2 REYES 1
1Después de la muerte de Acab se rebeló Moab contra
Israel. 2Y Ocozías cayó por las celosías de una sala de la
casa que tenía en Samaria; y estando enfermo envió mensajeros, y les dijo: Id,
y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi
enfermedad. 3Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita,
diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de
Samaria, y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a
Baal-zebub dios de Ecrón? 4Por tanto, así dice Jehová: Del lecho en que
subiste no descenderás, antes morirás ciertamente. Y Elías se fue. 5Y cuando los
mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto? 6Y ellos le
respondieron: Encontramos un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os
envió, y decidle: Así dice Jehová: ¿Acaso no hay Dios en Israel, que tú envías
a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que subiste no
descenderás, sino que de cierto morirás. 7Entonces él
les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras?8Y ellos le
respondieron: Un varón velludo, y ceñía sus lomos con un cinto de cuero.
Entonces él dijo: Es Elías tisbita. 9Entonces el
rey envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a él; y
he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y él le dijo: Varón de
Dios, el rey dice que desciendas.10Y Elías
respondió, y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda
fuego del cielo, y te consuma con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo,
que lo consumió a él y a sus cincuenta.11Volvió el rey
a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló, y dijo:
Varón de Dios, el rey dice así: Desciende pronto. 12Y les
respondió Elías, y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y
te consuma con tus cincuenta. Y el fuego de Dios descendió del cielo y lo
consumió a él y a sus cincuenta. 13Y volvió a
enviar el tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel
tercer capitán de cincuenta, se hincó de rodillas delante de Elías, y le rogó,
diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida,
y la vida de estos tus cincuenta siervos. 14He aquí ha
descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de
cincuenta con sus cincuenta; sea ahora mi vida de valor delante de tus ojos.15Entonces el
ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se
levantó, y descendió con él al rey. 16Y le dijo:
Así dice Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios
de Ecrón, ¿acaso no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? Por tanto,
no descenderás del lecho en que subiste, sino que de cierto morirás. 17Y murió
conforme a la palabra de Jehová que había hablado Elías; y reinó en su lugar
Joram, en el segundo año de Joram, hijo de Josafat rey de Judá; porque Ocozías
no tenía hijo. 18Y los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos
en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
2 REYES 2
1Y aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías
en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. 2Y dijo Elías
a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Betel. Y Eliseo
dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a
Betel. 3Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que
estaban en Betel, le dijeron: ¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu señor de sobre
tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad. 4Y Elías le
volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a
Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron,
pues, a Jericó. 5Y los hijos de los profetas que estaban en Jericó
vinieron a Eliseo, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu señor de
sobre tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad. 6Y Elías le
dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él
dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, los dos. 7Y vinieron
cincuenta varones de los hijos de los profetas, y se pararon enfrente a lo
lejos; y ellos dos se pararon junto al Jordán. 8Tomando
entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron
a uno y a otro lado, y pasaron ambos en seco. 9Y sucedió que
cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieres que haga por ti,
antes que sea quitado de tu lado. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción
de tu espíritu sea sobre mí. 10Y él le dijo:
Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será así
hecho; mas si no, no. 11Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí,
apareció un carro de fuego con caballos de fuego que apartó a los dos; y Elías
subió al cielo en un torbellino.12Y viéndolo Eliseo,
clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y
nunca más le vio, y trabando de sus vestiduras, las rompió en dos partes. 13Alzó luego el
manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del
Jordán.14Y tomando el manto de Elías que se le había caído,
golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo
del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó
Eliseo. 15Y viéndole los hijos de los profetas que estaban en
Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo. Y
vinieron a recibirle, y se inclinaron a tierra delante de él. 16Y le dijeron:
He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a
tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún
monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.17Mas ellos le
importunaron, hasta que avergonzándose, dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron
cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron. 18Y cuando
volvieron a él pues él se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo
que no fueseis? 19Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He
aquí el lugar donde está situada la ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las
aguas son malas, y la tierra es estéril. 20Entonces él
dijo: Traedme una vasija nueva, y poned sal en ella. Y se la trajeron. 21Y saliendo él
a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así dice Jehová: Yo
sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni esterilidad. 22Y fueron
sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo. 23Después subió
de allí a Betel; y subiendo por el camino, salieron los muchachos de la ciudad,
y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube! 24Y mirando él
atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osas del
monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. 25De allí fue
al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.
2 REYES 3
1Y Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria
sobre Israel el año dieciocho de Josafat rey de Judá; y reinó doce años. 2E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su madre; porque quitó
las estatuas de Baal que su padre había hecho.3Mas se
entregó a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y no
se apartó de ellos.4Entonces Mesa rey de Moab era propietario de
ganados, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos, y cien mil carneros, más
la lana. 5Pero aconteció que cuando Acab murió, el rey de
Moab se rebeló contra el rey de Israel. 6Y salió
entonces de Samaria el rey Joram, y pasó revista a todo Israel. 7Y fue y envió
a decir a Josafat rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí: ¿irás
tú conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque yo soy como tú
eres; mi pueblo como tu pueblo; y mis caballos, como tus caballos. 8Y dijo: ¿Por
qué camino iremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Idumea.9Partieron,
pues, el rey de Israel, y el rey de Judá, y el rey de Idumea; y como anduvieron
rodeando por el desierto siete días de camino, les faltó el agua para el
ejército, y para las bestias que los seguían.10Entonces el
rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová estos tres reyes para entregarlos
en manos de los moabitas. 11Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová,
para que consultemos a Jehová por él? Y uno de los siervos del rey de Israel
respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que daba agua en las manos de
Elías. 12Y Josafat dijo: Éste tendrá palabra de Jehová. Y
descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Idumea. 13Entonces
Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Ve a los profetas de tu
padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No;
porque ha juntado Jehová estos tres reyes para entregarlos en manos de los
moabitas. 14Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en
cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de
Judá, no mirara a ti, ni te viera. 15Mas ahora
traedme un tañedor. Y sucedió que mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová
vino sobre Eliseo. 16Y dijo: Así dice Jehová: Haced en este valle muchas
acequias.17Porque así dice Jehová: No veréis viento, ni veréis
lluvia, y este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras
bestias, y vuestros ganados.18Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; dará
también a los moabitas en vuestras manos. 19Y vosotros
destruiréis toda ciudad fortificada y a toda villa hermosa, y talaréis todo
buen árbol, y cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras
toda tierra fértil. 20Y aconteció que por la mañana, cuando se ofrece el
sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Idumea, y la tierra fue
llena de aguas.21Y todos los de Moab, como oyeron que los reyes
subían a pelear contra ellos, se juntaron todos desde los que apenas podían
ceñirse la armadura en delante, y se pusieron en la frontera. 22Y cuando se
levantaron temprano por la mañana, y brilló el sol sobre las aguas, vieron los
moabitas desde lejos las aguas rojas como sangre; 23y dijeron:
¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra el otro y cada
uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al despojo! 24Mas cuando
llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas e hirieron a los
de Moab, los cuales huyeron delante de ellos; pero ellos los persiguieron aun
hasta su país, matando a los moabitas. 25Y asolaron
las ciudades, y en todas las heredades fértiles echó cada uno su piedra, y las
llenaron; cegaron también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos
los buenos árboles; hasta que en Kir-hareset solamente dejaron sus piedras;
porque los honderos la rodearon, y la hirieron. 26Y cuando el
rey de Moab vio que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos hombres que
sacaban espada, para abrir brecha contra el rey de Idumea; mas no
pudieron. 27Entonces arrebató a su primogénito que había de
reinar en su lugar, y le sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande
enojo contra Israel; y se retiraron de él, y se volvieron a su tierra.
2 REYES 4
1Una mujer, de las esposas de los hijos de los
profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes
que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos
hijos míos por siervos. 2Y Eliseo le dijo: ¿Qué puedo hacer por ti?
Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en
casa, sino una vasija de aceite. 3Y él le dijo:
Ve, y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no
pocas. 4Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus
hijos; y echa en todas las vasijas, y estando una llena, ponla aparte. 5Y la mujer se
fue de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le traían las
vasijas, y ella echaba el aceite. 6Y sucedió que
cuando las vasijas fueron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otra vasija.
Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7Vino ella
luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende el aceite, y paga
tu deuda; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.8Y aconteció
también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una gran mujer, la
cual le constriñó a que comiese del pan; y cuando por allí pasaba, se venía a
su casa a comer del pan. 9Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo percibo
que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. 10Yo te ruego
que hagamos una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y
silla, y candelero, para que cuando viniere a nosotros, se recoja en
ella. 11Y aconteció que un día vino él por allí, y se
recogió en aquella cámara, y durmió en ella. 12Entonces dijo
a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, ella se presentó
delante de él. 13Y él dijo a Giezi: Dile: He aquí tú has estado
solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti?
¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella
respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14Y él dijo:
¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y
su marido es viejo. 15Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se
paró a la puerta. 16Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la
vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas
burla de tu sierva. 17Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo en aquel
tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida. 18Y cuando el
niño creció, aconteció que un día salió a su padre, a los segadores. 19Y dijo a su
padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y su padre dijo a un criado: Llévalo a su
madre. 20Y habiéndole él tomado, y traído a su madre, estuvo
sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, y murió. 21Ella entonces
subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta tras él,
salió. 22Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que
envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya
corriendo al varón de Dios, y vuelva. 23Y él dijo:
¿Para qué has de ir a él hoy? No es nueva luna, ni sábado. Y ella respondió:
Paz. 24Después hizo enalbardar una asna, y dijo al criado:
Guía y anda; no detengas por mí tu cabalgar, a menos que yo te lo diga. 25Partió, pues,
y vino al varón de Dios al monte Carmelo. Y sucedió que cuando el varón de Dios
la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. 26Te ruego que
vayas ahora corriendo a recibirla, y dile: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu
marido, y a tu hijo? Y ella respondió: Bien. 27Y luego que
llegó al varón de Dios en el monte, asió de sus pies. Y se acercó Giezi para
quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en
amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado. 28Y ella dijo:
¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo: No me Engañes?29Entonces dijo
él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te
encontrare, no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás
mi bordón sobre el rostro del niño. 30Y dijo la
madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Él entonces se
levantó, y la siguió. 31Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto
el bordón sobre el rostro del niño, pero no tenía voz ni sentido; y así se
había vuelto para encontrar a Eliseo; y se lo declaró, diciendo: El niño no
despierta. 32Y cuando Eliseo entró en la casa, he aquí que el
niño estaba muerto, tendido sobre su cama. 33Entrando él
entonces, cerró la puerta sobre ambos, y oró a Jehová. 34Después
subió, y se echó sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus
ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él,
y el cuerpo del niño entró en calor. 35Volviéndose
luego, se paseó por la casa a una parte y a otra, y después subió, y se tendió
sobre él; y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.36Entonces
llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando
ella, él le dijo: Toma tu hijo. 37Y así que
ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; después tomó su hijo, y
salió. 38Y Eliseo se volvió a Gilgal. Había entonces una
grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo
que dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los
profetas. 39Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una
como parra montés, y tomó de ella su manto lleno de calabazas silvestres; y
volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. 40Y lo
sirvieron para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de
aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, hay muerte en la olla! Y
no lo pudieron comer. 41Él entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la
olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla. 42Vino entonces
un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias,
veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente
para que coman. 43Y respondió su sirviente: ¿Cómo he de poner esto
delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coman,
porque así dice Jehová: Comerán, y sobrará. 44Entonces él
lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de
Jehová.
2 REYES 5
1Naamán, general del ejército del rey de Siria, era
un gran varón delante de su señor, y le tenía en alta estima, porque por medio
de él había dado Jehová salvamento a Siria. Era este hombre valeroso en
extremo, pero leproso. 2Y de Siria habían salido cuadrillas, y habían
llevado cautiva de la tierra de Israel una muchacha; la cual sirviendo a la
esposa de Naamán, 3dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que
está en Samaria, él lo sanaría de su lepra.4Y entrando
Naamán a su señor, se lo declaró, diciendo: Así y así ha dicho una muchacha que
es de la tierra de Israel. 5Y le dijo el
rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel. Partió, pues,
él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez
mudas de vestiduras. 6Tomó también la carta para el rey de Israel, que
decía así: Ahora, cuando esta carta llegue a ti, sabe por ella que yo te envío
a mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. 7Y sucedió que
cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, y dijo: ¿Soy yo
Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su
lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí. 8Y como
Eliseo, varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras,
envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Venga ahora a mí, y
sabrá que hay profeta en Israel. 9Y vino Naamán
con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de
Eliseo. 10Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo:
Ve, y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás
limpio.11Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía
para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su
Dios, y alzará su mano, y tocará el lugar, y sanará la lepra. 12Abana y
Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me
lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 13Mas sus
criados se acercaron a él, y le hablaron, diciendo: Padre mío, si el profeta te
mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y
serás limpio? 14Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en
el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como
la carne de un niño, y fue limpio. 15Y volvió al
varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él, y dijo: He aquí
ahora conozco que no hay Dios en toda la tierra, sino en Israel. Te ruego que
recibas algún presente de tu siervo. 16Mas él dijo:
Vive Jehová, delante del cual estoy, que no lo tomaré. E importunándole que
tomase, él nunca quiso.17Entonces Naamán dijo: Te ruego, pues, ¿no se dará a
tu siervo una carga de un par de mulas de esta tierra? porque de aquí en
adelante tu siervo no sacrificará holocausto ni sacrificio a otros dioses, sino
a Jehová. 18En esto perdone Jehová a tu siervo; que cuando mi
señor entrare en el templo de Rimón, y para adorar en él se apoyare sobre mi
mano, si yo también me inclinare en el templo de Rimón, si en el templo de
Rimón me inclino, Jehová perdone en esto a tu siervo.19Y él le dijo:
Vete en paz. Se fue, pues, de él, y caminó cierta distancia. 20Entonces
Giezi, criado de Eliseo el varón de Dios, dijo entre sí: He aquí mi señor
estorbó a este sirio Naamán, no tomando de su mano las cosas que había traído.
Vive Jehová, que correré yo tras él, y tomaré de él alguna cosa. 21Y siguió
Giezi a Naamán; y cuando Naamán lo vio que venía corriendo tras él, se bajó del
carro para recibirle, y dijo: ¿Está todo bien? 22Y él dijo:
Todo está Bien. Mi señor me envía a decir: He aquí vinieron a mí en esta hora
del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas, te ruego que les
des un talento de plata y dos mudas de ropa. 23Y Naamán
dijo: Te ruego que tomes dos talentos. Y él le constriñó, y ató dos talentos de
plata en dos sacos, con dos mudas de ropa, y los puso sobre dos de sus criados
para que los llevaran delante de él. 24Y cuando
llegó a la fortaleza, él los tomó de mano de ellos, y los guardó en la casa;
luego despidió a los hombres y ellos se fueron. 25Y él entró, y
se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él
dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte. 26Él entonces
le dijo: ¿No fue contigo mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a
recibirte? ¿Acaso es tiempo de tomar plata, de tomar ropa, olivares, viñas,
ovejas, bueyes, siervos y siervas? 27Por tanto, la
lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu simiente para siempre. Y salió de
delante de él leproso, blanco como la nieve.
2 REYES 6
1Los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: He
aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho.2Vamos
ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagámonos allí lugar en
que habitemos. Y él dijo: Andad. 3Y
dijo uno: Te rogamos que quieras venir con tus siervos. Y él respondió: Yo
iré. 4Fue, pues, con ellos; y como llegaron al Jordán,
cortaron la madera. 5Y aconteció que derribando uno un árbol, se le cayó
el hacha en el agua; y dio voces, diciendo: ¡Ah, señor mío, que era
prestada! 6Y el varón de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y él le
mostró el lugar. Entonces cortó él un palo, y lo echó allí; e hizo nadar el
hierro. 7Y dijo: Tómalo. Y él tendió la mano, y lo
tomó. 8Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y
consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi
campamento. 9Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel:
Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. 10Entonces
el rey de Israel envió a aquel lugar del cual el varón de Dios le había dicho y
amonestado; y se guardó de allí, no una vez ni dos. 11Y
el corazón del rey de Siria fue turbado de esto; y llamando a sus siervos, les
dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de
Israel? 12Entonces uno de los siervos dijo: No, rey, señor
mío; sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de
Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. 13Y
él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a tomarlo. Y le fue dicho:
He aquí él está en Dotán. 14Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y
carros, y un grande ejército, los cuales vinieron de noche, y cercaron la
ciudad. 15Y levantándose de mañana el que servía al varón de
Dios, para salir, he aquí el ejército que tenía cercada la ciudad, con gente de
a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? 16Y
él le dijo: No tengas miedo; porque más son los que están con nosotros que los
que están con ellos. 17Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que
abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró:
y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego
alrededor de Eliseo. 18Y luego que los sirios descendieron a él, oró
Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los
hirió con ceguera, conforme a la palabra de Eliseo.19Después
les dijo Eliseo: Éste no es el camino, ni es ésta la ciudad; seguidme, que yo
os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria. 20Y
sucedió que cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de
éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en
medio de Samaria.21Y cuando los vio el rey de Israel, dijo a Eliseo:
¿Los mataré, padre mío? 22Y él le respondió: No los mates; ¿matarías tú a los
que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y
agua, para que coman y beban, y se vuelvan a su señor. 23Entonces
él les preparó una gran comida; y cuando hubieron comido y bebido, los envió, y
ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron cuadrillas de Siria a la
tierra de Israel. 24Después de esto aconteció que Benadad rey de Siria
juntó todo su ejército, y subió y sitió a Samaria. 25Y
hubo gran hambre en Samaria; y la sitiaron, hasta que la cabeza de un asno era
vendida por ochenta piezas de plata, y la cuarta de un cabo de estiércol de
palomas por cinco piezas de plata. 26Y
pasando el rey de Israel por el muro, una mujer le dio voces, y dijo: Salva,
rey señor mío. 27Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te he
de salvar yo? ¿Del alfolí, o del lagar? 28Y
le dijo el rey: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Esta mujer me dijo: Da acá tu
hijo, y comámoslo hoy, y mañana comeremos el mío. 29Así
que cocimos a mi hijo, y lo comimos; y al día siguiente yo le dije a ella: Da
acá tu hijo, y comámoslo; pero ella ha escondido a su hijo.30Y
sucedió que cuando el rey oyó las palabras de aquella mujer, rasgó sus
vestiduras, y pasó así por el muro; y el pueblo llegó a ver el cilicio que
traía interiormente sobre su carne. 31Y
él dijo: Así me haga Dios, y así me añada, si la cabeza de Eliseo hijo de Safat
quedare sobre él hoy. 32Y Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos
estaban sentados con él. Y el rey le envió un hombre; pero antes que el
mensajero llegase a él, dijo él a los ancianos: ¿No habéis visto como este hijo
del homicida me envía a quitar la cabeza? Mirad pues, y cuando viniere el
mensajero, cerrad la puerta, e impedidle la entrada: ¿No se oye tras él el
ruido de los pies de su amo?33Y aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el
mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene.
¿Para qué he de esperar más a Jehová?
2 REYES 7
1Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así
dice Jehová: Mañana a estas horas valdrá una medida de flor de harina un siclo,
y dos medidas de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. 2Y un príncipe
sobre cuya mano el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Mira, si
Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí
tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. 3Y había
cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales dijeron el uno al
otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? 4Si tratáremos
de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y
si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos pues ahora, y pasémonos al
ejército de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren
la muerte, moriremos. 5Se levantaron, pues, en el principio de la noche,
para irse al campamento de los sirios; y al llegar a la entrada del campamento
de los sirios, no había allí hombre.6Porque el
Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de
carros, ruido de caballos y estrépito de grande ejército; y se dijeron unos a
otros: He aquí el rey de Israel ha pagado contra nosotros a los reyes de los
heteos, y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. 7Y así se
levantaron y huyeron al anochecer, dejando sus tiendas, sus caballos, sus
asnos, y el campamento como estaba; y huyeron para salvar sus vidas. 8Y cuando los
leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y
comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestiduras, y fueron y lo
escondieron; y volvieron y entraron en otra tienda, y de allí también tomaron,
y fueron y lo escondieron. 9Y se dijeron
el uno al otro: No hacemos bien; hoy es día de buena nueva, y nosotros
callamos; y si esperamos hasta la luz de la mañana, nos alcanzará la maldad.
Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. 10Y vinieron, y
dieron voces a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon,
diciendo: Nosotros fuimos al campo de los sirios, y he aquí que no había allí
hombre, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el
campo como estaba. 11Y los porteros dieron voces, y lo declararon
dentro, en el palacio del rey. 12Y se levantó
el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los
sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han
escondido en el campo, diciendo: Cuando salgan de la ciudad, los tomaremos
vivos, y entraremos en la ciudad. 13Entonces
respondió uno de sus siervos, y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han
quedado en la ciudad, he aquí, ellos son como toda la multitud de Israel que ha
quedado en ella; he aquí, os digo que ellos son como toda la multitud de Israel
que ha perecido; enviemos, y veamos qué hay. 14Tomaron,
pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de los sirios,
diciendo: Id, y ved. 15Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y
he aquí, todo el camino estaba lleno de vestiduras y enseres que los sirios
habían arrojado con la premura. Y volvieron los mensajeros, y lo hicieron saber
al rey. 16Entonces el pueblo salió, y saquearon el campamento
de los sirios. Y fue vendida una medida de flor de harina por un siclo, y dos
medidas de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová. 17Y el rey puso
a la puerta a aquel príncipe sobre cuya mano él se apoyaba: y le atropelló el
pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios,
lo que habló cuando el rey descendió a él. 18Aconteció,
pues, de la manera que el varón de Dios había hablado al rey, diciendo: Dos
medidas de cebada por un siclo, y una medida de flor de harina será vendido por
un siclo mañana a estas horas, a la puerta de Samaria. 19A lo cual
aquel príncipe había respondido al varón de Dios, diciendo: Mira, si Jehová
hiciese ventanas en el cielo, ¿Pudiera suceder tal cosa? Y él dijo: He aquí tú
lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello. 20Y le sucedió
así; porque el pueblo le atropelló a la entrada, y murió.
2 REYES 8
1Y habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo había
hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde
pudieres; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá también sobre la
tierra siete años. 2Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón
de Dios le dijo: y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los
filisteos siete años. 3Y aconteció que cuando habían pasado los siete
años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos y fue a clamar al rey por
su casa y por sus tierras. 4Y el rey
estaba hablando con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que
me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y sucedió que
mientras él contaba al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí la
mujer, a cuyo hijo había hecho vivir, que clamaba al rey por su casa y por sus
tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, ésta es la mujer, y éste es su
hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6Y preguntando
el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un oficial,
diciéndole: Haz que le devuelvan todas las cosas que eran suyas, y todo el
fruto de su tierra desde el día que dejó el país hasta ahora. 7Eliseo se fue
luego a Damasco, y Benadad rey de Siria estaba enfermo, al cual dieron aviso, diciendo:
El varón de Dios ha venido aquí. 8Y el rey dijo
a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al varón de Dios, y
consulta por él a Jehová, diciendo: ¿He de sanar de esta enfermedad?9Tomó pues
Hazael en su mano un presente de todos los bienes de Damasco, cuarenta camellos
cargados, y lo salió a recibir: y llegó, y se puso delante de él, y dijo: Tu
hijo Benadad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿He de sanar de esta
enfermedad? 10Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente vivirás. Sin
embargo Jehová me ha mostrado que él ciertamente ha de morir. 11Y el varón de
Dios le miró fijamente, hasta avergonzarlo; y lloró el varón de Dios.12Entonces le
dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que has
de hacer a los hijos de Israel: a sus fortalezas prenderás fuego, y a sus
jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños, y abrirás el vientre a sus
mujeres encinta. 13Y Hazael dijo: ¿Acaso es tu siervo, un perro, para
que haga tan enorme cosa? Y respondió Eliseo: Jehová me ha mostrado que tú
serás rey de Siria. 14Y él se fue de Eliseo, y vino a su señor, el cual
le dijo: ¿Qué te ha dicho Eliseo? Y él respondió: Me dijo que seguramente
sanarás. 15Y sucedió que al día siguiente tomó un paño grueso
y lo metió en agua, y lo puso sobre el rostro de Benadad, y murió. Y reinó
Hazael en su lugar. 16En el quinto año de Joram hijo de Acab rey de
Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat
rey de Judá.17De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar,
y ocho años reinó en Jerusalén. 18Y anduvo en
el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque una hija de
Acab fue su esposa; e hizo lo malo en ojos de Jehová. 19Con todo eso,
Jehová no quiso cortar a Judá, por amor de David su siervo, como le había
prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente. 20En su tiempo
se rebeló Edom de debajo de la mano de Judá, y pusieron rey sobre sí. 21Joram por
tanto pasó a Seir, y todos sus carros con él: y levantándose de noche hirió a
los edomitas, los cuales le habían cercado, y a los capitanes de los carros: y
el pueblo huyó a sus tiendas.22No obstante, Edom se rebeló de la mano de Judá,
hasta hoy. Libna también se rebeló en el mismo tiempo. 23Lo demás de
los hechos de Joram, y todas las cosas que hizo, ¿no está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Judá? 24Y durmió
Joram con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y
su hijo Ocozías reinó en su lugar. 25En el año
doce de Joram hijo de Acab rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de
Joram rey de Judá. 26Veintidós años tenía Ocozías cuando comenzó a
reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía hija de
Omri rey de Israel. 27Y anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo
malo en ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de
Acab. 28Y fue a la guerra con Joram hijo de Acab a Ramot de
Galaad, contra Hazael rey de Siria; y los sirios hirieron a Joram. 29Y el rey
Joram se volvió a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le
hicieron en Ramá, cuando peleó contra Hazael rey de Siria. Y descendió Ocozías
hijo de Joram rey de Judá, a visitar a Joram hijo de Acab en Jezreel, porque
estaba enfermo.
2 REYES 9
1Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos
de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma este frasco de aceite en tu
mano, y ve a Ramot de Galaad.2Y cuando llegares allá, verás allí a Jehú hijo de
Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y
mételo en la recámara.3Toma luego el frasco de aceite, y derrámalo sobre
su cabeza, y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y
abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes. 4Fue, pues, el
siervo, el siervo del profeta, a Ramot de Galaad. 5Y como él
entró, he aquí los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo:
Príncipe, una palabra tengo que decirte. Y Jehú dijo: ¿A cuál de todos
nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe.6Y él se
levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le
dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre el pueblo
de Jehová, sobre Israel. 7Y herirás la casa de Acab tu señor, para que yo
vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos
de Jehová, de la mano de Jezabel. 8Y perecerá
toda la casa de Acab, y talaré de Acab todo meante a la pared, así al siervo
como al libre en Israel. 9Y yo pondré la casa de Acab como la casa de
Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías. 10Y a Jezabel
la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En
seguida abrió la puerta, y huyó. 11Después salió
Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Todo está bien? ¿Para qué entró
a ti aquel loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus
palabras. 12Y ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él
dijo: Así y así me habló, diciendo: Así dice Jehová: Yo te he ungido por rey
sobre Israel. 13Entonces se apresuraron y cada uno tomó su ropa y
la puso debajo de él, sobre las gradas, y tocaron trompeta, y dijeron: Jehú es
rey. 14Así conjuró Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi,
contra Joram. Estaba Joram guardando a Ramot de Galaad con todo Israel, por
causa de Hazael rey de Siria.15Pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para
curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael
rey de Siria. Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad,
para ir a dar las nuevas en Jezreel. 16Entonces Jehú
cabalgó, y se fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También Ocozías
rey de Judá había descendido a visitar a Joram. 17Y el atalaya
que estaba en la torre de Jezreel, vio la cuadrilla de Jehú, que venía, y dijo:
Yo veo una cuadrilla. Y Joram dijo: Toma uno de a caballo, y envía a
reconocerlos, y que les diga: ¿Hay paz? 18Fue, pues, el
de a caballo a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo:
¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras mí. El atalaya dio luego
aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve. 19Entonces
envió otro de a caballo, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay
paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete tras
mí. 20El atalaya volvió a decir: También éste llegó a
ellos y no vuelve: mas el marchar del que viene es como el marchar de Jehú hijo
de Nimsi, porque viene impetuosamente.21Entonces
Joram dijo: Unce. Y uncido que fue su carro, salió Joram rey de Israel, y
Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al
cual hallaron en la heredad de Nabot de Jezreel. 22Y sucedió que
cuando Joram vio a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con
las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías? 23Entonces
Joram volviendo la mano huyó, y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías! 24Mas Jehú
flechó su arco, e hirió a Joram entre las espaldas, y la saeta salió por su
corazón, y cayó en su carro.25Dijo luego Jehú a Bidcar su capitán: Tómalo y
échalo a un cabo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate que cuando tú y
yo íbamos juntos con la gente de Acab su padre, Jehová pronunció esta sentencia
sobre él, diciendo: 26Ciertamente yo vi ayer la sangre de Nabot, y la
sangre de sus hijos, dijo Jehová; y tengo que darte la paga en esta heredad,
dijo Jehová. Tómale, pues, ahora, y échalo en la heredad, conforme a la palabra
de Jehová. 27Y viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el
camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste
en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y él huyó a
Meguido, y murió allí.28Y sus siervos le llevaron en un carro a Jerusalén,
y allá le sepultaron con sus padres, en su sepulcro en la ciudad de
David. 29En el undécimo año de Joram hijo de Acab, comenzó a
reinar Ocozías sobre Judá.30Vino después Jehú a Jezreel; y como Jezabel lo oyó,
adornó sus ojos con alcohol, y atavió su cabeza, y se asomó a una
ventana. 31Y como entraba Jehú por la puerta, ella dijo:
¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor? 32Alzando él
entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿Quién? Y
miraron hacia él dos o tres eunucos. 33Y él les
dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron: y parte de su sangre fue salpicada en
la pared, y en los caballos; y él la atropelló. 34Entró luego,
y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver aquella maldita, y
sepultadla; que es hija de rey. 35Y cuando
fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y
las palmas de las manos. 36Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Ésta es la
palabra de Jehová, la cual Él habló por medio de su siervo Elías tisbita,
diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de
Jezabel. 37Y el cuerpo de Jezabel fue cual estiércol sobre la
faz de la tierra en la heredad de Jezreel; de manera que nadie pueda decir:
Ésta es Jezabel.
2 REYES 10
1Y tenía Acab en Samaria setenta hijos; y escribió
cartas Jehú, y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los ancianos
y a los ayos de los hijos de Acab, diciendo: 2Presto que
lleguen estas cartas a vosotros, siendo que tenéis los hijos de vuestro señor,
y que tenéis carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada, y las
armas, 3mirad cuál es el mejor y el más recto de los hijos
de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de
vuestro señor. 4Mas ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí
dos reyes no pudieron resistirle, ¿cómo le resistiremos nosotros? 5Y el
mayordomo, y el presidente de la ciudad, y los ancianos, y los ayos de los hijos,
enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos
mandares; no elegiremos por rey a ninguno; tú harás lo que bien te
pareciere. 6Él entonces les escribió la segunda vez diciendo:
Si sois míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los varones hijos de
vuestro señor, y venid mañana a estas horas a mí a Jezreel. Y los hijos del
rey, setenta varones, estaban con los principales de la ciudad, que los
criaban. 7Y sucedió que cuando la carta llegó a ellos,
tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus
cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel. 8Y vino un
mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos
del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta
la mañana. 9Y sucedió que venida la mañana, salió él, y estando
en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado
contra mi señor, y lo maté, pero, ¿quién mató a todos éstos?10Sabed ahora
que de la palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra;
y que Jehová ha hecho lo que dijo por su siervo Elías.11Mató entonces
Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, y a todos
sus príncipes, y a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, que no le quedó
ninguno. 12Y se levantó de allí, y vino a Samaria; y llegando
él en el camino a una casa de esquileo de pastores, 13halló allí a
los hermanos de Ocozías rey de Judá, y les dijo: ¿Quién sois vosotros? Y ellos
dijeron: Somos hermanos de Ocozías, y hemos venido a saludar a los hijos del
rey, y a los hijos de la reina. 14Entonces él
dijo: Prendedlos vivos. Y después que los tomaron vivos, los degollaron junto
al pozo de la casa de esquileo, cuarenta y dos varones, sin dejar ninguno de
ellos.15Yéndose luego de allí se encontró con Jonadab hijo
de Recab, que venía a su encuentro, y después de saludarle, le dijo: ¿Es recto
tu corazón, como el mío es recto con el tuyo? Y Jonadab dijo: Lo es. Pues que
lo es, dame la mano. Y él le dio su mano. Luego lo hizo subir consigo en el
carro. 16Y le dijo: Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.
Lo pusieron, pues, en su carro. 17Y luego que
hubo Jehú llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en
Samaria, hasta extirparlos, conforme a la palabra de Jehová, que había hablado
por Elías. 18Y juntó Jehú todo el pueblo, y les dijo: Acab
sirvió poco a Baal; mas Jehú lo servirá mucho. 19Llamadme,
pues, luego, a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos, y a todos sus
sacerdotes; que no falte uno, porque tengo un gran sacrificio para Baal;
cualquiera que faltare, no vivirá. Esto hacía Jehú con astucia, para destruir a
los que honraban a Baal. 20Y dijo Jehú: Santificad un día solemne a Baal. Y
ellos convocaron. 21Y envió Jehú por todo Israel, y vinieron todos los
siervos de Baal, que no faltó ninguno que no viniese. Y entraron en el templo
de Baal, y el templo de Baal se llenó de cabo a cabo. 22Entonces dijo
al que tenía el cargo de las vestiduras: Saca vestiduras para todos los siervos
de Baal. Y él les sacó vestiduras. 23Y entró Jehú
con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal:
Mirad y ved que por dicha no haya aquí entre vosotros alguno de los siervos de
Jehová, sino sólo los siervos de Baal. 24Y cuando
ellos entraron para hacer sacrificios y holocaustos, Jehú puso fuera ochenta
hombres, y les dijo: Cualquiera que dejare vivo alguno de aquellos hombres que
yo he puesto en vuestras manos, su vida será por la del otro.25Y aconteció
que cuando acabó de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su guardia y a los
capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape ninguno. Y los hirieron a espada:
y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes, y fueron hasta la
ciudad del templo de Baal. 26Y sacaron las
estatuas de la casa de Baal, y las quemaron. 27Y quebraron
la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo tornaron en letrina,
hasta hoy. 28Así extinguió Jehú a Baal de Israel. 29Con todo eso
Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a
Israel; es decir, de ir en pos de los becerros de oro que estaban en Betel y en
Dan. 30Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien
ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a
todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán en el trono de Israel
hasta la cuarta generación. 31Mas Jehú no
cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se
apartó de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel. 32En aquellos
días comenzó Jehová a talar en Israel: y los hirió Hazael en todos los términos
de Israel, 33desde el Jordán al nacimiento del sol, toda la tierra
de Galaad, de Gad, de Rubén, y de Manasés, desde Aroer que está junto al arroyo
de Arnón, a Galaad y a Basán. 34Lo demás de
los hechos de Jehú, y todas las cosas que hizo, y toda su valentía, ¿no está
escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 35Y durmió Jehú
con sus padres, y lo sepultaron en Samaria: y reinó en su lugar Joacaz su
hijo. 36El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria,
fue veintiocho años.
2 REYES 11
1Y Atalía madre de Ocozías, viendo que su hijo era
muerto, se levantó, y destruyó toda la simiente real.2Pero tomando
Josaba hija del rey Joram, hermana de Ocozías, a Joás hijo de Ocozías, lo sacó
a escondidas de entre los hijos del rey, a quienes estaban dando muerte, y lo
ocultó de delante de Atalía, a él y a su ama, en la cámara de las camas, y así
no lo mataron. 3Y estuvo con ella escondido en la casa de Jehová
seis años: y Atalía fue reina sobre el país.4Mas al
séptimo año envió Joiada, y tomó centuriones, capitanes, y gente de la guardia,
y los metió consigo en la casa de Jehová: e hizo con ellos pacto, y les hizo
tomar juramento en la casa de Jehová; y les mostró al hijo del rey. 5Y les mandó,
diciendo: Esto es lo que habéis de hacer: la tercera parte de vosotros, los que
entrarán el sábado, tendrán la guardia de la casa del rey; 6Y la otra
tercera parte estará a la puerta de Sur, y la otra tercera parte a la puerta
del postigo de la guardia; así guardaréis la casa, para que no sea
allanada. 7Y las dos partes de todos vosotros los que salen en
el sábado, tendréis la guardia de la casa de Jehová junto al rey. 8Y estaréis
alrededor del rey de todas partes, teniendo cada uno sus armas en las manos, y
cualquiera que entrare dentro de estos órdenes, sea muerto. Y habéis de estar
con el rey cuando saliere, y cuando entrare.9Los
centuriones pues, hicieron todo como el sacerdote Joiada les mandó; y cada uno
de ellos tomó sus hombres, esto es, los que habían de entrar el sábado y los
que habían de salir el sábado, y vinieron al sacerdote Joiada. 10Y el
sacerdote dio a los centuriones las lanzas y los escudos que habían sido del
rey David, que estaban en la casa de Jehová. 11Y los de la
guardia se pusieron en orden, teniendo cada uno sus armas en sus manos, desde
el lado derecho de la casa hasta el lado izquierdo, junto al altar y el templo,
en derredor del rey. 12Sacando luego Joiada al hijo del rey, le puso la
corona y el testimonio, y le hicieron rey ungiéndole; y batiendo las manos
dijeron: ¡Viva el rey! 13Y oyendo Atalía el estruendo del pueblo que corría,
entró al pueblo en el templo de Jehová. 14Y cuando
miró, he aquí que el rey estaba junto a la columna, conforme era la costumbre,
y los príncipes y los trompeteros junto al rey; y todo el pueblo del país se
regocijaba, y tocaban las trompetas. Entonces Atalía, rasgando sus vestidos,
gritó: ¡Traición, traición! 15Mas el
sacerdote Joiada mandó a los centuriones que gobernaban el ejército, y les
dijo: Sacadla fuera del recinto del templo, y al que la siguiere, matadle a
espada. Porque el sacerdote dijo que no la matasen en el templo de Jehová.16Entonces le
echaron mano, cuando iba en el camino por donde entran los de a caballo a la
casa del rey, allí la mataron. 17Entonces
Joiada hizo alianza entre Jehová y el rey y el pueblo, que serían pueblo de
Jehová: y asimismo entre el rey y el pueblo. 18Y todo el
pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo derribaron: asimismo
despedazaron enteramente sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán
sacerdote de Baal delante de los altares. Y el sacerdote puso guarnición sobre
la casa de Jehová. 19Después tomó los centuriones, los capitanes, la
guardia y a todo el pueblo de la tierra, e hicieron descender al rey de la casa
de Jehová, y vinieron por el camino de la puerta de la guardia a la casa del
rey; y se sentó el rey sobre el trono de los reyes. 20Y todo el
pueblo de la tierra hizo alegrías, y la ciudad estuvo en reposo, habiendo sido
Atalía muerta a espada junto a la casa del rey.21Siete años
tenía Joás cuando comenzó a reinar.
2 REYES 12
1En el séptimo año de Jehú comenzó a reinar Joás, y
reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Sibia, de
Beerseba. 2Y Joás hizo lo recto en ojos de Jehová todo el
tiempo que le instruyó el sacerdote Joiada. 3Con todo eso
los lugares altos no se quitaron; pues el pueblo aún sacrificaba y quemaba
incienso en los lugares altos. 4Y Joás dijo a
los sacerdotes: Todo el dinero de las santificaciones que se suele traer a la
casa de Jehová, el dinero de los que pasan en cuenta, el dinero por las
personas, cada cual según su tasa, y todo el dinero que cada uno de su propia
voluntad mete en la casa de Jehová,5recíbanlo los
sacerdotes, cada uno de sus familiares, y reparen las grietas del templo
dondequiera que éstas se hallen. 6Pero en el
año veintitrés del rey Joás, los sacerdotes aún no habían reparado las grietas
del templo. 7Llamando entonces el rey Joás al sacerdote Joiada y
a los demás sacerdotes, les dijo: ¿Por qué no reparáis las grietas del templo?
Ahora, pues, no toméis más dinero de vuestros familiares, sino dadlo para
reparar las grietas del templo. 8Y los
sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener cargo de
reparar las grietas del templo.9Mas el sacerdote Joiada tomó un arca, y le hizo en
la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha conforme se
entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta, ponían
allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová. 10Y cuando
veían que había mucho dinero en el arca, venía el escriba del rey y el sumo
sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo de Jehová, y lo
guardaban. 11Y daban el dinero suficiente en mano de los que
hacían la obra, y de los que tenían el cargo de la casa de Jehová; y ellos lo
gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa de
Jehová, 12y a los albañiles y canteros; y en comprar la
madera y piedra de cantería para reparar las aberturas de la casa de Jehová; y
en todo lo que se gastaba en la casa para repararla. 13Mas de aquel
dinero que se traía a la casa de Jehová, no se hacían tazas de plata, ni
despabiladeras, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro vaso de oro ni de
plata se hacía para el templo de Jehová; 14porque lo
daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la casa de Jehová. 15Y no se
pedían cuentas a los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que
ellos lo diesen a los que hacían la obra; porque ellos procedían con
fidelidad. 16El dinero por el delito, y el dinero por los
pecados, no se metía en la casa de Jehová; porque era de los sacerdotes. 17Entonces
subió Hazael rey de Siria, y peleó contra Gat, y la tomó: y puso Hazael su
rostro para subir contra Jerusalén;18Por lo que
tomó Joás rey de Judá todas las ofrendas que había dedicado Josafat, y Joram y
Ocozías sus padres, reyes de Judá, y las que él había dedicado, y todo el oro
que se halló en los tesoros de la casa de Jehová, y en la casa del rey, y lo
envió a Hazael rey de Siria; y él se retiró de Jerusalén. 19Lo demás de
los hechos de Joás, y todas las cosas que hizo, ¿no está escrito en el libro de
las crónicas de los reyes de Judá? 20Y se
levantaron sus siervos, y conspiraron, y mataron a Joás en la casa de Milo,
descendiendo él a Sila; 21Pues Josacar hijo de Simeat, y Jozabad hijo de Somer,
sus siervos, le hirieron, y murió. Y le sepultaron con sus padres en la ciudad
de David, y reinó en su lugar Amasías su hijo
2 REYES 13
1En el año veintitrés de Joás hijo de Ocozías, rey
de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria; y reinó
diecisiete años. 2E hizo lo malo en ojos de Jehová, y siguió los
pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; y no se apartó
de ellos. 3Y se encendió el furor de Jehová contra Israel, y
los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano de Benadad hijo de
Hazael, por largo tiempo. 4Mas Joacaz oró a la faz de Jehová, y Jehová lo oyó:
porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía. 5Y dio Jehová
salvador a Israel, y salieron de bajo la mano de los sirios; y habitaron los
hijos de Israel en sus tiendas, como antes. 6Con todo eso
no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a
Israel; en ellos anduvieron; y también la imagen de Asera permaneció en
Samaria. 7Porque no le había quedado gente a Joacaz, sino
cincuenta hombres de a caballo, y diez carros, y diez mil hombres de a pie;
pues el rey de Siria los había destruido, y los había puesto como polvo para
hollar. 8Lo demás de los hechos de Joacaz, y todo lo que
hizo, y sus valentías, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel? 9Y durmió Joacaz con sus padres, y lo sepultaron en
Samaria, y reinó en su lugar Joás su hijo.10El año
treinta y siete de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre
Israel en Samaria; y reinó dieciséis años. 11E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová: no se apartó de todos los pecados de Jeroboam
hijo de Nabat, el cual hizo pecar a Israel, sino que en ellos anduvo. 12Lo demás de
los hechos de Joás, y todas las cosas que hizo, y su esfuerzo con que guerreó
contra Amasías rey de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel? 13Y durmió Joás con sus padres, y Jeroboam se sentó
en su trono: Y Joás fue sepultado en Samaria con los reyes de Israel. 14Y Eliseo
estaba enfermo de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey
de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de
Israel y su gente de a caballo! 15Y le dijo
Eliseo: Toma un arco y unas saetas. Tomó él entonces un arco y unas
saetas. 16Y dijo Eliseo al rey de Israel: Pon tu mano sobre
el arco. Y puso él su mano sobre el arco. Entonces puso Eliseo sus manos sobre
las manos del rey, 17y dijo: Abre la ventana de hacia el oriente. Y como
él la abrió dijo Eliseo: Tira. Y tirando él, dijo Eliseo: Saeta de salvación de
Jehová, saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec,
hasta consumirlos. 18Y le dijo: Toma las saetas. Y luego que el rey de
Israel las hubo tomado, le dijo: Hiere la tierra. Y él hirió tres veces, y se
detuvo.19Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le
dijo: Al herir cinco o seis veces, habrías herido a Siria, hasta no quedar
ninguno: Pero ahora herirás a Siria sólo tres veces. 20Y murió
Eliseo, y lo sepultaron. Entrado el año vinieron partidas de moabitas a la
tierra. 21Y aconteció que cuando estaban sepultando a un
hombre, súbitamente vieron una banda de hombres, y arrojaron al hombre en el
sepulcro de Eliseo: y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo,
revivió, y se levantó sobre sus pies. 22Pero Hazael,
rey de Siria, afligió a Israel todo el tiempo de Joacaz. 23Mas Jehová
tuvo misericordia de ellos, y tuvo compasión de ellos, y los miró, por amor de
su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos ni echarlos de
delante de sí hasta ahora.24Y murió Hazael rey de Siria, y reinó en su lugar
Benadad su hijo. 25Y volvió Joás hijo de Joacaz, y tomó de mano de
Benadad hijo de Hazael, las ciudades que él había tomado de mano de Joacaz su
padre en guerra. Tres veces lo batió Joás, y restituyó las ciudades a Israel.
2 REYES 14
1En el año segundo de Joás hijo de Joacaz rey de
Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás rey de Judá. 2Veinticinco
años tenía cuando comenzó a reinar, y veintinueve años reinó en Jerusalén; el
nombre de su madre fue Joadan, de Jerusalén. 3Y él hizo lo
recto ante los ojos de Jehová, aunque no como David su padre; hizo conforme a
todas las cosas que había hecho Joás su padre. 4Con todo eso
los lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún sacrificaba y quemaba
incienso en los lugares altos.5Y aconteció que luego que el reino fue confirmado
en su mano, mató a sus siervos, los que habían dado muerte al rey su
padre. 6Mas no mató a los hijos de los que le mataron,
conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová
mandó, diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los
padres; sino que cada uno morirá por su pecado. 7Éste mató
asimismo a diez mil edomitas en el valle de la Sal, y tomó a Sela en batalla, y
la llamó Jocteel, hasta hoy. 8Entonces
Amasías envió embajadores a Joás, hijo de Joacaz hijo de Jehú, rey de Israel,
diciendo: Ven, y veámonos de rostro. 9Y Joás rey de
Israel envió a Amasías rey de Judá esta respuesta: El cardo que está en el
Líbano envió a decir al cedro que está en el Líbano: Da tu hija por esposa a mi
hijo. Y pasaron las fieras que están en el Líbano, y hollaron el cardo. 10Ciertamente
has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido; gloríate, pues, mas
quédate en tu casa. ¿Para qué te metes en un mal, para que caigas tú, y Judá
contigo? 11Pero Amasías no quiso oír; por lo que subió Joás
rey de Israel, y se vieron las caras él y Amasías rey de Judá, en Bet-semes,
que es de Judá. 12Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a
su tienda.13Además Joás rey de Israel tomó a Amasías rey de
Judá, hijo de Joás hijo de Ocozías, en Bet-semes: y vino a Jerusalén, y derribó
el muro de Jerusalén desde la puerta de Efraín hasta la puerta del Ángulo,
cuatrocientos codos. 14Y tomó todo el oro y la plata, y todos los vasos
que fueron hallados en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa del rey,
y los hijos en rehenes, y se volvió a Samaria. 15Lo demás de
los hechos de Joás que ejecutó, y sus hazañas, y cómo peleó contra Amasías rey
de Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel? 16Y durmió Joás con sus padres, y fue sepultado en
Samaria con los reyes de Israel; y reinó en su lugar Jeroboam su hijo. 17Y Amasías
hijo de Joás rey de Judá, vivió después de la muerte de Joás hijo de Joacaz rey
de Israel, quince años. 18Lo demás de los hechos de Amasías, ¿no está escrito
en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 19E hicieron
conspiración contra él en Jerusalén, y él huyó a Laquis; mas enviaron tras él a
Laquis, y allá lo mataron. 20Lo trajeron
luego sobre caballos, y lo sepultaron en Jerusalén con sus padres, en la ciudad
de David. 21Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Azarías, que
tenía dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de Amasías su padre. 22Edificó él a
Elat, y la restituyó a Judá, después que el rey durmió con sus padres. 23El año quince
de Amasías hijo de Joás rey de Judá, comenzó a reinar Jeroboam hijo de Joás
sobre Israel en Samaria; y reinó cuarenta y un años.24E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, y no se apartó de todos los pecados de Jeroboam
hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. 25Él restituyó
los términos de Israel desde la entrada de Hamat hasta el mar de la llanura,
conforme a la palabra de Jehová Dios de Israel, la cual había Él hablado por su
siervo Jonás hijo de Amitai, profeta que era de Gat-hefer.26Por cuanto
Jehová miró la muy amarga aflicción de Israel; que no había preso ni libre, ni
quien diese ayuda a Israel; 27Y Jehová no
había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo: por tanto, los
salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás. 28Y lo demás de
los hechos de Jeroboam, y todas las cosas que hizo, y su valentía, y todas las
guerras que hizo, y cómo recobró para Israel a Damasco y a Hamat, que habían
pertenecido a Judá, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes
de Israel? 29Y durmió Jeroboam con sus padres, los reyes de
Israel, y reinó en su lugar Zacarías su hijo.
2 REYES 15
1En el año veintisiete de Jeroboam, rey de Israel,
comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías rey de Judá. 2Dieciséis
años tenía cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén;
el nombre de su madre fue Jecolía, de Jerusalén. 3E hizo lo
recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías
había hecho.4Con todo, los lugares altos no fueron quitados,
pues el pueblo todavía sacrificaba y quemaba incienso en los lugares
altos. 5Mas Jehová hirió al rey con lepra, y fue leproso
hasta el día de su muerte y habitó en una casa separada; y Jotam hijo del rey
tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo de la tierra. 6Lo demás de
los hechos de Azarías, y todas las cosas que hizo, ¿no está escrito en el libro
de las crónicas de los reyes de Judá? 7Y durmió
Azarías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David: y
reinó en su lugar Jotam su hijo. 8En el año
treinta y ocho de Azarías rey de Judá, reinó Zacarías hijo de Jeroboam sobre
Israel seis meses. 9E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como habían
hecho sus padres: no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que
hizo pecar a Israel. 10Contra él conspiró Salum hijo de Jabes, y lo hirió
en presencia de su pueblo, y lo mató, y reinó en su lugar. 11Los demás
hechos de Zacarías, he aquí están escritos en el libro de las crónicas de los
reyes de Israel. 12Y ésta fue la palabra de Jehová que había hablado a
Jehú, diciendo: Tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de
Israel. Y fue así. 13Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año
treinta y nueve de Uzías rey de Judá, y reinó el tiempo de un mes en
Samaria; 14Pues subió Manahem hijo de Gadi, de Tirsa, y vino a
Samaria, e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria, y lo mató, y reinó en su
lugar. 15Los demás hechos de Salum, y la conspiración que
hizo, he aquí están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel. 16Entonces hirió Manahem a Tifsa, y a todos los que
estaban en ella, y también sus términos desde Tirsa; y la hirió porque no le
habían abierto las puertas; y abrió el vientre a todas las mujeres que estaban
encinta. 17En el año treinta y nueve de Azarías rey de Judá,
Manahem hijo de Gadi comenzó a reinar sobre Israel; y reinó diez años en
Samaria. 18E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se
apartó en todo su tiempo de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo
pecar a Israel.19Y vino Pul rey de Asiria a la tierra; y dio Manahem
a Pul mil talentos de plata para que le ayudara a confirmarse en el
reino. 20E impuso Manahem este dinero sobre Israel, sobre
todos los poderosos y opulentos: de cada uno cincuenta siclos de plata, para
dar al rey de Asiria, y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en la
tierra. 21Los demás hechos de Manahem, y todas las cosas que
hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel? 22Y durmió Manahem con sus padres, y reinó en su
lugar Pekaía su hijo. 23En el año cincuenta de Azarías rey de Judá, Pekaía
hijo de Manahem comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, y reinó dos
años. 24E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se
apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a
Israel. 25Y conspiró contra él Peka hijo de Remalías, capitán
suyo, y lo hirió en Samaria, en el palacio de la casa real, en compañía de
Argob y de Arif, y con cincuenta hombres de los hijos de los galaaditas; y lo
mató, y reinó en su lugar.26Los demás hechos de Pekaía, y todas las cosas que
hizo, he aquí están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel. 27En el año cincuenta y dos de Azarías rey de Judá,
Peka hijo de Remalías comenzó a reinar sobre Israel en Samaria; y reinó veinte
años. 28E hizo lo malo ante los ojos de Jehová; no se
apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a
Israel. 29En los días de Peka rey de Israel, vino
Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ahión, Abel-bet-maaca, y Janoa, y
Cedes, y Hazor, y Galaad, y Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó
cautivos a Asiria. 30Y Oseas hijo de Ela hizo una conspiración contra
Peka hijo de Remalías, y lo hirió, y lo mató, y reinó en su lugar, a los veinte
años de Jotam hijo de Uzías. 31Los demás
hechos de Peka, y todo lo que hizo, he aquí están escritos en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel. 32En el segundo
año de Peka hijo de Remalías rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de
Uzías rey de Judá. 33Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y
reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jerusa hija de
Sadoc. 34Y él hizo lo recto en ojos de Jehová; hizo conforme
a todas las cosas que había hecho su padre Uzías. 35Con todo eso los
lugares altos no fueron quitados; que el pueblo sacrificaba aún, y quemaba
incienso en los lugares altos. Edificó él la puerta más alta de la casa de
Jehová. 36Los demás hechos de Jotam, y todas las cosas que
hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá? 37En aquel tiempo comenzó Jehová a enviar contra Judá
a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías. 38Y durmió
Jotam con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David su
padre; y reinó en su lugar Acaz su hijo.
2 REYES 16
1En el año diecisiete de Peka hijo de Remalías,
comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam rey de Judá.2Veinte años
tenía Acaz cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén dieciséis años; y no
hizo lo recto ante los ojos de Jehová su Dios, como David su padre; 3Antes anduvo
en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por el fuego a su hijo,
según las abominaciones de las gentes que Jehová echó de delante de los hijos
de Israel. 4Asimismo sacrificó, y quemó incienso en los lugares
altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso.5Entonces
Rezín rey de Siria, y Peka hijo de Remalías rey de Israel, subieron a Jerusalén
para hacer guerra, y cercar a Acaz; mas no pudieron tomarla. 6En aquel
tiempo Rezín rey de Siria restituyó Elat a Siria, y echó a los judíos de Elat;
y los sirios vinieron a Elat, y habitaron allí hasta hoy.7Entonces Acaz
envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y
tu hijo: sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de
Israel, que se han levantado contra mí. 8Y tomando
Acaz la plata y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en los tesoros de
la casa real, envió al rey de Asiria un presente. 9Y le atendió
el rey de Asiria; pues el rey de Asiria subió contra Damasco y la tomó, y llevó
cautivos a sus moradores a Kir, y mató a Rezín. 10Y el rey Acaz
fue a Damasco a encontrar a Tiglat-pileser, rey de Asiria; y cuando vio el rey
Acaz el altar que estaba en Damasco; envió al sacerdote Urías el diseño y la
descripción del altar, conforme a toda su hechura. 11Y Urías el
sacerdote edificó el altar; conforme a todo lo que el rey Acaz había enviado de
Damasco, así lo hizo el sacerdote Urías, entre tanto que el rey Acaz venía de
Damasco. 12Y cuando el rey volvió de Damasco, el rey vio el
altar, y se acercó el rey al altar, y ofreció holocausto en él; 13Y encendió su
holocausto, y su ofrenda, y derramó sus libaciones, y esparció la sangre de sus
sacrificios de paz sobre el altar. 14Y quitó el
altar de bronce que estaba delante de Jehová, de delante de la casa, entre el
altar y el templo de Jehová, y lo puso al lado del altar hacia el norte. 15Y mandó el
rey Acaz al sacerdote Urías, diciendo: En el gran altar encenderás el
holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, y el holocausto del rey y su
ofrenda, y asimismo el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su presente
y sus libaciones: y esparcirás sobre él toda la sangre del holocausto, y toda
la sangre del sacrificio: y el altar de bronce será mío para consultar en
él. 16E hizo el sacerdote Urías conforme a todas las
cosas que el rey Acaz le mandó. 17Y cortó el
rey Acaz las cintas de las bases, y les quitó las fuentes; quitó también el mar
de sobre los bueyes de bronce que estaban debajo de él, y lo puso sobre el
enlosado. 18Asimismo la tienda del sábado que habían edificado
en la casa, y el pasadizo de afuera del rey, los quitó del templo de Jehová,
por causa del rey de Asiria. 19Los demás
hechos de Acaz que puso por obra, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá? 20Y durmió el rey Acaz con sus padres y fue sepultado
con sus padres en la ciudad de David: y reinó en su lugar Ezequías su hijo.
2 REYES 17
1En el año duodécimo de Acaz rey de Judá, comenzó a
reinar Oseas hijo de Ela en Samaria sobre Israel; y reinó nueve años. 2E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, aunque no como los reyes de Israel que antes de
él habían sido. 3Contra éste subió Salmanasar rey de Asiria; y Oseas
fue hecho su siervo, y le pagaba tributo. 4Mas el rey de
Asiria halló que Oseas conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey
de Egipto, y no había pagado tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año;
por lo que el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel.5Y el rey de
Asiria invadió todo el país, y subió contra Samaria y la sitió durante tres
años. 6En el año nueve de Oseas tomó el rey de Asiria a
Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah y en Habor,
junto al río de Gozán, y en las ciudades de los medos. 7Esto aconteció
porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de
tierra de Egipto de bajo la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses
ajenos, 8y anduvieron en los estatutos de las gentes que
Jehová había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los que
establecieron los reyes de Israel. 9Y los hijos
de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehová su Dios,
edificándose lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de las
atalayas hasta las ciudades fortificadas, 10y se
erigieron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo
árbol frondoso, 11y quemaron allí incienso en todos los lugares
altos, a la manera de las naciones que Jehová había desterrado de delante de
ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Jehová. 12Y servían a
los ídolos, de los cuales Jehová les había dicho: Vosotros no habéis de hacer
esto; 13Y Jehová amonestaba a Israel y a Judá por medio de
todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos
caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las
leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os envié por medio de mis
siervos los profetas. 14Pero ellos no obedecieron, antes endurecieron su
cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su
Dios. 15Y desecharon sus estatutos, y su pacto que Él había
hecho con sus padres, y sus testimonios que Él había prescrito a ellos; y
siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las gentes que
estaban alrededor de ellos, de las cuales les había Jehová mandado que no
hiciesen a la manera de ellas. 16Y dejaron
todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron dos becerros de
fundición, también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército del cielo,
y sirvieron a Baal: 17E hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por
fuego; y se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo
ante los ojos de Jehová, provocándole a ira.18Jehová, por
tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su
rostro; que no quedó sino sólo la tribu de Judá. 19Mas ni aun
Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios; antes anduvieron en los
estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho. 20Y desechó
Jehová toda la simiente de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de
saqueadores, hasta echarlos de su presencia.21Porque separó
a Israel de la casa de David, y ellos hicieron rey a Jeroboam hijo de Nabat; y
Jeroboam apartó a Israel de en pos de Jehová, y les hizo cometer gran
pecado. 22Y los hijos de Israel anduvieron en todos los
pecados de Jeroboam que él hizo, sin apartarse de ellos; 23hasta que
Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como Él lo había dicho por medio
de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a
Asiria, hasta hoy.24Y el rey de Asiria trajo gente de Babilonia, y de
Cuta, y de Iva, y de Hamat, y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de
Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en
sus ciudades. 25Y aconteció al principio, cuando comenzaron a
habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová contra ellos leones
que mataron a muchos de ellos. 26Entonces
dijeron ellos al rey de Asiria: Las gentes que tú trasladaste y pusiste en las
ciudades de Samaria, no conocen la costumbre del Dios de aquella tierra, y Él
ha echado leones en medio de ellos, y he aquí los matan, porque no conocen la
costumbre del Dios de la tierra. 27Entonces el
rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que
trajisteis de allá, y vayan y habiten allí, y les enseñen la costumbre del Dios
del país. 28Y vino uno de los sacerdotes que habían trasportado
de Samaria, y habitó en Betel, y les enseñó cómo habían de temer a
Jehová. 29Mas cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron
en las casas de los lugares altos que habían hecho los de Samaria; cada nación
en su ciudad donde habitaba. 30Los de
Babilonia hicieron a Sucot-benot, y los de Cuta hicieron a Nergal, y los de Hamat
hicieron a Asima; 31Los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac; y los de
Sefarvaim quemaban sus hijos en el fuego como ofrenda a Adramelec y a Anamelec,
dioses de Sefarvaim. 32Y temían a Jehová; e hicieron del pueblo bajo
sacerdotes de los lugares altos, quienes sacrificaban para ellos en los templos
de los lugares altos. 33Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la
costumbre de las gentes de donde habían sido trasladados. 34Hasta hoy
hacen como entonces; que ni temen a Jehová, ni guardan sus estatutos, ni sus
ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos que prescribió Jehová a
los hijos de Jacob, al cual puso el nombre de Israel;35Con los
cuales había Jehová hecho pacto, y les mandó, diciendo: No temeréis a otros
dioses, ni los adoraréis, ni les serviréis, ni les ofreceréis sacrificios.36Mas a Jehová,
que os sacó de tierra de Egipto con grande poder y brazo extendido, a Éste
temeréis, y a Éste adoraréis, y a Éste haréis sacrificio. 37Los estatutos
y derechos y ley y mandamientos que os dio por escrito, cuidaréis siempre de
ponerlos por obra, y no temeréis a dioses ajenos. 38Y no
olvidaréis el pacto que hice con vosotros; ni temeréis a dioses ajenos: 39Mas temed a
Jehová vuestro Dios, y Él os librará de mano de todos vuestros enemigos. 40Pero ellos no
escucharon; antes hicieron según su costumbre antigua. 41Así temieron
a Jehová aquellas gentes, y juntamente sirvieron a sus ídolos; y también sus
hijos y sus nietos, según que hicieron sus padres, así hacen hasta hoy.
2 REYES 18
1Y aconteció que en el tercer año de Oseas hijo de
Ela rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz rey de Judá. 2Veinticinco
años tenía él cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén veintinueve años.
El nombre de su madre era Abi hija de Zacarías.3Hizo lo recto
en ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su
padre. 4Él quitó los lugares altos, y quebró las imágenes,
y destruyó las imágenes de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que
había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de
Israel; y le llamó por nombre Nehustán. 5En Jehová
Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él
entre todos los reyes de Judá.6Pues siguió a Jehová y no se apartó de Él, sino que
guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. 7Y Jehová
estaba con él, y adondequiera que iba prosperaba. Él se rebeló contra el rey de
Asiria, y no le sirvió. 8Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus
términos, desde las torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada. 9Y aconteció
que en el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de
Ela rey de Israel, subió Salmanasar rey de Asiria contra Samaria, y la sitió.10Y la tomaron
al cabo de tres años; esto es, en el año sexto de Ezequías, el cual era el año
noveno de Oseas rey de Israel, fue Samaria tomada. 11Y el rey de
Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah y en Habor, junto
al río de Gozán, y en las ciudades de los medos: 12Por cuanto no
habían atendido la voz de Jehová su Dios, antes habían quebrantado su pacto; y
todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, ni las habían
escuchado, ni puesto por obra. 13Y a los
catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las
ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 14Entonces
Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria en Laquis: Yo he pecado:
apártate de mí, y llevaré todo lo que me impusieres. Y el rey de Asiria impuso
a Ezequías rey de Judá trescientos talentos de plata, y treinta talentos de
oro.15Y Ezequías le dio toda la plata que fue hallada en
la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real.16En aquel
tiempo Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová, y de los
quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo dio al rey de
Asiria. 17Después el rey de Asiria envió al rey Ezequías,
desde Laquis contra Jerusalén, a Tartán y a Rabsaris y al Rabsaces, con un gran
ejército: y subieron, y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido, vinieron y
pararon junto al acueducto del estanque de arriba, que es en el camino de la
heredad del lavador.18Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim
hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna escriba, y Joah hijo de Asaf, el
cronista. 19Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así
dice el gran rey de Asiria: ¿Qué confianza es ésta en que te apoyas? 20Dices pero
son palabras vacías: Tengo consejo y fuerzas para la guerra. Mas ¿en quién
confías, que te has rebelado contra mí? 21He aquí tú confías
ahora en este bordón de caña cascada, en Egipto, en el que si alguno se
apoyare, se le entrará por la mano, y la traspasará. Tal es Faraón rey de
Egipto, para todos los que en él confían. 22Y si me
decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es Éste Aquél cuyos
lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén:
Delante de este altar adoraréis en Jerusalén? 23Por tanto,
ahora yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré
dos mil caballos, si tú pudieres dar jinetes para ellos. 24¿Cómo, pues,
podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de mi señor, aunque estés
confiado en Egipto por sus carros y su gente de a caballo? 25¿Acaso he
venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo? Jehová me ha dicho:
Sube a esta tierra, y destrúyela.26Entonces dijo
Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joah, al Rabsaces: Te ruego que hables a
tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros
en lengua judaica a oídos del pueblo que está sobre el muro. 27Y Rabsaces
les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas palabras sólo a ti y a tu
señor, y no a los hombres que están sobre el muro, para que coman su propio
estiércol, y beban su propia orina con vosotros?28Luego
Rabsaces se puso de pie, y clamó a gran voz en lengua judaica, y habló,
diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria. 29Así ha dicho
el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. 30Y no os haga
Ezequías confiar en Jehová, diciendo: De cierto nos librará Jehová, y esta
ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.31No oigáis a
Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y
cada uno comerá de su vid, y de su higuera, y cada uno beberá las aguas de su
pozo; 32Hasta que yo venga, y os lleve a una tierra como la
vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas,
de aceite, y de miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque
os engaña cuando dice: Jehová nos librará. 33¿Acaso alguno
de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de
Asiria? 34¿Dónde están los dioses de Hamat, y de Arfad?
¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar
a Samaria de mi mano? 35¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha
librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a
Jerusalén? 36Y el pueblo calló, y no le respondió palabra:
porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis. 37Entonces
Eliaquim hijo de Hilcías, que era mayordomo, y Sebna el escriba, y Joah hijo de
Asaf, el cronista, vinieron a Ezequías, rasgadas sus vestiduras, y le
declararon las palabras del Rabsaces.
2 REYES 19
1En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte, y
vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Pon tu
casa en orden, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces
volvió él su rostro a la pared, y oró a Jehová, y dijo: 3Te ruego, oh
Jehová, te ruego hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con
íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con
gran lloro. 4Y aconteció que antes que Isaías saliese hasta la
mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5Vuelve, y di
a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre:
Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano; al tercer
día subirás a la casa de Jehová. 6Y añadiré a
tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de
Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mí, y por amor de David mi
siervo. 7Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la
pusieron sobre la llaga, y sanó.8Y Ezequías
había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a
la casa de Jehová al tercer día? 9Y respondió
Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que Jehová hará esto que ha dicho:
¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10Y Ezequías
respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados: pero no que la
sombra vuelva atrás diez grados.11Entonces el
profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había
descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás. 12En aquel
tiempo Berodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un
presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.13Y Ezequías
los oyó, y les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, oro, y especiería, y
preciosos ungüentos; y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus
tesoros: ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como
en todo su señorío.14Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y
le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le
respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia. 15Y él le
volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo
que hay en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase. 16Entonces
Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová: 17He aquí
vienen días, en que todo lo que hay en tu casa, y todo lo que tus padres han
atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice Jehová.18Y de tus
hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán; y serán eunucos en el
palacio del rey de Babilonia. 19Entonces
Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después
dijo: ¿Mas no habrá paz y verdad en mis días? 20Los demás
hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque, y el conducto,
y metió las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá? 21Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su
lugar Manasés su hijo.
1Y aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó,
rasgó sus vestiduras, y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de
Jehová. 2Y envió a Eliaquim el mayordomo, a Sebna escriba y
a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de cilicio, al profeta Isaías, hijo
de Amoz. 3Y le dijeron: Así ha dicho Ezequías: Este día es
día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto
de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas. 4Quizá oirá
Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, al cual el rey de los asirios
su señor ha enviado para injuriar al Dios vivo, y para vituperar con palabras,
las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente
que aún queda. 5Vinieron, pues, los siervos del rey Ezequías a
Isaías. 6E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor:
Así dice Jehová; No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han
blasfemado los siervos del rey de Asiria. 7He aquí
pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y se volverá a su tierra: y yo haré
que en su tierra caiga a espada.8Y regresando
el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo a Libna; porque había oído que
se había ido de Laquis. 9Y oyó decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí es
salido para hacerte guerra. Entonces volvió él, y envió embajadores a Ezequías,
diciendo: 10Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu
Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del
rey de Asiria.11He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de
Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y serás tú librado? 12¿Acaso las
libraron los dioses de las naciones, que mis padres destruyeron, es decir,
Gozán, y Harán, y Rezef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13¿Dónde está
el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena, y
de Iva? 14Y tomó Ezequías la carta de mano de los
embajadores; y después que la hubo leído, subió a la casa de Jehová, y la
extendió Ezequías delante de Jehová. 15Y oró
Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que habitas entre
los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste
el cielo y la tierra.16Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh
Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a
blasfemar al Dios viviente. 17Es verdad, oh
Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras; 18Y que
pusieron en el fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra
de manos de hombres, madera o piedra, y así los destruyeron. 19Ahora pues,
oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te suplico, de su mano, para que sepan todos
los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios. 20Entonces
Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así dice Jehová, Dios de Israel:
Lo que me rogaste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. 21Ésta es la
palabra que Jehová ha hablado contra él: Te ha menospreciado, te ha escarnecido
la virgen hija de Sión; ha movido su cabeza detrás de ti la hija de
Jerusalén. 22¿A quién has injuriado y a quién has blasfemado? ¿Y
contra quién has alzado tu voz, y has alzado en alto tus ojos? Contra el Santo
de Israel. 23Por mano de tus mensajeros has proferido injuria
contra el Señor, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las
cumbres de los montes, a las cuestas del Líbano; y cortaré sus altos cedros,
sus abetos más escogidos; y me alojaré en la morada más lejana, en el monte
Carmelo. 24Yo cavé y bebí las aguas extrañas, y con las
plantas de mis pies sequé todos los ríos de los lugares sitiados 25¿Nunca has
oído que hace mucho tiempo yo lo hice, y que desde los días de la antigüedad lo
dispuse? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para hacer desolaciones, para
reducir las ciudades fortificadas en montones de ruinas. 26Y sus
moradores fueron de corto poder, quebrantados y confundidos, fueron cual hierba
del campo, como legumbre verde, como heno de los terrados, marchitado antes de
su madurez. 27Yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y tu
furor contra mí.28Por cuanto te has airado contra mí, y tu estruendo
ha subido a mis oídos, yo por tanto pondré mi gancho en tu nariz, y mi freno en
tus labios, y te haré volver por el camino por donde viniste. 29Y esto te
será por señal, oh Ezequias: Este año comerás lo que nacerá de suyo, y el
segundo año lo que nacerá de suyo; y el tercer año sembrad y segad, plantad
viñas y comed de su fruto. 30Y lo que
hubiere escapado, lo que habrá quedado de la casa de Judá, tornará a echar raíz
abajo, y hará fruto arriba. 31Porque saldrá
de Jerusalén un remanente, y del monte de Sión los que escaparen: El celo de
Jehová de los ejércitos hará esto. 32Por tanto,
Jehová dice así del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta
en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella
baluarte. 33Por el camino que vino se volverá, y no entrará en
esta ciudad, dice Jehová. 34Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por
amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. 35Y aconteció
que la misma noche salió el ángel de Jehová, e hirió en el campamento de los
asirios ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he
aquí, todo era cuerpos de muertos. 36Entonces
Senaquerib, rey de Asiria partió, y fue y regresó a Nínive, donde se
quedó. 37Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de
Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo mataron a espada; y huyeron a
tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón su hijo.
2 REYES 20
22y dejó a Jehová el Dios de sus padres, y no anduvo
en el camino de Jehová. 23Y los siervos de Amón conspiraron contra él, y
mataron al rey en su casa.24Entonces el pueblo de la tierra mató a todos los
que habían conspirado contra el rey Amón; y puso el pueblo de la tierra por rey
en su lugar a Josías su hijo.25Los demás hechos de Amón, que él hizo, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 26Y fue sepultado
en su sepulcro en el huerto de Uza, y reinó en su lugar Josías su hijo.
1En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte, y
vino a él el profeta Isaías, hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Pon tu
casa en orden, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces
volvió él su rostro a la pared, y oró a Jehová, y dijo: 3Te ruego, oh
Jehová, te ruego hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con
íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con
gran lloro. 4Y aconteció que antes que Isaías saliese hasta la
mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5Vuelve, y di
a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre:
Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí yo te sano; al tercer
día subirás a la casa de Jehová. 6Y añadiré a
tus días quince años, y te libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de
Asiria; y ampararé esta ciudad por amor de mí, y por amor de David mi
siervo. 7Y dijo Isaías: Tomad masa de higos. Y tomándola, la
pusieron sobre la llaga, y sanó.8Y Ezequías
había dicho a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a
la casa de Jehová al tercer día? 9Y respondió
Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que Jehová hará esto que ha dicho:
¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados? 10Y Ezequías
respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados: pero no que la
sombra vuelva atrás diez grados.11Entonces el
profeta Isaías clamó a Jehová; e hizo volver la sombra por los grados que había
descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás. 12En aquel
tiempo Berodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un
presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.13Y Ezequías
los oyó, y les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, oro, y especiería, y
preciosos ungüentos; y la casa de sus armas, y todo lo que había en sus
tesoros: ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, así en su casa como
en todo su señorío.14Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y
le dijo: ¿Qué dijeron aquellos varones, y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le
respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia. 15Y él le
volvió a decir: ¿Qué vieron en tu casa? Y Ezequías respondió: Vieron todo lo
que hay en mi casa; nada quedó en mis tesoros que no les mostrase. 16Entonces
Isaías dijo a Ezequías: Oye palabra de Jehová: 17He aquí
vienen días, en que todo lo que hay en tu casa, y todo lo que tus padres han
atesorado hasta hoy, será llevado a Babilonia, sin quedar nada, dice Jehová.18Y de tus
hijos que saldrán de ti, que habrás engendrado, tomarán; y serán eunucos en el
palacio del rey de Babilonia. 19Entonces
Ezequías dijo a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado, es buena. Después
dijo: ¿Mas no habrá paz y verdad en mis días? 20Los demás
hechos de Ezequías, y todo su poderío, y cómo hizo el estanque, y el conducto,
y metió las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá? 21Y durmió Ezequías con sus padres, y reinó en su
lugar Manasés su hijo.
2 REYES 21
1Doce años tenía Manasés cuando comenzó a reinar, y
reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre era
Hefziba. 2E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las
abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de
Israel. 3Porque él volvió a edificar los lugares altos que
Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen
de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército del
cielo, y sirvió a aquellas cosas.4Asimismo
edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré
mi nombre en Jerusalén. 5Y edificó altares para todo el ejército del cielo
en los dos atrios de la casa de Jehová. 6Y pasó a su
hijo por fuego, y miró en tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y
adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para
provocarlo a ira. 7Y puso una imagen tallada de Asera que él había
hecho, en la casa de la cual había Jehová dicho a David y a Salomón su hijo: Yo
pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de
todas las tribus de Israel: 8Y no volveré
a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal
que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y
conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó. 9Mas ellos no
escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las gentes que
Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. 10Y habló
Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11Por cuanto
Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo
lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a
Judá con sus ídolos;12Por tanto, así dice Jehová el Dios de Israel: He
aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que el que lo oyere, le
retiñirán ambos oídos. 13Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria, y
la plomada de la casa de Acab; y yo limpiaré a Jerusalén como se limpia un
plato, que se refriega y se pone boca abajo. 14Y desampararé
el resto de mi heredad, y los entregaré en manos de sus enemigos; y serán para
presa y despojo de todos sus adversarios;15Por cuanto
han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus
padres salieron de Egipto hasta hoy. 16Fuera de
esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a
Jerusalén de un extremo a otro: además de su pecado con que hizo pecar a Judá,
para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová. 17Los demás
hechos de Manasés, y todas las cosas que hizo, y su pecado que cometió, ¿no
están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 18Y durmió
Manasés con sus padres, y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto
de Uza; y reinó en su lugar Amón su hijo. 19Veintidós
años tenía Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. El
nombre de su madre era Mesalemet hija de Harus de Jotba. 20E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre. 21Y anduvo en
todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales
había servido su padre, y a ellos adoró; 22y dejó a
Jehová el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová.23Y los siervos
de Amón conspiraron contra él, y mataron al rey en su casa. 24Entonces el
pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón;
y puso el pueblo de la tierra por rey en su lugar a Josías su hijo. 25Los demás
hechos de Amón, que él hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de
los reyes de Judá? 26Y fue sepultado en su sepulcro en el huerto de Uza,
y reinó en su lugar Josías su hijo.
2 REYES 22
21Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo:
Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el
libro de este pacto. 22En verdad que no se había celebrado tal pascua
desde los días de los jueces que gobernaron a Israel, ni en todos los días de
los reyes de Israel, y de los reyes de Judá.23En el año
dieciocho del rey Josías se celebró aquella pascua a Jehová en Jerusalén. 24Asimismo
barrió Josías los encantadores, los adivinos, las imágenes de los ídolos, y
todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para
cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el
sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25No hubo antes
otro rey como él que se convirtiese a Jehová con todo su corazón, y con toda su
alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de
él se levantó otro igual.26Con todo, Jehová no desistió del furor de su grande
ira con la cual se había encendido su enojo contra Judá, a causa de todas las
provocaciones con que Manasés le había irritado. 27Y dijo
Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y
desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual
había yo dicho: Mi nombre estará allí. 28Los demás hechos
de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de
los reyes de Judá? 29En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió
contra el rey de Asiria al río Éufrates, y salió contra él el rey Josías; pero
aquél así que le vio, lo mató en Meguido. 30Y sus siervos
lo pusieron en un carro, y lo trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo
sepultaron en su sepulcro. Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo
de Josías, y le ungieron y le pusieron por rey en lugar de su padre. 31Veintitrés
años tenía Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El
nombre de su madre era Amutal, hija de Jeremías de Libna. 32E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían
hecho. 33Y Faraón Necao le encarceló en Ribla en la
provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra
un tributo de cien talentos de plata, y uno de oro. 34Entonces
Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su
padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz, y lo llevó a
Egipto, y allí murió. 35Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; e impuso
gravamen sobre la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón,
sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según la
estimación de su hacienda, para dar a Faraón Necao.36Veinticinco
años tenía Joacim cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El
nombre de su madre era Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. 37E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían
hecho.
1Ocho años tenía Josías cuando comenzó a reinar, y
reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de
Adaías de Boscat. 2E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo
en todo el camino de David su padre, sin apartarse ni a derecha ni a
izquierda. 3Y aconteció que a los dieciocho años del rey
Josías, el rey envió a Safán hijo de Azalías, hijo de Mesulam, escriba, a la
casa de Jehová, diciendo:4Ve a Hilcías, sumo sacerdote: dile que recoja el
dinero que se ha metido en la casa de Jehová, que han juntado del pueblo los
guardianes de la puerta, 5y que lo pongan en manos de los que hacen la obra,
que tienen cargo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la
obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; 6a los
carpinteros, a los maestros y a los albañiles, para comprar madera y piedra de
cantería para reparar la casa. 7Y no se les
pedía cuentas del dinero entregado en sus manos, porque ellos procedían con
fidelidad. 8Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías a Safán
escriba: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el
libro a Safán, y lo leyó. 9Viniendo luego Safán escriba al rey, dio al rey la
respuesta, y dijo: Tus siervos han juntado el dinero que se halló en el templo,
y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen cargo de la
casa de Jehová. 10Asimismo Safán escriba declaró al rey, diciendo:
Hilcías el sacerdote me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del
rey. 11Y sucedió que cuando el rey hubo oído las palabras
del libro de la ley, rasgó sus vestiduras.12Luego mandó
el rey a Hilcías el sacerdote, y a Ahicam hijo de Safán, y a Acbor hijo de
Micaías, y a Safán escriba, y a Asaías siervo del rey, diciendo:13Id, y
consultad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las
palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que
se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las
palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.14Entonces fue
Hilcías el sacerdote, y Ahicam y Acbor y Safán y Asaías, a Hulda profetisa,
esposa de Salum hijo de Ticva hijo de Araas, guarda de las vestiduras, la cual
moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con
ella. 15Y ella les dijo: Así dice Jehová el Dios de Israel:
Decid al varón que os envió a mí: 16Así dice
Jehová: He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los que en él moran,
según todas las palabras del libro que ha leído el rey de Judá: 17Por cuanto me
dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira en toda
obra de sus manos; y mi furor se ha encendido contra este lugar, y no se
apagará. 18Mas al rey de Judá que os ha enviado para que
consultaseis a Jehová, diréis así: Así dice Jehová el Dios de Israel: Por
cuanto oíste las palabras del libro,19y tu corazón
se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he
pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrían a ser
asolados y malditos, y rasgaste tus vestiduras, y lloraste en mi presencia,
también yo te he oído, dice Jehová. 20Por tanto, he
aquí yo te recogeré con tus padres, y tú serás recogido a tu sepulcro en paz, y
no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron la
respuesta al rey.
2 REYES 23
1Entonces el rey mandó que se reuniesen con él todos
los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2Y subió el
rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los
moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo,
desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las
palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. 3Y el rey se
puso en pie junto a la columna, e hizo pacto delante de Jehová, de que irían en
pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, y sus testimonios, y sus
estatutos con todo su corazón y con toda su alma, y que cumplirían las palabras
del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el
pacto. 4Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, y
a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen
del templo de Jehová todos los vasos que habían sido hechos para Baal, para
Asera, y para todo el ejército del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén en el
campo de Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Betel. 5Y quitó a los
sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso
en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de
Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y
a los signos del zodiaco y a todo el ejército del cielo. 6También sacó
la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al torrente
de Cedrón, y la quemó en el torrente de Cedrón, y la redujo a polvo, y echó el
polvo de ella sobre los sepulcros de los hijos del pueblo. 7Además
derribó las casas de los sodomitas que estaban en la casa de Jehová, en las
cuales las mujeres tejían pabellones para Asera. 8E hizo venir
todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde
los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los
altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué,
gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la
ciudad. 9Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían
al altar de Jehová en Jerusalén, sólo comían panes sin levadura entre sus
hermanos.10Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del
hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a
Moloc. 11Quitó también los caballos que los reyes de Judá
habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de
Natán-melec eunuco, el cual tenía cargo de los ejidos; y quemó al fuego los
carros del sol. 12Derribó además el rey los altares que estaban sobre
la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares
que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí
corrió y arrojó el polvo en el torrente de Cedrón. 13Asimismo
profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano
derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había
edificado a Astarot, abominación de los sidonios, y a Quemos abominación de
Moab, y a Milcom abominación de los hijos de Amón. 14Y quebró las
estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos
de hombres. 15Igualmente el altar que estaba en Betel, y el lugar
alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, aquel
altar y el alto destruyó; y quemó el lugar alto, y lo hizo polvo, y puso fuego
a la imagen de Asera. 16Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que
estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó
sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había
profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado estas cosas. 17Y después
dijo: ¿Qué monumento es éste que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Éste
es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que
tú has hecho sobre el altar de Betel. 18Y él dijo:
Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los
huesos del profeta que había venido de Samaria. 19Y todas las
casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales
habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira al Señor, las quitó
también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Betel. 20Mató además
sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban,
y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén. 21Entonces
mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios,
conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. 22En verdad que
no se había celebrado tal pascua desde los días de los jueces que gobernaron a
Israel, ni en todos los días de los reyes de Israel, y de los reyes de
Judá. 23En el año dieciocho del rey Josías se celebró
aquella pascua a Jehová en Jerusalén. 24Asimismo
barrió Josías los encantadores, los adivinos, las imágenes de los ídolos, y
todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para
cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el
sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25No hubo antes
otro rey como él que se convirtiese a Jehová con todo su corazón, y con toda su
alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de
él se levantó otro igual. 26Con todo, Jehová no desistió del furor de su grande
ira con la cual se había encendido su enojo contra Judá, a causa de todas las
provocaciones con que Manasés le había irritado. 27Y dijo
Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y
desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual
había yo dicho: Mi nombre estará allí.28Los demás
hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? 29En aquellos
días Faraón Necao rey de Egipto subió contra el rey de Asiria al río Éufrates,
y salió contra él el rey Josías; pero aquél así que le vio, lo mató en
Meguido. 30Y sus siervos lo pusieron en un carro, y lo
trajeron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro.
Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le ungieron y
le pusieron por rey en lugar de su padre. 31Veintitrés
años tenía Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El
nombre de su madre era Amutal, hija de Jeremías de Libna. 32E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían
hecho. 33Y Faraón Necao le encarceló en Ribla en la
provincia de Hamat, para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra
un tributo de cien talentos de plata, y uno de oro.34Entonces
Faraón Necao puso por rey a Eliaquim hijo de Josías, en lugar de Josías su
padre, y le cambió el nombre por el de Joacim; y tomó a Joacaz, y lo llevó a
Egipto, y allí murió. 35Y Joacim pagó a Faraón la plata y el oro; e impuso
gravamen sobre la tierra para dar el dinero conforme al mandamiento de Faraón,
sacando la plata y el oro del pueblo de la tierra, de cada uno según la
estimación de su hacienda, para dar a Faraón Necao. 36Veinticinco
años tenía Joacim cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. El
nombre de su madre era Zebuda hija de Pedaías, de Ruma. 37E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían
hecho.
2 REYES 24
21Y el rey de Babilonia los hirió y mató en Ribla, en
tierra de Hamat. Así fue trasportado Judá de sobre su tierra. 22Y al pueblo
que Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en tierra de Judá, puso por gobernador
a Gedalías, hijo de Ahicam hijo de Safán. 23Y oyendo
todos los príncipes del ejército, ellos y su gente, que el rey de Babilonia
había puesto por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa, esto es, Ismael
hijo de Netanías, y Johanán hijo de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet
netofatita, y Jaazanías hijo de un maacatita, ellos con los suyos. 24Entonces
Gedalías les hizo juramento, a ellos y a los suyos, y les dijo: No temáis de
ser siervos de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia,
y os irá bien.25Pero sucedió que en el mes séptimo vino Ismael hijo
de Netanías, hijo de Elisama, de la estirpe real, y con él diez varones, e
hirieron a Gedalías, y murió; y también a los judíos y caldeos que estaban con
él en Mizpa. 26Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta
el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto por temor de los
caldeos. 27Y aconteció a los treinta y siete años del cautiverio
de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes,
que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, levantó la
cabeza de Joaquín rey de Judá, sacándolo de la casa de la cárcel; 28y le habló
bien, y puso su asiento sobre el asiento de los reyes que estaban con él en
Babilonia. 29Y le cambió las vestiduras de su prisión, y comió
siempre delante de él todos los días de su vida. 30Y diariamente
le fue dado su sustento de parte del rey, una porción para cada día, todos los
días de su vida.
1En su tiempo subió Nabucodonosor rey de Babilonia,
y Joacim vino a ser su siervo por tres años; pero luego volvió y se rebeló
contra él. 2Pero Jehová envió contra él tropas de caldeos,
tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas; los cuales envió
contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había
hablado por sus siervos los profetas. 3Ciertamente
vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por
los pecados de Manasés, conforme a todo lo que él hizo; 4asimismo por
la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; lo
cual Jehová no quiso perdonar. 5Los demás
hechos de Joacim, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas
de los reyes de Judá?6Y durmió Joacim con sus padres, y reinó en su lugar
Joaquín su hijo. 7Y nunca más el rey de Egipto salió de su tierra;
porque el rey de Babilonia le tomó todo lo que era suyo, desde el río de Egipto
hasta el río Éufrates. 8Dieciocho años tenía Joaquín cuando comenzó a
reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de su madre era Neusta hija
de Elnatán, de Jerusalén. 9E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a
todas las cosas que había hecho su padre.10En aquel tiempo
subieron los siervos de Nabucodonosor rey de Babilonia contra Jerusalén y la
ciudad fue sitiada. 11Vino también Nabucodonosor rey de Babilonia contra
la ciudad, cuando sus siervos la tenían sitiada. 12Entonces
salió Joaquín rey de Judá al rey de Babilonia, él, y su madre, sus siervos, sus
príncipes y sus oficiales; y lo apresó el rey de Babilonia en el octavo año de
su reinado. 13Y sacó de allí todos los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa real, y quebró en piezas todos los vasos de oro
que había hecho Salomón rey de Israel en la casa de Jehová, como Jehová había
dicho. 14Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén, a todos los
príncipes, y a todos los hombres valientes, hasta diez mil cautivos, y a todos
los artesanos y herreros. No quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la
tierra.15Asimismo llevó cautivos a Babilonia a Joaquín, y a
la madre del rey, y a las esposas del rey, y a sus oficiales, y a los poderosos
de la tierra; cautivos los llevó de Jerusalén a Babilonia. 16A todos los hombres
de guerra, que fueron siete mil, y a los artesanos y herreros, que fueron mil,
y a todos los hombres fuertes y aptos para la guerra, llevó cautivos el rey de
Babilonia. 17Y el rey de Babilonia puso por rey en lugar de
Joaquín a Matanías su tío, y le cambió el nombre por el de Sedequías. 18Veintiún años
tenía Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. El
nombre de su madre era Amutal hija de Jeremías, de Libna. 19E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho Joacim. 20Fue, pues, la
ira de Jehová contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. Y
Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.
2 REYES 25
1Y aconteció en el noveno año de su reinado, en el
mes décimo, en el día diez del mes, que Nabucodonosor rey de Babilonia vino con
todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió; y levantaron contra ella
baluartes alrededor. 2Y la ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo
del rey Sedequías. 3A los nueve días del cuarto mes prevaleció el
hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra. 4Y abriendo
una brecha en el muro de la ciudad todos los hombres de guerra huyeron de noche
por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos
del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el
camino del desierto. 5Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo
tomó en las llanuras de Jericó, habiéndose dispersado todo su ejército. 6Y apresaron
al rey y lo trajeron al rey de Babilonia a Ribla, y pronunciaron sentencia
contra él. 7Y degollaron a los hijos de Sedequías en presencia
suya; y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a
Babilonia. 8En el mes quinto, en el séptimo día del mes, siendo
el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén
Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia. 9Y quemó la
casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las
casas de los príncipes quemó a fuego. 10Y todo el
ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los
muros alrededor de Jerusalén. 11Y a los del
pueblo que habían quedado en la ciudad, y a los que se habían juntado al rey de
Babilonia, con los que habían quedado del vulgo, los llevó cautivos
Nabuzaradán, capitán de la guardia. 12Mas de los
pobres de la tierra dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen
las viñas y las tierras. 13Y quebraron los caldeos las columnas de bronce que
estaban en la casa de Jehová, y las bases, y el mar de bronce que estaba en la
casa de Jehová, y llevaron el bronce de ello a Babilonia. 14También se
llevaron las ollas, las paletas, las despabiladeras, los cucharones y todos los
vasos de bronce con que ministraban. 15Incensarios,
cuencos, los que de oro, en oro, y los que de plata, en plata, todo lo llevó el
capitán de la guardia. 16Las dos columnas, un mar, y las bases que Salomón
había hecho para la casa de Jehová; y del bronce de todos estos vasos, no había
peso. 17La altura de una columna era de dieciocho codos y
tenía encima un capitel de bronce, y la altura del capitel era de tres codos; y
sobre el capitel había una red y granadas alrededor, todo de bronce; y
semejante obra había en la otra columna con la red. 18Tomó entonces
el capitán de la guardia a Seraías primer sacerdote, y a Sofonías segundo
sacerdote, y tres guardas de la vajilla; 19y de la
ciudad tomó a un oficial que estaba a cargo de los hombres de guerra, y a cinco
varones de los que estaban en la presencia del rey que se hallaban en la
ciudad; y al principal escriba del ejército, que reclutaba la gente del país; y
sesenta varones del pueblo de la tierra, que se hallaban en la ciudad.20Éstos tomó
Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los llevó a Ribla al rey de
Babilonia. 21Y el rey de Babilonia los hirió y mató en Ribla, en
tierra de Hamat. Así fue trasportado Judá de sobre su tierra. 22Y al pueblo
que Nabucodonosor rey de Babilonia dejó en tierra de Judá, puso por gobernador
a Gedalías, hijo de Ahicam hijo de Safán. 23Y oyendo
todos los príncipes del ejército, ellos y su gente, que el rey de Babilonia
había puesto por gobernador a Gedalías, vinieron a él en Mizpa, esto es, Ismael
hijo de Netanías, y Johanán hijo de Carea, y Seraías hijo de Tanhumet
netofatita, y Jaazanías hijo de un maacatita, ellos con los suyos. 24Entonces
Gedalías les hizo juramento, a ellos y a los suyos, y les dijo: No temáis de
ser siervos de los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia,
y os irá bien. 25Pero sucedió que en el mes séptimo vino Ismael hijo
de Netanías, hijo de Elisama, de la estirpe real, y con él diez varones, e
hirieron a Gedalías, y murió; y también a los judíos y caldeos que estaban con
él en Mizpa.26Y levantándose todo el pueblo, desde el menor hasta
el mayor, con los capitanes del ejército, se fueron a Egipto por temor de los
caldeos. 27Y aconteció a los treinta y siete años del
cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días
del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado,
levantó la cabeza de Joaquín rey de Judá, sacándolo de la casa de la
cárcel; 28y le habló bien, y puso su asiento sobre el asiento
de los reyes que estaban con él en Babilonia. 29Y le cambió
las vestiduras de su prisión, y comió siempre delante de él todos los días de
su vida. 30Y diariamente le fue dado su sustento de parte del
rey, una porción para cada día, todos los días de su vida.
Nenhum comentário:
Postar um comentário