ISAÍAS 1
1Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca
de Judá y Jerusalén, en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de
Judá. 2Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla
Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3El buey
conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Pero Israel no conoce, mi
pueblo no tiene entendimiento. 4¡Oh gente
pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados!
Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se tornaron atrás. 5¿Para qué
habéis de ser castigados aún? Todavía os rebelaréis; Toda cabeza está enferma,
y todo corazón doliente. 6Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en
él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni
vendadas, ni suavizadas con aceite.7Vuestra
tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra la
devoran extranjeros delante de vosotros, y es asolada como asolamiento de
extraños. 8Y queda la hija de Sión como choza en viña, y como
cabaña en melonar, como ciudad asolada. 9Si Jehová de
los ejércitos no nos hubiese dejado un pequeño remanente, como Sodoma fuéramos,
y semejantes a Gomorra. 10Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová;
escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. 11¿Para qué me
sirven a mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Harto estoy de
holocaustos de carneros, y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de
bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.12¿Quién
demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí, para
hollar mis atrios? 13No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es
abominación; lunas nuevas, sábados, y el convocar asambleas, no lo puedo
soportar; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14Vuestras
lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes aborrece mi alma; me son gravosas;
cansado estoy de soportarlas.15Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de
vosotros mis ojos; asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré;
llenas están de sangre vuestras manos. 16Lavaos,
limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad
de hacer lo malo. 17Aprended a hacer el bien; buscad juicio, restituid
al agraviado, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. 18Venid luego,
dice Jehová, y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren como la grana, como
la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser
como blanca lana. 19Si quisiereis y obedeciereis, comeréis el bien de
la tierra. 20Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis
consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.21¡Cómo se ha
convertido en ramera la ciudad fiel! Llena estuvo de juicio, en ella habitó
justicia, mas ahora, homicidas. 22Tu plata se
ha tornado en escorias, tu vino con agua está mezclado. 23Tus príncipes
son prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras
las recompensas; no oyen en juicio al huérfano, ni llega a ellos la causa de la
viuda. 24Por tanto, dice el Señor Jehová de los ejércitos,
el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis
adversarios: 25Y volveré mi mano sobre ti, y limpiaré hasta lo más
puro tus escorias, y quitaré todo tu estaño: 26Y restituiré
tus jueces como al principio, y tus consejeros como de primero: entonces te
llamarán Ciudad de Justicia, Ciudad Fiel. 27Sión con
juicio será rescatada, y los convertidos de ella con justicia.28Mas los
rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán
consumidos. 29Porque ellos se avergonzarán de los olmos que
amasteis, y vosotros seréis confundidos por los huertos que escogisteis. 30Porque seréis
como el olmo al que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las
aguas. 31Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como
centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.
ISAÍAS 2
1Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, tocante a Judá y a
Jerusalén. 2Y acontecerá en lo postrero de los tiempos, que
será confirmado el monte de la casa de Jehová por cabeza de los montes, y será
ensalzado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones.3Y vendrán
muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del
Dios de Jacob; y Él nos enseñará en sus caminos, y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 4Y juzgará
entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en
rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra. 5Venid, oh
casa de Jacob, y caminemos a la luz de Jehová.6Ciertamente
tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de maldades del
oriente, y de agoreros, como los filisteos; y hacen pacto con hijos de
extranjeros. 7Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no
tienen fin. También está su tierra llena de caballos; sus carros son
innumerables.8Además está su tierra llena de ídolos, y a la obra
de sus manos se han arrodillado, a lo que fabricaron sus dedos. 9Y el hombre
vil se ha inclinado, y el hombre altivo se ha humillado; por tanto no los
perdones.10Métete en la piedra, escóndete en el polvo, por la
presencia temible de Jehová, y por el esplendor de su majestad. 11La altivez de
los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada;
y sólo Jehová será exaltado en aquel día. 12Porque día de
Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, y sobre todo
enaltecido; y será abatido; 13sobre todos
los cedros del Líbano altos y erguidos, y sobre todos las encinas de
Basán. 14Y sobre todos los montes altos, y sobre todos los
collados levantados; 15Y sobre toda torre alta, y sobre todo muro
fuerte; 16Y sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas
las pinturas preciadas. 17Y la altivez del hombre será abatida, y la soberbia
de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquel día. 18Y quitará
totalmente los ídolos. 19Y se meterán en las cavernas de las peñas, y en las
aberturas de la tierra, por la temible presencia de Jehová, y por el esplendor
de su majestad, cuando Él se levante para sacudir la tierra. 20Aquel día
arrojará el hombre, a los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos
de oro, que le hicieron para que adorase; 21y se entrarán
en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la temible
presencia de Jehová, y por el esplendor de su majestad, cuando Él se levante
para sacudir la tierra.22Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz;
porque ¿de qué es él estimado?
ISAÍAS 3
1Porque he aquí que el Señor Jehová de los ejércitos
quita de Jerusalén y de Judá la provisión y el apoyo; toda provisión de pan y
todo sustento de agua; 2al valiente y al hombre de guerra, al juez y al
profeta, al prudente y al anciano; 3al capitán de
cincuenta y al hombre de respeto, al consejero, al artífice excelente y al
hábil orador. 4Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos
serán sus señores. 5Y el pueblo sufrirá opresión, los unos de los
otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y
el villano contra el noble. 6Cuando alguno
tomare a su hermano, de la familia de su padre, y le dijere: Tú tienes
vestidura, tú serás nuestro príncipe, y estas ruinas estarán bajo tu
mando; 7él jurará aquel día, diciendo: Yo no seré el
sanador; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir; no me hagáis príncipe del
pueblo. 8Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído;
porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, para irritar los
ojos de su majestad.9La apariencia de sus rostros testifica contra
ellos; como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos!
porque allegaron mal para sí.10Decid al justo que le irá bien; porque comerá del
fruto de su trabajo. 11¡Ay del impío! Mal le irá; porque según las obras
de sus manos le será pagado. 12Los opresores
de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon de él. Pueblo mío, los
que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos.13Jehová está
en pie para litigar, y está para juzgar a los pueblos. 14Jehová vendrá
a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque
vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras
casas. 15¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo, y
moléis las caras de los pobres? dice el Señor Jehová de los ejércitos.16Asimismo dice
Jehová: Por cuanto las hijas de Sión se ensoberbecen, y andan con el cuello
erguido y ojos coquetos; cuando andan van danzando, y haciendo son con los
pies. 17Por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de
Sión, y Jehová descubrirá sus vergüenzas. 18Aquel día
quitará el Señor el atavío de los calzados, las redecillas, las lunetas; 19los collares,
los brazaletes y los velos;20las cofias, los atavíos de las piernas, los
partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos; 21los anillos y
los joyeles de la nariz; 22las ropas de gala, los mantos, los lienzos, las
bolsas, 23los espejos, el lino fino, las mitras y los
velos. 24Y será que en vez de perfume aromático vendrá
hediondez; y cuerda en vez de cinturón; y calvez en lugar de la compostura del
cabello; y en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio; y quemadura en vez
de hermosura. 25Tus varones caerán a espada, y tus poderosos en la
guerra. 26Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella,
desamparada, se sentará en tierra.
ISAÍAS 4
1En aquel tiempo siete mujeres echarán mano de un
hombre, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de
nuestras ropas; solamente permítenos ser llamadas por tu nombre, y así quitar
nuestro oprobio. 2En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para
hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra al remanente
de Israel.3Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que
fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén están
escritos entre los vivientes;4cuando el Señor haya lavado las inmundicias de las
hijas de Sión, y limpiado la sangre derramada en medio de Jerusalén, con
espíritu de juicio y con espíritu de fuego. 5Y creará
Jehová sobre toda la morada del monte de Sión, y sobre los lugares de sus
convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche
llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel. 6Y habrá
cobertizo para sombra contra el calor del día, y para refugio y escondedero
contra la tormenta y contra el aguacero.
ISAÍAS 5
1Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a
su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.2La había
cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio
de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas,
y dio uvas silvestres. 3Ahora, pues, moradores de Jerusalén y varones de
Judá, juzgad entre mí y mi viña. 4¿Qué más se
podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, esperando yo que
diese uvas, ha dado uvas silvestres? 5Os mostraré,
pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida;
derribaré su cerca, y será hollada; 6Haré que
quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y
aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. 7Ciertamente
la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá
su planta deliciosa. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí
clamor. 8¡Ay de los que juntan casa con casa, y añaden
heredad a heredad hasta que ya no hay espacio! ¿Habitaréis vosotros solos en
medio de la tierra? 9Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de los
ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas, sin morador las grandes
y hermosas. 10Y diez yugadas de viña producirán un bato, y un
homer de semilla producirá una efa. 11¡Ay de los
que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la
noche, hasta que el vino los enciende! 12Y en sus
banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino; y no miran la obra
de Jehová, ni consideran la obra de sus manos. 13Por eso mi
pueblo es llevado cautivo, porque no tiene conocimiento; y sus nobles perecen
de hambre, y su multitud se seca de sed.14Por tanto, se
ensanchó el infierno, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la
gloria de ellos, y su multitud, y su ostentación, y el que en ello se
regocijaba. 15Y el hombre vil será abatido, y el hombre altivo
será humillado, y los ojos de los soberbios serán bajados. 16Mas Jehová de
los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con
justicia. 17Y los corderos serán apacentados según su
costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos. 18¡Ay de los
que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de
carreta, 19los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y
veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo
sepamos! 20¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo
amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 21¡Ay de los
sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí
mismos! 22¡Ay de los que son valientes para beber vino, y
hombres fuertes para mezclar bebida; 23los que dan
por justo al impío por cohecho, y al justo quitan su justicia! 24Por tanto,
como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así
será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque
desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo
de Israel. 25Por esta causa se encendió el furor de Jehová
contra su pueblo, y extendió contra él su mano, y le hirió; y se estremecieron
los montes, y sus cadáveres fueron arrojados en medio de las calles. Con todo
esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida. 26Y alzará
pendón a naciones lejanas, y silbará al que está en el extremo de la tierra; y
he aquí que vendrá pronto y velozmente.27No habrá
entre ellos cansado, ni que vacile; ninguno se dormirá ni le tomará sueño; a
ninguno se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá la correa de sus
zapatos. 28Sus saetas afiladas, y todos sus arcos entesados;
los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal, y las ruedas de sus
carros como torbellino. 29Su rugido será como de león; rugirá a manera de
leoncillos, crujirá los dientes, y arrebatará la presa; la apañará, y nadie se
la quitará.30Y bramarán sobre él en aquel día como bramido del mar;
entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en los
cielos se oscurecerá la luz.
ISAÍAS 6
1En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor
sentado sobre un trono alto y sublime, y el borde de su vestidura llenaba el
templo. 2Por encima de él había serafines; cada uno tenía
seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos
volaban. 3Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo,
santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4Y los
quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa
se llenó de humo. 5Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene
labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6Y voló hacia
mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del
altar con unas tenazas: 7Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que
esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8Después oí la
voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces
respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. 9Y dijo: Anda,
y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no
comprendáis. 10Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus
oídos, y ciega sus ojos; no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y
su corazón entienda, y se convierta, y sea sanado. 11Y yo dije:
¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió Él: Hasta que las ciudades estén asoladas y
sin morador, ni hombre en las casas, y la tierra sea tornada en desierto;12Hasta que
Jehová haya echado lejos a los hombres, y sea grande el abandono en medio de la
tierra. 13Pues aún quedará en ella una décima parte, y
volverá a ser consumida, como la encina y el roble, de los cuales en la tala
queda el tronco, así será el tronco de ella la simiente santa
ISAÍAS 7
1Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo
de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria, y Peka hijo de Remalías, rey de
Israel, subieron a Jerusalén para combatirla; mas no la pudieron tomar. 2Y vino la
nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le
estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los
árboles del monte a causa del viento. 3Entonces dijo
Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al
extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la Heredad del
Lavador, 4y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni desmaye tu
corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el furor de la ira
de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. 5Porque Siria,
Efraín, y el hijo de Remalías, han acordado maligno consejo contra ti,
diciendo: 6Subamos contra Judá, y aterroricémosla, y hagamos
una brecha para nosotros, y pondremos en medio de ella por rey al hijo de
Tabeel: 7El Señor Jehová dice así: No prevalecerá, ni
sucederá. 8Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza
de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado
hasta dejar de ser pueblo. 9Y la cabeza
de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria es el hijo de Remalías. Si
vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis. 10Y Jehová
habló otra vez a Acaz, diciendo: 11Pide para ti
señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea en lo profundo, o arriba en lo
alto. 12Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a
Jehová. 13Dijo entonces Isaías: Oíd ahora casa de David. ¿Os
es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi
Dios? 14Por tanto el Señor mismo os dará señal: He aquí una
virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel. 15Comerá
mantequilla y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. 16Porque antes
que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra que tú
aborreces será abandonada de sus dos reyes. 17Jehová hará
venir sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre la casa de tu padre, días cuales
nunca vinieron desde el día que Efraín se apartó de Judá, es decir, al rey de
Asiria. 18Y acontecerá que aquel día silbará Jehová a la
mosca que está en el fin de los ríos de Egipto, y a la abeja que está en la
tierra de Asiria. 19Y vendrán, y se asentarán todos en los valles
desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas
las matas. 20En aquel día raerá el Señor con navaja alquilada,
con los que habitan al otro lado del río, es decir, con el rey de Asiria,
cabeza y pelo de los pies; y aun la barba también quitará. 21Y acontecerá
en aquel tiempo, que un hombre criará una vaca y dos ovejas; 22y será que a
causa de la abundancia de leche que darán, comerá mantequilla; pues mantequilla
y miel comerá el que quedare en medio de la tierra. 23Acontecerá
también en aquel tiempo, que el lugar donde había mil vides que valían mil
siclos de plata, será para los espinos y cardos. 24Con saetas y
arco irán allá; porque toda la tierra será espinos y cardos. 25Y a todos los
montes que se cavaban con azadón, no llegará allá el temor de los espinos y de
los cardos; mas serán para pasto de bueyes, y para ser hollados de los ganados.
ISAÍAS 8
1Y me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe
en ella en estilo de hombre tocante a Maher-salal-has-baz. 2Y tomé
conmigo como testigos fieles para que confirmaran, al sacerdote Urías y a
Zacarías hijo de Jeberequías. 3Y me allegué
a la profetisa, la cual concibió y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle
por nombre Maher-salal-has-baz. 4Porque antes
que el niño sepa decir: Padre mío, y madre mía, será quitada la fuerza de
Damasco y los despojos de Samaria, en la presencia del rey de Asiria. 5Otra vez
volvió Jehová a hablarme, diciendo: 6Por cuanto
este pueblo desechó las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó
con Rezín y con el hijo de Remalías, 7por tanto, he
aquí que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, a
saber, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos,
y pasará sobre todas sus riberas; 8y pasando
hasta Judá, inundará y seguirá adelante, y llegará hasta el cuello; y extendiendo
sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emmanuel.9Reuníos,
pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras;
ceñíos, y seréis quebrantados; apercibíos, y seréis quebrantados.10Tomad
consejo, y será frustrado; proferid palabra, y no será firme; porque Dios está
con nosotros.11Porque Jehová me habló así con mano fuerte, y me
enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: 12No llaméis
conspiración, a todas las cosas a que este pueblo llama conspiración, ni temáis
lo que temen, ni tengáis miedo. 13A Jehová de
los ejércitos, a Él santificad; sea Él vuestro temor, y Él sea vuestro
miedo. 14Entonces Él será por santuario; mas a las dos casas
de Israel por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y
por red a los moradores de Jerusalén. 15Y muchos
tropezarán entre ellos, y caerán, y serán quebrantados; se enredarán, y serán
apresados. 16Ata el testimonio, sella la ley entre mis
discípulos.17Esperaré, pues, en Jehová, el cual escondió su
rostro de la casa de Jacob, y a Él buscaré. 18He aquí, yo y
los hijos que me dio Jehová, por señales y prodigios en Israel, de parte de
Jehová de los ejércitos que mora en el monte de Sión. 19Y cuando os
dijeren: Consultad a los que evocan a los muertos y a los adivinos, que
susurran y murmuran, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará
a los muertos por los vivos? 20¡A la ley y
al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha
amanecido. 21Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y
acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios,
levantando el rostro en alto. 22Y mirarán a
la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán
lanzados a las tinieblas.
ISAÍAS 9
1Aunque no será esta oscuridad tal como fue en su
angustia, cuando al principio Él levemente afligió la tierra de Zabulón y la
tierra de Neftalí; y después más gravemente los afligió por el camino del mar,
al otro lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. 2El pueblo que
andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de
muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3Aumentando la
gente, no aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en
la siega, como se gozan cuando reparten despojos.4Porque tú
quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor,
como en el día de Madián. 5Porque toda batalla de quien pelea es con
estruendo, y con vestidura revolcada en sangre; pero esto será para quema, y
combustible para el fuego.6Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y
el principado será sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7Lo dilatado
de su imperio y de su paz no tendrá límite, sobre el trono de David y sobre su
reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. 8El Señor
envió palabra a Jacob, y cayó en Israel. 9Y la sabrá
todo el pueblo, Efraín y los moradores de Samaria, que con soberbia y con
altivez de corazón dicen: 10Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de
cantería; cortaron los sicómoros, pero en su lugar pondremos cedros. 11Pero Jehová
levantará a los enemigos de Rezín contra él, y juntará sus enemigos; 12del oriente
los sirios, y los filisteos del poniente; y a boca llena devorarán a Israel. Ni
con todo eso ha cesado su furor, pero su mano todavía está extendida. 13Mas el pueblo
no se convirtió al que lo hería, ni buscaron a Jehová de los ejércitos. 14Y Jehová
cortará de Israel cabeza y cola, rama y caña en un mismo día. 15El viejo y
venerable de rostro es la cabeza; el profeta que enseña mentira, es la
cola. 16Porque los gobernadores de este pueblo son
engañadores; y sus gobernados, están perdidos. 17Por tanto, el
Señor no tomará contentamiento en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas
tendrá misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla
necedades. Con todo esto no ha cesado su furor, pero su mano todavía está
extendida. 18Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y
espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como
columna de humo. 19Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció
la tierra, y será el pueblo como combustible para el fuego; el hombre no tendrá
piedad de su hermano. 20Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá
hambre; y comerá a la izquierda, y no se saciará; cada cual comerá la carne de
su propio brazo. 21Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés, y ambos
contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor, pero su mano todavía está
extendida.
ISAÍAS 10
1¡Ay de los que decretan leyes injustas, y escriben
tiranía que ellos han prescrito, 2para apartar
del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo;
para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos! 3¿Y qué haréis
en el día de la visitación? ¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando
viniere de lejos el asolamiento? ¿Y en dónde dejaréis vuestra gloria? 4Sin mí se
inclinarán entre los presos, y entre los muertos caerán. Ni con todo esto ha
cesado su furor, pero su mano todavía está extendida.5Oh Asiria,
vara y bordón de mi furor; en su mano he puesto mi ira. 6Le mandaré
contra una nación impía, y contra el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite
despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las
calles. 7Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo
imaginará de esta manera; sino que su pensamiento será desarraigar y cortar
naciones no pocas. 8Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son todos
reyes? 9¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y
Samaria como Damasco?10Como halló mi mano los reinos de los ídolos, siendo
sus imágenes más que las de Jerusalén y de Samaria; 11como hice a
Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos? 12Pero
acontecerá que después que el Señor hubiere acabado toda su obra en el monte de
Sión, y en Jerusalén, visitaré sobre el fruto de la soberbia del corazón del
rey de Asiria, y sobre la gloria de la altivez de sus ojos.13Porque dijo:
Con el poder de mi mano lo he hecho, y con mi sabiduría; porque he sido
prudente; y quité los términos de los pueblos, y saqué sus tesoros, y como
hombre valiente derribé a sus habitantes: 14Y halló mi
mano como nido las riquezas de los pueblos; y como se recogen los huevos
abandonados, así me apoderé yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala,
o abriese boca y graznase. 15¿Se gloriará
el hacha contra el que con ella corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el
que la mueve? ¡Como si el bordón se levantase contra el que lo levanta! ¡Como
si se levantase la vara como si no fuese leño! 16Por tanto el
Señor Jehová de los ejércitos enviará flaqueza sobre sus gordos; y debajo de su
gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego. 17Y la luz de
Israel será por fuego, y su Santo por llama, que abrase y consuma en un día sus
cardos y sus espinos.18Consumirá la gloria de su bosque y de su campo
fértil, desde el alma hasta la carne: y vendrá a ser como abanderado en
derrota. 19Y los árboles que quedaren en su bosque, serán en
número que un niño los pueda contar. 20Y acontecerá
en aquel tiempo, que los que hubieren quedado de Israel, y los que hubieren
quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió; sino
que se apoyarán con verdad en Jehová el Santo de Israel. 21El remanente
volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios poderoso. 22Porque si tu
pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá;
la destrucción acordada rebosará justicia. 23Pues el Señor,
Jehová de los ejércitos hará consumación, ya determinada, en medio de la
tierra. 24Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos dice
así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y
contra ti alzará su bordón, a la manera de Egipto; 25Mas de aquí a
muy poco tiempo, se acabará el furor y mi enojo, para destrucción de ellos.26Y Jehová de
los ejércitos levantará azote contra él, como en la matanza de Madián en la
peña de Oreb; y alzará su vara sobre el mar, como en Egipto. 27Y acontecerá
en aquel tiempo, que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu
cerviz, y el yugo será destruido por causa de la unción. 28Vino hasta
Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas contará su ejército:29Pasaron el
vado; alojaron en Geba: Ramá tembló; Gabaa de Saúl huyó. 30Grita en alta
voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia Lais, pobrecilla Anatot.31Madmena se
alborotó; los moradores de Gebim se juntaron para huir. 32Aún vendrá
día cuando reposará en Nob; alzará su mano contra el monte de la hija de Sión,
al collado de Jerusalén. 33He aquí el Señor Jehová de los ejércitos desgajará
el ramaje con violencia; y los de grande altura serán cortados, y los altos
serán humillados. 34Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el
Líbano caerá ante un poderoso.
ISAÍAS 11
1Y saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago
retoñará de sus raíces. 2Y reposará sobre Él el Espíritu de Jehová; espíritu
de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de
conocimiento y de temor de Jehová. 3Y le hará
entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus
ojos, ni argüirá por lo que oyeren sus oídos; 4sino que
juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la
tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus
labios matará al impío. 5Y la justicia será el cinto de sus lomos, y la
fidelidad el ceñidor de sus riñones. 6Morará el
lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el
león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la
osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja.8Y el niño de
pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano
sobre la caverna de la serpiente. 9No harán mal
ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento
de Jehová, como las aguas cubren el mar. 10Y acontecerá
en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a las
naciones, será buscada de los gentiles; y su reposo será glorioso. 11Y acontecerá
en aquel tiempo, que Jehová volverá a extender su mano, por segunda vez, para
recobrar el remanente de su pueblo que haya quedado de Asiria, de Egipto, de
Patros, de Etiopía, de Elam, de Sinar, de Hamat y de las islas del mar.12Y levantará
pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los
esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. 13Y se disipará
la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán talados. Efraín no tendrá
envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; 14Mas volarán
sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los del
oriente. Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón les obedecerán. 15Y secará
Jehová la lengua del mar de Egipto; y con su fuerte viento agitará su mano
sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con
sandalias. 16Y habrá camino para el remanente de su pueblo, que
haya quedado de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió
de la tierra de Egipto.
ISAÍAS 12
1Y dirás en aquel día: Cantaré a ti, oh Jehová; pues
aunque te enojaste contra mí, tu ira se apartó, y me has consolado. 2He aquí Dios
es mi salvación; confiaré, y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH
Jehová, el cual ha sido mi salvación. 3Con gozo
sacaréis aguas de las fuentes de la salvación.4Y diréis en
aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos
sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. 5Cantad salmos
a Jehová; porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la
tierra. 6Regocíjate y canta, oh moradora de Sión: porque
grande es en medio de ti el Santo de Israel.
ISAÍAS 13
1Carga acerca de Babilonia, que vio Isaías, hijo de
Amoz. 2Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz
a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes. 3Yo mandé a
mis santificados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se
alegran con mi gloria. 4Estruendo de multitud en los montes, como de mucho
pueblo; ruido de tumulto de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los
ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.5Vienen de
lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su
furor, para destruir toda la tierra. 6Aullad,
porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.7Por tanto,
toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre; 8y se llenarán
de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como
mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros
serán como rostros de llamas. 9He aquí el
día de Jehová viene, cruel, y de saña y ardiente ira, para tornar la tierra en
soledad, y raer de ella sus pecadores. 10Por lo cual
las estrellas de los cielos y sus constelaciones no darán su luz; y el sol se
oscurecerá al salir, y la luna no dará su resplandor. 11Y castigaré
al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la
arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los poderosos. 12Haré más
precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.13Porque haré
estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de
Jehová de los ejércitos, y en el día de su ardiente ira. 14Y será que
como gacela acosada, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo,
y cada uno huirá a su tierra. 15Cualquiera
que sea hallado, será traspasado; y cualquiera que a ellos se una, caerá a
espada. 16Sus niños serán estrellados delante de ellos; sus
casas serán saqueadas, y violadas sus esposas. 17He aquí que
yo levanto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni
codiciarán oro. 18Con arcos tirarán a los niños, y no tendrán
misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos. 19Y Babilonia,
hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma
y Gomorra, a las que trastornó Dios.20Nunca más
será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará
allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; 21sino que
dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones, allí
habitarán los búhos, y allí saltarán cabras monteses. 22Y en sus
casas desoladas aullarán hienas, y dragones en sus casas de deleite; y cercano
a llegar está su tiempo, y sus días no se prolongarán.
ISAÍAS 14
1Porque Jehová tendrá misericordia de Jacob, y
todavía escogerá a Israel y le establecerá en su propia tierra; y a ellos se
unirán extranjeros, y se juntarán a la casa de Jacob. 2Y los tomarán
los pueblos, y los traerán a su lugar: y la casa de Israel los poseerá por
siervos y criadas en la tierra de Jehová: y cautivarán a los que los
cautivaron, y señorearán sobre sus opresores. 3Y será en el
día que Jehová te dé reposo de tu trabajo, y de tu temor, y de la dura
servidumbre en que te hicieron servir, 4que levantarás
este proverbio sobre el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo cesó el opresor, cómo
cesó la ciudad del oro! 5Quebrantó Jehová el bastón de los impíos, el cetro
de los señores; 6al que hería a los pueblos con ira, con llaga
permanente, el cual se enseñoreaba de las naciones con furor, y las perseguía
con crueldad.7Descansó, sosegó toda la tierra; prorrumpieron en
alabanza. 8Aun los cipreses se regocijaron de ti, y los cedros
del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra
nosotros. 9El infierno abajo se espantó de ti, al recibirte en
tu venida; te despertó a los muertos, aun a todos los príncipes de la tierra;
hizo levantar de sus tronos a todos los reyes de las naciones. 10Todos ellos
darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y como
nosotros has venido a ser? 11Descendió al
sepulcro tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y
gusanos te cubrirán. 12¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la
mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las naciones. 13Tú que decías
en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios
levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del
norte;14Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo. 15Pero tú derribado serás hasta el infierno, a los
lados del abismo. 16Los que te vean, te observarán, te contemplarán,
diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los
reinos; 17que puso el mundo como un desierto, que asoló sus
ciudades; que a sus presos nunca abrió la cárcel? 18Todos los
reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su propia
casa. 19Pero tú has sido echado de tu sepulcro como vástago
abominable, como ropa de muertos atravesados a espada, que descienden hasta las
piedras de la fosa; como un cadáver pisoteado.20No serás
contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste tu
pueblo. No será nombrada para siempre la simiente de los malhechores. 21Preparad el matadero
para sus hijos por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la
tierra, ni llenen la faz del mundo de ciudades.22Porque yo me
levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el
nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová. 23Y la
convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con
escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos. 24Jehová de los
ejércitos juró, diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y
será confirmado como lo he determinado: 25Que
quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será
apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. 26Éste es el
consejo que está acordado sobre toda la tierra; y ésta, la mano extendida sobre
todas las naciones. 27Porque Jehová de los ejércitos ha determinado; ¿y
quién invalidará? Y su mano extendida, ¿quién la hará tornar? 28En el año que
murió el rey Acaz fue esta carga: 29No te alegres
tú, Filistea toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque de la
raíz de la culebra saldrá la víbora, y su fruto, serpiente voladora. 30Y los
primogénitos de los pobres serán apacentados, y los menesterosos se acostarán
seguramente; mas yo haré morir de hambre tu raíz, y destruiré tu remanente. 31Aúlla, oh
puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás toda tú, Filistea: porque humo vendrá
del norte, no quedará uno solo en sus asambleas. 32¿Y qué se
responderá a los mensajeros de la nación? Que Jehová fundó a Sión, y que en
ella se refugiarán los afligidos de su pueblo.
ISAÍAS 15
1Carga de Moab. Ciertamente en una noche fue
destruida y silenciada Ar de Moab. Ciertamente en una noche fue destruida y
silenciada Kir de Moab. 2Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar;
sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella será rapada, y toda
barba rasurada. 3Se ceñirán de cilicio en sus plazas; en sus
terrados y en sus calles aullarán todos, deshechos en llanto. 4Hesbón y
Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá su voz; por lo que aullarán los armados
de Moab, se lamentará el alma de cada uno de por sí. 5Mi corazón
dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres
años. Por la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán grito de
quebrantamiento por el camino de Horonaim. 6Las aguas de
Nimrim serán consumidas, y se secará la hierba, se marchitarán los retoños,
todo verdor perecerá. 7Por tanto, las riquezas que habrán adquirido, y las
que habrán almacenado, las llevarán al torrente de los sauces. 8Porque el
llanto rodeó los términos de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta
Beer-elim su clamor. 9Y las aguas de Dimón se llenarán de sangre; porque
yo traeré sobre Dimón otros males, leones sobre los que escaparen de Moab, y
sobre los que quedaren de la tierra.
ISAÍAS 16
1Enviad cordero al gobernador de la tierra, desde
Sela del desierto hasta el monte de la hija de Sión. 2Y será que
cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los
vados de Arnón.3Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio
del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan
errantes. 4Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para
ellos escondedero de la presencia del destructor: porque el atormentador
fenecerá, el destructor tendrá fin, el opresor será consumido de sobre la
tierra. 5Y en misericordia será establecido el trono; y
sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y
busque el juicio, y apresure la justicia. 6Hemos oído de
la soberbia de Moab, es soberbio en extremo; de su soberbia, su arrogancia y su
altivez; pero sus mentiras no permanecerán. 7Por tanto,
aullará Moab, todo él aullará; gemiréis por los fundamentos de Kir-hareset, en
gran manera heridos. 8Porque los campos de Hesbón se han marchitado, también
las vides de Sibma; los señores de las naciones pisotearon sus mejores
sarmientos; habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido por el desierto;
se extendieron sus plantas, pasaron el mar. 9Por lo cual
lamentaré con lloro de Jazer la viña de Sibma; te bañaré de mis lágrimas, oh
Hesbón y Eleale; porque los gritos de alegría sobre tus frutos de verano y
sobre tu cosecha han cesado. 10Quitado es el
gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán, ni se
regocijarán; el pisador no pisará vino en los lagares; el júbilo del lagarero
he hecho cesar. 11Por tanto, mis entrañas sonarán como arpa por Moab,
y mi interior por Kir-hareset. 12Y sucederá
que cuando Moab apareciere cansado sobre los lugares altos, que vendrá a su
santuario a orar, pero no le valdrá.13Ésta es la
palabra que pronunció Jehová acerca de Moab desde aquel tiempo. 14Pero ahora
Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres años, como los años de un
jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y el
remanente será muy pequeño y débil.
ISAÍAS 17
1Carga de Damasco. He aquí que Damasco dejará de ser
ciudad, y será un montón de ruinas. 2Las ciudades
de Aroer están abandonadas, serán para los rebaños; para que reposen allí, y no
habrá quien los espante. 3Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de
Damasco; y el remanente de Siria, será como la gloria de los hijos de Israel,
dice Jehová de los ejércitos. 4Y será que en
aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y se enflaquecerá la grosura de su
carne.5Y será como cuando el segador recoge la mies, y con
su brazo siega las espigas; será también como el que recoge espigas en el valle
de Refaim. 6Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden el
olivo, dos o tres olivas en la rama más alta, cuatro o cinco en sus ramas más
fructíferas, dice Jehová Dios de Israel. 7En aquel día
mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.8Y no mirará a
los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a
las imágenes de Asera, ni a las imágenes del sol. 9En aquel día
las ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en
las ramas, las cuales fueron dejadas a causa de los hijos de Israel; y habrá
desolación. 10Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no
te acordaste de la Roca de tu fortaleza; por tanto plantarás plantas hermosas,
y sembrarás sarmiento extraño. 11En el día
harás crecer tus plantas, y por la mañana harás que tu semilla florezca; pero
la cosecha será arrebatada en el día de angustia y dolor desesperado. 12¡Ay de la
multitud de muchos pueblos, que hacen ruido como el estruendo de los mares; y
del rugido de naciones que hacen alboroto como el bramido de muchas
aguas! 13Los pueblos harán estrépito a manera de ruido de
muchas aguas; mas Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como
el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del
torbellino. 14Al tiempo de la tarde he aquí turbación; y antes de
la mañana ya no es. Ésta es la porción de los que nos despojan, y la suerte de
los que nos saquean.
ISAÍAS 18
1¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que
está tras los ríos de Etiopía; 2que envía
mensajeros por el mar, en naves de junco sobre las aguas! Andad, veloces
mensajeros, a la nación dispersada y raída, al pueblo temible desde su
principio y después; nación agredida y pisoteada, cuya tierra destruyeron los
ríos.3Vosotros, todos los moradores del mundo y
habitantes de la tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y
cuando se toque trompeta, oíd.4Porque Jehová me dijo así: Reposaré, y miraré desde
mi morada, como sol claro después de la lluvia, como nube de rocío en el calor
de la tierra. 5Porque antes de la siega, cuando el fruto fuere
perfecto, y pasada la flor fueren madurando los frutos, entonces podará con
podaderas las ramitas, y cortará y quitará las ramas. 6Y serán
dejados para las aves de los montes, y para las bestias de la tierra; sobre
ellos pasarán el verano las aves, e invernarán todas las bestias de la
tierra. 7En aquel tiempo será traído presente a Jehová de
los ejércitos, de la nación dispersada y raída, y del pueblo temible desde su
principio y después; nación agredida y pisoteada, cuya tierra destruyeron los
ríos; al lugar del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de Sión.
ISAÍAS 19
1Carga de Egipto. He aquí, Jehová cabalga sobre una
nube veloz, y entrará en Egipto. Los ídolos de Egipto se estremecerán ante su
presencia, y el corazón de los egipcios desfallecerá dentro de ellos.2Y levantaré
egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra
su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino.3Y el espíritu
de Egipto se desvanecerá en medio de él, y destruiré su consejo; y preguntarán
a las imágenes, a los encantadores, a los evocadores y a los adivinos. 4Y entregaré a
Egipto en manos de un señor cruel; y un rey violento se enseñoreará de ellos,
dice el Señor, Jehová de los ejércitos. 5Y las aguas
del mar faltarán, y el río se agotará y secará. 6Y se alejarán
los ríos, se agotarán y secarán las corrientes de los fosos; la caña y el
carrizo se marchitarán.7Las cañas de junto al río, de junto a la ribera del
río, y todas las cosas sembradas junto al río se secarán, se perderán, y no
serán más. 8Los pescadores también se entristecerán; y harán duelo
todos los que echan anzuelo en el río, y desfallecerán los que extienden red
sobre las aguas. 9Los que labran lino fino, y los que tejen redes
serán confundidos;10porque todas sus redes serán rotas: y se
entristecerán todos los que hacen viveros para peces.11Ciertamente
son necios los príncipes de Zoán; el consejo de los prudentes consejeros de
Faraón, se ha desvanecido. ¿Cómo diréis a Faraón: Yo soy hijo de los sabios, e
hijo de los reyes antiguos? 12¿Dónde están
ahora aquellos tus sabios? Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que
Jehová de los ejércitos ha determinado sobre Egipto. 13Se han
desvanecido los príncipes de Zoán, se han engañado los príncipes de Nof;
engañaron a Egipto los que son la piedra angular de sus tribus. 14Jehová mezcló
espíritu de vértigo en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra,
como tambalea el borracho en su vómito. 15Y no
aprovechará a Egipto obra alguna que pueda hacer la cabeza o la cola, la rama o
el junco. 16En aquel día los egipcios serán como mujeres;
porque se asombrarán y temerán, en la presencia de la mano alta de Jehová de
los ejércitos, que Él ha de levantar sobre ellos. 17Y la tierra
de Judá será de espanto a Egipto; todo hombre que de ella se acordare temerá
por causa del consejo que Jehová de los ejércitos acordó sobre aquél. 18En aquel
tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de
Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad
Herez. 19En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio de
la tierra de Egipto, y una columna a Jehová junto a su frontera. 20Y será por
señal y por testimonio a Jehová de los ejércitos en la tierra de Egipto: porque
a Jehová clamarán a causa de sus opresores, y Él les enviará salvador y
príncipe que los libre. 21Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto
conocerán a Jehová en aquel día; y harán sacrificio y oblación; y harán votos a
Jehová, y los cumplirán. 22Y herirá a Egipto, herirá y sanará; y se
convertirán a Jehová, y les será clemente y los sanará.23En aquel
tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto,
y los egipcios en Asiria; y los egipcios servirán junto con los asirios.24En aquel
tiempo, Israel será tercero con Egipto y con Asiria; será bendición en medio de
la tierra;25porque Jehová de los ejércitos los bendecirá,
diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi
heredad.
ISAÍAS 20
1En el año que vino Tartán a Asdod, cuando le envió
Sargón rey de Asiria, y peleó contra Asdod y la tomó.2En aquel
tiempo habló Jehová por Isaías hijo de Amoz, diciendo: Ve, y quita el cilicio
de tus lomos, y quita las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo
y descalzo. 3Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo
Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y
sobre Etiopía; 4así llevará el rey de Asiria a los cautivos de
Egipto y a los exiliados de Etiopía, a jóvenes y a viejos, desnudos y
descalzos, y con las nalgas descubiertas para vergüenza de Egipto. 5Y se turbarán
y avergonzarán de Etiopía su esperanza, y de Egipto su gloria. 6Y dirá en
aquel día el morador de esta isla: ¡Mirad cuál es nuestra esperanza, a dónde
acudimos por ayuda para ser libres de la presencia del rey de Asiria! ¿Y cómo
escaparemos nosotros?
ISAÍAS 21
1Carga del desierto del mar. Como pasan los
torbellinos en el Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda. 2Visión dura
me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube,
oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar.3Por tanto mis
lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de
mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado. 4Se pasmó mi
corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi placer se me volvió en
espanto. 5Poned la mesa, observad desde la atalaya, comed,
bebed; levantaos, príncipes, ungid el escudo. 6Porque el
Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que viere. 7Y vio carros
de par de jinetes, carros de asno, y carros de camello. Luego miró más
atentamente, 8y gritó: ¡Un león! Mi señor, sobre la atalaya estoy
yo continuamente de día, y paso las noches enteras sobre mi guarda: 9Y he aquí que
viene carro de hombres, con un par de jinetes. Después habló, y dijo: ¡Ha
caído, ha caído Babilonia! Y todas las imágenes de sus dioses quebró en
tierra. 10Trilla mía, y fruto de mi era; os he dicho lo que
oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel.11Carga de
Duma. Me dan voces desde Seir, diciendo: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué
de la noche? 12El guarda respondió: La mañana viene, y después la
noche; si preguntareis, preguntad; volved, venid. 13Carga sobre
Arabia. En el bosque de Arabia pasaréis la noche, oh caravanas de Dedán. 14Los moradores
de la tierra de Tema trajeron agua al que estaba sediento, salieron con su pan
a encontrar al que huía. 15Porque huyeron de la espada, de la espada desnuda,
del arco entesado, de lo pesado de la batalla.16Porque así me
ha dicho Jehová: De aquí a un año, semejante a años de jornalero, toda la
gloria de Cedar será desecha; 17Y el resto
del número de los valientes arqueros, hijos de Cedar, será reducido; porque
Jehová Dios de Israel lo ha dicho.
ISAÍAS 22
1Carga del valle de la visión. ¿Qué tienes ahora,
que toda tú te has subido sobre los terrados? 2Tú, llena de
alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre; tus muertos no son muertos a
espada, ni muertos en guerra. 3Todos tus
príncipes huyeron juntos, fueron atados por los arqueros; todos los que en ti
se hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos habían huido. 4Por esto
dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la
destrucción de la hija de mi pueblo. 5Porque día es
de alboroto, de atropello y de confusión, de parte del Señor, Jehová de los
ejércitos en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar a las
montañas. 6Y Elam tomó aljaba en carro de hombres y de
jinetes; y Kir descubrió el escudo. 7Y acontecerá
que tus hermosos valles serán llenos de carros, y los de a caballo acamparán a
la puerta. 8Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel
día hacia la casa de armas del bosque. 9Y tú has
visto las brechas de la ciudad de David, que son muchas; y recogisteis las
aguas del estanque de abajo.10Y contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis
casas para fortificar el muro. 11E hicisteis
foso entre los dos muros con las aguas del estanque antiguo; y no tuvisteis
respeto al que lo hizo, ni mirasteis al que hace mucho tiempo lo labró. 12Por tanto el
Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día a llanto y a endechas, a
raparse el cabello y a vestirse de cilicio.13Y he aquí
gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comiendo carne y bebiendo
vino, diciendo: Comamos y bebamos, que mañana moriremos. 14Esto fue
revelado a mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os
será perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos. 15Jehová de los
ejércitos dice así: Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y
dile: 16¿Qué tienes tú aquí, o a quién tienes tú aquí, que
labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, o
el que esculpe para sí morada en una peña? 17He aquí que
Jehová te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el
rostro. 18Te echará a rodar con ímpetu, como a bola por
tierra extensa; allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh
vergüenza de la casa de tu señor. 19Y te arrojaré
de tu lugar, y de tu puesto te empujaré. 20Y será que,
en aquel día, llamaré a mi siervo Eliaquim, hijo de Hilcías; 21y lo vestiré
de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos
tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. 22Y pondré la
llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará,
y nadie abrirá. 23Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por
asiento de honra a la casa de su padre. 24Colgarán de
él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los
vasos menores, desde los vasos de beber hasta toda clase de frascos. 25En aquel día,
dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado,
será quebrado y caerá; y la carga que sobre él se puso, se echará a perder;
porque Jehová ha hablado.
ISAÍAS 23
1Carga de Tiro. Lamentad, oh naves de Tarsis, porque
Tiro es destruida hasta no quedar en ella casa ni lugar por donde entrar. Desde
la tierra de Quitim le ha sido revelado. 2Callad,
moradores de la isla, mercaderes de Sidón, que pasando el mar te
abastecían. 3Su ganancia es de las sementeras que crecen con las
muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Es también el mercado de las
naciones.4Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza
del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz, ni crié jóvenes,
ni crié vírgenes. 5Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de
las nuevas de Tiro.6Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la isla.7¿Es ésta
vuestra ciudad alegre, cuya antigüedad es de muchos días? Sus pies la llevarán
a peregrinar lejos. 8¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que repartía
coronas, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de
la tierra?9Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer
la soberbia de toda gloria; y para abatir todos los ilustres de la
tierra. 10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis;
porque no tendrás ya más fortaleza.11Extendió su
mano sobre el mar, hizo temblar los reinos; Jehová dio mandamiento respecto a
Canaán, que sus fortalezas sean destruidas. 12Y dijo: No te
alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar a
Quitim; y aun allí no tendrás reposo. 13Mira la
tierra de los caldeos; este pueblo no existía; hasta que Asiria la fundó para
los moradores del desierto; levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios;
Él la convirtió en ruinas.14Aullad, naves de Tarsis; porque destruida es
vuestra fortaleza. 15Y acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en
olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años,
cantará Tiro canción como de ramera. 16Toma arpa, y
rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, canta muchas canciones,
para que seas recordada.17Y acontecerá, que al fin de los setenta años
visitará Jehová a Tiro: y volverá a su salario, y otra vez fornicará con todos
los reinos de la tierra sobre la faz de la tierra. 18Pero sus
negocios y sus ganancias serán consagrados a Jehová; no se guardarán ni se
atesorarán, porque sus ganancias serán para los que estuvieren delante de
Jehová, para que coman hasta saciarse, y vistan honradamente.
ISAÍAS 24
1He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y
trastorna su faz, y dispersa sus moradores. 2Y sucederá
así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su señor; como
a la criada, así a su señora; como al que compra, así al que vende; como al que
presta, así al que toma prestado; como al acredor, así al deudor. 3Del todo será
vaciada la tierra, y totalmente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta
palabra. 4Se enlutó, se marchitó la tierra; el mundo
languidece y se marchita; languidecen los grandes de los pueblos de la
tierra. 5Y la tierra se corrompió bajo sus moradores; porque
traspasaron las leyes, falsearon el derecho, rompieron el pacto eterno.6Por esta
causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por
esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y se disminuyeron los
hombres. 7Se enlutó el vino, languideció la vid, gimieron
todos los que eran alegres de corazón. 8Cesó el
regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la
alegría del arpa. 9No beberán vino con canción; el licor será amargo a
los que lo bebieren.10Quebrantada está la ciudad de la confusión; toda
casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11Hay clamores
por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría
de la tierra. 12En la ciudad quedó desolación, y con destrucción
fue herida la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra, en medio de
los pueblos, así como es sacudido el olivo, como rebuscos acabada la
vendimia. 14Éstos alzarán su voz, cantarán gozosos en la
grandeza de Jehová, desde el mar darán voces. 15Por tanto,
glorificad a Jehová en el fuego; aun en las islas del mar sea nombrado Jehová,
Dios de Israel. 16De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria
al justo. Y yo dije: ¡Mi flaqueza, mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han
prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. 17Terror, y
foso y lazo sobre ti, oh morador de la tierra. 18Y acontecerá
que el que huyere de la voz del terror, caerá en el foso; y el que saliere de
en medio del foso, será preso en el lazo; porque de lo alto se abrieron
ventanas, y temblarán los fundamentos de la tierra. 19Se
quebrantará del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran
manera será conmovida la tierra. 20Temblará la
tierra, temblará como un borracho, y será removida como una choza; y se
agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará. 21Y acontecerá
en aquel día, que Jehová visitará sobre el ejército sublime en lo alto, y sobre
los reyes de la tierra que hay sobre la tierra.22Y serán
amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión
quedarán encerrados, y serán visitados después de muchos días. 23La luna se
avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine
gloriosamente en el monte de Sión, y en Jerusalén, y delante de sus ancianos.
ISAÍAS 25
1Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu
nombre; porque has hecho maravillas, tus consejos antiguos son fidelidad y
verdad. 2Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad
fortificada en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea ciudad, nunca
más será reedificada. 3Por esto te glorificará el pueblo fuerte, te temerá
la ciudad de gentes robustas.4Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al
menesteroso en su aflicción, refugio contra la tormenta, sombra contra el
calor; porque el ímpetu de los violentos es como tormenta contra el muro5Como el calor
en lugar seco, así humillarás el orgullo de los extraños; y como calor debajo
de nube, harás marchitar el renuevo de los violentos. 6Y Jehová de
los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de grosuras,
banquete de vinos añejos, de gruesos tuétanos, y de vinos añejos bien
refinados.7Y destruirá en este monte la máscara con la que
están cubiertos todos los pueblos, y el velo que está extendido sobre todas las
naciones. 8Sorberá a la muerte en victoria; y enjugará Jehová
el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo
de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.9Y se dirá en
aquel día: He aquí Éste es nuestro Dios, en Él hemos esperado, y Él nos salvará;
Éste es Jehová; en Él hemos esperado, estaremos alegres y nos regocijaremos en
su salvación. 10Porque la mano de Jehová reposará en este monte, y
Moab será hollado debajo de Él, como es hollada la paja en el muladar. 11Y Él
extenderá sus manos en medio de ellos, como las extiende el nadador para nadar;
y abatirá su soberbia junto con el despojo de sus manos.12Y allanará la
fortaleza de tus altos muros; la humillará y echará a tierra, hasta el polvo.
ISAÍAS 26
1En aquel día cantarán este cántico en la tierra de
Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. 2Abrid las
puertas, y entrará la nación justa que guarda la verdad. 3Tú guardarás
en completa paz, a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiado. 4Confiad en Jehová perpetuamente; porque en el Señor
Jehová está la fortaleza eterna. 5Porque
derribó los que moraban en lugar alto; humilló la ciudad enaltecida, la humilló
hasta la tierra, la derribó hasta el polvo. 6La hollará
pie, los pies del pobre, los pasos de los menesterosos. 7El camino del
justo es rectitud: Tú que eres recto, pesas el camino del justo. 8También en el
camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son
el deseo de nuestra alma. 9Con mi alma te he deseado en la noche; y con mi
espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos
en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.10Aunque se le
muestre piedad al impío, no aprenderá justicia; en tierra de rectitud hará
iniquidad, y no mirará a la majestad de Jehová. 11Jehová,
levantada está tu mano, pero ellos no ven; verán al fin, y se avergonzarán los
que envidian a tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá. 12Jehová, tú
establecerás paz para nosotros; porque también has hecho en nosotros todas
nuestras obras. 13Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se
han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu
nombre. 14Muertos son, no vivirán; han fallecido, no se
levantarán; porque los visitaste y destruiste, e hiciste que pereciera toda su
memoria. 15Tú has engrandecido la nación, oh Jehová, tú has
engrandecido la nación; te hiciste glorioso; la has extendido hasta todos los
términos de la tierra. 16Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron
oración cuando los castigaste. 17Como la mujer
encinta cuando se acerca el tiempo de dar a luz gime y da gritos en sus
dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová. 18Concebimos,
tuvimos dolores de parto, pero fue como si diéramos a luz viento. Ninguna liberación
hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores del mundo. 19Tus muertos
vivirán; junto con mi cuerpo muerto resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores
del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas; y la tierra echará los
muertos. 20Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra
tras ti tus puertas; escóndete como por un momento, en tanto que pasa la
indignación.21Porque he aquí que Jehová sale de su lugar, para
castigar la maldad de los moradores de la tierra; y la tierra descubrirá su sangre,
y no encubrirá más a sus muertos.
ISAÍAS 27
1En aquel día Jehová castigará con su espada dura,
grande y fuerte, al leviatán, serpiente furtiva, y al leviatán serpiente
tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. 2En aquel día
cantadle a ella, la viña del vino rojo. 3Yo Jehová la
guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche y de día, para que nadie
la dañe. 4No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en
batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré juntamente. 5¿O forzará
alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí, haga paz conmigo.6Días vendrán
cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del
mundo se llenará de fruto. 7¿Acaso lo ha
herido, como Él hirió a quien lo hirió? ¿O ha sido muerto como los que en la
matanza por Él fueron muertos? 8Con medida lo
castigarás en sus vástagos. Él los remueve con su recio viento en el día del
aire solano. 9De esta manera, pues, será expiada la iniquidad de
Jacob; y éste será todo el fruto, la remoción de su pecado; cuando Él haga
todas las piedras del altar como piedras de cal desmenuzadas, y ya no sean
levantadas las estatuas de Asera, ni las imágenes del sol.10Porque la
ciudad fortificada será desolada, la habitación será abandonada y dejada como
un desierto; allí pastará el becerro, allí tendrá su majada, y consumirá sus
ramas. 11Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas;
mujeres vendrán a encenderlas; porque aquél no es pueblo de entendimiento; por
tanto su Hacedor no tendrá de él misericordia, ni se compadecerá de él el que
lo formó.12Y acontecerá en aquel día, que trillará Jehová
desde la corriente del río hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de
Israel, seréis reunidos uno a uno.13Acontecerá
también en aquel día, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían
sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido echados en tierra
de Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.
ISAÍAS 28
1¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de
Efraín, y de la flor marchita de la hermosura de su gloria, que está sobre la
cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! 2He aquí,
Jehová tiene un fuerte y poderoso; que es como turbión de granizo y como
tormenta destructora; como ímpetu de recias aguas desbordadas, los derribará a tierra
con su mano.3Con los pies será hollada la corona de soberbia de
los ebrios de Efraín; 4y será la flor caduca de la hermosura de su gloria
que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera
del verano, la cual cuando alguien la ve, se la traga tan luego como la tiene a
mano. 5En aquel día Jehová de los ejércitos será por
corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; 6y por
espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fortaleza a los que
rechazan la batalla en la puerta. 7Mas también
éstos erraron con el vino; y con el licor se entontecieron; el sacerdote y el
profeta han errado a causa del licor, fueron trastornados por el vino, han
divagado a causa del licor, erraron en la visión, tropezaron en el
juicio. 8Porque todas las mesas están llenas de vómito y
suciedad, hasta no haber lugar limpio. 9¿A quién le
enseñará conocimiento, o a quién le hará entender doctrina? ¿A los destetados?
¿A los arrancados de los pechos? 10Porque
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón,
línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; 11porque en
lengua de tartamudos, y en otra lengua hablará a este pueblo,12a los cuales
Él dijo: Éste es el reposo; dad reposo al cansado; y éste es el refrigerio; mas
no quisieron oír. 13La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento
tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre
línea, un poquito allí, otro poquito allá; para que vayan y caigan de espaldas,
y sean quebrantados, y enlazados, y presos. 14Por tanto,
varones burladores, que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la
palabra de Jehová. 15Porque habéis dicho: Hemos hecho un pacto con la
muerte, e hicimos un acuerdo con el infierno; cuando pase el turbión del azote,
no llegará a nosotros, pues hemos hecho de la mentira nuestro refugio, y en la
falsedad nos hemos escondido. 16Por tanto, el
Señor Jehová dice así: He aquí que yo pongo en Sión por fundamento una piedra,
piedra probada, angular, preciosa, fundamento firme; el que creyere, no se
apresurará. 17Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la
justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el
escondrijo. 18Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y
vuestro acuerdo con el infierno no será firme; cuando pasare el turbión del
azote, seréis de él hollados. 19Luego que
comenzare a pasar, él os arrebatará; porque de mañana en mañana pasará, de día
y de noche; y será por espanto el sólo entender el reporte. 20Porque la
cama será demasiado corta para estirarse sobre ella, y la cubierta estrecha
para envolverse. 21Porque Jehová se levantará como en el monte
Perazim, como en el valle de Gabaón se enojará; para hacer su obra, su extraña
obra, y para hacer su operación, su extraña operación. 22Ahora pues,
no os burléis, para que no se aprieten más vuestras ataduras; porque he oído
del Señor Jehová de los ejércitos que consumación ha sido determinada sobre
toda la tierra. 23Estad atentos, y oíd mi voz; estad atentos, y oíd
mi dicho. 24El que ara para sembrar, ¿arará todo el día;
romperá y quebrará los terrones de la tierra? 25Después que
hubiere igualado su superficie, ¿no esparce el eneldo, siembra el comino, pone
el trigo por hileras, y la cebada en su lugar, y el centeno en su borde? 26Porque su
Dios le instruye y le enseña a juicio. 27Porque no se
trilla el eneldo con el trillo, ni sobre el comino rodará rueda de carreta;
sino que con un palo se sacude el eneldo, y el comino con una vara. 28El pan se
trilla; mas no siempre lo trillará, ni lo comprime con la rueda de su carreta,
ni lo quebranta con los dientes de su trillo.29También esto
salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y
engrandecer la sabiduría.
ISAÍAS 29
1¡Ay de Ariel, Ariel, la ciudad donde habitó David!
Añadid un año a otro, seguid ofreciendo sacrificios.2Mas yo pondré
a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel.3Porque
acamparé contra ti en derredor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré
contra ti baluartes.4Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra,
y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de encantador, y
tu habla susurrará desde el polvo. 5Y la
muchedumbre de tus extranjeros será como polvo menudo, y la multitud de los
fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. 6De Jehová de
los ejércitos serás visitada con truenos y con terremotos y con gran estruendo,
con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor. 7Y será como
sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra
Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en
apretura. 8Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece
que come; mas cuando despierta, su alma está vacía; o como el que tiene sed y sueña,
y parece que bebe; mas cuando se despierta, se halla cansado, y su alma
sedienta. Así será la multitud de todas las naciones que pelean contra el monte
de Sión. 9Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos;
embriagaos, y no de vino; tambalead, y no de licor. 10Porque Jehová
derramó sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró vuestros ojos; puso velo
sobre vuestros profetas principales, los videntes. 11Y os será
toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer,
y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado. 12Y si se diere
el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.13Dice, pues,
el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me
honra, pero su corazón lejos está de mí, y su temor para conmigo fue enseñado
por mandamiento de hombres. 14Por tanto, he
aquí que yo volveré a hacer obra maravillosa en este pueblo, prodigio grande y
asombroso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá el
entendimiento de su entendidos. 15¡Ay de los
que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en
tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? 16Vuestra
perversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿Acaso la obra
dirá de su hacedor: No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado: No
tiene entendimiento? 17¿No será tornado de aquí a muy poco tiempo el
Líbano en campo fértil, y el campo fértil será estimado por bosque? 18Y en aquel
tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán
en medio de la oscuridad y de las tinieblas. 19Los humildes
aumentarán su alegría en Jehová, y los pobres de entre los hombres se gozarán
en el Santo de Israel. 20Porque el violento será acabado, y el escarnecedor
será consumido; serán talados todos los que se desvelan para la
iniquidad. 21Los que hacen pecar al hombre en palabra; los que
arman lazo para el que reprende en la puerta de la ciudad, y hacen que se
desvíe el justo con vanidad. 22Por tanto,
Jehová que redimió a Abraham, dice así a la casa de Jacob: No será ahora
avergonzado Jacob, ni su rostro se pondrá pálido; 23porque verá a
sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y
santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel. 24Y los
descarriados de espíritu vendrán a entendimiento, y los murmuradores aprenderán
doctrina.
ISAÍAS 30
1¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para
tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi Espíritu,
añadiendo pecado a pecado!2Caminan para descender a Egipto, y no han
preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su
esperanza en la sombra de Egipto. 3Por tanto, la
fortaleza de Faraón será vuestra vergüenza, y la confianza en la sombra de
Egipto será vuestra confusión. 4Porque sus
príncipes estuvieron en Zoán, y sus embajadores vinieron a Hanes, 5todos se
avergonzaron del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae
provecho; antes les es para vergüenza, y aun para oprobio.6Carga acerca
de las bestias del Neguev: De la tierra de tribulación y angustia, de donde
viene el leoncillo y el león, la víbora y la serpiente voladora, llevarán sus
riquezas sobre los lomos de sus asnos, y sus tesoros sobre gibas de camellos, a
un pueblo que no les será de provecho. 7Ciertamente
Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo dije así: Su fortaleza
será estarse quietos. 8Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla
delante de ellos, y anótala en un libro, para que quede hasta el día postrero,
para siempre por todos los siglos. 9Que este
pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de
Jehová; 10Que dicen a los videntes: No veáis; y a los
profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad
mentiras; 11dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de
nuestra presencia al Santo de Israel. 12Por tanto el
Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en
violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; 13por tanto os
será este pecado como pared agrietada a punto de caer, y como grieta en muro
alto, cuya caída viene súbita y repentinamente. 14Y lo quebrará
como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos;
tanto, que entre los pedazos no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o
para sacar agua del pozo. 15Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de
Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será
vuestra fortaleza. Y no quisisteis, 16sino que
dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre
ligeros corceles cabalgaremos; por tanto, serán ligeros vuestros
perseguidores. 17Mil huirán a la amenaza de uno; a la amenaza de
cinco huiréis vosotros todos; hasta que quedéis como mástil en la cumbre de un
monte, y como bandera sobre un collado. 18Por tanto,
Jehová esperará para tener piedad de vosotros, por eso Él será exaltado para
tener misericordia de vosotros; porque Jehová es Dios de justicia;
bienaventurados todos los que esperan en Él.19Ciertamente
el pueblo morará en Sión, en Jerusalén; nunca más llorarás; el que tiene
misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. 20Bien que os
dará el Señor pan de congoja y agua de angustia, con todo, tus enseñadores
nunca más te serán quitados, sino que tus ojos verán tus enseñadores. 21Entonces tus
oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Éste es el camino, andad por él; y
no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. 22Entonces
profanarás la cubierta de tus esculturas de plata, y la vestidura de tus
imágenes fundidas de oro; las apartarás como trapo de menstruo: ¡Sal fuera! les
dirás. 23Entonces Él te dará lluvia para tu semilla que
habrás sembrado en la tierra; y pan del fruto de la tierra; y será abundante y
copioso; tus ganados en aquel tiempo serán apacentados en amplios pastos.24Tus bueyes y
tus asnos que labran la tierra, comerán grano limpio, el cual será aventado con
pala y criba. 25Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado
elevado, habrá ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza, cuando
caerán las torres.26Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la
luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare
Jehová la quebradura de su pueblo, y curare la llaga de su herida. 27He aquí que
el nombre de Jehová viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus
labios llenos de ira, y su lengua como fuego consumidor; 28y su aliento,
cual torrente que inunda: llegará hasta el cuello, para zarandear a las
naciones con criba de destrucción; y el freno estará en las quijadas de los
pueblos, haciéndoles errar.29Vosotros tendréis canción, como en noche en que se
celebra pascua; y alegría de corazón, como el que va con flauta para venir al
monte de Jehová, al Fuerte de Israel. 30Y Jehová hará
oír su voz gloriosa, y hará ver el descargar de su brazo, con la indignación de
su ira, y llama de fuego consumidor; con tormenta, tempestad y piedra de
granizo. 31Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de
Jehová será quebrantado.32Y en todo lugar por donde pase la vara que Jehová
descargará sobre él, será con panderos y con arpas, y en batalla de agitación
peleará contra ellos. 33Porque Tofet ya de tiempo está dispuesta y
preparada para el rey, Él la hizo profunda y ancha; cuya pira es de fuego, y
mucha leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre, la enciende.
ISAÍAS 31
1¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y
confían en caballos; y ponen su esperanza en carros, porque son muchos, y en
caballeros, porque son valientes; y no miraron al Santo de Israel, ni buscaron
a Jehová! 2Mas Él también es sabio, y traerá el mal, y no
retirará sus palabras. Se levantará, pues, contra la casa de los malignos, y
contra el auxilio de los obradores de iniquidad. 3Y los
egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne, y no espíritu; de manera
que al extender Jehová su mano, caerá el ayudador, y caerá el ayudado, y todos
ellos desfallecerán a una. 4Porque Jehová
me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro del león ruge sobre su
presa, y si se reúne contra él cuadrilla de pastores, no se espantará de sus
voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos
descenderá a pelear por el monte de Sión, y por su collado. 5Como las aves
que vuelan, así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén, defendiendo,
también la librará, pasando, la preservará. 6Convertíos a
Aquél contra quien los hijos de Israel profundamente se rebelaron. 7Porque en
aquel día arrojará el hombre sus ídolos de plata, y sus ídolos de oro, que para
vosotros han hecho vuestras manos pecadoras. 8Entonces el
asirio caerá a espada, no de varón; y lo consumirá espada, no de hombre; y
huirá de la presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios. 9Y de miedo
pasará su fortaleza y sus príncipes tendrán pavor de la bandera, dice Jehová,
cuyo fuego está en Sión, y su horno en Jerusalén.
ISAÍAS 32
1He aquí que en justicia reinará un rey, y príncipes
presidirán en juicio. 2Y será aquel varón como escondedero contra el
viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de
sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.3No se
ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y los oídos de los oyentes oirán
atentos. 4Y el corazón de los necios entenderá para saber, y
la lengua de los tartamudos hablará con fluidez y claridad. 5El mezquino
nunca más será llamado liberal, ni el avaro será llamado generoso. 6Porque el
mezquino hablará mezquindades, y su corazón fabricará iniquidad, para hacer la
impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma
hambrienta, y quitando la bebida al sediento. 7Las armas del
tramposo son malignas; maquina intrigas perversas para enredar a los simples
con palabras mentirosas, aun cuando el pobre hable con derecho. 8Mas el
liberal pensará liberalidades, y por liberalidades será exaltado.9Mujeres
indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón. 10Días y años
tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no
vendrá. 11Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas:
despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. 12Sobre los
pechos lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. 13Sobre la
tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos; y aun sobre todas las casas de
placer en la ciudad de alegría. 14Porque los
palacios serán abandonados, la multitud de la ciudad cesará; las torres y
fortalezas se tornarán cuevas para siempre, donde retocen asnos monteses, y
ganados hagan majada; 15hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu
de lo alto, y el desierto se torne en campo fértil, y el campo fértil sea
estimado por bosque. 16Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo
fértil reinará la justicia. 17Y la obra de
la justicia será paz; y el efecto de la justicia, reposo y seguridad para
siempre. 18Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en
habitaciones seguras, y en recreos de reposo.19Y cuando
caiga el granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida. 20Dichosos
vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y metéis en ellas el pie de
buey y de asno.
ISAÍAS 33
1¡Ay de ti, el que saqueas, y nunca fuiste saqueado;
el que haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabares de
saquear, serás tú saqueado; y cuando acabares de hacer deslealtad, se hará
contra ti.2Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos
esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en
tiempo de la tribulación. 3Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las
naciones fueron esparcidas al levantarte tú. 4Mas vuestra
presa será recogida como cuando recogen las orugas; correrá sobre ellos como de
una a otra parte corren las langostas. 5Será exaltado
Jehová, el cual mora en las alturas; llenó a Sión de juicio y de
justicia. 6Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la
ciencia, y el poder de la salvación; El temor de Jehová será tu tesoro. 7He aquí que
sus embajadores darán voces afuera; los mensajeros de paz llorarán amargamente.8Las calzadas
están desiertas, cesaron los caminantes; Él ha anulado el pacto, ha aborrecido
las ciudades, tuvo en nada a los hombres. 9Se enlutó,
enfermó la tierra: el Líbano se avergonzó, y fue cortado; Sarón es como un
desierto; y Basán y el Carmelo fueron sacudidos. 10Ahora me
levantaré, dice Jehová; ahora seré exaltado, ahora seré engrandecido. 11Concebisteis
hojarascas, rastrojo daréis a luz; el soplo de vuestro fuego os consumirá.12Y los pueblos
serán como cal quemada; como espinos cortados serán quemados con fuego. 13Oíd, los que
estáis lejos, lo que he hecho; y vosotros, los que estáis cerca, conoced mi
poder. 14Los pecadores se asombraron en Sión, espanto
sorprendió a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor?
¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas? 15El que camina
en justicia, y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el
que sacude sus manos por no recibir cohecho, el que tapa su oído para no oír
propuestas sanguinarias, el que cierra sus ojos para no ver cosa mala: 16Éste habitará
en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan,
y sus aguas serán seguras. 17Tus ojos
verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos. 18Tu corazón
imaginará el espanto, y dirá: ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que pesa?
¿Dónde está el que cuenta las torres? 19No mirarás a
aquel pueblo obstinado, pueblo de lengua difícil de entender, de lengua
tartamuda que no puedas comprender. 20Mira a Sión,
ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos verán a Jerusalén, morada de
quietud, tienda que no será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni
ninguna de sus cuerdas será rota. 21Porque
ciertamente allí Jehová será fuerte para con nosotros, lugar de ríos, de
arroyos muy anchos, por el cual no andará galeón, ni por él pasará grande
navío.22Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro
legislador, Jehová es nuestro Rey, Él mismo nos salvará. 23Tus cuerdas
se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni entesaron la vela; se repartirá
entonces presa de muchos despojos; aun el cojo arrebatará presa.24No dirá el
morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la
iniquidad.
ISAÍAS 34
1Naciones, acercaos para oír; y escuchad, pueblos.
Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo que produce. 2Porque la
indignación de Jehová es contra todas las naciones, y su furor contra todos sus
ejércitos: Las ha destruido por completo, las ha entregado al matadero. 3Y los muertos
de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres se levantará hedor; y los montes
se disolverán por la sangre de ellos. 4Y todo el
ejército del cielo se disolverá, y se enrollarán los cielos como un pergamino;
y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae el
higo de la higuera. 5Porque mi espada se embriagará en el cielo; he aquí
que descenderá sobre Edom, y sobre el pueblo de mi anatema, para juicio. 6Llena está de
sangre la espada de Jehová, engrasada está de grosura, de sangre de corderos y
de machos cabríos, de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene
sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom. 7Y con ellos
caerán unicornios, y toros con becerros; y su tierra se embriagará de sangre, y
su polvo se engrasará de grosura. 8Porque es día
de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión. 9Y sus arroyos
se tornarán en brea, y su polvo en azufre, y su tierra en brea ardiente. 10No se apagará
de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en generación
será asolada, nunca jamás pasará nadie por ella. 11Y la poseerán
el pelícano y el erizo, el búho y el cuervo morarán en ella; y se extenderá
sobre ella cordel de destrucción, y plomada de asolamiento. 12Llamarán a
sus nobles para el reino, pero no habrá nadie allí, y todos sus príncipes serán
nada. 13En sus palacios crecerán espinos, y ortigas y
cardos en sus fortalezas; y serán guarida de dragones y patio para los
búhos. 14Las fieras del desierto se encontrarán con las
hienas, y la cabra del monte gritará a su compañero; la lechuza también tendrá
allí morada, y hallará para sí lugar de reposo. 15Allí anidará
el búho real, pondrá sus huevos y sacará sus pollos y los juntará debajo de sus
alas; también se juntarán allí los buitres, cada uno con su compañera. 16Inquirid en
el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su
compañera; porque su boca mandó y los reunió su mismo Espíritu. 17Y Él les echó
las suertes, y su mano les repartió con cordel; para siempre la tendrán por
heredad; de generación en generación morarán allí.
ISAÍAS 35
1Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se
gozará, y florecerá como la rosa. 2Florecerá
profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano
le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de
Jehová, la hermosura del Dios nuestro. 3Fortaleced
las manos cansadas, corroborad las rodillas endebles.4Decid a los
de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con
venganza, con retribución; Dios mismo, Él vendrá y os salvará.5Entonces los
ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. 6Entonces el
cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán
cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. 7El lugar seco
será tornado en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la habitación
de dragones, en su guarida, será lugar de cañas y de juncos. 8Y habrá allí
calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él,
sino que será para ellos; los errantes, aunque fueren torpes, no se
extraviarán. 9No habrá allí león, ni fiera voraz subirá por él,
ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. 10Y los
redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión cantando; y gozo perpetuo habrá
sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y la tristeza y el gemido huirán.
ISAÍAS 36
1Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que
Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá,
y las tomó. 2Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con grande
ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al
acueducto del estanque de arriba, en el camino del campo del Lavador. 3Y salió a él
Eliaquim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna, escriba, y Joah hijo de Asaf, el
cronista. 4A los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a
Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es ésta en
que confías?5Digo, alegas tú, pero son palabras vanas que tengo
consejo y fortaleza para la guerra. Ahora bien, ¿en quién confías que te
rebelas contra mí? 6He aquí que confías en este bordón de caña frágil,
en Egipto, sobre el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y se
la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él
confían. 7Y si me dijeres: En Jehová nuestro Dios confiamos;
¿no es Éste Aquél cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y
dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis? 8Ahora, pues,
yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi señor, y yo te daré dos mil
caballos, si pudieres tú dar jinetes que cabalguen sobre ellos. 9¿Cómo, pues,
harás volver el rostro de un capitán de los más pequeños siervos de mi señor,
aunque estés confiado en Egipto por sus carros y hombres de a caballo? 10¿Acaso vine yo
ahora a esta tierra para destruirla sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta
tierra y destrúyela. 11Entonces dijo Eliaquim, y Sebna y Joah al Rabsaces:
Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos; y
no hables con nosotros en lengua judaica, a oídos del pueblo que está sobre el
muro.12Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor a ti y
a tu señor, a que dijese estas palabras, y no a los hombres que están sobre el
muro, para que coman su estiércol y beban su orina con vosotros? 13Entonces el
Rabsaces se puso en pie, y gritó a grande voz en lengua judaica, diciendo: Oíd
las palabras del gran rey, el rey de Asiria. 14El rey dice
así: No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar. 15Ni os haga
Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente Jehová nos librará; no será
entregada esta ciudad en manos del rey de Asiria. 16No escuchéis
a Ezequías; porque el rey de Asiria dice así: Haced conmigo paz, y salid a mí;
y coma cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada cual las
aguas de su pozo;17hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la
vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas. 18Mirad no os
engañe Ezequías diciendo: Jehová nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las
naciones cada uno a su tierra de la mano del rey de Asiria? 19¿Dónde están
los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim? ¿Libraron
a Samaria de mi mano? 20¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras,
que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a
Jerusalén? 21Pero ellos callaron y no le respondieron palabra;
porque el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis. 22Entonces
Eliaquim hijo de Hilcías mayordomo, y Sebna escriba, y Joah hijo de Asaf el
cronista, vinieron a Ezequías rasgadas sus vestiduras, y le contaron las
palabras del Rabsaces.
ISAÍAS 37
1Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó
sus vestiduras, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. 2Y envió a
Eliaquim mayordomo, y a Sebna escriba, y a los ancianos de los sacerdotes,
cubiertos de cilicio, al profeta Isaías, hijo de Amoz. 3Los cuales le
dijeron: Ezequías dice así: Día de angustia, de reprensión y de blasfemia, es
este día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer, y no hay
fuerzas para dar a luz. 4Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras del
Rabsaces, a quien su señor el rey de Asiria ha enviado para blasfemar al Dios
vivo, y vituperará las palabras que oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración
por el remanente que aún ha quedado.5Vinieron,
pues, los siervos de Ezequías a Isaías.6Y les dijo
Isaías: Diréis así a vuestro señor: Así dice Jehová: No temas por las palabras
que has oído, con las cuales me han blasfemado los siervos del rey de
Asiria. 7He aquí que yo doy en él un espíritu, y oirá un
rumor, y se volverá a su tierra; y yo haré que en su tierra caiga a
espada. 8Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria
que combatía contra Libna; porque ya había oído que se había apartado de
Laquis. 9Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí
que él ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió mensajeros a Ezequías,
diciendo:10Diréis así a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu
Dios en quien tú confías, diciendo: Jerusalén no será entregada en mano del rey
de Asiria. 11He aquí que tú oíste lo que hicieron los reyes de
Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y serás tú librado?12¿Acaso
libraron los dioses de las naciones a los que destruyeron mis antepasados, a
Gozán, y Harán, Rezef, y a los hijos de Edén que moraban en Telasar?13¿Dónde está
el rey de Hamat, y el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena,
y de Iva?14Y tomó Ezequías las cartas de mano de los
mensajeros, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de
Jehová. 15Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: 16Jehová de los
ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios
sobre todos los reinos de la tierra; tú hiciste el cielo y la tierra. 17Inclina, oh
Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las
palabras de Senaquerib, el cual ha enviado a blasfemar al Dios viviente.18Ciertamente,
oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las naciones y sus
tierras, 19y echaron los dioses de ellos al fuego; porque no
eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los
destruyeron. 20Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su
mano, para que todos los reinos de la tierra sepan que sólo tú eres
Jehová. 21Entonces Isaías hijo de Amoz, envió a decir a Ezequías:
Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib
rey de Asiria, 22ésta es la palabra que Jehová habló acerca de él:
La virgen, la hija de Sión te ha menospreciado, y ha hecho escarnio de ti; a
tus espaldas mueve su cabeza la hija de Jerusalén. 23¿A quién
injuriaste y a quién blasfemaste? ¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado
tus ojos en alto? Contra el Santo de Israel.24Por mano de
tus siervos infamaste al Señor, y dijiste: Yo con la multitud de mis carros
subiré a las alturas de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus altos
cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta la cumbre, al monte de su
Carmelo. 25Yo cavé, y bebí las aguas; y con las pisadas de mis
pies sequé todos los ríos de los lugares sitiados. 26¿Acaso no has
oído decir que desde hace mucho tiempo yo lo hice, que desde los días de la
antigüedad lo he formado? Lo he hecho venir ahora, y tú serás para que tornes
ciudades fortificadas en montones de ruinas.27Y sus
moradores, fueron cortos de poder, desalentados y confusos, fueron como pasto
del campo y hortaliza verde, como hierba de los tejados, que antes de sazón se
seca. 28Pero yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar,
y tu furor contra mí.29Porque contra mí te airaste, y tu estruendo ha subido
a mis oídos; pondré, pues, mi anzuelo en tu nariz, y mi freno en tus labios, y
te haré volver por el camino por donde viniste. 30Y esto te
será por señal: Comerás este año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que
nace de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis, y plantaréis viñas, y
comeréis su fruto. 31Y el remanente de la casa de Judá que hubiere
escapado, volverá a echar raíz abajo, y llevará fruto arriba. 32Porque de
Jerusalén saldrá un remanente, y los que escapen del monte de Sión. El celo de
Jehová de los ejércitos hará esto. 33Por tanto,
así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni lanzará
saeta en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará baluarte
contra ella. 34Por el camino que vino, volverá, y no entrará en
esta ciudad, dice Jehová: 35Pues yo ampararé a esta ciudad para salvarla por
amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo. 36Y salió el
ángel de Jehová, e hirió a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los
asirios; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de
muertos. 37Entonces Senaquerib rey de Asiria partió, y fue y
volvió, y habitó en Nínive. 38Y aconteció,
que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer, sus
hijos, le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su
lugar Esarhadón su hijo.
ISAÍAS 38
1En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino
a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Pon tu casa
en orden, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces
Ezequías volvió su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová. 3Y dijo: Oh
Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y
con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus
ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4Entonces vino
palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5Ve, y di a
Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y he
visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. 6Y te libraré,
y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé. 7Y esto te
será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: 8He aquí que
yo haré retroceder la sombra de los grados, que ha descendido por el sol en el
reloj de Acaz, diez grados. Y el sol retrocedió diez grados atrás, por los
cuales había ya descendido. 9Escritura de
Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y fue sanado de su enfermedad. 10Yo dije: En
el medio de mis días iré a las puertas del sepulcro: Privado soy del resto de
mis años. 11Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los
vivientes: Ya no veré más hombre con los moradores del mundo. 12Mi morada ha
sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como el tejedor corté mi
vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la
noche. 13Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió
todos mis huesos: De la mañana a la noche me acabarás.14Como la grulla
y como la golondrina me quejaba; Gemía como la paloma; mis ojos se cansaron de
mirar hacia arriba: Jehová, violencia padezco; fortaléceme.15¿Qué diré? El
que me lo dijo, Él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente en la amargura de mi
alma, todos mis años. 16Oh Señor, por estas cosas el hombre vive, y en
todas estas cosas está la vida de mi espíritu; Tú pues, me restablecerás, y
harás que yo viva. 17He aquí amargura grande me sobrevino en la paz;
pero por amor a mi alma tú la libraste del hoyo de corrupción; porque echaste
tras tus espaldas todos mis pecados. 18Porque el
sepulcro no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden a la
fosa esperarán tu verdad. 19El que vive, el que vive, éste te alabará, como yo
hoy: El padre dará a conocer tu verdad a sus hijos. 20Jehová estaba
listo para salvarme; por tanto cantaremos mis cantos en la casa de Jehová todos
los días de nuestra vida. 21Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y
pónganla en la llaga, y sanará. 22También había
dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?
ISAÍAS 39
1En aquel tiempo Merodac-baladán, hijo de Baladán,
rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque había oído que
había estado enfermo, y que había convalecido. 2Y se regocijó
con ellos Ezequías, y les enseñó la casa de su tesoro, plata y oro, y especias,
y ungüentos preciosos, y toda su casa de armas, y todo lo que se pudo hallar en
sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todo su señorío, que Ezequías no les
mostrase. 3Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y
le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías
respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4Dijo
entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi
casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya
mostrado. 5Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de
Jehová de los ejércitos:6He aquí, vienen días en que será llevado a
Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta
hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7De tus hijos
que hubieren salido de ti, y que engendraste, tomarán, y serán eunucos en el
palacio del rey de Babilonia. 8Y dijo
Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Y añadió: A
lo menos, haya paz y verdad en mis días.
ISAÍAS 40
1Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro
Dios. 2Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que
su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de
la mano de Jehová por todos sus pecados. 3Voz del que
clama en el desierto: Preparad el camino de Jehová; enderezad calzada en la
soledad a nuestro Dios.4Todo valle será levantado, y todo monte y collado
será abajado; y lo torcido será enderezado, y lo áspero será allanado. 5Y se
manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la
boca de Jehová ha hablado. 6Voz que
decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué he de decir? Toda carne es hierba, y toda
su gloria es como la flor del campo:7La hierba se
seca, y la flor se marchita; porque el Espíritu de Jehová sopla en ella.
Ciertamente hierba es el pueblo. 8La hierba se
seca, la flor se marchita; mas la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre. 9Súbete sobre un monte alto, oh Sión, tú que traes
buenas nuevas; levanta fuertemente tu voz, oh Jerusalén, tú que traes buenas
nuevas; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡He aquí vuestro
Dios! 10He aquí que el Señor Jehová vendrá con mano fuerte,
y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con Él, y su obra delante
de su rostro. 11Como pastor apacentará su rebaño; con su brazo
recogerá los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las
recién paridas.12¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano, y
midió los cielos con su palmo, y con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y
pesó los montes con balanza, y con pesas los collados? 13¿Quién enseñó
al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? 14¿A quién
pidió consejo para ser instruido? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le
enseñó conocimiento, o le mostró la senda del entendimiento? 15He aquí que
las naciones le son como la gota que cae de un cubo, y son contadas como el
polvo de la balanza; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. 16Ni el Líbano
bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. 17Como nada son
todas las naciones delante de Él; y en su comparación serán estimadas en menos
que nada, y que lo que no es.18¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o a qué
imagen le compararéis? 19El artífice prepara la imagen de talla, el platero
le extiende el oro, y le funde cadenas de plata. 20El pobre
escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio,
que le haga una imagen de talla que no se mueva.21¿No sabéis?
¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido
enseñados desde que la tierra se fundó? 22Él está
sentado sobre el globo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; Él
extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para
morar. 23Él reduce a nada a los poderosos, y a los jueces de
la tierra hace como cosa vana. 24Como si nunca
hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si nunca
su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; así que sopla en ellos, se secan, y
el torbellino los lleva como hojarascas. 25¿A quién,
pues, me haréis semejante o me haréis igual? dice el Santo.26Levantad en
alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; Él saca y cuenta su
ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de
su fuerza, y su poder y virtud. 27¿Por qué
dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de
mi Dios pasó mi juicio? 28¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es
Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con
cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29Él da
fortaleza al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30Los muchachos
se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31pero los que
esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas,
correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.
ISAÍAS 41
1Guardad silencio ante mí, oh islas, y esfuércense
los pueblos; acérquense, y entonces hablen; vengamos juntos a juicio. 2¿Quién
despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante
de él naciones, y lo hizo señorear sobre reyes; los entregó a su espada como
polvo, y a su arco como paja arrebatada? 3Los siguió,
pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. 4¿Quién ordenó
e hizo esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el
primero, y yo mismo con los postreros. 5Las islas
vieron, y tuvieron temor, los confines de la tierra se espantaron; se
congregaron, y vinieron. 6Cada cual ayudó a su prójimo, y a su hermano dijo:
Esfuérzate. 7El carpintero animó al platero, y el que alisa con
martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura, y lo
afirmó con clavos, para que no se moviese. 8Pero tú,
Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, a quien yo escogí, simiente de Abraham mi
amigo.9Porque te tomé de los confines de la tierra, y de
entre sus hombres principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, yo te
escogí, y no te deseché. 10No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes,
porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te
sustentaré con la diestra de mi justicia.11He aquí que
todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; los que
contienden contigo serán como nada y perecerán. 12Los buscarás,
y no los hallarás, los que tienen contienda contigo, serán como nada, y como
cosa que no es, aquellos que te hacen guerra. 13Porque yo
Jehová tu Dios sostendré tu mano derecha, diciendo: No temas, yo te
ayudaré. 14No temas, gusano de Jacob, ni vosotros, varones de
Israel; Yo te ayudaré, dice Jehová tu Redentor, el Santo de Israel. 15He aquí que
yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y
los molerás, y collados tornarás en tamo. 16Los
aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino. Y tú te
regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel. 17Los afligidos
y menesterosos buscan las aguas, y no las hay, se secó de sed su lengua; yo
Jehová los oiré, yo el Dios de Israel no los desampararé. 18En los
lugares altos abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; tornaré el
desierto en estanques de aguas, y en manantiales de aguas la tierra seca. 19Daré en el
desierto cedros, acacias, arrayanes, y olivos; pondré en la soledad cipreses,
pinos y abetos juntamente;20para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan
todos, que la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo creó. 21Presentad
vuestra causa, dice Jehová; exponed vuestros argumentos, dice el Rey de
Jacob. 22Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos
lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón en ello;
sepamos también su postrimería, y hacednos entender lo que ha de venir.23Dadnos nuevas
de lo que ha de ser después, para que sepamos que vosotros sois dioses; o a lo
menos haced bien, o mal, para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos. 24He aquí que
vosotros sois nada, y vuestras obras de vanidad; abominación el que os
escogió. 25Del norte levanté uno, y vendrá. Del nacimiento del
sol invocará mi nombre; y hollará príncipes como lodo, y como pisa el barro el
alfarero. 26¿Quién lo anunció desde el principio, para que
sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo? Cierto, no hay quien anuncie,
sí, no hay quien enseñe, ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras. 27Yo soy el
primero que he enseñado estas cosas a Sión, y a Jerusalén le daré un portador
de alegres nuevas. 28Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas
cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra. 29He aquí,
todos son vanidad, y las obras de ellos nada; viento y vanidad son sus imágenes
de fundición.
ISAÍAS 42
1He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido en
quien mi alma tiene contentamiento. He puesto sobre Él mi Espíritu, Él traerá
juicio a las naciones. 2No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las
plazas.3No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo
que humeare; sacará el juicio a verdad. 4No se
cansará, ni desmayará, hasta que haya establecido juicio en la tierra; y las
islas esperarán su ley. 5Así dice Jehová Dios, el Creador de los cielos, y
el que los despliega; el que extiende la tierra y sus frutos; el que da
respiración al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella
andan. 6Yo Jehová te he llamado en justicia, y sostendré tu
mano; te guardaré y te pondré por pacto del pueblo, por luz de los gentiles;7para que
abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de
casas de prisión a los que moran en tinieblas. 8Yo Jehová;
éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a
esculturas. 9Las cosas primeras he aquí vinieron, y yo anuncio
cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias. 10Cantad a
Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que
descendéis al mar y cuanto hay en él, las islas y los moradores de ellas. 11Alcen la voz
el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores
de la roca, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12Den gloria a
Jehová, y proclamen en las islas su alabanza. 13Jehová saldrá
como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se
esforzará sobre sus enemigos. 14Desde el
siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; ahora daré voces como
la mujer que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15Tornaré en
soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en
islas, y secaré los estanques. 16Y guiaré a
los ciegos por camino que no sabían, les haré pisar por las sendas que no
habían conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y lo escabroso
en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17Serán vueltos
atrás, y en extremo confundidos, los que confían en los ídolos, y dicen a las
imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses. 18Sordos, oíd;
y vosotros ciegos, mirad para ver. 19¿Quién es ciego,
sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego
como el perfecto, y ciego como el siervo de Jehová, 20que ve muchas
cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21Jehová se
complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22Mas éste es
pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en
cárceles; son puestos para presa, y no hay quien libre; despojados, y no hay
quien diga: Restituid. 23¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y
escuchará respecto al porvenir? 24¿Quién dio a
Jacob por despojo, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra
quien pecamos? Pero no quisieron andar en sus caminos, ni obedecieron su
ley. 25Por tanto, derramó sobre él el furor de su ira, y
la fuerza de guerra; le prendió fuego todo en derredor, pero no entendió; y le
consumió, mas no hizo caso.
ISAÍAS 43
1Y ahora, así dice Jehová Creador tuyo, oh Jacob, y
Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío
eres tú. 2Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y si
por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni
la llama arderá en ti. 3Porque yo soy Jehová tu Dios, el Santo de Israel,
tu Salvador: A Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. 4Porque en mis
ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues,
hombres por ti, y naciones por tu alma. 5No temas,
porque yo soy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te
recogeré. 6Diré al norte: Da acá, y al sur: No detengas; trae
de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, 7todos los
llamados de mi nombre; para gloria mía los creé, los formé y los hice.8Sacad al
pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen oídos. 9Congréguense
a una todas las naciones, y júntense todos los pueblos: ¿Quién de ellos hay que
nos dé nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus
testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Es Verdad. 10Vosotros sois
mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí; para que me conozcáis y
creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado Dios, ni lo
será después de mí. 11Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien
salve. 12Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre
vosotros dios extraño. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo
soy Dios. 13Aun antes que hubiera día, yo soy; y no hay quien
de mi mano libre. Yo lo haré, ¿quién lo estorbará? 14Así dice
Jehová, Redentor vuestro, el Santo de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e
hice descender fugitivos todos ellos, y clamor de caldeos en las naves. 15Yo Jehová, Santo
vuestro, Creador de Israel, vuestro Rey. 16Así dice
Jehová, el que hace camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas; 17el que saca
carro y caballo, ejército y fuerza; caen juntamente para no levantarse; quedan
extinguidos, como pábilo quedan apagados. 18No os
acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. 19He aquí que
yo hago una cosa nueva; pronto saldrá a luz: ¿no la sabréis? Otra vez haré
camino en el desierto, y ríos en la soledad. 20La bestia del
campo me honrará, los dragones y los búhos; porque daré aguas en el desierto,
ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.21Este pueblo
he creado para mí, mis alabanzas publicará. 22Y no me
invocaste a mí, oh Jacob; antes, de mí te cansaste, oh Israel. 23No me trajiste
a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios;
no te hice servir con presente, ni te hice fatigar con incienso. 24No compraste
para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus
sacrificios; antes me abrumaste con tus pecados, me fatigaste con tus
maldades. 25Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de
mí mismo; y no me acordaré de tus pecados. 26Hazme
recordar, entremos en juicio juntamente; declara tú para justificarte. 27Tu primer
padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí.28Por tanto, yo
profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob, y por oprobio
a Israel.
ISAÍAS 44
1Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a
quien yo escogí. 2Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó
desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú,
Jesurún, a quien yo escogí. 3Porque yo
derramaré aguas sobre el que tiene sed, y ríos sobre la tierra árida; derramaré
mi Espíritu sobre tu linaje, y mi bendición sobre tu descendencia; 4y brotarán
como entre hierba, como sauces junto a corrientes de aguas. 5Uno dirá: Yo
soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob; y otro escribirá con su
mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel. 6Así dice
Jehová el Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el
primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. 7¿Y quién como
yo, proclamará y denunciará esto, y lo ordenará por mí, como hago yo desde que
establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por
venir. 8No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír
desde antiguo, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino
yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. 9Los formadores
de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para
nada es útil; y ellos mismos para su confusión son testigos, que ellos ni ven
ni entienden. 10¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que
para nada es de provecho? 11He aquí que todos sus compañeros serán
avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Que se reúnan todos
ellos y se pongan de pie; se asombrarán, y serán avergonzados a una. 12El herrero
toma la tenaza, trabaja en las brasas, le da forma con los martillos, y trabaja
en ella con la fuerza de su brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas;
no bebe agua, y desfallece. 13El carpintero
tiende la regla, lo señala con almagre, lo labra con los cepillos, le da figura
con el compás, lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso, para
tenerlo en la casa. 14Corta cedros para sí, y toma ciprés y encina, que
crecen entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe con la
lluvia. 15De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma
de ellos para calentarse; enciende también el horno, y cuece panes; hace además
un dios, y lo adora; fabrica un ídolo, y se arrodilla delante de él.16Parte del
leño quema en el fuego; con parte de él come carne, adereza asado, y se sacia;
después se calienta, y dice: ¡Ah! Me he calentado, he visto el fuego; 17y hace del
sobrante un dios, un ídolo suyo; se humilla delante de él, lo adora, y le ruega
diciendo: Líbrame, porque tú eres mi dios. 18No saben ni
entienden; porque sus ojos están cerrados para no ver, y su corazón para no
entender. 19Ninguno reflexiona en su corazón, ni tiene
conocimiento o entendimiento para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y
sobre sus brasas cocí pan, asé carne, y la comí; ¿haré del restante de ello una
abominación? ¿Me postraré delante de un tronco de árbol? 20De ceniza se
alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga:
¿No es una mentira lo que tengo en mi mano derecha? 21Acuérdate de
estas cosas, oh Jacob, e Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé;
siervo mío eres tú. Oh Israel, yo no me olvidaré de ti. 22Yo deshice
como a una nube tus rebeliones, y como a niebla tus pecados; vuélvete a mí,
porque yo te redimí. 23Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo;
gritad con júbilo, lugares bajos de la tierra; prorrumpid, montes, en alabanza;
bosque, y todo árbol que en él está; porque Jehová redimió a Jacob, y en Israel
será glorificado. 24Así dice Jehová, tu Redentor, el que te formó desde
el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que
extiendo la tierra por mí mismo; 25Que frustro
las señales de los engañadores, y enloquezco a los agoreros; que hago
retroceder a los sabios, y desvanezco su sabiduría; 26Yo, quien
confirma la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que
dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Seréis
reedificadas, y yo levantaré sus ruinas; 27que dice a
las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; 28que dice de
Ciro: Él es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén:
Serás edificada; y al templo: Serán echados tus cimientos.
ISAÍAS 45
1Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé
yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de
reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2Yo iré
delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebraré puertas de bronce, y
cerrojos de hierro haré pedazos;3y te daré los
tesoros escondidos, y las riquezas de los lugares secretos; para que sepas que
yo soy Jehová, el Dios de Israel, el que te llama por tu nombre. 4Por amor a mi
siervo Jacob y a Israel mi escogido, te he llamado por tu nombre; te puse
sobrenombre, aunque tú no me has conocido. 5Yo soy
Jehová, y ninguno más hay. No hay Dios fuera de mí. Yo te ceñí, aunque tú no me
has conocido; 6para que se sepa desde el nacimiento del sol, y
desde donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que
yo, 7que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la
paz y creo la adversidad. Yo Jehová que hago todo esto. 8Rociad,
cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y
prodúzcanse la salvación y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo
he creado. 9¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡El tiesto con
los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?; o tu
obra: No tiene manos? 10¡Ay del que dice a su padre: ¿Por qué engendraste?
y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?! 11Así dice
Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir;
mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos. 12Yo hice la
tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a
todo su ejército ordené. 13Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus
caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por
recompensa, dice Jehová de los ejércitos. 14Así dice
Jehová: El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía y los sabeos, hombres
de gran estatura, se pasarán a ti, y serán tuyos; irán en pos de ti, pasarán
con grillos; se inclinarán delante de ti y te suplicarán, diciendo: Ciertamente
en ti está Dios, y no hay otro fuera de Dios. 15Verdaderamente
tú eres un Dios que te encubres, oh Dios de Israel, el Salvador.16Confusos y avergonzados
serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes.17Israel será
salvo en Jehová con salvación eterna; no seréis avergonzados ni humillados, por
toda la eternidad. 18Porque así dijo Jehová, que creó los cielos, Él es
Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano,
para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. 19No hablé en
secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la simiente de Jacob: En
vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.20Reuníos, y
venid; acercaos, todos los que habéis escapado de las naciones. No tienen
conocimiento aquellos que erigen el madero de su imagen esculpida, y los que
ruegan a un dios que no puede salvar.21Publicad, y
hacedlos llegar, y entren todos en consulta: ¿quién hizo oír esto desde el
principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios
que yo; Dios justo y Salvador: ningún otro fuera de mí. 22Mirad a mí, y
sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay
más. 23Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió
palabra en justicia, y no será revocada. Que a mí se doblará toda rodilla, y
jurará toda lengua. 24Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová está la
justicia y la fortaleza; a Él vendrán, y todos los que contra Él se enardecen
serán avergonzados. 25En Jehová será justificada y se gloriará toda la
simiente de Israel.
ISAÍAS 46
1Se postró Bel, se doblegó Nebo. Sus ídolos fueron
puestos sobre bestias, sobre animales de carga; vuestros acarreos fueron muy
pesados, muy gravosos para las bestias cansadas. 2Se
doblegaron, se postraron juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino
que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio. 3Oídme, oh
casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel, los que sois traídos
por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz. 4Y hasta la
vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo os
soportaré y os guardaré. 5¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me
comparáis, para que seamos semejantes?6Sacan oro del
talego, y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de
ello; se postran y adoran. 7Se lo echan
sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su lugar; allí se está, y no se
mueve de su sitio. Le hablan, y tampoco responde, ni libra de la
tribulación. 8Acordaos de esto, y sed hombres, volved en
vosotros, prevaricadores.9Acordaos de las cosas pasadas desde la antigüedad;
porque yo soy Dios, y no hay más Dios, y nada hay semejante a mí; 10que anuncio
lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho;
que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; 11que llamo
desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y
lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.12Oídme, duros
de corazón, que estáis lejos de la justicia. 13Haré que se
acerque mi justicia, no se alejará; y mi salvación no se detendrá. Y pondré mi
salvación en Sión por Israel mi gloria.
ISAÍAS 47
1Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de
Babilonia, siéntate en la tierra sin trono, hija de los caldeos; porque nunca
más te llamarán tierna y delicada. 2Toma el
molino, y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies, descubre las
piernas, pasa los ríos. 3Descubierta será tu desnudez, tu vergüenza será
vista; tomaré venganza, y no te encontraré como hombre. 4Nuestro
Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. 5Siéntate,
calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos; porque nunca más te llamarán
señora de reinos. 6Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad, y
los entregué en tu mano; no les tuviste misericordia; sobre el anciano
agravaste mucho tu yugo. 7Y dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado
en esto, ni te acordaste de tu postrimería.8Oye, pues,
ahora esto, tú que eres dada a los placeres, la que está sentada confiadamente,
la que dice en su corazón: Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré viuda,
ni conoceré orfandad. 9Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo
día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, por la multitud de
tus hechicerías y por tus muchos encantamientos. 10Porque te
confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu conocimiento
te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más.11Por tanto
vendrá sobre ti mal, que no sabrás ni de dónde vino; caerá sobre ti
quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sabrás,
vendrá de repente sobre ti. 12Estate ahora
en tus encantamientos, y con la multitud de tus hechizos, en los cuales te
fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá prevalecerás. 13Te has
fatigado en la multitud de tus consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los
astrólogos, los contempladores de las estrellas, los que cuentan los meses,
para pronosticar lo que vendrá sobre ti. 14He aquí que
serán como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la
llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten. 15Así te serán
aquellos con quienes te fatigaste, los que han negociado contigo desde tu
juventud; cada uno se irá por su camino, no habrá quien te salve.
ISAÍAS 48
1Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre
de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que juran en el nombre de
Jehová, y hacen memoria del Dios de Israel, pero no en verdad ni en justicia.2Porque de la
santa ciudad se nombran, y se apoyan en el Dios de Israel. Jehová de los
ejércitos es su nombre. 3Lo que pasó, ya antes lo dije; y de mi boca salió;
lo publiqué, lo hice presto, y vino a ser. 4Por cuanto yo
sabía que eres obstinado, y tendón de hierro tu cerviz, y tu frente de
bronce, 5te lo dije desde el principio; antes que sucediese
te lo mostré, para que no dijeses: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura
y de fundición mandaron estas cosas. 6Lo oíste, lo
viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas
nuevas y ocultas que tú no sabías. 7Ahora han
sido creadas, no en días pasados; ni antes de este día las habías oído, para
que no digas: He aquí que yo lo sabía. 8Sí, nunca lo
habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu
oído; porque yo sabía que habrías de ser desleal, por tanto, desde el vientre
has sido llamado rebelde. 9Por amor de mi nombre diferiré mi furor, y para
alabanza mía me refrenaré, para no talarte. 10He aquí te he
purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. 11Por mí, por
amor de mí mismo lo haré, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no
la daré a otro.12Óyeme, Jacob, y tú, Israel, mi llamado. Yo mismo,
yo el primero, yo también el postrero. 13Mi mano fundó
también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al
llamarlos yo, comparecieron juntamente. 14Congregaos
todos vosotros, y oíd. ¿Quién hay entre ellos que anuncie estas cosas? Jehová
le ha amado; Él hará su voluntad en Babilonia, y su brazo estará sobre los
caldeos. 15Yo, yo hablé, y le llamé, y le traje; por tanto
será prosperado su camino. 16Acercaos a
mí, oíd esto; desde el principio no hablé en secreto; desde que esto se hizo,
allí estaba yo; y ahora el Señor Jehová me envió, y su Espíritu. 17Así dice
Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel: Yo soy Jehová tu Dios, que te enseña
para provecho, que te conduce por el camino en que debes andar. 18¡Oh si
hubieras atendido a mis mandamientos! Entonces tu paz habría sido como un río,
y tu justicia como las ondas del mar. 19Tu simiente
también habría sido como la arena, y los renuevos de tus entrañas como los
granos de arena; su nombre nunca sería cortado, ni raído de mi presencia. 20Salid de
Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegría,
publicadlo, llevadlo hasta lo último de la tierra; decid: Redimió Jehová a
Jacob su siervo. 21Y no tuvieron sed cuando Él los llevó por los
desiertos; Él hizo brotar las aguas de la roca; partió la peña, y fluyeron las
aguas. 22No hay paz para el impío, dice Jehová.
ISAÍAS 49
1Oídme, islas, y escuchad, pueblos lejanos: Jehová
me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre mencionó mi
nombre. 2Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la
sombra de su mano; y me puso por saeta limpia, me guardó en su aljaba. 3Y me dijo: Mi
siervo eres, oh Israel; en ti me gloriaré.4Entonces
dije: En vano he trabajado; por demás y sin provecho he consumido mi fuerza;
pero mi juicio está delante de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.5Ahora pues,
dice Jehová, el que me formó desde el vientre para ser su siervo, para hacer
volver a Él a Jacob. Bien que Israel no se juntará, con todo, estimado seré en
los ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fortaleza. 6Y dijo: Poco
es que tú me seas siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que
restaures los asolamientos de Israel: también te di por luz de las naciones,
para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra. 7Así dice
Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de los hombres, al
abominado de las naciones, al siervo de los gobernantes. Verán reyes, y se
levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel,
el cual te escogió. 8Así dice Jehová: En tiempo aceptable te he oído, y
en día de salvación te he socorrido; y te guardaré, y te daré por pacto al
pueblo, para restaurar la tierra, para dar por herencia las asoladas
heredades; 9para que digas a los presos: Salid; y a los que
están en tinieblas: Manifestaos. En los caminos serán apacentados, y en todas
las cumbres tendrán sus pastos. 10No tendrán
hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene de ellos
misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas. 11Y convertiré
en camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas. 12He aquí éstos
vendrán de lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra
de Sinim. 13Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra; y
prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha consolado a su pueblo, y
de sus pobres tendrá misericordia. 14Pero Sión
dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15¿Se olvidará
la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su
vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me olvidaré de ti. 16He aquí que
en las palmas de mis manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus
muros. 17Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores y
tus asoladores saldrán de ti.18Alza tus ojos alrededor, y mira; todos éstos se han
reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de todos, como de vestidura
de honra, serás vestida; y de ellos serás ceñida como novia. 19Porque tus
asolamientos, y tus ruinas, y tu tierra desierta, ahora será angosta por la
multitud de los moradores; y tus destruidores serán apartados lejos. 20Aun los hijos
de tu orfandad dirán a tus oídos: Angosto es para mí este lugar; apártate por
amor de mí, para que yo more.21Y dirás en tu corazón: ¿Quién me engendró éstos?
porque yo deshijada estaba y sola, peregrina y desterrada: ¿quién, pues, crió
éstos? He aquí yo había sido dejada sola; éstos ¿dónde estaban? 22Así dice el
Señor Jehová: He aquí, yo alzaré mi mano a los gentiles, y a los pueblos
levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán
traídas en hombros. 23Y reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas;
con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y
conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que me esperan. 24¿Será quitada
la presa al valiente? ¿El justo cautivo, será liberado? 25Pero así dice
Jehová: Aun los cautivos serán rescatados del valiente, y la presa del tirano
será librada; porque yo pelearé con los que peleen contra ti, y yo salvaré a
tus hijos. 26Y a los que te oprimen les haré comer sus propias
carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino dulce; y conocerá toda
carne que yo Jehová soy tu Salvador, y tu Redentor, el Fuerte de Jacob.
ISAÍAS 50
1Así dice Jehová: ¿Dónde está la carta de divorcio
de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a
quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades os habéis vendido,
y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre: 2¿Por qué
cuando vine, no había nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha
acortado mi mano, para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que
con mi reprensión hago secar el mar; torno los ríos en desierto, sus peces
hieden, y mueren de sed por falta de agua.3Visto de
oscuridad los cielos, y hago que cilicio sea su cubierta. 4El Señor
Jehová me dio lengua de sabios, para saber hablar en sazón palabra al cansado;
me despierta mañana tras mañana, despierta mi oído para que oiga como los
sabios. 5El Señor Jehová me abrió el oído, y yo no fui
rebelde, ni me torné atrás.6Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los
que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y esputos. 7Porque el
Señor Jehová me ayudará; por tanto no seré confundido; por eso puse mi rostro
como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.8Cercano está
el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién es el
adversario de mi causa? Acérquese a mí. 9He aquí que
el Señor Jehová me ayudará; ¿quién es el que me condenará? He aquí que todos
ellos como ropa de vestir se envejecerán, los comerá polilla. 10¿Quién hay
entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en
tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su
Dios. 11He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y
estáis cercados de centellas. Andad a la luz de vuestro fuego, y de las
centellas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis
sepultados.
ISAÍAS 51
1Oídme, los que seguís justicia, los que buscáis a
Jehová; mirad a la roca de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de
donde fuisteis arrancados.2Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio
a luz; porque lo llamé solo, y lo bendije, y lo multipliqué.3Ciertamente
consolará Jehová a Sión; consolará todos sus lugares desolados, y hará su
desierto como el Edén, y su soledad como el huerto de Jehová. Gozo y alegría se
hallarán en ella, acciones de gracias y la voz de cánticos. 4Estad atentos
a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi juicio
descubriré para luz de pueblos. 5Cercana está
mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; las
islas esperarán en mí, y en mi brazo pondrán su esperanza. 6Alzad a los
cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán
deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la
misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi
justicia no perecerá. 7Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo
corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus
injurias. 8Porque como a vestidura los comerá la polilla, como
a lana los comerá el gusano; mas mi justicia permanecerá para siempre, y mi
salvación de generación en generación. 9Despiértate,
despiértate, vístete de fortaleza, oh brazo de Jehová; despiértate como en el
tiempo antiguo, en las generaciones pasadas. ¿No eres tú el que cortó a Rahab,
y el que hirió al dragón? 10¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran
abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasasen
los redimidos? 11Ciertamente volverán los redimidos de Jehová,
volverán a Sión cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo
y alegría, y el dolor y el gemido huirán. 12Yo, yo soy
vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es
mortal, del hijo del hombre, que por heno será contado? 13Y ya te has
olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y
todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía
para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige? 14El cautivo en
exilio se apresura para ser libertado, para no morir en la mazmorra, y que no
le falte su pan. 15Pero yo soy Jehová tu Dios, que agito el mar y hago
rugir sus ondas. Jehová de los ejércitos es su nombre. 16Y en tu boca
he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, para yo plantar
los cielos y fundar la tierra, y decir a Sión: Pueblo mío eres tú.17Despierta,
despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz
de su ira; los sedimentos del cáliz de aturdimiento bebiste, los
exprimiste. 18De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la
guíe; ni quien la tome por su mano de todos los hijos que crió. 19Estas dos
cosas te han acontecido; ¿quién se dolerá de ti? Asolamiento y quebrantamiento,
hambre y espada. ¿Quién te consolará? 20Tus hijos
desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como
buey montaraz en la red, llenos del furor de Jehová, de la reprensión de tu
Dios. 21Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de
vino: 22Así dice tu Señor Jehová, y tu Dios, el cual aboga
la causa de su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento,
los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás. 23Y lo pondré
en la mano de tus angustiadores que dijeron a tu alma: Póstrate para que
pasemos. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como calle a los que pasaban.
ISAÍAS 52
1Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh
Sión; vístete tu ropa de hermosura, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca
más vendrá a ti incircunciso ni inmundo. 2Sacúdete del
polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suéltate de las ataduras de tu cuello,
oh cautiva hija de Sión. 3Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos;
por tanto, sin dinero seréis rescatados. 4Porque así
dice el Señor Jehová: Mi pueblo descendió a Egipto en tiempo pasado, para
peregrinar allá; y el asirio lo oprimió sin razón. 5Y ahora ¿qué
tengo yo aquí, dice Jehová, ya que mi pueblo es llevado sin un por qué? Y los
que en él se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente es
blasfemado mi nombre todo el día.6Por tanto, mi
pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo,
he aquí estaré presente. 7¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del
que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae buenas nuevas del
bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: Tu Dios reina! 8¡Voz de tus
atalayas! alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque ojo a ojo
verán cuando Jehová vuelva a traer a Sión.9Prorrumpid de
gozo, cantad juntamente, lugares desolados de Jerusalén; porque Jehová ha
consolado a su pueblo, a Jerusalén ha redimido. 10Jehová
desnudó su santo brazo ante los ojos de todas las naciones; y todos los
términos de la tierra verán la salvación de nuestro Dios. 11Apartaos,
apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella;
limpiaos los que lleváis los vasos de Jehová. 12Porque no
saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros,
y será vuestra retaguardia el Dios de Israel. 13He aquí que
mi siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado, y será muy
enaltecido. 14Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue
desfigurado de los hombres su parecer; y su hermosura más que la de los hijos
de los hombres,15así Él rociará muchas naciones; los reyes cerrarán
ante Él la boca; porque verán lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que
jamás habían oído.
ISAÍAS 53
1¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién
se ha manifestado el brazo de Jehová? 2Subirá cual
renuevo delante de Él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en Él, ni
hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. 3Despreciado y
desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y
como que escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.4Ciertamente
llevó Él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5Mas Él herido
fue por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6Todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas
Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros. 7Angustiado
Él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. 8De la cárcel
y del juicio fue quitado; y su generación ¿quién la contará? Porque cortado fue
de la tierra de los vivientes; por la rebelión de mi pueblo fue herido. 9Y se dispuso
con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque Él
nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.10Con todo eso,
Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando hubiere puesto su
alma en expiación por el pecado, verá su linaje, prolongará sus días, y la
voluntad de Jehová será en su mano prosperada. 11Del trabajo
de su alma verá y será saciado. Por su conocimiento justificará mi siervo justo
a muchos, y Él llevará las iniquidades de ellos.12Por tanto, yo
le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto
derramó su alma hasta la muerte, y fue contado con los transgresores; Y llevó
Él el pecado de muchos e hizo intercesión por los transgresores.
ISAÍAS 54
1Alégrate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta
canción, y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los
hijos de la dejada que los de la casada, dice Jehová. 2Ensancha el
sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas
escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas. 3Porque a la
mano derecha y a la mano izquierda has de crecer; y tu simiente heredará a los
gentiles, y habitarán las ciudades asoladas. 4No temas,
pues no serás avergonzada; y no te avergüences, que no serás afrentada; porque
te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria.5Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los
ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la
tierra será llamado. 6Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu
te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dice el
Dios tuyo. 7Por un breve momento te dejé; mas te recogeré con
grandes misericordias.8Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un
momento; mas con misericordia eterna tendré compasión de ti, dice tu Redentor
Jehová. 9Porque esto me será como las aguas de Noé; que juré
que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no
me enojaré contra ti, ni te reprenderé. 10Porque los
montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi
misericordia, ni el pacto de mi paz será removido, dice Jehová, el que tiene
misericordia de ti. 11Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he
aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te
fundaré. 12Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus
puertas de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas. 13Y todos tus
hijos serán enseñados de Jehová; y multiplicará la paz de tus hijos. 14Con justicia
serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás; y del terror,
porque no se acercará a ti. 15Si alguno
conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de
ti caerá. 16He aquí que yo he creado al herrero que sopla las
ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al
destruidor para destruir. 17Ninguna arma forjada contra ti, prosperará; y tú
condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Ésta es la herencia
de los siervos de Jehová, y su justicia viene de mí, dice Jehová.
ISAÍAS 55
1A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que
no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin
precio, vino y leche. 2¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y
vuestro trabajo en lo que no satisface? Oídme atentamente, y comed del bien, y
se deleitará vuestra alma con grosura. 3Inclinad
vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros
pacto eterno, las misericordias firmes a David. 4He aquí, que
yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. 5He aquí,
llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti;
por causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. 6Buscad a
Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7Deje el impío
su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.8Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dice Jehová. 9Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos.10Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la
nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y
producir, y da semilla al que siembra y pan al que come, 11así será mi
palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo
quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.12Porque con
alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados
levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán
palmadas de aplauso. 13En lugar de la zarza crecerá el ciprés, y en lugar
de la ortiga crecerá arrayán: y será a Jehová por nombre, por señal eterna que
nunca será raída.
ISAÍAS 56
1Así dice Jehová: Guardad derecho, y haced justicia;
porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para ser
revelada. 2Bienaventurado el hombre que esto hiciere, y el
hijo del hombre que esto abrazare; que guarda el sábado de profanarlo, y que
guarda su mano de hacer el mal. 3Y el hijo del
extranjero, que se ha adherido a Jehová, no hable diciendo: Jehová me apartó
totalmente de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.4Porque así
dice Jehová a los eunucos que guardaren mis sábados, y escogieren lo que yo
quiero, y abrazaren mi pacto: 5Yo les daré
lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas;
nombre perpetuo les daré que nunca perecerá.6Y a los hijos
de los extranjeros que se adhirieren a Jehová para servirle, y que amaren el
nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guardaren el sábado de
profanarlo, y abrazaren mi pacto, 7yo los
llevaré a mi santo monte, y haré que se regocijen en mi casa de oración; sus
holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa,
casa de oración será llamada para todos los pueblos. 8Dice el Señor
Jehová, el que reúne a los dispersos de Israel: Aun reuniré otros a él; además
de los que están a él congregados. 9Todas las
bestias del campo, todas las bestias del monte, venid a devorar. 10Sus atalayas
ciegos son, todos ellos ignorantes; todos son perros mudos que no pueden
ladrar; somnolientos, echados, aman el dormir. 11Sí, ellos son
perros comilones e insaciables; y son pastores que no pueden entender: todos
ellos miran por sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada
uno por su lado. 12Venid, dicen, tomaré vino, embriaguémonos de licor;
y será el día de mañana como éste, o mucho más excelente.
ISAÍAS 57
1Perece el justo, y no hay quien lo ponga en su
corazón; y los piadosos son quitados, y no hay quien entienda que de delante de
la aflicción es quitado el justo. 2Entrará en la
paz; descansarán en sus lechos todos los que andan en su rectitud. 3Mas vosotros
llegaos acá, hijos de la agorera, generación del adúltero y de la ramera. 4¿De quién os
habéis mofado? ¿Contra quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua?
¿No sois vosotros hijos rebeldes, simiente mentirosa, 5que os
enardecéis con los ídolos debajo de todo árbol frondoso, que sacrificáis los
hijos en los valles, debajo de los peñascos? 6En las
piedras lisas del valle está tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas
derramaste libación, y ofreciste presente. ¿No me he de vengar de estas
cosas? 7Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama;
allí también subiste a hacer sacrificio.8Y tras la
puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a mí, te
descubriste, y subiste y ensanchaste tu cama, e hiciste pacto con ellos; amaste
su cama dondequiera que la veías. 9Y fuiste al
rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes, y enviaste tus embajadores
lejos, y te abatiste hasta el mismo infierno. 10En la
multitud de tus caminos te cansaste, mas no dijiste: No hay esperanza; hallaste
la vida de tu mano, por tanto no te desalentaste. 11¿Y de quién
te asustaste o temiste, que has faltado a la fe y no te has acordado de mí, ni
lo pusiste en tu corazón? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos, y
nunca me has temido? 12Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te
aprovecharán. 13Cuando clames, que te libren tus allegados; pero a
todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí
espera, tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.14Y dirá:
Allanad, allanad; preparad el camino, quitad los tropiezos del camino de mi
pueblo. 15Porque así dice el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y
con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. 16Porque no
contenderé para siempre, ni para siempre guardaré el enojo; pues decaería ante
mí el espíritu, y las almas que yo he creado. 17Por la
iniquidad de su codicia me enojé y lo herí, escondí mi rostro y me indigné; y
él siguió rebelde por el camino de su corazón. 18He visto sus
caminos, y lo sanaré; y lo guiaré y le daré consuelo a él y a sus
enlutados. 19Yo creo el fruto de labios: Paz, paz al lejano y al
cercano, dice Jehová; y lo sanaré. 20Mas los
impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas
arrojan cieno y lodo. 21No hay paz, dice mi Dios, para el impío.
ISAÍAS 58
1Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz
como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su
pecado. 2Que me buscan cada día, y quieren saber mis
caminos, como gente que hubiese obrado justicia, y que no hubiese dejado la ley
de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. 3Dicen: ¿Por
qué ayunamos, y tú no lo ves? ¿Por qué humillamos nuestras almas, y tú no te
das por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno halláis placer, y
oprimís a todos vuestros obreros. 4He aquí que
para contiendas y debates ayunáis, y para herir con el puño inicuamente; no
ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. 5¿Es tal el
ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que encorve su cabeza
como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis a esto ayuno y día
agradable a Jehová?6¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las
ligaduras de impiedad, quitar las pesadas cargas, y dejar ir libres a los
quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7¿No es que
compartas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que
cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu propia carne? 8Entonces
nacerá tu luz como el alba, y tu sanidad se dejará ver pronto; e irá tu
justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. 9Entonces
invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá Él: Heme aquí. Si quitares de en
medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad; 10Y si
derramares tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas
nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía. 11Y Jehová te
pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma, y engordará tus huesos; y
serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca
faltan.12Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los
cimientos de generación y generación levantarás; y serás llamado reparador de
portillos, restaurador de calzadas para habitar. 13Si retrajeres
del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado llamares
delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo honrares, no andando en tus propios
caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras;14entonces te
deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te
daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha
hablado.
ISAÍAS 59
1He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová
para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;2pero vuestras
iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados
han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír.3Porque
vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad;
vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.4No hay quien
clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad; confían en vanidad, y
hablan vanidades; conciben trabajo, y dan a luz iniquidad. 5Ponen huevos
de áspides, y tejen telas de arañas; el que comiere de sus huevos, morirá; y si
los apretaren, saldrán víboras. 6Sus telas no
servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos; sus obras son obras de
iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos. 7Sus pies
corren al mal, y se apresuran para derramar la sangre inocente; sus
pensamientos, son pensamientos de iniquidad, destrucción y quebrantamiento hay
en sus caminos. 8No conocen camino de paz, ni hay derecho en sus
caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá
paz. 9Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos
alcanzó justicia; esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandor, y andamos en
oscuridad. 10Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas
como sin ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares oscuros
como muertos. 11Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos
lastimeramente como palomas; esperamos juicio, y no lo hay; salvación, pero
está lejos de nosotros. 12Porque nuestras rebeliones se han multiplicado
delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con
nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados; 13el prevaricar
y mentir contra Jehová, y apartarse de en pos de nuestro Dios; el hablar
calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira. 14Y el derecho
se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y
la equidad no pudo entrar. 15Y la verdad
fue detenida; y el que se aparta del mal se convierte en presa; y lo vio
Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. 16Y vio que no
había hombre, y se maravilló que no hubiera intercesor; por tanto su propio
brazo le trajo salvación, y le afirmó su misma justicia. 17Pues de
justicia se vistió como de coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; y se
puso las ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de
manto. 18De acuerdo a sus hechos, así Él retribuirá; ira a
sus enemigos, pago a sus adversarios. Él dará su retribución a las islas. 19Y temerán
desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su
gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará
bandera contra él. 20Y vendrá el Redentor a Sión, y a los que se
volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. 21Y éste será
mi pacto con ellos, dice Jehová: Mi Espíritu que está sobre ti, y mis palabras
que he puesto en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos,
dice Jehová, ni de la boca de los hijos de tus hijos, desde ahora y para
siempre.
ISAÍAS 60
1Levántate, resplandece; que ha venido tu luz, y la
gloria de Jehová ha nacido sobre ti. 2Porque he
aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos; mas sobre ti
amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. 3Y andarán las
gentiles a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. 4Alza tus ojos
en derredor, y mira; todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos
vendrán de lejos, y tus hijas junto a ti serán criadas. 5Entonces
verás y resplandecerás; y se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se
convertirá a ti la multitud del mar, y las fuerzas de los gentiles vendrán a
ti. 6Multitud de camellos te cubrirá, dromedarios de
Madián y de Efa; vendrán todos los de Seba; traerán oro e incienso, y
publicarán alabanzas de Jehová. 7Todo el
ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos;
serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi
gloria. 8¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como
palomas a sus ventanas?9Ciertamente a mí esperarán las islas, y las naves
de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro
con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha
glorificado. 10Y los hijos de los extranjeros edificarán tus
muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te herí, mas en mi buena
voluntad te tuve misericordia. 11Tus puertas
estarán de continuo abiertas, no se cerrarán de día ni de noche, para que sean
traídas a ti las riquezas de los gentiles, y conducidos a ti sus reyes. 12Porque la
nación o el reino que no te sirviere, perecerá; y esas naciones del todo serán
asoladas. 13La gloria del Líbano vendrá a ti, abetos, pinos y
cedros juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar
de mis pies. 14Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te
afligieron, y se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te
escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel.15Aunque fuiste
abandonada y aborrecida, tanto que nadie por ti pasaba, yo haré de ti gloria
perpetua, gozo de generación y generación. 16Y mamarás la
leche de los gentiles, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová
soy tu Salvador, y tu Redentor, el Fuerte de Jacob. 17En vez de
bronce traeré oro, y por hierro plata, y por madera bronce, y en lugar de
piedras hierro; y pondré paz por tu tributo, y justicia por tus
exactores. 18Nunca más se oirá en tu tierra violencia,
destrucción ni quebrantamiento en tus términos; sino que a tus muros llamarás
Salvación, y a tus puertas Alabanza. 19El sol nunca
más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará;
sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria. 20No se pondrá
jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque te será Jehová por luz perpetua, y
los días de tu luto se acabarán. 21Y tu pueblo,
todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra; renuevos de mi
plantío, obra de mis manos, para glorificarme. 22El pequeño
vendrá a ser mil, el menor, una nación fuerte. Yo Jehová, a su tiempo lo
apresuraré.
ISAÍAS 61
1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí,
porque me ha ungido Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los
abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los
cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2a proclamar
el año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro; a
consolar a todos los enlutados; 3para ordenar
a los que hacen duelo en Sión, para darles gloria en lugar de ceniza, óleo de
gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para que Él sea
glorificado.4Y reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán
los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los
asolamientos de muchas generaciones.5Los
extranjeros se levantarán y apacentarán vuestras ovejas, y los hijos de los
extranjeros serán vuestros labradores y vuestros viñadores. 6Y vosotros
seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros del Dios nuestro seréis
llamados; comeréis la riqueza de los gentiles, y con su gloria seréis
exaltados. 7En lugar de vuestra doble confusión, y de vuestra
deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán el
doble, y tendrán perpetuo gozo. 8Porque yo
Jehová amo el derecho, y aborrezco el latrocinio para holocausto; por tanto,
afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos un pacto eterno. 9Y la simiente
de ellos será conocida entre los gentiles, y sus renuevos en medio de los
pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son simiente que Jehová ha
bendecido. 10En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se
alegrará en mi Dios; porque me vistió con ropas de salvación, me rodeó de manto
de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus
joyas. 11Porque como la tierra produce su renuevo, y como el
huerto hace brotar lo sembrado en él, así Jehová el Señor hará brotar justicia
y alabanza delante de todas las naciones.
ISAÍAS 62
1Por amor de Sión no callaré, y por amor de
Jerusalén no he de parar, hasta que salga como resplandor su justicia, y su
salvación se encienda como una antorcha. 2Entonces los
gentiles verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un
nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. 3Y serás
corona de gloria en la mano de Jehová, y diadema real en la mano de tu
Dios. 4Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se
dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefziba, y tu tierra, Beula; porque
el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. 5Pues como el
joven se casa con la virgen, se casarán contigo tus hijos; y como el gozo del
esposo con la esposa, así tu Dios se gozará contigo. 6Sobre tus
muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán
jamás. Los que os acordáis de Jehová, no descanséis, 7ni le deis
tregua, hasta que Él establezca y ponga a Jerusalén por alabanza en la
tierra. 8Juró Jehová por su mano derecha, y por el brazo de
su poder: Nunca más daré tu trigo por comida a tus enemigos, ni beberán los
extraños el vino por el que tú trabajaste.9Mas los que
lo cosecharon lo comerán, y alabarán a Jehová; y los que lo vendimiaron, lo
beberán en los atrios de mi santuario. 10Pasad, pasad
por las puertas; preparad el camino al pueblo; allanad, allanad la calzada,
quitad las piedras, alzad pendón a los pueblos. 11He aquí que
Jehová hizo oír hasta lo último de la tierra: Decid a la hija de Sión: He aquí
viene tu Salvador; he aquí su recompensa con Él, y delante de Él su obra. 12Y les
llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada,
no desamparada.
ISAÍAS 63
1¿Quién es Éste que viene de Edom, de Bosra con
vestiduras rojas? ¿Éste que es hermoso en su vestir, que marcha en la grandeza
de su poder? Yo, el que hablo en justicia, poderoso para salvar. 2¿Por qué es roja
tu vestidura, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? 3He pisado el
lagar yo solo, y de los pueblos nadie fue conmigo; los pisé con mi ira, y los
hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestiduras, y manché todo mi
ropaje. 4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y
el año de mis redimidos ha llegado. 5Y miré y no
había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó
mi brazo, y me sostuvo mi ira.6Y con mi ira hollaré los pueblos, y los embriagaré
en mi furor, y derribaré a tierra su fortaleza. 7De las
misericordias de Jehová haré mención, de las alabanzas de Jehová, conforme a
todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de su bondad hacia la casa de
Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus
piedades.8Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que
no mienten; y fue su Salvador. 9En toda
angustia de ellos Él fue angustiado, y el Ángel de su faz los salvó; en su amor
y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la
antigüedad. 10Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su
Santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y Él mismo peleó contra
ellos. 11Entonces se acordó de los días antiguos, de Moisés
y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el
pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en medio de él su Santo
Espíritu? 12¿El que los guió por la diestra de Moisés con el
brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así
nombre perpetuo? 13¿El que los condujo por los abismos, como un
caballo por el desierto, sin que tropezaran?14El Espíritu
de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así
pastoreaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso. 15Mira desde el
cielo, y contempla desde la morada de tu santidad y de tu gloria: ¿Dónde está
tu celo, y tu fortaleza, la conmoción de tus entrañas y de tus misericordias
para conmigo? ¿Se han estrechado?16Pero tú eres
nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh
Jehová, eres nuestro Padre; nuestro Redentor, perpetuo es tu nombre. 17¿Por qué, oh
Jehová, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu
temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad. 18Por poco
tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario.19Nosotros
somos tuyos. Tú nunca señoreaste sobre ellos, ellos nunca fueron llamados por
tu nombre.
ISAÍAS 64
1¡Oh si rompiese los cielos, y descendieras, y a tu presencia
se escurriesen los montes, 2como fuego
abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras
notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia!3Cuando
hiciste cosas terribles, cuales nunca esperábamos, y descendiste, se deslizaron
los montes ante tu presencia. 4Porque desde
el principio del mundo no se ha escuchado, ni oído ha percibido, ni ojo ha
visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en Él espera. 5Saliste al
encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en
tus caminos he aquí, tú te enojaste cuando pecamos, en ellos hay perpetuidad, y
seremos salvos. 6Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas
nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la
hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7Y nadie hay
que invoque tu nombre, que se despierte para asirse de ti; por lo cual
escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras
maldades. 8Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros
barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos
nosotros. 9No te enojes sobremanera, oh Jehová, ni tengas
perpetua memoria de la iniquidad; he aquí mira ahora, pueblo tuyo somos todos
nosotros. 10Tus santas ciudades están desiertas, Sión es un
desierto, Jerusalén una soledad. 11La casa de
nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres,
fue consumida por el fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. 12¿Te estarás
quieto, oh Jehová, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
ISAÍAS 65
1Fui buscado de los que no preguntaban por mí; fui
hallado de los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme
aquí, heme aquí.2Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el
cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; 3Pueblo que en
mi cara me provoca de continuo a ira, sacrificando en huertos, y ofreciendo
perfume sobre ladrillos; 4que se quedan en los sepulcros, y en lugares
escondidos pasan la noche; que comen carne de puerco, y en sus ollas hay caldo
de cosas inmundas; 5que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí,
porque soy más santo que tú. Éstos son humo en mi furor, fuego que arde todo el
día. 6He aquí que escrito está delante de mí; no callaré,
antes retornaré, y daré el pago en su seno,7por vuestras
iniquidades, y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová, los
cuales quemaron incienso sobre los montes, y sobre los collados me afrentaron;
por tanto yo les mediré su obra antigua en su seno. 8Así dice
Jehová: Como si alguno hallase mosto en un racimo, y dijese: No lo
desperdicies, porque bendición hay en él; así haré yo por mis siervos, que no
lo destruiré todo. 9Mas sacaré simiente de Jacob, y de Judá heredero de
mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra, y mis siervos
habitarán allí. 10Y será Sarón para habitación de ovejas, y el valle
de Acor para majada de vacas, para mi pueblo que me buscó.11Pero vosotros
los que dejáis a Jehová, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la
Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; 12yo también os
destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero; por
cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis; sino que hicisteis lo
malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que no me agrada. 13Por tanto así
dice el Señor Jehová: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis
hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que
mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; 14he aquí que
mis siervos cantarán por el júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el
dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis. 15Y dejaréis
vuestro nombre por maldición a mis escogidos, y el Señor Jehová te matará; y a
sus siervos llamará por otro nombre. 16El que se
bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en
la tierra, por el Dios de verdad jurará; porque las angustias primeras serán
olvidadas, y serán cubiertas de mis ojos. 17Porque he
aquí que yo creo nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá
memoria, ni más vendrá al pensamiento. 18Mas os
gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he
aquí que yo he creado alegría para Jerusalén, y gozo para su pueblo. 19Y me alegraré
con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de
lloro, ni voz de clamor. 20No habrá más allí niño que muera de días, ni viejo
que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de
cien años, será maldito.21Y edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán
viñas, y comerán el fruto de ellas. 22No
edificarán, y otro morará; no plantarán, y otro comerá; porque según los días
de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán por
largo tiempo la obra de sus manos. 23No trabajarán
en vano, ni darán a luz para maldición; porque son simiente de los benditos de
Jehová, y sus descendientes con ellos.24Y sucederá
que antes de que ellos clamen, responderé yo; y mientras aún estén hablando, yo
habré oído. 25El lobo y el cordero pacerán juntos, y el león
comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No
afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dice Jehová.
ISAÍAS 66
1Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra
el estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde
está el lugar de mi reposo? 2Mi mano hizo
todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a
aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. 3El que
sacrifica buey, es como si matase un hombre; el que sacrifica oveja, como si
degollase un perro; el que ofrece presente, como si ofreciese sangre de puerco;
el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque han escogido sus
propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 4también yo
escogeré sus escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y
nadie respondió; hablé, y no oyeron; antes hicieron lo malo delante de mis
ojos, y escogieron lo que no me agrada. 5Oíd palabra
de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os
aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado.
Mas Él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos. 6Voz de
alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus
enemigos.7Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que
le viniesen dolores dio a luz hijo. 8¿Quién oyó
cosa semejante? ¿Quién vio tal cosa? ¿Dará a luz la tierra en un día? ¿Nacerá
una nación de una vez? Pues en cuanto Sión estuvo de parto, dio a luz sus
hijos. 9¿Yo que hago dar a luz, no haré nacer? dice Jehová.
Yo que hago nacer, ¿cerraré la matriz? dice tu Dios.10Alegraos con
Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos de gozo con ella,
todos los que os enlutáis por ella; 11para que
maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que ordeñéis, y os
deleitéis con el resplandor de su gloria.12Porque así
dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de
los gentiles como un arroyo que se desborda; y mamaréis, y sobre el regazo
seréis traídos, y sobre las rodillas seréis acariciados. 13Como aquel a
quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén
tomaréis consuelo. 14Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros
huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos
será conocida, y su indignación contra sus enemigos.15Porque he
aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para tornar su
ira en furor, y su reprensión en llama de fuego. 16Porque Jehová
juzgará con fuego y con su espada a toda carne; y los muertos de Jehová serán
multiplicados. 17Los que se santifican y los que se purifican en los
huertos, unos tras otros, los que comen carne de puerco, y abominación, y
ratón; juntamente serán talados, dice Jehová. 18Porque yo
conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las
naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 19Y pondré
entre ellos señal, y enviaré a los que escaparon de ellos a las naciones, a
Tarsis, a Pul y Lud, que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las islas
apartadas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria
entre los gentiles. 20Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas
las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, y en
mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que
los hijos de Israel traen el presente en vasos limpios a la casa de
Jehová. 21Y tomaré también de ellos para sacerdotes y
levitas, dice Jehová. 22Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que
yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra
simiente y vuestro nombre. 23Y será que de
mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne a adorar delante de mí,
dice Jehová.24Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que
se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará;
y serán abominables a toda carne.
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