamín, y no sea exterminada
una tribu de Israel. 18Pero nosotros no les podemos dar esposas de
nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado, diciendo: Maldito el que
diere esposa a los de Benjamín. 19Y dijeron: He
aquí cada año hay fiesta de Jehová en Silo, que está al norte de Betel, y al
lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona. 20Y mandaron a
los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned emboscada en las viñas, 21y estad
atentos; y he aquí, si las hijas de Silo salieren a bailar en corros, vosotros
saldréis de las viñas, y arrebataréis cada uno esposa para sí de las hijas de
Silo, y os iréis a tierra de Benjamín. 22Y será que
cuando sus padres o sus hermanos vinieren a quejarse ante nosotros, nosotros
les diremos: Tened piedad de ellos por causa de nosotros; pues que nosotros en
la guerra no tomamos esposas para todos; que vosotros no se las habéis dado,
para que ahora seáis culpables.23Y los hijos de Benjamín lo hicieron así; pues
tomaron esposas conforme a su número, pillando de las que danzaban; y yéndose
luego, se regresaron a su heredad, y reedificaron las ciudades, y habitaron en
ellas. 24Entonces los hijos de Israel se fueron también de
allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada uno a su
heredad. 25En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía
lo que le parecía recto ante sus propios ojos.
Nenhum comentário:
Postar um comentário