1 SAMUEL 1
1Hubo un varón de Ramataim de Sofim, del monte de
Efraín, que se llamaba Elcana, hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu,
hijo de Zuf, efrateo. 2Y tenía él dos esposas; el nombre de una era Ana, y
el nombre de la otra Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. 3Y subía aquel
varón todos los años de su ciudad, para adorar y ofrecer sacrificios a Jehová
de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees,
sacerdotes de Jehová. 4Y cuando venía el día en que Elcana ofrecía
sacrificio, daba porciones a Penina su esposa y a todos sus hijos y a todas sus
hijas. 5Mas a Ana daba una porción escogida; porque amaba a
Ana, aunque Jehová había cerrado su matriz. 6Y su
adversaria la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová había
cerrado su matriz. 7Y así hacía cada año; cuando subía a la casa de
Jehová, enojaba así a la otra; por lo cual ella lloraba, y no comía. 8Y Elcana su
marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿Y por qué no comes? ¿Y por qué está
afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? 9Y se levantó
Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí
estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, 10ella con
amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 11E hizo voto,
diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu
sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, mas dieres a tu
sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no
pasará navaja sobre su cabeza. 12Y sucedió que
mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca
de ella.13Mas Ana hablaba en su corazón, y solamente se
movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. 14Entonces le
dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Aleja de ti tu vino. 15Y Ana le
respondió, diciendo: No, señor mío; mas yo soy una mujer atribulada de
espíritu; no he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante de
Jehová. 16No tengas a tu sierva por una hija de Belial; pues
por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. 17Y Elí
respondió, y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te conceda la petición que le
has hecho.18Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus
ojos. Y la mujer siguió su camino, y comió, y no estuvo más triste. 19Y
levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y se volvieron, y vinieron
a su casa en Ramá. Y Elcana conoció a Ana su esposa, y Jehová se acordó de
ella. 20Y aconteció que al cumplirse el tiempo, después de
haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo:
Por cuanto se lo pedí a Jehová. 21Después subió
el varón Elcana con toda su familia a ofrecer sacrificio a Jehová, el
sacrificio de cada año, y su voto. 22Mas Ana no
subió, sino dijo a su marido: Yo no subiré hasta que el niño sea destetado, y
entonces lo llevaré para que se presente delante de Jehová, y se quede allá
para siempre. 23Y Elcana su marido le respondió: Haz lo que bien te
pareciere; quédate hasta que lo destetes; solamente Jehová cumpla su palabra. Y
se quedó la mujer, y crió a su hijo hasta que lo destetó. 24Y después que
lo hubo destetado, lo llevó consigo, con tres becerros, y un efa de harina, y
un odre de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era
pequeño. 25Y matando el becerro, trajeron el niño a Elí. 26Y ella dijo:
¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí
junto a ti orando a Jehová. 27Por este niño
oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. 28Por lo cual
yo también lo he dedicado a Jehová; todos los días que él viviere, será de
Jehová. Y adoró allí a Jehová.
1 SAMUEL 2
1Y Ana oró y dijo: Mi corazón se regocija en Jehová,
mi cuerno es ensalzado en Jehová; mi boca se ensanchó sobre mis enemigos, por
cuanto me alegré en tu salvación. 2No hay santo
como Jehová: Porque no hay ninguno fuera de ti; y no hay Roca como el Dios
nuestro. 3No multipliquéis palabras de grandeza y altanerías;
cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es
Jehová, y a Él toca el pesar las acciones. 4Los arcos de
los fuertes fueron quebrados, y los débiles se ciñeron de fortaleza. 5Los saciados
se alquilaron por pan; y los hambrientos dejaron de estarlo; aun la estéril dio
a luz a siete, y la que tenía muchos hijos languidece.6Jehová mata,
y Él da vida: Él hace descender al sepulcro, y hace subir. 7Jehová
empobrece, y Él enriquece: Abate, y enaltece. 8Él levanta
del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentar
con príncipes, y hacerle heredar un trono de honor. Porque de Jehová son las
columnas de la tierra, y Él asentó sobre ellas el mundo. 9Él guarda los
pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas; porque nadie
prevalecerá por su propia fuerza. 10Delante de
Jehová serán quebrantados sus adversarios, desde el cielo tronará sobre ellos:
Jehová juzgará los términos de la tierra, dará fortaleza a su Rey, y exaltará
el cuerno de su Mesías. 11Y Elcana se volvió a su casa en Ramá; y el niño
ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí. 12Mas los hijos
de Elí eran hijos de Belial, y no conocían a Jehová. 13Y la
costumbre de los sacerdotes con el pueblo era que, cuando alguno ofrecía
sacrificio, mientras era cocida la carne, venía el criado del sacerdote
trayendo en su mano un garfio de tres ganchos; 14y lo metía en
el perol, o en la olla, o en el caldero, o en el pote; y todo lo que sacaba el
garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían a todo israelita
que venía a Silo. 15Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el
criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que ase para el
sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 16Y si le
respondía el varón: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como
quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré
por la fuerza. 17Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado
de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. 18Y el joven
Samuel ministraba delante de Jehová, vestido de un efod de lino. 19Y le hacía su
madre una túnica pequeña, y se la traía cada año, cuando subía con su marido a
ofrecer el sacrificio acostumbrado. 20Y Elí bendijo
a Elcana y a su esposa, diciendo: Jehová te dé simiente de esta mujer en lugar
de este préstamo que es hecho a Jehová. Y se volvieron a su casa. 21Y visitó
Jehová a Ana, y concibió, y dio a luz tres hijos, y dos hijas. Y el joven
Samuel crecía delante de Jehová.22Y Elí era muy
viejo, y oía todo lo que sus hijos hacían a todo Israel, y cómo dormían con las
mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de la congregación. 23Y les dijo:
¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestro mal
proceder. 24No, hijos míos; porque no es buena fama la que yo
oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. 25Si un hombre
pecare contra otro, el Juez le juzgará; pero si alguno pecare contra Jehová,
¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová
había resuelto quitarles la vida. 26Y el joven
Samuel crecía, y tenía gracia delante de Dios y de los hombres. 27Y vino un
varón de Dios a Elí, y le dijo: Así dice Jehová: ¿No me manifesté yo claramente
a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28Y yo le
escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese
sobre mi altar, y quemase incienso, y trajese efod delante de mí; y di a la
casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.29¿Por qué
habéis hollado mis sacrificios y mis presentes, que yo mandé ofrecer en mi
tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo mejor
de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?30Por tanto,
Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre
andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora dice Jehová: Nunca yo tal haga,
porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en
poco. 31He aquí vienen días, en que cortaré tu brazo, y el
brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa. 32Y verás a un
enemigo en mi habitación, en todas las riquezas que Dios dará a Israel; y nunca
habrá anciano en tu casa. 33Y el varón de los tuyos que yo no corte de mi
altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; y toda la cría de
tu casa morirá en la edad viril. 34Y te será por
señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees; ambos morirán en un
día. 35Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga
conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará
delante de mi ungido todo los días. 36Y será que el
que hubiere quedado en tu casa, vendrá a postrarse ante él por una moneda de
plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me pongas en algún
ministerio, para que coma un bocado de pan.
1 SAMUEL 3
1Y el joven Samuel ministraba a Jehová delante de
Elí; y la palabra de Jehová era preciada en aquellos días; pues no había visión
manifiesta. 2Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento,
cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse, y no podía ver, 3Samuel estaba
durmiendo en el templo de Jehová, donde el arca de Dios estaba; y antes que la
lámpara de Dios fuese apagada, 4Jehová llamó
a Samuel; y él respondió: Heme aquí. 5Y corriendo
luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he
llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió, y se acostó. 6Y Jehová
volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel vino a Elí, y dijo:
Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado;
vuelve, y acuéstate. 7Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la
palabra de Jehová le había sido revelada. 8Jehová, pues,
llamó la tercera vez a Samuel. Y él levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí;
¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven.9Y dijo Elí a
Samuel: Ve, y acuéstate: y si Él te llama, dirás: Habla, Jehová, que tu siervo
oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10Y vino
Jehová, y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces
Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye. 11Y Jehová dijo
a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le
retiñirán ambos oídos. 12Aquel día yo cumpliré contra Elí, todas las cosas
que he dicho sobre su casa. Cuando comience, también terminaré. 13Y le mostraré
que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus
hijos se han envilecido, y él no los ha estorbado. 14Por tanto yo
he jurado a la casa de Elí, que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada
jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. 15Y Samuel
estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y
Samuel temía descubrir la visión a Elí. 16Llamando,
pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. 17Y dijo: ¿Qué
es la palabra que te habló Jehová? Te ruego que no me la encubras; así te haga
Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló
contigo. 18Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada.
Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere. 19Y Samuel
creció, y Jehová fue con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus
palabras. 20Y conoció todo Israel desde Dan hasta Beerseba, que
Samuel era fiel profeta de Jehová.21Y Jehová
volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por
palabra de Jehová.
1 SAMUEL 4
1Y la palabra de Samuel llegaba a todo Israel. Por
aquel tiempo salió Israel para enfrentarse en batalla contra los filisteos, y
acampó junto a Ebenezer, y los filisteos acamparon en Afec. 2Y los
filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue
vencido delante de los filisteos, y ellos hirieron en la batalla en el campo
como cuatro mil hombres. 3Y cuando el pueblo volvió al campamento, los
ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los
filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que
viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos. 4Y envió el
pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos,
que estaba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban
allí con el arca del pacto de Dios. 5Y aconteció
que, como el arca del pacto de Jehová vino al campamento, todo Israel gritó con
tan grande júbilo, que la tierra tembló. 6Y cuando los
filisteos oyeron la voz de júbilo, dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es ésta en
el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había venido al
campamento. 7Y los filisteos tuvieron miedo, porque decían: Dios
ha venido al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! pues antes de ahora no fue
así. 8¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de las manos de
estos Dioses fuertes? Éstos son los Dioses que hirieron a Egipto con toda clase
de plaga en el desierto. 9Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no
sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros: sed hombres, y
pelead.10Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue
vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad,
pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. 11Y el arca de
Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees. 12Y corriendo
de la batalla un hombre de Benjamín, vino aquel día a Silo, rotas sus
vestiduras y tierra sobre su cabeza: 13Y cuando
llegó, he aquí Elí que estaba sentado en una silla vigilando junto al camino;
porque su corazón estaba temblando por causa del arca de Dios. Llegado, pues,
aquel hombre a la ciudad, y dadas las nuevas, toda la ciudad gritó. 14Y cuando Elí
oyó el estruendo de la gritería, dijo: ¿Qué estruendo de alboroto es éste? Y
aquel hombre vino aprisa, y dio las nuevas a Elí. 15Era ya Elí de
edad de noventa y ocho años, y sus ojos se habían oscurecido, de modo que no
podía ver. 16Dijo, pues, aquel hombre a Elí: Yo vengo de la
batalla, yo he escapado hoy del combate. Y él dijo: ¿Qué ha acontecido, hijo
mío?17Y el mensajero respondió, y dijo: Israel huyó
delante de los filisteos, y también fue hecha gran mortandad en el pueblo; y
también tus dos hijos, Ofni y Finees, son muertos, y el arca de Dios fue
tomada.18Y aconteció que cuando él hizo mención del arca de
Dios, Elí cayó hacia atrás de la silla al lado de la puerta, y se le quebró la
cerviz, y murió; pues era hombre viejo y pesado. Y había juzgado a Israel
cuarenta años. 19Y su nuera, la esposa de Finees, que estaba encinta
y cercana a dar a luz, al oír la noticia de que el arca de Dios había sido
tomada, y que su suegro y su marido habían muerto, se inclinó y dio a luz;
porque le sobrevinieron sus dolores. 20Y al tiempo
que moría, le decían las que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has
dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni puso atención. 21Y llamó al
niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por el arca de Dios
que fue tomada, y por la muerte de su suegro y de su marido. 22Dijo, pues:
Traspasada es la gloria de Israel; porque el arca de Dios fue tomada.
1 SAMUEL 5
1Y los filisteos, tomada el arca de Dios, la trajeron
desde Ebenezer a Asdod. 2Y tomaron los filisteos el arca de Dios, y la
metieron en la casa de Dagón, y la pusieron junto a Dagón. 3Y cuando al
siguiente día los de Asdod se levantaron de mañana, y he aquí Dagón estaba
postrado en tierra delante del arca de Jehová; y tomaron a Dagón, y lo
volvieron a su lugar.4Y tornándose a levantar de mañana el siguiente día,
he aquí que Dagón había caído postrado en tierra delante del arca de Jehová; y
la cabeza de Dagón, y las dos palmas de sus manos estaban cortadas sobre el
umbral, habiéndole quedado a Dagón el tronco solamente. 5Por esta
causa los sacerdotes de Dagón, y todos los que en el templo de Dagón entran, no
pisan el umbral de Dagón en Asdod, hasta hoy. 6Y se agravó
la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó, y los hirió con
hemorroides en Asdod y en todos sus términos. 7Y viendo esto
los de Asdod, dijeron: No quede con nosotros el arca del Dios de Israel, porque
su mano es dura sobre nosotros, y sobre nuestro dios Dagón. 8Enviaron,
pues, y reunieron a todos los príncipes de los filisteos, y dijeron: ¿Qué
haremos con el arca del Dios de Israel? Y ellos respondieron: Pásese el arca
del Dios de Israel a Gat. Y pasaron allá el arca del Dios de Israel. 9Y aconteció
que cuando la hubieron pasado, la mano de Jehová fue contra la ciudad con gran
quebrantamiento; e hirió a los hombres de aquella ciudad desde el chico hasta
el grande, y se llenaron de hemorroides.10Entonces
enviaron el arca de Dios a Ecrón. Y sucedió que cuando el arca de Dios vino a
Ecrón, los ecronitas dieron voces diciendo: Han traído a nosotros el arca del
Dios de Israel para matarnos a nosotros y a nuestro pueblo. 11Y enviaron y
reunieron a todos los príncipes de los filisteos, diciendo: Enviad el arca del
Dios de Israel, y vuélvase a su lugar, y no nos mate a nosotros y a nuestro
pueblo; porque había pánico de muerte en toda la ciudad, y la mano de Dios se
había allí agravado. 12Y los que no morían, eran heridos de hemorroides; y
el clamor de la ciudad subía al cielo.
1 SAMUEL 6
1Y estuvo el arca de Jehová en la tierra de los
filisteos siete meses. 2Entonces los filisteos, llamando a los sacerdotes y
adivinos, preguntaron: ¿Qué haremos con el arca de Jehová? Declaradnos cómo la
hemos de tornar a su lugar. 3Y ellos
dijeron: Si enviáis el arca del Dios de Israel, no la enviéis vacía; mas le
pagaréis la expiación: y entonces seréis sanos, y conoceréis por qué no se
apartó de vosotros su mano. 4Y ellos
dijeron: ¿Y cuál será la expiación que le pagaremos? Y ellos respondieron:
Cinco hemorroides de oro, y cinco ratones de oro, conforme al número de los
príncipes de los filisteos, porque una misma plaga estuvo sobre todos vosotros
y sobre vuestros príncipes. 5Haréis, pues,
figuras de vuestras hemorroides, y figuras de vuestros ratones que destruyen la
tierra, y daréis gloria al Dios de Israel: quizá aliviará su mano de sobre
vosotros, y de sobre vuestros dioses, y de sobre vuestra tierra. 6Mas ¿por qué
endurecéis vuestro corazón, como los egipcios y Faraón endurecieron su corazón?
Después que los hubo así tratado, ¿no los dejaron ir, y se fueron?7Haced, pues,
ahora un carro nuevo, y tomad luego dos vacas que críen, a las cuales no haya
sido puesto yugo, y uncid las vacas al carro, y haced volver sus becerros de
detrás de ellas a casa. 8Tomaréis luego el arca de Jehová, y la pondréis
sobre el carro; y poned en una caja al lado de ella las joyas de oro que le
pagáis en expiación; y la dejaréis que se vaya. 9Y mirad; si
sube por el camino de su término a Bet-semes, Él nos ha hecho este mal tan
grande; y si no, sabremos que no fue su mano la que nos hirió, sino que nos ha
sucedido por accidente. 10Y aquellos hombres lo hicieron así; pues tomando
dos vacas que criaban, las uncieron al carro, y encerraron en casa sus
becerros. 11Luego pusieron el arca de Jehová sobre el carro, y
la caja con los ratones de oro y con las figuras de sus hemorroides. 12Y las vacas
se encaminaron por el camino de Bet-semes, e iban por un mismo camino andando y
bramando, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. Y los príncipes de los
filisteos fueron tras ellas hasta el término de Bet-semes. 13Y los de
Bet-semes segaban el trigo en el valle; y alzando sus ojos vieron el arca, y se
alegraron cuando la vieron. 14Y el carro
vino al campo de Josué betsemita, y paró allí donde había una gran piedra; y
ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a
Jehová. 15Y los levitas bajaron el arca de Jehová, y la caja
que estaba junto a ella, en la cual estaban las joyas de oro, y las pusieron
sobre aquella gran piedra; y los hombres de Bet-semes sacrificaron holocaustos
y ofrecieron sacrificios a Jehová en aquel día. 16Lo cual
viendo los cinco príncipes de los filisteos, se volvieron a Ecrón el mismo
día. 17Éstas fueron las hemorroides de oro que pagaron los
filisteos a Jehová en expiación: por Asdod una, por Gaza una, por Ascalón una,
por Gat una, por Ecrón una; 18Y ratones de
oro conforme al número de todas las ciudades de los filisteos pertenecientes a
los cinco príncipes, desde las ciudades fortificadas hasta las aldeas sin muro;
y hasta la gran piedra de Abel sobre la cual pusieron el arca de Jehová, piedra
que está en el campo de Josué betsemita hasta hoy. 19Entonces
hirió Dios a los de Bet-semes, porque habían mirado en el arca de Jehová; hirió
en el pueblo cincuenta mil setenta hombres. Y el pueblo puso luto, porque
Jehová le había herido de tan gran plaga. 20Y dijeron los
de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el Dios santo? ¿Y a quién
subirá desde nosotros? 21Y enviaron mensajeros a los de Quiriat-jearim,
diciendo: Los filisteos han devuelto el arca de Jehová: descended, pues, y
llevadla a vosotros
1 SAMUEL 7
1Y vinieron los de Quiriat-jearim, y llevaron el
arca de Jehová, y la metieron en casa de Abinadab, situada en el collado; y
santificaron a Eleazar su hijo, para que guardase el arca de Jehová. 2Y aconteció
que desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte
años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová. 3Y habló
Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os
volvéis a Jehová, quitad los dioses ajenos y a Astarot de entre vosotros, y
preparad vuestro corazón a Jehová, y sólo a Él servid, y Él os librará de mano
de los filisteos. 4Entonces los hijos de Israel quitaron a los Baales y
a Astarot, y sirvieron sólo a Jehová. 5Y Samuel
dijo: Reunid a todo Israel en Mizpa, y yo oraré por vosotros a Jehová. 6Y se
reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y
ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel
a los hijos de Israel en Mizpa. 7Y oyendo los
filisteos que los hijos de Israel estaban reunidos en Mizpa, subieron los
príncipes de los filisteos contra Israel; y cuando los hijos de Israel lo
oyeron, tuvieron temor de los filisteos.8Y dijeron los
hijos de Israel a Samuel: No ceses de clamar por nosotros a Jehová nuestro
Dios, para que nos guarde de mano de los filisteos. 9Y Samuel tomó
un cordero de leche, y lo sacrificó entero a Jehová en holocausto; y clamó
Samuel a Jehová por Israel, y Jehová le oyó. 10Y aconteció
que cuando Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear
con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre
los filisteos, y los desbarató, y fueron vencidos delante de Israel. 11Y saliendo
los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta
abajo de Betcar. 12Tomó luego Samuel una piedra, y la puso entre Mizpa
y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó
Jehová. 13Fueron pues los filisteos humillados, que no
vinieron más al término de Israel; y la mano de Jehová fue contra los filisteos
todo el tiempo de Samuel. 14Y fueron restituidas a los hijos de Israel las
ciudades que los filisteos habían tomado a los israelitas, desde Ecrón hasta
Gat, con sus términos; e Israel las libró de mano de los filisteos. Y hubo paz
entre Israel y el amorreo. 15Y juzgó
Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. 16Y todos los
años iba y daba vuelta a Betel, y a Gilgal, y a Mizpa, y juzgaba a Israel en
todos estos lugares. 17Después regresaba a Ramá, porque allí estaba su
casa, y allí juzgaba a Israel; y edificó allí altar a Jehová.
1 SAMUEL 8
1Y aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a
sus hijos por jueces sobre Israel. 2Y el nombre
de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; éstos fueron
jueces en Beerseba. 3Mas sus hijos no anduvieron por sus caminos, antes
se desviaron tras la avaricia, recibiendo cohecho y pervirtiendo el
derecho. 4Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron,
y vinieron a Samuel en Ramá, 5y le dijeron:
He aquí tú has envejecido, y tus hijos no van por tus caminos; por tanto,
constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las
naciones. 6Pero desagradó a Samuel esta palabra que dijeron:
Danos ahora un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. 7Y dijo Jehová
a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te dijeren: porque no te han
desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre
ellos. 8Conforme a todas las obras que han hecho desde el
día que los saqué de Egipto hasta hoy, que me han dejado y han servido a dioses
ajenos, así hacen también contigo. 9Ahora, pues,
oye su voz: mas protesta contra ellos declarándoles el derecho del rey que ha
de reinar sobre ellos. 10Y dijo Samuel todas las palabras de Jehová al
pueblo que le había pedido rey. 11Dijo, pues:
Éste será el proceder del rey que hubiere de reinar sobre vosotros: Tomará
vuestros hijos, y los pondrá en sus carros, y en su gente de a caballo, para
que corran delante de sus carros; 12y elegirá
capitanes de mil, y capitanes de cincuenta; y los pondrá a que aren sus campos
y recojan sus cosechas, y a que forjen sus armas de guerra y los pertrechos de
sus carros. 13Y tomará a vuestras hijas para que sean
perfumistas, cocineras y panaderas. 14Asimismo
tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares,
y los dará a sus siervos. 15Diezmará vuestras simientes y vuestras viñas, para
dar a sus oficiales y a sus siervos.16Tomará
vuestros siervos, y vuestras siervas, y vuestros mejores jóvenes, y vuestros
asnos, y con ellos hará sus obras. 17Diezmará
también vuestro rebaño, y seréis sus siervos. 18Y clamaréis
aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os oirá
en aquel día. 19Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel; antes
dijeron: No, sino que habrá rey sobre nosotros: 20Y nosotros
seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá
delante de nosotros, y hará nuestras guerras. 21Y oyó Samuel
todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová. 22Y Jehová dijo
a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones
de Israel: Idos cada uno a su ciudad.
1 SAMUEL 9
1Y había un varón de Benjamín, hombre valeroso, el
cual se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Seor, hijo de Becora, hijo de Afia,
hijo de un hombre de Benjamín.2Y tenía él un hijo que se llamaba Saúl, joven y
hermoso, que entre los hijos de Israel no había otro más hermoso que él; de
hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo. 3Y se habían
perdido las asnas de Cis, padre de Saúl; por lo que dijo Cis a Saúl su hijo:
Toma ahora contigo alguno de los criados, y levántate, y ve a buscar las
asnas. 4Y él pasó al monte de Efraín, y de allí a la tierra
de Salisa, y no las hallaron. Pasaron luego por la tierra de Saalim, y tampoco.
Después pasaron por la tierra de Benjamín, y no las encontraron. 5Y cuando
vinieron a la tierra de Zuf, Saúl dijo a su criado que tenía consigo: Ven,
volvámonos; porque quizá mi padre, dejado el cuidado de las asnas, estará
preocupado por nosotros. 6Y él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad
un hombre de Dios, que es varón insigne; todo lo que él dice, sucede sin falta.
Vamos, pues, allá; quizá nos enseñará nuestro camino por donde hayamos de ir.7Y Saúl
respondió a su criado: Vamos ahora: ¿mas qué llevaremos al varón? Porque el pan
de nuestras alforjas se ha acabado, y no tenemos qué ofrecerle al varón de
Dios: ¿Qué tenemos? 8Entonces el criado volvió a responder a Saúl,
diciendo: He aquí se halla en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata;
esto daré al varón de Dios, para que nos declare nuestro camino. 9Antiguamente
en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos hasta
el vidente; porque el que hoy se llama profeta, antiguamente era llamado
vidente. 10Dijo entonces Saúl a su criado: Bien dices; anda,
vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el varón de Dios. 11Y cuando
subían por la cuesta de la ciudad, hallaron unas doncellas que salían por agua,
a las cuales dijeron: ¿Está en este lugar el vidente? 12Y ellas
respondiéndoles, dijeron: Sí; helo aquí delante de ti; date prisa, porque hoy
ha venido a la ciudad en atención a que el pueblo tiene hoy sacrificio en el
lugar alto. 13Y cuando entrareis en la ciudad, le encontraréis
luego, antes que suba al lugar alto a comer; pues el pueblo no comerá hasta que
él haya venido, porque él es quien bendice el sacrificio; y después comerán los
convidados. Subid, pues, ahora, porque ahora le hallaréis. 14Ellos
entonces subieron a la ciudad; y cuando en medio de la ciudad estuvieron, he
aquí Samuel que delante de ellos salía para subir al lugar alto. 15Y un día
antes que Saúl viniese, Jehová había revelado al oído de Samuel, diciendo:16Mañana a esta
misma hora yo enviaré a ti un varón de la tierra de Benjamín, al cual ungirás
por príncipe sobre mi pueblo Israel, y salvará a mi pueblo de mano de los
filisteos; pues yo he mirado a mi pueblo, porque su clamor ha llegado hasta
mí. 17Y luego que Samuel vio a Saúl, Jehová le dijo: He
aquí éste es el varón del cual te hablé; éste señoreará a mi pueblo. 18Y llegando
Saúl a Samuel en medio de la puerta, le dijo: Te ruego que me enseñes dónde
está la casa del vidente. 19Y Samuel respondió a Saúl, y dijo: Yo soy el vidente;
sube delante de mí al lugar alto, y comed hoy conmigo, y por la mañana te
despacharé, y te descubriré todo lo que está en tu corazón. 20Y de las
asnas que se te perdieron hoy hace tres días, pierde cuidado de ellas, porque
se han hallado. Mas ¿para quién es todo el deseo de Israel, sino para ti y para
toda la casa de tu padre? 21Y Saúl respondió, y dijo: ¿No soy yo hijo de
Benjamín, de la más pequeña de las tribus de Israel? Y mi familia ¿no es la más
pequeña de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me
hablas de esta manera? 22Y trabando Samuel de Saúl y de su criado, los metió
en la sala, y les dio lugar a la cabecera de los convidados, que eran como unos
treinta hombres. 23Y dijo Samuel al cocinero: Trae acá la porción que
te di, la cual te dije que guardases aparte. 24Entonces alzó
el cocinero una espaldilla, con lo que estaba sobre ella, y la puso delante de
Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado; ponlo delante de ti, y
come; porque para esta ocasión se guardó para ti, cuando dije: Yo he convidado
al pueblo. Y Saúl comió aquel día con Samuel. 25Y cuando
hubieron descendido del lugar alto a la ciudad, Samuel habló con Saúl en el
terrado.26Y al siguiente día madrugaron; y sucedió que al
despuntar el alba, Samuel llamó a Saúl, que estaba en el terrado; y dijo:
Levántate, para que te despida. Se levantó luego Saúl, y salieron ambos, él y
Samuel.27Y descendiendo ellos al límite de la ciudad, dijo
Samuel a Saúl: Di al criado que vaya delante y se adelantó el criado, mas espera
tú un poco para que te declare la palabra de Dios.
1 SAMUEL 10
1Tomando entonces Samuel un frasco de aceite, lo
derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por
príncipe sobre su heredad?2Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás
dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el término de Benjamín, en Selsa,
los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar, se han hallado; y he
aquí que tu padre ha dejado ya el asunto de las asnas, y está angustiado por
vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? 3Y cuando de
allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al
encuentro tres hombres que suben a Dios en Betel, uno llevando tres cabritos,
otro llevando tres tortas de pan y otro llevando un odre de vino; 4y ellos te
saludarán y te darán las dos tortas de pan, las cuales recibirás de sus
manos. 5De allí vendrás al collado de Dios donde está la
guarnición de los filisteos; y cuando entrares allá en la ciudad encontrarás
una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos
salterio, y pandero, y flauta, y arpa, y ellos profetizando. 6Y el Espíritu
de Jehová vendrá sobre ti, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro
hombre. 7Y cuando te hubieren sobrevenido estas señales, haz
lo que te viniere a la mano, porque Dios es contigo. 8Y bajarás
delante de mí a Gilgal; y luego descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos, y
sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti, y te
enseñe lo que has de hacer.9Y sucedió que cuando él volvió la espalda para
apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales
acontecieron en aquel día. 10Y cuando
llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a
encontrarse con él, y el Espíritu de Dios vino sobre él, y profetizó entre
ellos.11Y aconteció que, cuando todos los que le conocían
antes, vieron como profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al
otro: ¿Qué ha sucedido al hijo de Cis? ¿También Saúl entre los profetas? 12Y alguno de
allí respondió, y dijo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se volvió
en proverbio: ¿También Saúl entre los profetas? 13Y cesó de
profetizar, y llegó al lugar alto. 14Y un tío de
Saúl dijo a él y a su criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las
asnas; y como vimos que no parecían, fuimos a Samuel. 15Y dijo el tío
de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel. 16Y Saúl
respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido
halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le
descubrió nada. 17Y Samuel convocó el pueblo a Jehová en Mizpa; 18Y dijo a los
hijos de Israel: Así dice Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de
Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que
os afligieron: 19Mas vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios,
el cual os libra de todas vuestras adversidades y angustias, y dijisteis: No,
sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por
vuestras tribus y por vuestros millares.20Y cuando
Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de
Benjamín. 21E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus linajes,
y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le
buscaron, mas no fue hallado.22Preguntaron, pues, otra vez a Jehová, si había aún
de venir allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido
entre el bagaje. 23Entonces corrieron, y lo trajeron de allí, y puesto
en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el
pueblo. 24Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al
que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el
pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey! 25Samuel recitó
luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó
delante de Jehová. Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. 26Y Saúl
también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él unos hombres valerosos, cuyo
corazón Dios había tocado. 27Pero los
hijos de Belial dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y
no le trajeron presente; mas él disimuló.
1 SAMUEL 11
1Y subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de
Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te
serviremos. 2Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición
haré alianza con vosotros, que a todos vosotros os saque yo el ojo derecho, y
ponga esta afrenta sobre todo Israel.3Entonces los
ancianos de Jabes le dijeron: Danos tregua de siete días, para que enviemos
mensajeros a todos los términos de Israel; y si no hay quién nos defienda,
saldremos a ti. 4Y llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron
estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró a voz en
grito. 5Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los
bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que lloran? Y le contaron las
palabras de los hombres de Jabes. 6Y al oír Saúl
estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él, y se encendió en ira en gran
manera. 7Y tomando un par de bueyes, los cortó en pedazos, y
los envió por todos los términos de Israel por mano de mensajeros, diciendo:
Cualquiera que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel, así será hecho a
sus bueyes. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo
hombre. 8Y les contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel
trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 9Y
respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de
Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros,
y lo declararon a los de Jabes, los cuales se alegraron. 10Y los de
Jabes dijeron: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con nosotros todo
lo que bien os pareciere.11Y el día siguiente dispuso Saúl el pueblo en tres
escuadrones, y entraron en medio del campamento a la vigilia de la mañana, e
hirieron a los amonitas hasta que el día calentaba; y los que quedaron fueron
dispersos, tal que no quedaron dos de ellos juntos.12El pueblo
entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: Reinará Saúl sobre
nosotros? Traed a esos hombres para que los matemos. 13Y Saúl dijo:
No morirá hoy ninguno, porque Jehová ha dado hoy salvación en Israel. 14Mas Samuel
dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino.15Y fue todo el
pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de Jehová en Gilgal.
Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová; y se alegraron mucho
allí Saúl y todos los de Israel.
1 SAMUEL 12
1Y dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído
vuestra voz en todas las cosas que me habéis dicho, y os he puesto rey. 2Ahora, pues,
he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya viejo y cano; pero mis
hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud
hasta este día. 3Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová
y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, o si he tomado el asno
de alguno, o si he calumniado a alguien, o si he agraviado a alguno, o si de
alguien he tomado cohecho por el cual haya cerrado mis ojos: y yo os
restituiré. 4Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado, ni
agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre. 5Y él les
dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este
día, que no habéis hallado en mi mano cosa ninguna. Y ellos respondieron: Él es
testigo.6Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová es quien
favoreció a Moisés y a Aarón, y sacó a vuestros padres de la tierra de
Egipto. 7Ahora, pues, aguardad, y yo disputaré con vosotros
delante de Jehová de todos los hechos de justicia que Jehová ha hecho con
vosotros y con vuestros padres.8Después que Jacob hubo entrado en Egipto y vuestros
padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a
vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.9Y cuando se
olvidaron de Jehová su Dios, Él los vendió en la mano de Sísara capitán del
ejército de Hazor, y en la mano de los filisteos, y en la mano del rey de Moab,
los cuales les hicieron guerra. 10Y ellos
clamaron a Jehová, y dijeron: Pecamos, porque hemos dejado a Jehová, y hemos
servido a los Baales y a Astarot; líbranos, pues, ahora de mano de nuestros
enemigos, y te serviremos. 11Entonces
Jehová envió a Jerobaal, y a Bedán, y a Jefté, y a Samuel, y os libró de mano
de vuestros enemigos alrededor, y habitasteis seguros. 12Y habiendo
visto que Nahas rey de lo hijos de Amón venía contra vosotros, me dijisteis:
No, sino que rey reinará sobre nosotros; siendo vuestro rey Jehová vuestro
Dios. 13Ahora, pues, he aquí el rey que habéis elegido, el
cual pedisteis; ya veis que Jehová ha puesto rey sobre vosotros. 14Si temiereis
a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis rebeldes a la palabra
de Jehová, así vosotros como el rey que reina sobre vosotros, andaréis en pos
de Jehová vuestro Dios.15Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis
rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová será contra vosotros como
fue contra vuestros padres.16Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que
Jehová hará delante de vuestros ojos. 17¿No es ahora
la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y Él dará truenos y aguas; para que
conozcáis y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos
de Jehová, pidiendo para vosotros rey. 18Y Samuel
clamó a Jehová; y Jehová dio truenos y aguas en aquel día; y todo el pueblo
temió en gran manera a Jehová y a Samuel. 19Entonces dijo
todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová tu Dios, que no
muramos: porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey
para nosotros. 20Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros
habéis cometido todo este mal; mas con todo eso no os apartéis de en pos de
Jehová, sino servid a Jehová con todo vuestro corazón: 21No os
apartéis en pos de las vanidades, que no aprovechan ni libran, porque son
vanidades. 22Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su
grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23Así que,
lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de orar por vosotros; antes
yo os enseñaré en el camino bueno y recto. 24Solamente
temed a Jehová, y servidle en verdad con todo vuestro corazón, pues considerad
cuán grandes cosas ha hecho por vosotros. 25Mas si perseverareis
en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.
1 SAMUEL 13
1Y Saúl reinó un año; y cuando hubo reinado dos años
sobre Israel, 2Saúl escogió para sí tres mil hombres de Israel;
dos mil estuvieron con Saúl en Micmas y en el monte de Betel, y mil estuvieron
con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo, cada uno a sus
tiendas. 3Y Jonatán hirió la guarnición de los filisteos que
había en Geba, y lo oyeron los filisteos. Entonces Saúl hizo tocar trompeta por
toda la tierra, diciendo: Que oigan los hebreos.4Y todo Israel
oyó lo que se decía: Saúl ha herido la guarnición de los filisteos; y también
que Israel se había hecho odioso a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos
de Saúl en Gilgal. 5Entonces los filisteos se juntaron para pelear con
Israel; treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo tan
numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en
Micmas, al oriente de Betaven.6Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en
estrecho porque el pueblo estaba en aprieto, el pueblo se escondió en cuevas,
en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7Y algunos de
los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl estaba
aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando. 8Y él esperó
siete días, conforme al plazo que Samuel había señalado; pero Samuel no venía a
Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9Entonces dijo
Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. 10Y aconteció
que tan pronto como acabó de hacer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y
Saúl salió a su encuentro, para saludarle.11Entonces
Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me
iba, y que tú no venías al plazo de los días, y que los filisteos estaban
juntos en Micmas, 12me dije: Los filisteos descenderán ahora contra mí
a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Por tanto me vi forzado, y
ofrecí holocausto. 13Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho;
no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios, que Él te había ordenado; pues
ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14Mas ahora tu
reino no será duradero: Jehová se ha buscado varón según su corazón, al cual
Jehová ha mandado que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has
guardado lo que Jehová te mandó. 15Y
levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl contó la gente
que se hallaba con él, como seiscientos hombres.16Saúl pues y
Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba, se quedaron en Gabaa de
Benjamín; mas los filisteos habían acampado en Micmas. 17Y salieron
destructores del campamento de los filisteos en tres escuadrones. Un escuadrón
marchó por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual, 18otro
escuadrón marchó hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón marchó hacia la región
que mira al valle de Zeboim hacia el desierto. 19Y en toda la
tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para
que los hebreos no hagan espada o lanza.20Y todos los
de Israel descendían a los filisteos cada cual a afilar su reja de arado, su
azadón, su hacha o su hoz; 21y tenían un
afilador para las rejas de arado y para los azadones, y para los tridentes y
para las hachas, y para componer las aguijadas.22Así aconteció
que el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de alguno de todo
el pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y Jonatán su hijo,
que las tenían. 23Y la guarnición de los filisteos salió al paso de
Micmas.
1 SAMUEL 14
1Y un día aconteció, que Jonatán hijode Saúl dijo a
su criado que le traía las armas: Ven, y pasemos a la guarnición de los
filisteos, que está al otro lado. Y no lo hizo saber a su padre. 2Y Saúl estaba
en el término de Gabaa, debajo de un granado que hay en Migrón, y el pueblo que
estaba con él era como seiscientos hombres. 3Y Ahías hijo
de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de Elí, sacerdote de Jehová
en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo que Jonatán se había ido. 4Y entre los
pasos por donde Jonatán procuraba pasar a la guarnición de los filisteos, había
un peñasco agudo de un lado, y otro peñasco agudo del otro lado; el uno se
llamaba Boses y el otro Sene. 5Uno de los
peñascos estaba situado al norte hacia Micmas, y el otro al sur hacia Gabaa.6Dijo, pues,
Jonatán a su criado que le traía las armas: Ven, pasemos a la guarnición de
estos incircuncisos; quizá Jehová haga algo por nosotros; que no es difícil a
Jehová salvar con muchos o con pocos. 7Y su paje de
armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón; ve, he aquí yo estoy
contigo a tu voluntad. 8Y Jonatán dijo: He aquí, nosotros pasaremos a esos
hombres, y nos mostraremos a ellos. 9Si nos
dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros; entonces nos estaremos en
nuestro lugar, y no subiremos a ellos.10Mas si nos
dijeren así: Subid a nosotros: entonces subiremos, porque Jehová los ha
entregado en nuestras manos; y esto nos será por señal. 11Se mostraron,
pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: He aquí
los hebreos, que salen de las cavernas en que se habían escondido. 12Y los hombres
de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de armas, y dijeron: Subid
a nosotros, y os haremos saber una cosa. Entonces Jonatán dijo a su paje de armas:
Sube tras mí, que Jehová los ha entregado en la mano de Israel. 13Y subió
Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje de armas; y los
que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba tras él, los
mataba. 14Ésta fue la primera matanza, en la cual Jonatán con
su paje de armas, mataron como unos veinte hombres en el espacio de una media
yugada de tierra. 15Y hubo temblor en el campamento y por el campo, y
entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido a hacer correrías, también
ellos temblaron, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación. 16Y los
centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba
turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha. 17Entonces Saúl
dijo al pueblo que tenía consigo: Reconoced luego, y mirad quién haya ido de
los nuestros. Y cuando hubieron pasado revista, hallaron que faltaban Jonatán y
su paje de armas.18Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque
el arca de Dios estaba entonces con los hijos de Israel.19Y aconteció
que cuando Saúl aún hablaba con el sacerdote, el alboroto que había en el
campamento de los filisteos se aumentaba, e iba creciendo en gran manera.
Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano. 20Y juntando
Saúl todo el pueblo que con él estaba, vinieron hasta el lugar de la batalla: y
he aquí que la espada de cada uno era vuelta contra su compañero, y la
mortandad era grande. 21Y los hebreos que habían estado con los filisteos
de tiempo antes, y habían venido con ellos de los alrededores al campamento,
también éstos se volvieron para unirse a los israelitas que estaban con Saúl y
con Jonatán.22Asimismo todos los israelitas que se habían
escondido en el monte de Efraín, oyendo que los filisteos huían, ellos también
los persiguieron en aquella batalla. 23Así salvó
Jehová a Israel aquel día. Y llegó el alcance hasta Betaven. 24Pero los
hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque Saúl había
conjurado al pueblo, diciendo: Cualquiera que comiere pan hasta la tarde, hasta
que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito. Y todo el pueblo no
había gustado pan. 25Y todo el pueblo llegó a un bosque donde había miel
en la superficie del campo. 26Entró, pues,
el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría; pero no hubo quien
llegase la mano a su boca; porque el pueblo temía el juramento.27Pero Jonatán
no había oído cuando su padre había juramentado al pueblo, y alargó la punta de
una vara que traía en su mano, y la mojó en un panal de miel, y llegó su mano a
su boca; y sus ojos fueron aclarados.28Entonces
habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar expresamente al pueblo,
diciendo: Maldito sea el hombre que comiere hoy manjar. Y el pueblo
desfallecía. 29Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país.
Ved ahora cómo han sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta
miel: 30¿Cuánto más si el pueblo hubiera hoy comido del
despojo de sus enemigos que halló? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago en
los filisteos? 31E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta
Ajalón; y el pueblo estaba muy cansado. 32Y el pueblo
se lanzó sobre el despojo, y tomaron ovejas y bueyes y becerros, y los mataron
en tierra, y el pueblo comió con sangre. 33Y se lo
dijeron a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová comiendo con sangre. Y
él dijo: Vosotros habéis prevaricado; rodadme ahora acá una piedra
grande. 34Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y
decidles que me traigan cada uno su buey, y cada cual su oveja, y degolladlos
aquí, y comed; y no pecaréis contra Jehová comiendo con sangre. Y trajo todo el
pueblo cada cual su buey aquella noche, y los degollaron allí. 35Y edificó
Saúl altar a Jehová. Éste fue el primer altar que él edificó a Jehová. 36Y dijo Saúl:
Descendamos de noche contra los filisteos, y los saquearemos hasta la mañana, y
no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos dijeron: Haz lo que bien te pareciere.
Dijo luego el sacerdote: Acerquémonos aquí a Dios. 37Y Saúl
consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de
Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día. 38Entonces dijo
Saúl: Acercaos acá todos los principales del pueblo; y sabed y mirad por quién
ha sido hoy este pecado; 39porque vive Jehová, que salva a Israel, que si
fuere en mi hijo Jonatán, él morirá de cierto. Y no hubo en todo el pueblo
quien le respondiese. 40Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un
lado, y yo y Jonatán mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a
Saúl: Haz lo que bien te pareciere. 41Entonces dijo
Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y fueron tomados Jonatán y
Saúl, y el pueblo salió libre.42Y Saúl dijo: Echad suerte entre mí y Jonatán mi
hijo. Y fue tomado Jonatán. 43Entonces Saúl
dijo a Jonatán: Declárame qué has hecho. Y Jonatán se lo declaró, y dijo:
Cierto que gusté con la punta de la vara que traía en mi mano, un poco de miel;
¿y he aquí he de morir? 44Y Saúl respondió: Así me haga Dios y así me añada,
que sin duda morirás, Jonatán. 45Mas el pueblo
dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho esta gran salvación en
Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de caer un cabello de su cabeza en
tierra, pues que ha obrado hoy con Dios. Así libró el pueblo a Jonatán, para
que no muriese. 46Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los
filisteos se fueron a su lugar. 47Y ocupando
Saúl el reino sobre Israel, hizo guerra a todos sus enemigos alrededor: contra
Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra
los filisteos; y a dondequiera que se volvía era vencedor. 48Y reunió un
ejército, e hirió a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo
saqueaban. 49Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi, y
Malquisúa. Y éstos eran los nombres de sus dos hijas; el nombre de la mayor,
Merab, y el de la menor, Mical. 50Y el nombre
de la esposa de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el nombre del general de
su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl.51Porque Cis
padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel. 52Y la guerra
fue fuerte contra los filisteos todo el tiempo de Saúl; y cuando Saúl veía
algún hombre valiente o algún hombre esforzado, lo juntaba consigo.
1 SAMUEL 15
1Y Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te
ungiese por rey sobre su pueblo Israel; oye, pues, la voz de las palabras de
Jehová. 2Así dice Jehová de los ejércitos: Me acuerdo de lo
que hizo Amalec a Israel; que se le opuso en el camino, cuando subía de
Egipto. 3Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruiréis en él
todo lo que tuviere: y no te apiades de él; mata hombres y mujeres, niños, y
aun los de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos. 4Y Saúl
convocó al pueblo, y los reconoció en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez
mil hombres de Judá. 5Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso
emboscada en el valle. 6Y dijo Saúl al cineo: Idos, apartaos, y salid de
entre los de Amalec, para que no te destruya juntamente con él: pues que tú
hiciste misericordia con todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y
se apartaron, pues, los cineos de entre los amalecitas. 7Y Saúl hirió
a Amalec, desde Havila hasta llegar a Shur, que está a la frontera de
Egipto. 8Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, mas a todo el
pueblo mató a filo de espada.9Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor
de las ovejas, y al ganado mayor, a los gruesos y a los carneros, y a todo lo
bueno, y no lo quisieron destruir; pero todo lo que era vil y flaco
destruyeron. 10Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: 11Me pesa el
haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha
cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella
noche. 12Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por
la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido al Carmelo, y he
aquí se ha levantado un monumento, y dando la vuelta, pasó y descendió a
Gilgal. 13Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito
seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. 14Samuel
entonces dijo: ¿Pues qué balido de ganados y bramido de bueyes es éste que yo
oigo con mis oídos? 15Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque
el pueblo perdonó a lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a
Jehová tu Dios; pero lo demás lo destruimos. 16Entonces dijo
Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le
respondió: Di. 17Y dijo Samuel: Cuando eras pequeño a tus propios
ojos ¿no fuiste hecho cabeza de las tribus de Israel y Jehová te ungió por rey
sobre Israel? 18Y Jehová te envió en una jornada, y dijo: Ve, y
destruye los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. 19¿Por qué,
pues, no has obedecido la voz de Jehová, sino que vuelto al despojo, has hecho
lo malo ante los ojos de Jehová?20Y Saúl
respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la
jornada que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a
los amalecitas; 21pero el pueblo tomó del despojo ovejas y vacas, las
primicias del anatema, para sacrificarlas a Jehová tu Dios en Gilgal. 22Y Samuel
dijo: ¿Tiene Jehová tanto contentamiento con los holocaustos y víctimas, como
en obedecer a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los
sacrificios; y el prestar atención que la grosura de los carneros: 23Porque la
rebeldía es como el pecado de adivinación, y como iniquidad e idolatría la
obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, Él también te ha
desechado para que no seas rey. 24Entonces Saúl
dijo a Samuel: Yo he pecado; porque he quebrantado el mandamiento de Jehová y
tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. 25Te ruego,
pues, ahora, perdona mi pecado, y vuelve conmigo para que adore a Jehová. 26Y Samuel
respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y
Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel. 27Y volviéndose
Samuel para irse, él asió el borde de su manto, y éste se rasgó. 28Entonces
Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a
un prójimo tuyo que es mejor que tú. 29Y también el
Poderoso de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque Él no es hombre para
que se arrepienta. 30Y él dijo: Yo he pecado; mas te ruego que me honres
delante de los ancianos de mi pueblo, y delante de Israel, y que vuelvas
conmigo para que adore a Jehová tu Dios. 31Y volvió
Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová. 32Después dijo
Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él delicadamente. Y dijo
Agag: Ciertamente se pasó la amargura de la muerte. 33Y Samuel
dijo: Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo
entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en
Gilgal. 34Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa
en Gabaa de Saúl. 35Y nunca después vio Samuel a Saúl, hasta el día de
su muerte; sin embargo Samuel lloraba por Saúl. Y Jehová se arrepintió de haber
puesto a Saúl por rey sobre Israel.
1 SAMUEL 16
1Y Jehová dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo has tú de
llorar por Saúl, habiéndolo yo desechado para que no reine sobre Israel? Llena
tu cuerno de aceite, y ven; yo te enviaré a Isaí, de Belén; porque de sus hijos
me he provisto de rey. 2Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo entendiere, me
matará. Jehová respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: He
venido para ofrecer sacrificio a Jehová. 3Y llama a
Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que
yo te diga. 4Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová: y luego que
él llegó a Belén, los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y
dijeron: ¿Es pacífica tu venida? 5Y él
respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid
conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al
sacrificio. 6Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a
Eliab, y dijo: De cierto delante de Jehová está su ungido. 7Y Jehová
respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura,
porque yo lo he rechazado; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; porque
el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el
corazón. 8Entonces llamó Isaí a Abinadab, y le hizo pasar
delante de Samuel, el cual dijo: Ni a éste ha elegido Jehová. 9Hizo luego
pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido Jehová. 10E hizo pasar
Isaí a siete de sus hijos delante de Samuel; mas Samuel dijo a Isaí: Jehová no
ha elegido a éstos. 11Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Están aquí todos tus
hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo
Samuel a Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él
venga aquí. 12Envió, pues, por él, y lo hizo entrar; el cual era
rubio, de hermoso parecer y de bello aspecto. Entonces Jehová dijo: Levántate y
úngelo, porque éste es. 13Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió de
entre sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino
sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá. 14Y el Espíritu
de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de
Jehová. 15Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora,
que el espíritu malo de parte de Dios te atormenta. 16Diga ahora
nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen un hombre que
sepa tocar el arpa; y sucederá que cuando esté sobre ti el espíritu malo de
parte de Dios, él tocará con su mano y tendrás alivio. 17Y Saúl
respondió a sus criados: Provéanme ahora un hombre que toque bien, y
traédmelo. 18Entonces uno de los criados respondió, diciendo: He
aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén que sabe tocar; es valiente y
vigoroso, hombre de guerra, prudente en sus palabras, hermoso, y Jehová está
con él. 19Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a
David tu hijo, el que está con las ovejas. 20Y tomó Isaí
un asno cargado de pan, y un odre de vino y un cabrito, y los envió a Saúl por
mano de David su hijo. 21Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él: y él
le amó mucho, y fue hecho su escudero. 22Y Saúl envió
a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo; porque ha hallado gracia en
mis ojos. 23Y sucedía que cuando el espíritu malo de parte de
Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa, y tocaba con su mano; y Saúl tenía
alivio, y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
1 SAMUEL 17
1Y los filisteos reunieron sus ejércitos para la
guerra, y se congregaron en Soco, que pertenece a Judá, y acamparon entre Soco
y Azeca, en Efes-damim. 2Y también Saúl y los hombres de Israel se juntaron,
y acamparon en el valle de Ela, y ordenaron la batalla contra los
filisteos. 3Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e
Israel estaba sobre un monte al otro lado, y había un valle entre ellos. 4Salió
entonces del campamento de los filisteos un adalid, que se llamaba Goliat, de
Gat, cuya altura era de seis codos y un palmo. 5Y traía un
yelmo de bronce en su cabeza, e iba vestido con una coraza de malla; y el peso
de la coraza era de cinco mil siclos de bronce. 6Y sobre sus
piernas traía grebas de bronce, y un escudo de bronce entre sus hombros. 7El asta de su
lanza era como un rodillo de telar, y la punta de su lanza pesaba seiscientos
siclos de hierro; y su escudero iba delante de él. 8Y se paró, y
dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís a dar
batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre
vosotros un hombre que venga contra mí. 9Si él pudiere
pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo
pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10Y añadió el
filisteo: Hoy yo desafío al ejército de Israel; dadme un hombre que pelee
conmigo. 11Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del
filisteo, se turbaron, y tuvieron gran miedo. 12Y David era
hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual
tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad
entre los hombres. 13Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para
seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la
guerra, eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero
Sama, 14y David era el menor. Siguieron, pues, los tres
mayores a Saúl.15Pero David había ido y vuelto de donde estaba Saúl,
para apacentar las ovejas de su padre en Belén.16Venía, pues,
aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y se presentó por cuarenta
días. 17Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus
hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo presto al
campamento a tus hermanos. 18Llevarás asimismo
estos diez quesos de leche al capitán, y cuida de ver si tus hermanos están
bien, y toma prendas de ellos. 19Y Saúl y
ellos y todos los de Israel, estaban en el valle de Ela, peleando con los
filisteos. 20Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las
ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga, como Isaí le había
mandado; y llegó a la trinchera al momento que el ejército salía a la batalla
dando el grito de guerra. 21Porque así los israelitas como los filisteos
estaban en orden de batalla, escuadrón contra escuadrón. 22Y David dejó
de sobre sí la carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió hacia el
escuadrón; y llegado que hubo, preguntó por sus hermanos, si estaban
bien. 23Y mientras él hablaba con ellos, he aquí aquel
adalid que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el
filisteo de Gat, salió de los escuadrones de los filisteos, y habló las mismas
palabras; y David las oyó. 24Y todos los
varones de Israel que veían aquel hombre, huían de su presencia, y tenían gran
temor. 25Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto
a aquel hombre que ha salido? Él se adelanta para provocar a Israel. Al que le
venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y
eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. 26Entonces
habló David a los que junto a él estaban, diciendo: ¿Qué harán al hombre que
venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este
filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? 27Y el pueblo
le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que lo
venciere. 28Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con
aquellos hombres, Eliab se encendió en ira contra David, y dijo: ¿Para qué has
descendido acá? ¿Y con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?
Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has
venido. 29Y David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿Acaso
no hay una causa? 30Y apartándose de él hacia otros, preguntó lo mismo;
y los del pueblo le respondieron de la misma manera.31Y cuando
fueron oídas las palabras que David había dicho, ellos las refirieron delante
de Saúl, y él lo hizo venir. 32Y dijo David
a Saúl: No desmaye ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará con este
filisteo. 33Y dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel
filisteo, para pelear con él; porque tú eres un joven, y él es un hombre de
guerra desde su juventud.34Y David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de
las ovejas de su padre, y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún
cordero del rebaño, 35yo salía tras él, y lo hería, y lo libraba de su
boca; y si se levantaba contra mí, yo lo tomaba por la quijada, y lo hería y lo
mataba. 36Tu siervo mató tanto al león, como al oso; y este
filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército
del Dios viviente. 37Y añadió David: Jehová que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, Él también me librará de la mano de
este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová sea contigo. 38Y Saúl vistió
a David de sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de
coraza. 39Y ciñó David su espada sobre sus vestiduras, y
probó a andar, porque nunca las había probado. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo
andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas
cosas. 40Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco
piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril y en el zurrón que
traía, y con su honda en su mano, se fue hacia el filisteo. 41Y el filisteo
venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.42Y cuando el
filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era un joven, y rubio, y
de hermoso parecer. 43Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro para que
vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 44Dijo luego el
filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo, y a las
bestias del campo. 45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con
espada, lanza y escudo; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los
ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, que tú has provocado. 46Jehová te
entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza; y daré hoy
los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra:
y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel. 47Y sabrá toda
esta congregación que Jehová no salva con espada y lanza; porque de Jehová es
la batalla, y Él os entregará en nuestras manos. 48Y aconteció
que cuando el filisteo se levantó y venía acercándose al encuentro de David,
David se dio prisa y corrió hacia el combate contra el filisteo. 49Y metiendo
David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y se la tiró con la honda, e
hirió al filisteo en la frente; y la piedra le quedó clavada en la frente, y
cayó sobre su rostro en tierra. 50Así venció
David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener
David espada en su mano.51Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo,
y tomando la espada de él, sacándola de su vaina, lo mató, y le cortó con ella
la cabeza. Y cuando los filisteos vieron muerto a su campeón, huyeron. 52Y
levantándose los de Israel y de Judá, gritaron, y persiguieron a los filisteos
hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de
los filisteos por el camino de Saaraim, aun hasta Gat y Ecrón. 53Regresaron
luego los hijos de Israel de perseguir a los filisteos, y despojaron su
campamento.54Y David tomó la cabeza del filisteo, y la trajo a
Jerusalén, pero sus armas las puso en su tienda. 55Y cuando Saúl
vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del
ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: 56Vive tu alma,
oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese joven. 57Y cuando
David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó, y lo llevó delante de Saúl,
teniendo la cabeza del filisteo en su mano. 58Y le dijo
Saúl: Joven, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo
Isaí de Belén.
1 SAMUEL 18
1Y así que él hubo acabado de hablar con Saúl, el
alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a su propia
alma. 2Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a
casa de su padre. 3E hicieron alianza Jonatán y David, porque él le
amaba como a su propia alma. 4Y Jonatán se
quitó el manto que tenía sobre sí, y lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta
su espada, y su arco, y su talabarte. 5Y salía David
a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente, por tanto Saúl
lo puso al mando de los hombres de guerra, y era acepto a los ojos de todo el
pueblo, y a los ojos de los criados de Saúl. 6Y aconteció
que cuando ellos volvían, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron
las mujeres de todas las ciudades de Israel a recibir al rey Saúl, cantando y
danzando, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de
música. 7Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían: Saúl
mató a sus miles, y David a sus diez miles. 8Y se enojó
Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez
miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. 9Y desde aquel
día Saúl miró con malos ojos a David. 10Otro día
aconteció que el espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y profetizaba en
medio de su casa. Y David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl
una lanza en su mano.11Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David
en la pared. Pero David lo evadió dos veces. 12Mas Saúl
temía a David por cuanto Jehová era con él, y se había apartado de Saúl. 13Lo apartó,
pues, Saúl de sí, y le hizo capitán de mil; y salía y entraba delante del
pueblo. 14Y David se conducía prudentemente en todos sus
caminos, y Jehová era con él. 15Y viendo Saúl
que se portaba tan prudentemente, le tenía temor.16Mas todo
Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba delante de ellos. 17Y dijo Saúl a
David: He aquí yo te daré a Merab mi hija mayor por esposa; solamente que me
seas hombre valiente, y hagas las guerras de Jehová. Mas Saúl decía: No será mi
mano contra él, mas la mano de los filisteos será contra él. 18Y David
respondió a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la familia de mi padre en
Israel, para ser yerno del rey? 19Y venido el
tiempo en que Merab, hija de Saúl, se había de dar a David, fue dada por esposa
a Adriel meholatita. 20Mas Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue
dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos. 21Y Saúl dijo:
Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos
sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David: Hoy serás mi yerno en una de las
dos. 22Y mandó Saúl a sus criados: Hablad en secreto a
David, diciéndole: He aquí, el rey te ama, y todos sus criados te quieren bien;
sé, pues, yerno del rey. 23Y los criados de Saúl hablaron estas palabras a los
oídos de David. Y David dijo: ¿Parece a vosotros que es poco ser yerno del rey,
siendo yo un hombre pobre y de ninguna estima?24Y los criados
de Saúl le dieron la respuesta diciendo: Tales palabras ha dicho David. 25Y Saúl dijo:
Decid así a David: El rey no desea dote alguna, sino cien prepucios de los
filisteos, para tomar venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer
caer a David en manos de los filisteos. 26Y cuando sus
criados declararon a David estas palabras, agradó la cosa a los ojos de David,
para ser yerno del rey. Y cuando el plazo aún no se cumplía, 27se levantó
David, y partió con su gente, y mató a doscientos hombres de los filisteos; y
trajo David los prepucios de ellos, y los entregaron todos al rey, para que él
fuese hecho yerno del rey. Y Saúl le dio a su hija Mical por esposa. 28Pero Saúl,
viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que su hija Mical lo
amaba, 29tuvo más temor de David; y Saúl fue enemigo de
David todos los días. 30Y salían a campaña los príncipes de los filisteos;
y sucedía que cada vez que salían, David se portaba con más sabiduría que todos
los siervos de Saúl; así que su nombre era muy ilustre.
1 SAMUEL 19
1Y habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus
criados, para que matasen a David. 2Pero Jonatán,
hijo de Saúl, amaba a David en gran manera. Y Jonatán dio aviso a David,
diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto, mira ahora por ti hasta la
mañana, y quédate en un lugar secreto, y escóndete.3Y yo saldré y
estaré junto a mi padre en el campo donde estés; y hablaré de ti a mi padre, y
lo que yo vea, te lo haré saber. 4Y Jonatán
habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo
David, pues que ninguna cosa ha cometido contra ti; antes sus obras te han sido
muy buenas;5porque él puso su vida en su mano, y mató al
filisteo, y Jehová hizo una gran salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te
alegraste: ¿por qué, pues, pecarás contra sangre inocente, matando a David sin
causa? 6Y oyendo Saúl la voz de Jonatán, juró: Vive Jehová,
que no morirá. 7Llamando entonces Jonatán a David, le declaró todas
estas palabras; y él mismo presentó a David a Saúl, y estuvo delante de él como
antes. 8Y volvió a haber guerra; y salió David y peleó
contra los filisteos, y los hirió con grande estrago, y huyeron delante de
él. 9Y el espíritu malo de parte de Jehová vino sobre
Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza en la mano, mientras David tocaba
con su mano. 10Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la
pared; mas él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la
pared; y David huyó, y se escapó aquella noche. 11Saúl envió
luego mensajeros a casa de David para que lo guardasen, y lo matasen a la
mañana. Mas Mical su esposa lo descubrió a David, diciendo: Si no salvas tu
vida esta noche, mañana serás muerto. 12Y descolgó
Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y se escapó.13Tomó luego
Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó por cabecera una
almohada de pelo de cabra, y la cubrió con ropa. 14Y cuando Saúl
envió mensajeros que tomasen a David, ella respondió: Está enfermo. 15Volvió Saúl a
enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo: Traédmelo en la cama para
que lo mate. 16Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la
estatua estaba en la cama, con la almohada de pelo de cabra por cabecera.17Entonces Saúl
dijo a Mical: ¿Por qué me has así engañado, y has dejado escapar a mi enemigo?
Y Mical respondió a Saúl: Porque él me dijo: Déjame ir; si no, yo te
mataré. 18Huyó, pues, David, y se escapó, y vino a Samuel en
Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y se fueron él y Samuel, y
moraron en Naiot. 19Y fue dado aviso a Saúl, diciendo: He aquí que
David está en Naiot en Ramá.20Y envió Saúl mensajeros que trajesen a David, los
cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba
allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y
ellos también profetizaron. 21Y cuando fue
dicho a Saúl, él envió otros mensajeros, los cuales también profetizaron. Y
Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos también
profetizaron. 22Entonces él mismo vino a Ramá; y llegando al pozo
grande que está en Soco, preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno
respondió: He aquí están en Naiot en Ramá. 23Y fue allá a
Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, e iba profetizando,
hasta que llegó a Naiot en Ramá. 24Y él también
se despojó de sus vestiduras, y profetizó igualmente delante de Samuel, y se
acostó desnudo todo aquel día y toda aquella noche. De aquí se dijo: ¿También
Saúl entre los profetas?
1 SAMUEL 20
1Y David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de
Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál es mi pecado
contra tu padre para que él busque mi vida? 2Y él le dijo:
En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande
ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué me ha de encubrir mi padre este
asunto? No será así.3Y David volvió a jurar, diciendo: Tu padre sabe
claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No sepa esto
Jonatán, para que no tenga pesar; y ciertamente, vive Jehová y vive tu alma,
que apenas hay un paso entre mí y la muerte. 4Y Jonatán
dijo a David: Lo que tu alma deseare, haré por ti. 5Y David
respondió a Jonatán: He aquí que mañana será nueva luna, y yo acostumbro
sentarme con el rey a comer; mas tú dejarás que me esconda en el campo hasta la
tarde del tercer día. 6Si tu padre hiciere mención de mí, dirás: Me rogó
mucho que lo dejase ir corriendo a Belén su ciudad, porque todos los de su
familia celebran allá el sacrificio anual. 7Si él dijere:
Está bien, tu siervo tendrá paz; pero si se enojare, sabe que él está
determinado a hacer mal. 8Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has
hecho entrar a tu siervo a un pacto de Jehová contigo; y si hay maldad en mí
mátame tú, pues no hay necesidad de llevarme hasta tu padre. 9Y Jonatán le
dijo: Nunca tal te acontezca; pues si yo supiese que mi padre determinase
hacerte mal, ¿no te lo avisaría yo?10Dijo entonces
David a Jonatán: ¿Quién me dará aviso? o ¿qué si tu padre te respondiere ásperamente? 11Y Jonatán
dijo a David: Ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al campo.12Entonces dijo
Jonatán a David: Oh Jehová Dios de Israel, cuando habré yo preguntado a mi
padre mañana a esta hora, o el día tercero, y él apareciere bien para con David,
si entonces no enviare a ti, y te lo descubriere, 13Jehová haga
así a Jonatán, y esto añada. Mas si a mi padre pareciere bien hacerte mal,
también te lo descubriré, y te enviaré, y te irás en paz: y sea Jehová contigo,
como fue con mi padre. 14Y si yo viviere, harás conmigo misericordia de
Jehová; para que yo no muera, 15y no quitarás
tu misericordia de mi casa, para siempre; ni cuando Jehová haya cortado uno por
uno los enemigos de David de la tierra. 16Así hizo
Jonatán un pacto con la casa de David, diciendo: Requiéralo Jehová de la mano
de los enemigos de David. 17Y Jonatán hizo jurar de nuevo a David, porque le
amaba, porque le amaba como a su propia alma. 18Le dijo luego
Jonatán: Mañana es luna nueva, y tú serás echado de menos, porque tu asiento
estará vacío. 19Estarás, pues, tres días, y luego descenderás, y
vendrás al lugar donde estabas escondido el día que esto ocurrió, y esperarás
junto a la piedra de Ezel; 20Y yo tiraré
tres saetas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco. 21Y luego
enviaré al criado, diciéndole: Ve, busca las saetas. Y si dijere al criado: He
allí las saetas más acá de ti, tómalas; tú vendrás, porque paz tienes, y nada
hay de mal, vive Jehová. 22Pero si yo dijere al criado así: He allí las saetas
más allá de ti; vete, porque Jehová te ha enviado. 23Y en cuanto a
las palabras que tú y yo hemos hablado, sea Jehová entre nosotros para
siempre. 24David, pues, se escondió en el campo, y cuando
llegó la luna nueva, se sentó el rey a comer pan. 25Y el rey se
sentó en su silla, como solía, en el asiento junto a la pared, y Jonatán se
levantó, y se sentó Abner al lado de Saúl, y el lugar de David estaba
vacío. 26Mas aquel día Saúl no dijo nada, porque se decía:
Le habrá acontecido algo, y no está limpio; no estará purificado. 27El día
siguiente, el segundo día de la luna nueva, aconteció también que el asiento de
David estaba vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por qué no ha venido a
comer el hijo de Isaí hoy ni ayer? 28Y Jonatán
respondió a Saúl: David me pidió encarecidamente que le dejase ir hasta Belén.29Y dijo: Te
ruego que me dejes ir, porque tenemos sacrificio los de nuestro linaje en la
ciudad, y mi hermano mismo me lo ha mandado; por tanto, si he hallado gracia en
tus ojos, haré una escapada ahora, y visitaré a mis hermanos. Por esto pues no
ha venido a la mesa del rey. 30Entonces Saúl
se enardeció contra Jonatán, y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde, ¿no sé
yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de
la vergüenza de tu madre? 31Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere
sobre la tierra, ni tú serás firme, ni tu reino. Envía pues, ahora, y tráemelo,
porque ha de morir.32Y Jonatán respondió a su padre Saúl, y le dijo:
¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? 33Entonces Saúl
le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba
determinado a matar a David. 34Y se levantó
Jonatán de la mesa con exaltada ira, y no comió pan el segundo día de la luna
nueva: porque tenía dolor a causa de David, porque su padre le había
afrentado. 35Y aconteció que por la mañana Jonatán salió al
campo, al tiempo aplazado con David, y un muchacho pequeño con él. 36Y dijo al
muchacho: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y como el muchacho iba
corriendo, él tiró la saeta de modo que pasara más allá de él. 37Y llegando el
muchacho adonde estaba la saeta que Jonatán había tirado, Jonatán dio voces
tras el muchacho, diciendo: ¿No está la saeta más allá de ti? 38Y volvió a
gritar Jonatán tras el muchacho: Date prisa, aligera, no te detengas. Y el
muchacho de Jonatán tomó las saetas, y vino a su señor. 39Pero el
muchacho ninguna cosa entendió; solamente Jonatán y David entendían el
asunto. 40Luego dio Jonatán sus armas a su muchacho, y le
dijo: Vete y llévalas a la ciudad. 41Y luego que
el muchacho se hubo ido, se levantó David del lado del sur, y se inclinó tres
veces postrándose hasta la tierra: y besándose el uno al otro, lloraron el uno
con el otro, aunque David lloró más. 42Y Jonatán
dijo a David: Vete en paz, que ambos hemos jurado por el nombre de Jehová,
diciendo: Jehová sea entre tú y yo, entre mi simiente y la simiente tuya, para
siempre. Y él se levantó y se fue; y Jonatán entró en la ciudad.
1 SAMUEL 21
1Y vino David a Nob, a Ahimelec sacerdote: y se
sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Por qué vienes tú solo, y
nadie contigo? 2Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me
encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna de este asunto a que yo
te envío, y que yo te he mandado; y yo señalé a los criados un cierto
lugar. 3Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes,
o lo que tengas. 4Y el sacerdote respondió a David, y dijo: No tengo
pan común a la mano; solamente tengo pan sagrado; os lo daré si los criados se
han guardado a lo menos de mujeres. 5Y David
respondió al sacerdote, y le dijo: A la verdad las mujeres nos han sido
reservadas estos tres días, desde que salí, y los vasos de los jóvenes son
santos, aun cuando el camino es profano; ¡cuánto más hoy serán santificados sus
vasos! 6Así el sacerdote le dio pan sagrado, porque allí no
había otro pan sino los panes de la proposición, los cuales habían sido
quitados de delante de Jehová, para que se pusiesen panes calientes el día que
los otros fueron quitados. 7Aquel día
estaba allí, detenido delante de Jehová, uno de los siervos de Saúl, cuyo
nombre era Doeg, idumeo, principal de los pastores de Saúl. 8Y David dijo
a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi
espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante. 9Y el
sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, que tú venciste en el
valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del efod; si tú quieres
tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: ¡Ninguna como
ella! ¡Dámela! 10Y levantándose David aquel día, huyó de la
presencia de Saúl, y se fue a Aquís rey de Gat. 11Y los siervos
de Aquís le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra? ¿No es éste de
quien cantaban con danzas, diciendo: Hirió Saúl sus miles, y David sus diez miles? 12Y David puso
en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquís rey de Gat. 13Y mudó su
proceder delante de ellos, y se fingió loco entre sus manos, y escribía en las
portadas de las puertas, y dejaba correr su saliva por su barba. 14Y dijo Aquís
a sus siervos: He aquí estáis viendo un hombre demente; ¿por qué lo habéis
traído a mí? 15¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a
éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste a mi casa?
1 SAMUEL 22
1Y yéndose David de allí, se escapó a la cueva de
Adulam. Y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo oyeron, vinieron
allí a él. 2Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el
que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y
fue hecho capitán de ellos. Y tuvo consigo como cuatrocientos hombres. 3Y se fue
David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre
y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. 4Los trajo,
pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que
David estuvo en la fortaleza. 5Y el profeta
Gad dijo a David: No te quedes en la fortaleza, vete, y entra en tierra de
Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret. 6Y oyó Saúl
que David había sido descubierto, y los que estaban con él. Y Saúl estaba en
Gabaa debajo de un árbol en Ramá, y tenía su lanza en su mano, y todos sus
criados estaban en derredor de él. 7Y dijo Saúl a
sus criados que estaban en derredor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os
dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a
todos tribunos y centuriones; 8Para que
todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no hay quien me descubra al oído
como mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se
duela de mí, y me descubra como mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí,
para que me aceche, según hace hoy día?9Entonces Doeg
idumeo, que era superior entre los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al
hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob; 10el cual
consultó por él a Jehová, y le dio provisión, y también le dio la espada de
Goliat el filisteo. 11Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de
Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos
vinieron al rey. 12Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él
dijo: Heme aquí, señor mío. 13Y le dijo
Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando tú le
diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra
mí y me acechase, como lo hace hoy día?14Entonces
Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel
como David, yerno además del rey, y que va por mandato tuyo, y es ilustre en tu
casa? 15¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a
Dios? Lejos sea de mí; no impute el rey cosa alguna a su siervo, ni a toda la
casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni
chica. 16Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y
toda la casa de tu padre.17Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que
estaba alrededor de él: Cercad y matad a los sacerdotes de Jehová; porque
también la mano de ellos es con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo
descubrieron. Mas los siervos del rey no quisieron extender sus manos para
matar a los sacerdotes de Jehová. 18Entonces dijo
el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y volviéndose Doeg
idumeo, arremetió contra los sacerdotes, y mató en aquel día ochenta y cinco
varones que vestían efod de lino. 19Y a Nob,
ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada: así a hombres como a mujeres,
niños y a niños de pecho, bueyes, asnos y ovejas, a todos los hirió a filo de
espada. 20Mas uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob,
que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David. 21Y Abiatar
notificó a David como Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová. 22Y dijo David
a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el idumeo de seguro se lo
haría saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte de todas las personas de la casa
de tu padre. 23Quédate conmigo, no temas: quien buscare mi vida,
buscará también la tuya; pues conmigo estarás seguro.
1 SAMUEL 23
1Y dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los
filisteos combaten a Keila, y roban las eras. 2Y David
consultó a Jehová, diciendo: ¿Iré a herir a estos filisteos? Y Jehová respondió
a David: Ve, hiere a los filisteos, y libra a Keila. 3Mas los que
estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con
miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los
filisteos? 4Entonces David volvió a consultar a Jehová. Y
Jehová le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, que yo entregaré en
tus manos a los filisteos. 5Partió, pues,
David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus
ganados y los hirió con grande estrago: Así libró David a los de Keila. 6Y aconteció
que cuando Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió
con el efod en su mano. 7Y fue dicho a Saúl que David había venido a Keila.
Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; pues él se ha encerrado,
entrando en ciudad con puertas y cerraduras. 8Y convocó
Saúl a todo el pueblo a la batalla, para descender a Keila, y poner cerco a
David y a los suyos. 9Mas entendiendo David que Saúl ideaba el mal contra
él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod. 10Y dijo David:
Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra
Keila, a destruir la ciudad por causa mía. 11¿Me
entregarán los hombres de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo
ha oído? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová
dijo: Sí, descenderá. 12Dijo luego David: ¿Me entregarán los hombres de
Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová respondió: Te
entregarán. 13David entonces se levantó con sus hombres, que eran
como seiscientos, y salieron de Keila, y anduvieron de un lugar a otro. Y vino
la nueva a Saúl de que David se había escapado de Keila; y desistió de
perseguirlo. 14Y David se quedó en el desierto en lugares
fortificados, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl
todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos. 15Y viendo
David que Saúl había salido en busca de su vida, David se estaba en el bosque,
en el desierto de Zif. 16Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl, y vino a
David en el bosque, y fortaleció su mano en Dios. 17Y le dijo: No
temas, que no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel,
y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe. 18Y ambos
hicieron pacto delante de Jehová: y David se quedó en el bosque, y Jonatán se
volvió a su casa. 19Entonces subieron los zifeos a Gabaa para decirle a
Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra, en las peñas del bosque, en
el collado de Haquila que está al sur de Jesimón? 20Por tanto,
rey, desciende pronto ahora, según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo
entregaremos en la mano del rey.21Y Saúl dijo:
Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mí. 22Id, pues,
ahora, preparaos aún, considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo
haya visto allí; porque se me ha dicho que él es en gran manera astuto. 23Observad,
pues, y ved todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la
certidumbre, y yo iré con vosotros: y será que si él estuviere en la tierra, yo
le buscaré entre todos los millares de Judá. 24Y ellos se
levantaron, y se fueron a Zif delante de Saúl. Mas David y su gente estaban en
el desierto de Maón, en la llanura al sur de Jesimón. 25Y partió Saúl
con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y
se quedó en el desierto de Maón. Y cuando Saúl lo oyó, siguió a David al
desierto de Maón. 26Y Saúl iba por un lado del monte, y David con los
suyos por el otro lado del monte: y David se daba prisa para ir delante de
Saúl; mas Saúl y los suyos habían encerrado a David y a su gente para
tomarlos. 27Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven
luego, porque los filisteos han invadido el país. 28Volvió, por
tanto, Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos. Por eso
llamaron a aquel lugar Sela-hama-lecot. 29Entonces
David subió de allí, y habitó en las fortalezas de Engadi.
1 SAMUEL 24
1Y sucedió que cuando Saúl volvió de perseguir a los
filisteos, le dieron aviso diciendo: He aquí que David está en el desierto de
Engadi. 2Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo
Israel, fue en busca de David y de los suyos, por las cumbres de los peñascos
de las cabras monteses. 3Y llegó a un redil de ovejas en el camino, donde
había una cueva, y entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus
hombres estaban en los rincones de la cueva. 4Entonces los
de David le dijeron: He aquí el día que te ha dicho Jehová: He aquí que entregó
tu enemigo en tus manos, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David,
y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.5Sucedió
después de esto que el corazón de David le golpeaba, por haber cortado la
orilla del manto de Saúl. 6Y dijo a los suyos: Jehová me guarde de hacer tal
cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él;
porque es el ungido de Jehová. 7Así reprimió
David a sus siervos con estas palabras, y no les permitió que se levantasen
contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino. 8También David
se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces a las espaldas de Saúl,
diciendo: ¡Mi señor el rey! Y como Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a
tierra, e hizo reverencia. 9Y dijo David
a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu
mal? 10He aquí han visto hoy tus ojos como Jehová te ha
puesto hoy en mis manos en la cueva; y dijeron que te matase, mas te perdoné,
porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de
Jehová. 11Y mira, padre mío, mira el borde de tu manto en mi
mano; porque yo corté el borde de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve
que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; con todo, tú
andas a caza de mi vida para quitármela. 12Juzgue Jehová
entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti. 13Como dice el
proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad: así que mi mano no
será contra ti. 14¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién
persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga? 15Jehová, pues,
será Juez, y Él juzgará entre tú y yo. Él vea, y sustente mi causa, y me
defienda de tu mano. 16Y aconteció que, cuando David acabó de decir estas
palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es ésta la voz tuya, hijo mío David? Y alzando
Saúl su voz lloró. 17Y dijo a David: Más justo eres tú que yo, pues me
has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal. 18Tú has
mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome
entregado Jehová en tus manos.19Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir
sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho
conmigo. 20Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y
que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, 21júrame, pues,
ahora por Jehová, que no cortarás mi simiente después de mí, ni raerás mi
nombre de la casa de mi padre. 22Entonces
David juró a Saúl. Y se fue Saúl a su casa, y David y sus hombres se subieron a
la fortaleza.
1 SAMUEL 25
1Y murió Samuel, y se reunió todo Israel, y lo
lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David, y se fue al
desierto de Parán. 2Y había un hombre en Maón que tenía su hacienda en
el Carmelo, el cual era muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y
esquilaba sus ovejas en el Carmelo. 3El nombre de
aquel varón era Nabal, y el nombre de su esposa, Abigail. Y era aquella mujer
de buen entendimiento y de hermosa apariencia; mas el hombre era duro y de
malas obras; y era del linaje de Caleb. 4Y oyó David
en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas. 5Entonces
David envió diez jóvenes, y les dijo: Subid al Carmelo, e id a Nabal, y
saludadle en mi nombre. 6Y decid a aquél que vive en prosperidad: Paz sea a
ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. 7He sabido que
tienes esquiladores. Ahora, a tus pastores que han estado con nosotros, nunca
les hicimos daño, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el
Carmelo.8Pregunta a tus criados, que ellos te lo dirán.
Hallen, por tanto, estos jóvenes gracia en tus ojos, pues hemos venido en buen
día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David. 9Y cuando
llegaron los jóvenes de David, dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre
de David, y callaron.10Y Nabal respondió a los jóvenes de David, y dijo:
¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen
de sus señores. 11¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y mi carne
que he matado y preparado para mis esquiladores, y la daré a hombres que no sé
de dónde son? 12Entonces los jóvenes de David se volvieron por su
camino, y regresaron; y vinieron y dijeron a David todas estas palabras. 13Entonces
David dijo a sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su
espada: también David ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos
hombres, y dejaron doscientos con el bagaje. 14Y uno de los
criados dio aviso a Abigail, esposa de Nabal, diciendo: He aquí David envió
mensajeros desde el desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido.15Mas aquellos
hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos han hecho daño, ni nos ha
faltado nada en todo el tiempo que hemos convivido con ellos, cuando hemos
estado en los campos.16Nos han sido por muro de día y de noche, todos los
días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. 17Ahora, pues,
entiende y mira lo que has de hacer, porque el mal está del todo resuelto
contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es tan hijo de Belial, que no
hay quien pueda hablarle.18Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, y dos
odres de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de grano tostado, y
cien tortas de pasas, y doscientos panes de higos secos, y los cargó en
asnos. 19Y dijo a sus jóvenes: Id delante de mí, que yo os
seguiré luego. Pero nada declaró a su marido Nabal. 20Y sentándose
sobre un asno descendió por una parte secreta del monte, y he aquí David y sus
hombres que venían frente a ella, y ella fue a encontrarles. 21Y David había
dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste tiene en el desierto,
sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. 22Así haga
Dios, y así añada a los enemigos de David, que de aquí al amanecer no he de
dejar ni a un meante a la pared, de todos los que le pertenecen. 23Y cuando
Abigail vio a David, se bajó del asno apresuradamente, y postrándose sobre su
rostro delante de David, se inclinó a tierra. 24Y se echó a
sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas
que tu sierva hable a tus oídos, y oye las palabras de tu sierva. 25No haga caso
mi señor de este hombre de Belial, Nabal; porque conforme a su nombre, así es
él. Se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi los
criados de mi señor, los cuales tú enviaste. 26Ahora pues,
señor mío, vive Jehová y vive tu alma, que Jehová te ha estorbado que vinieses
a derramar sangre, y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus
enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. 27Y ahora esta
bendición que tu sierva ha traído a mi señor, se dé a los jóvenes que siguen a
mi señor. 28Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa;
pues Jehová de cierto hará casa firme a mi señor, por cuanto mi señor pelea las
batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días. 29Bien que
alguien se haya levantado a perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, el
alma de mi señor será ligada en el fajo de los que viven con Jehová tu Dios, y
Él arrojará el alma de tus enemigos como de en medio de la palma de una
honda. 30Y acontecerá que cuando Jehová hiciere con mi señor
conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare que seas por
príncipe sobre Israel,31entonces, señor mío, no te será esto en tropiezo y
turbación de corazón, el que hayas derramado sangre sin causa, o que mi señor
se haya vengado por sí mismo. Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová hiciere
bien a mi señor, acuérdate de tu sierva. 32Y dijo David
a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me
encontrases.33Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me
has estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia
mano. 34Porque, vive Jehová Dios de Israel que me ha
detenido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir a mi
encuentro, de aquí al amanecer no le habría quedado a Nabal meante a la
pared. 35Y recibió David de su mano lo que le había traído,
y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido
respeto.36Y Abigail regresó a Nabal, y he aquí que él tenía
banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre
en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le declaró poco ni mucho,
hasta que vino el día siguiente. 37Pero sucedió
que por la mañana, cuando el vino había salido de Nabal, su esposa le refirió
estas cosas; y desfalleció su corazón en él, y se quedó como una piedra. 38Y pasados
diez días Jehová hirió a Nabal, y murió. 39Y cuando
David oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea Jehová que juzgó la causa
de mi afrenta recibida de la mano de Nabal, y ha preservado del mal a su
siervo; y Jehová ha tornado la maldad de Nabal sobre su propia cabeza. Después
envió David a hablar a Abigail, para tomarla por su esposa. 40Y los jóvenes
de David vinieron a Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David
nos ha enviado a ti, para tomarte por su esposa. 41Y ella se
levantó, e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que
sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor. 42Y
levantándose aprisa Abigail con cinco doncellas que la seguían, se montó en un
asno, y siguió a los mensajeros de David, y fue su esposa.43También tomó
David a Ahinoam de Jezreel, y ambas dos fueron sus esposas. 44Porque Saúl
había dado su hija Mical esposa de David, a Palti hijo de Lais, que era de
Galim.
1 SAMUEL 26
1Y vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo:
¿No está David escondido en el collado de Haquila, que está frente a
Jesimón? 2Saúl entonces se levantó, y descendió al desierto
de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David
en el desierto de Zif. 3Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está
delante del desierto junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió
que Saúl le seguía en el desierto. 4David por
tanto envió espías, y entendió por cierto que Saúl había venido. 5Y se levantó
David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde
dormía Saúl, y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl
durmiendo en la trinchera, y el pueblo estaba acampado en derredor de él.6Entonces
habló David, y requirió a Ahimelec heteo, y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de
Joab, diciendo: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl al campamento: Y dijo Abisai:
Yo descenderé contigo. 7David, pues, y Abisai vinieron de noche al pueblo;
y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera, y su lanza clavada
en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban tendidos alrededor de
él. 8Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios
a tu enemigo en tu mano; ahora pues, déjame que lo hiera con la lanza,
cosiéndole en la tierra de un golpe, y no segundaré. 9Y David
respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su mano contra el
ungido de Jehová, y será inocente? 10Dijo además
David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o que su día llegue para que
muera, o que descendiendo en batalla perezca, 11guárdeme
Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza
que está a su cabecera, y la botija del agua, y vámonos. 12Se llevó,
pues, David la lanza y la botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y
no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque
un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos. 13Entonces
David pasó al otro lado, y se puso en la cumbre del monte, a lo lejos, habiendo
gran distancia entre ellos; 14Y dio voces
David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner?
Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey? 15Y dijo David
a Abner: ¿No eres tú un hombre valiente? ¿Y quién hay como tú en Israel? ¿Por
qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a
matar a tu señor el rey. 16Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que
sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de
Jehová. Mira ahora dónde está la lanza del rey, y la botija del agua que estaba
a su cabecera. 17Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es
ésta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío. 18Y dijo: ¿Por
qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi
mano? 19Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las
palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte Él una ofrenda;
mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová, que
me han echado hoy para que no tenga parte en la heredad de Jehová, diciendo:
Ve, sirve a dioses ajenos. 20No caiga,
pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de
Israel a buscar una pulga, así como quien persigue una perdiz por los
montes. 21Entonces dijo Saúl: He pecado: vuélvete, hijo mío
David, que ningún mal te haré más, pues que mi vida ha sido estimada hoy en tus
ojos. He aquí, yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera. 22Y David
respondió, y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de los criados, y
tómela.23Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad;
pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano
sobre el ungido de Jehová. 24Y he aquí,
como tu vida ha sido estimada hoy en mis ojos, así sea mi vida estimada en los
ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción. 25Y Saúl dijo a
David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda ejecutarás tú grandes
empresas, y prevalecerás. Entonces David se fue su camino, y Saúl se volvió a
su lugar.
1 SAMUEL 27
1Y dijo David en su corazón: Al fin seré muerto
algún día por la mano de Saúl; por tanto, nada me será mejor que fugarme a la
tierra de los filisteos, para que Saúl se deje de mí, y no me ande buscando más
por todos los términos de Israel, y así me escaparé de sus manos. 2Se levantó,
pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquís
hijo de Maoc, rey de Gat. 3Y moró David con Aquís en Gat, él y sus hombres,
cada uno con su familia: David con sus dos esposas, Ahinoam jezreelita, y Abigail,
la que fue esposa de Nabal el del Carmelo. 4Y vino la
nueva a Saúl que David había huido a Gat, y no lo buscó más. 5Y David dijo
a Aquís: Si he hallado ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en algunas de
las ciudades de la tierra, donde habite; porque ¿ha de morar tu siervo contigo
en la ciudad real? 6Y Aquís le dio aquel día a Siclag. De aquí fue
Siclag de los reyes de Judá hasta hoy.7Y fue el
número de los días que David habitó en la tierra de los filisteos, un año y
cuatro meses. 8Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones
contra los gesuritas, y gezritas, y los amalecitas; porque éstos habitaban la
tierra desde tiempos antiguos, desde como quien va a Shur hasta la tierra de
Egipto 9Y hería David el país, y no dejaba con vida hombre
ni mujer: y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y los camellos y las
ropas; y venía y regresaba a Aquís. 10Y decía
Aquís: ¿Contra quién habéis invadido hoy? Y David decía: Contra el sur de Judá,
y contra el sur de los jerameelitas, y contra el sur de los cineos. 11Ni hombre ni
mujer dejaba David con vida, que viniese a Gat, diciendo: Porque no den aviso
de nosotros, diciendo: Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo
que moró en tierra de los filisteos. 12Y Aquís creía
a David, diciendo así: Él ha hecho que su pueblo de Israel le aborrezca; por
tanto será mi siervo para siempre.
1 SAMUEL 28
1Y aconteció que en aquellos días los filisteos
reunieron sus tropas para pelear contra Israel. Y dijo Aquís a David: Sabe de
cierto que has de salir conmigo a campaña, tú y tus hombres. 2Y David
respondió a Aquís: Ciertamente tú sabrás lo que tu siervo puede hacer. Y Aquís
dijo a David: Por tanto te haré guarda de mi cabeza para siempre. 3Ya Samuel
había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá,
en su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra los encantadores y
adivinos. 4Y los filisteos se juntaron, y vinieron y acamparon
en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa. 5Y cuando Saúl
vio el campamento de los filisteos, temió, y se turbó su corazón en gran
manera.6Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le
respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.7Entonces Saúl
dijo a sus criados: Buscadme una mujer pitonisa, para que yo vaya a ella, y por
medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en
Endor que tiene espíritu de pitonisa.8Y Saúl se
disfrazó poniéndose otra ropa, y se fue con dos hombres, y vinieron de noche a
aquella mujer; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de pitón,
y me hagas subir a quien yo te dijere. 9Y la mujer le
dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha quitado de la tierra a los
que tienen espíritu de pitonisa y a los adivinos: ¿Por qué, pues, pones
tropiezo a mi vida, para hacerme morir? 10Entonces Saúl
le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por
esto. 11La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y
él respondió: Hazme venir a Samuel. 12Y viendo la
mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por
qué me has engañado? pues tú eres Saúl. 13Y el rey le
dijo: No temas: ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses
que suben de la tierra. 14Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió:
Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era
Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia.15Y Samuel dijo
a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy
muy congojado; pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de
mí, y no me responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños: por esto te
he llamado, para que me declares qué tengo que hacer.16Entonces
Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, habiéndose apartado de ti Jehová, y
es tu enemigo? 17Jehová, pues, ha hecho como habló por medio de mí;
pues Jehová ha cortado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero
David. 18Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni
cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto
hoy. 19Y Jehová entregará a Israel también contigo en
manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y aun el
campamento de Israel entregará Jehová en manos de los filisteos.20En aquel
punto cayó Saúl en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras
de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no
había comido pan. 21Entonces la mujer vino a Saúl, y viéndole en grande
manera turbado, le dijo: He aquí que tu sierva ha obedecido a tu voz, y he
puesto mi vida en mi mano, y he oído las palabras que tú me has dicho. 22Te ruego,
pues, que tú también oigas la voz de tu sierva. Pondré yo delante de ti un
bocado de pan para que comas, y cobres fuerzas, y sigas tu camino. 23Y él lo
rehusó, diciendo: No comeré. Mas sus criados juntamente con la mujer le
constriñeron, y él los obedeció. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre
una cama. 24Y aquella mujer tenía en su casa un ternero grueso,
el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y coció de ella panes sin
levadura. 25Y lo trajo delante de Saúl y de sus criados; y
luego que hubieron comido, se levantaron, y partieron aquella noche.
1 SAMUEL 29
1Y los filisteos reunieron todas sus tropas en Afec;
e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel.2Y cuando los
príncipes de los filisteos pasaban revista a sus compañías de a ciento y de a
mil hombres, David y sus hombres iban en la retaguardia con Aquís. 3Y dijeron los
príncipes de los filisteos: ¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquís respondió a
los príncipes de los filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de
Israel, que ha estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado
falta en él desde el día que se pasó a mí hasta hoy? 4Entonces los
príncipes de los filisteos se enojaron contra él, y le dijeron: Envía a este
hombre, que se vuelva al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la
batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo; porque ¿con qué cosa
volvería mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos
hombres? 5¿No es éste David de quien cantaban con danzas,
diciendo: Saúl hirió sus miles, y David sus diez miles? 6Y Aquís llamó
a David, y le dijo: Vive Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido
bien tu salida y entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he
hallado en ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; pero en los ojos de los
príncipes no agradas. 7Vuélvete, pues, y vete en paz; y no hagas lo malo
en los ojos de los príncipes de los filisteos.8Y David
respondió a Aquís: ¿Qué he hecho? ¿Qué has hallado en tu siervo desde el día
que estoy contigo hasta hoy, para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de
mi señor el rey? 9Y Aquís respondió a David, y dijo: Yo sé que tú
eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; mas los príncipes de los
filisteos han dicho: No venga con nosotros a la batalla.10Levántate,
pues, muy de mañana, tú y los siervos de tu señor que han venido contigo; y
temprano en la mañana, cuando os levantéis, al amanecer, partid.11Y David se
levantó muy de mañana, él y los suyos, para irse y regresar a la tierra de los
filisteos; y los filisteos subieron a Jezreel.
1 SAMUEL 30
1Y cuando David y sus hombres vinieron a Siclag el
tercer día, los de Amalec habían invadido el sur, y a Siclag, y habían asolado
a Siclag y la habían puesto a fuego. 2Y se habían
llevado cautivas a las mujeres que estaban en ella. Pero no mataron a nadie, ni
pequeño ni grande, sino se los habían llevado, y siguieron su camino. 3Vino, pues,
David con sus hombres a la ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego, y sus
esposas y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4Entonces
David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les
faltaron las fuerzas para llorar. 5Las dos
esposas de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue esposa de Nabal del
Carmelo, también eran cautivas. 6Y David fue
muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo
estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se
fortaleció en Jehová su Dios. 7Y dijo David
al sacerdote Abiatar hijo de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y
Abiatar acercó el efod a David. 8Y David
consultó a Jehová, diciendo: ¿Seguiré esta tropa? ¿La podré alcanzar? Y Él le
dijo: Síguela que de cierto la alcanzarás, y sin duda recobrarás todo. 9Partió, pues,
David, él y los seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el
torrente de Besor, donde se quedaron algunos. 10Y David
siguió el alcance con cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás
doscientos, que cansados no pudieron pasar el torrente de Besor. 11Y hallaron en
el campo a un hombre egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y
comió, y le dieron a beber agua; 12Le dieron
también un pedazo de masa de higos secos, y dos tortas de pasas. Y luego que
comió, volvió en él su espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en
tres días y tres noches. 13Y le dijo David: ¿De quién eres tú? ¿Y de dónde
eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me
abandonó mi amo porque hace tres días caí enfermo;14Hicimos una
incursión en la parte del sur de los cereteos, y en Judá, y en el sur de Caleb;
y pusimos fuego a Siclag. 15Y David le dijo: ¿Me llevarás tú a esa tropa? Y él
dijo: Júrame por Dios que no me matarás, ni me entregarás en las manos de mi
amo, y yo te llevaré a esa gente. 16Lo llevó,
pues, y he aquí que estaban desparramados sobre la faz de toda aquella tierra,
comiendo y bebiendo y danzando, por todo aquel gran botín que habían tomado de
la tierra de los filisteos y de la tierra de Judá. 17Y los hirió
David desde aquella mañana hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos
ninguno, sino cuatrocientos jóvenes que montaron en camellos y huyeron. 18Y David
recobró todo lo que los amalecitas habían tomado, y también rescató David a sus
dos esposas. 19Y no les faltó cosa chica ni grande, así de hijos
como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado. Todo lo
recobró David. 20Tomó también David todas las ovejas y ganados
mayores; y trayéndolo todo delante, decían: Éste es el botín de David. 21Y vino David
a los doscientos hombres que habían quedado cansados y no habían podido seguir
a David, a los cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos
salieron a recibir a David, y al pueblo que con él estaba. Y cuando David llegó
a la gente, les saludó con paz.22Entonces todos los hombres perversos, de Belial, de
entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron: Porque no fueron
con nosotros, no les daremos del despojo que hemos quitado, sino a cada uno su
esposa y sus hijos; para que se los lleven y se vayan. 23Y David dijo:
No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová; el cual nos ha
guardado, y ha entregado en nuestras manos la caterva que vino sobre
nosotros. 24¿Y quién os escuchará en este caso? porque igual
parte ha de ser la del que desciende a la batalla, y la del que queda con el
bagaje; que repartan por igual. 25Y desde aquel
día en adelante fue esto puesto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy. 26Y cuando
David llegó a Siclag, envió el despojo a los ancianos de Judá, sus amigos,
diciendo: He aquí un presente para vosotros, del despojo de los enemigos de
Jehová. 27También envió a los que estaban en Betel, y en
Ramot al sur, y a los que estaban en Jatir; 28y a los que
estaban en Aroer, y en Sifmot, y a los que estaban en Estemoa;29y a los que
estaban en Racal, y a los que estaban en las ciudades de los jerameelitas, y a
los que estaban en las ciudades del cineo; 30y a los que
estaban en Horma, y a los que estaban en Corasán, y a los que estaban en
Atac; 31y a los que estaban en Hebrón, y en todos los
lugares donde David había estado con los suyos.
1 SAMUEL 31
1Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los
de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de
Gilboa. 2Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos,
mataron a Jonatán, y a Abinadab, y a Malquisúa, hijos de Saúl. 3Y se agravó
la batalla sobre Saúl, y le alcanzaron los arqueros; y tuvo gran temor de los
arqueros. 4Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y
traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me
escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces Saúl
tomó la espada, y se echó sobre ella. 5Y viendo su
escudero que Saúl estaba muerto, él también se echó sobre su espada, y murió
con él. 6Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus
tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. 7Y los de
Israel que estaban al otro lado del valle, y al otro lado del Jordán, viendo
que Israel había huido, y que Saúl y sus hijos estaban muertos, dejaron las
ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas. 8Y aconteció
el siguiente día, que viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron
a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa; 9Y le cortaron
la cabeza, y le despojaron de sus armas; y enviaron mensajeros por toda la
tierra de los filisteos, para que lo publicaran en el templo de sus ídolos, y
en el pueblo. 10Y pusieron sus armas en el templo de Astarot, y
colgaron su cuerpo en el muro de Bet-seán. 11Mas oyendo
los de Jabes de Galaad esto que los filisteos hicieron a Saúl, 12todos los
hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el
cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-seán; y viniendo a
Jabes, los quemaron allí. 13Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un
árbol en Jabes, y ayunaron siete días.
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