1 REYES 1
1Cuando el rey David era viejo, y entrado en días,
le cubrían de ropas, mas no se calentaba. 2Le dijeron
por tanto sus siervos: Busquen a mi señor el rey una joven virgen, para que
esté delante del rey, y lo abrigue, y duerma a su lado para que dé calor a mi
señor el rey. 3Y buscaron una joven hermosa por todo el término de
Israel, y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey. 4Y la joven
era hermosa; y ella abrigaba al rey, y le servía; pero el rey nunca la
conoció. 5Entonces Adonías hijo de Haguit se enalteció,
diciendo: Yo seré rey. Y se hizo de carros y de gente de a caballo, y cincuenta
hombres que corriesen delante de él. 6Y su padre
nunca lo entristeció en todos sus días con decirle: ¿Por qué haces así? Y
además éste era de hermoso parecer; y su madre lo había engendrado después de
Absalón.7Y tenía tratos con Joab hijo de Sarvia, y con
Abiatar sacerdote, los cuales ayudaban a Adonías. 8Mas el
sacerdote Sadoc, y Benaía hijo de Joiada, y el profeta Natán, y Simeí, y Reihi,
y todos los valientes de David, no seguían a Adonías. 9Y matando
Adonías ovejas y vacas y animales engordados junto a la peña de Zohelet, que
está cerca de la fuente de Rogel, convidó a todos sus hermanos los hijos del
rey, y a todos los varones de Judá, siervos del rey:4 10Mas no
convidó a Natán profeta, ni a Benaía, ni a los grandes, ni a Salomón su
hermano. 11Y habló Natán a Betsabé madre de Salomón, diciendo:
¿No has oído que reina Adonías hijo de Haguit, sin saberlo David nuestro
señor? 12Ven pues, ahora, y toma mi consejo, para que salves
tu vida, y la vida de tu hijo Salomón. 13Ve, y entra
al rey David, y dile: Rey señor mío, ¿no has jurado tú a tu sierva, diciendo:
Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono? ¿Por qué,
pues, reina Adonías? 14Y mientras tú estés aún hablando con el rey, yo
entraré tras ti, y confirmaré tus palabras. 15Entonces
Betsabé entró al rey a la cámara; y el rey era muy viejo; y Abisag sunamita
servía al rey. 16Y Betsabé se inclinó, e hizo reverencia al rey. Y
el rey dijo: ¿Qué quieres? 17Y ella le
respondió: Señor mío, tú juraste a tu sierva por Jehová tu Dios, diciendo:
Salomón tu hijo reinará después de mí, y él se sentará en mi trono; 18Y he aquí
ahora Adonías reina; y tú, mi señor el rey, no lo sabes. 19Ha matado bueyes,
y animales engordados, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del
rey, y a Abiatar sacerdote, y a Joab general del ejército; mas a Salomón tu
siervo no ha convidado. 20Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel
están sobre ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi
señor el rey después de él. 21De otra
manera acontecerá que cuando mi señor el rey durmiere con sus padres, que yo y
mi hijo Salomón seremos tenidos por culpables. 22Y he aquí que
mientras ella aún hablaba con el rey, vino también Natán el profeta. 23Y dieron
aviso al rey, diciendo: He aquí el profeta Natán; el cual, cuando entró al rey,
se postró delante del rey inclinando su rostro a tierra.24Y dijo Natán:
Rey señor mío, ¿has dicho tú: Adonías reinará después de mí, y él se sentará en
mi trono? 25Porque hoy ha descendido, y ha matado bueyes, y
animales engordados, y muchas ovejas, y ha convidado a todos los hijos del rey,
y a los capitanes del ejército, y también a Abiatar sacerdote; y he aquí, están
comiendo y bebiendo delante de él, y han dicho: ¡Viva el rey Adonías! 26Pero ni a mí
tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Benaía hijo de Joiada, ni a Salomón tu
siervo, ha convidado. 27¿Ha sido hecho esto por mi señor el rey, sin haber
declarado a tu siervo quién había de sentarse en el trono de mi señor el rey
después de él? 28Entonces el rey David respondió, y dijo: Llamadme a
Betsabé. Y ella entró a la presencia del rey, y se puso delante del rey. 29Y el rey
juró, diciendo: Vive Jehová, que ha redimido mi alma de toda angustia, 30que como yo
te he jurado por Jehová Dios de Israel, diciendo: Tu hijo Salomón reinará
después de mí, y él se sentará en mi trono en lugar mío; que así lo haré
hoy. 31Entonces Betsabé se inclinó ante el rey, con su
rostro a tierra, y haciendo reverencia al rey, dijo: Viva mi señor el rey David
para siempre. 32Y el rey David dijo: Llamadme al sacerdote Sadoc, y
al profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada. Y ellos entraron a la presencia
del rey.33Y el rey les dijo: Tomad con vosotros los siervos
de vuestro señor, y haced subir a Salomón mi hijo en mi mula, y llevadlo a
Gihón: 34Y allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta
Natán por rey sobre Israel; y tocaréis trompeta, diciendo: ¡Viva el rey
Salomón! 35Después iréis vosotros detrás de él, y vendrá y se
sentará en mi trono, y él reinará en mi lugar; porque a él he elegido para que
sea príncipe sobre Israel y sobre Judá. 36Entonces
Benaía hijo de Joiada respondió al rey, y dijo: Amén. Así lo diga Jehová, Dios
de mi señor el rey. 37De la manera que Jehová ha sido con mi señor el
rey, así sea con Salomón; y Él haga engrandecer su trono más que el trono de mi
señor el rey David. 38Y descendió Sadoc sacerdote, y Natán profeta, y
Benaía hijo de Joiada, y los cereteos y los peleteos, e hicieron subir a
Salomón en la mula del rey David, y lo llevaron a Gihón. 39Y tomando
Sadoc sacerdote el cuerno del aceite del tabernáculo, ungió a Salomón: y
tocaron trompeta, y dijo todo el pueblo: ¡Viva el rey Salomón! 40Después subió
todo el pueblo en pos de él, y cantaba la gente con flautas, y hacían grandes
alegrías, que parecía que la tierra se hundía con el estruendo de ellos. 41Y lo oyó
Adonías, y todos los convidados que con él estaban, cuando ya habían acabado de
comer. Y oyendo Joab el sonido de la trompeta, dijo: ¿Por qué se alborota la
ciudad con estruendo? 42Y mientras él aún hablaba, he aquí vino Jonatán
hijo del sacerdote Abiatar, al cual dijo Adonías: Entra, porque tú eres hombre
valiente, y traerás buenas nuevas. 43Y Jonatán
respondió, y dijo a Adonías: Ciertamente nuestro señor el rey David ha hecho
rey a Salomón:44Y el rey ha enviado con él al sacerdote Sadoc, al
profeta Natán, y a Benaía hijo de Joiada, y también a los cereteos y a los
peleteos, los cuales le hicieron subir en la mula del rey; 45y el
sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido por rey en Gihón; y de allá
han subido con alegrías, y la ciudad está llena de estruendo. Éste es el
alboroto que habéis oído. 46Y también Salomón se ha sentado en el trono del
reino.47Y aun los siervos del rey han venido a bendecir a
nuestro señor el rey David, diciendo: Dios haga bueno el nombre de Salomón más
que tu nombre, y haga mayor su trono que el tuyo. Y el rey adoró en la cama.48Y también el
rey habló así: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que ha dado hoy quien se
siente en mi trono, viéndolo mis ojos. 49Ellos
entonces se estremecieron, y se levantaron todos los convidados que estaban con
Adonías, y se fue cada uno por su camino. 50Mas Adonías,
temiendo de la presencia de Salomón, se levantó y se fue, y se asió de los
cuernos del altar. 51Y fue hecho saber a Salomón, diciendo: He aquí que
Adonías tiene miedo del rey Salomón; pues se ha asido de los cuernos del altar,
diciendo: Júreme hoy el rey Salomón que no matará a espada a su siervo. 52Y Salomón
dijo: Si demuestra ser un hombre de bien, ni uno de sus cabellos caerá en
tierra; mas si se hallare maldad en él, morirá. 53Y envió el
rey Salomón, y lo trajeron del altar; y él vino, y se inclinó ante el rey
Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa.
1 REYES 2
1Y cuando llegaron los días en que David había de
morir, mandó a Salomón su hijo, diciendo: 2Yo sigo el
camino de toda la tierra; esfuérzate, y sé hombre.3Guarda las
ordenanzas de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus
estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está
escrito en la ley de Moisés, para que seas prosperado en todo lo que hicieres,
y en todo lo que emprendieres; 4para que
confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren su
camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de toda su
alma, jamás, dice, faltará a ti varón sobre el trono de Israel. 5Y ya sabes tú
lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del
ejército de Israel, a Abner hijo de Ner, y a Amasa hijo de Jeter, los cuales él
mató, derramando en tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo la sangre de
guerra en su talabarte que tenía sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en
sus pies. 6Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás
que sus canas desciendan en paz a la sepultura. 7Mas a los
hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu
mesa; porque ellos vinieron así a mí, cuando yo iba huyendo de Absalón tu
hermano. 8También tienes contigo a Simeí hijo de Gera, hijo
de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que
yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré
por Jehová, diciendo: Yo no te mataré a espada.9Pero ahora no
lo absolverás; porque hombre sabio eres, y sabes lo que has de hacer con él; y
harás descender sus canas con sangre a la sepultura. 10Y David
durmió con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de David. 11Los días que
reinó David sobre Israel fueron cuarenta años; siete años reinó en Hebrón, y
treinta y tres años reinó en Jerusalén. 12Y se sentó
Salomón en el trono de David su padre, y fue su reino firme en gran
manera. 13Entonces Adonías hijo de Haguit vino a Betsabé
madre de Salomón; y ella dijo: ¿Es tu venida de paz? Y él respondió: Sí, de
paz. 14Y luego dijo: Una palabra tengo que decirte. Y ella
dijo: Di. 15Y él dijo: Tú sabes que el reino era mío, y que
todo Israel había puesto en mí su rostro, para que yo reinara; mas el reino fue
traspasado, y vino a ser de mi hermano; porque por Jehová era suyo. 16Y ahora yo te
hago una petición; no me la niegues. Y ella le dijo: Habla. 17Él entonces
dijo: Yo te ruego que hables al rey Salomón porque él no te lo negará, para que
me dé a Abisag la sunamita por esposa. 18Y Betsabé
dijo: Bien; yo hablaré por ti al rey. 19Y vino
Betsabé al rey Salomón para hablarle por Adonías. Y el rey se levantó a
recibirla, y se inclinó a ella, y volvió a sentarse en su trono, e hizo poner
una silla a la madre del rey, la cual se sentó a su diestra.20Y ella dijo:
Tengo una pequeña petición para ti; no me la niegues. Y el rey le dijo: Pide,
madre mía, que yo no te la negaré. 21Y ella dijo:
Que Abisag la sunamita sea dada por esposa a tu hermano Adonías. 22Y el rey
Salomón respondió, y dijo a su madre: ¿Por qué pides a Abisag sunamita para
Adonías? Demanda también para él el reino, porque él es mi hermano mayor; y
tiene también a Abiatar sacerdote, y a Joab hijo de Sarvia. 23Y el rey
Salomón juró por Jehová, diciendo: Así me haga Dios y así me añada, que contra
su vida ha hablado Adonías esta palabra.24Ahora, pues,
vive Jehová, que me ha confirmado y me ha puesto sobre el trono de David mi padre,
y quien me ha hecho casa, como me había prometido, que Adonías morirá
hoy. 25Entonces el rey Salomón envió por mano de Benaía
hijo de Joiada, el cual arremetió contra él, y murió. 26Y el rey dijo
al sacerdote Abiatar: Vete a Anatot a tus heredades, pues tú eres digno de
muerte; mas no te mataré hoy, por cuanto has llevado el arca del Señor Jehová
delante de David mi padre, y además has sido afligido en todas las cosas en que
fue afligido mi padre.27Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de
Jehová, para que se cumpliese la palabra de Jehová que había dicho sobre la
casa de Elí en Silo. 28Y vino la noticia hasta Joab; porque también Joab
se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón. Y huyó
Joab al tabernáculo de Jehová, y se asió de los cuernos del altar. 29Y fue hecho
saber a Salomón que Joab había huido al tabernáculo de Jehová, y que estaba
junto al altar. Entonces envió Salomón a Benaía hijo de Joiada, diciendo: Ve, y
arremete contra él. 30Y entró Benaía al tabernáculo de Jehová, y le dijo:
El rey ha dicho que salgas. Y él dijo: No, sino que aquí moriré. Y Benaía
volvió con esta respuesta al rey, diciendo: Así habló Joab, y así me
respondió. 31Y el rey le dijo: Haz como él ha dicho; mátale y
entiérralo, y quita de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha
derramado injustamente. 32Y Jehová hará tornar su sangre sobre su cabeza;
porque él arremetió y dio muerte a espada a dos varones más justos y mejores
que él, sin que mi padre David lo supiese; a Abner hijo de Ner, general del
ejército de Israel, y a Amasa hijo de Jeter, general de ejército de Judá. 33La sangre,
pues, de ellos recaerá sobre la cabeza de Joab, y sobre la cabeza de su
simiente para siempre; mas sobre David y sobre su simiente, y sobre su casa y
sobre su trono, habrá perpetuamente paz de parte de Jehová.34Entonces
Benaía hijo de Joiada subió, y dio sobre él, y lo mató; y fue sepultado en su
casa en el desierto.35Y el rey puso en su lugar a Benaía hijo de Joiada
sobre el ejército; y a Sadoc puso el rey por sacerdote en lugar de
Abiatar. 36Después envió el rey, e hizo venir a Simeí, y le
dijo: Edifícate una casa en Jerusalén, y mora ahí, y no salgas de ahí a ninguna
parte; 37porque sabe de cierto que el día que salieres, y
pasares el torrente de Cedrón, sin duda morirás, y tu sangre será sobre tu
cabeza. 38Y Simeí dijo al rey: La palabra es buena; como el
rey mi señor ha dicho, así lo hará tu siervo. Y habitó Simeí en Jerusalén
muchos días. 39Pero pasados tres años, aconteció que dos siervos de
Simeí huyeron a Aquís, hijo de Maaca, rey de Gat. Y dieron aviso a Simeí,
diciendo: He aquí que tus siervos están en Gat. 40Se levantó
entonces Simeí, y enalbardó su asno, y fue a Gat, a Aquís, a procurar sus
siervos. Fue, pues, Simeí, y volvió sus siervos de Gat. 41Luego fue
dicho a Salomón que Simeí había ido de Jerusalén hasta Gat, y que había
vuelto. 42Entonces el rey envió, e hizo venir a Simeí, y le
dijo: ¿No te hice jurar yo por Jehová, y te protesté, diciendo: El día que
salieres, y fueres a alguna parte, sabe de cierto que has de morir? Y tú me
dijiste: La palabra es buena, yo la obedezco.43¿Por qué,
pues, no guardaste el juramento de Jehová, y el mandamiento que yo te
impuse? 44Dijo además el rey a Simeí: Tú sabes todo el mal,
el cual tu corazón bien sabe, que cometiste contra mi padre David; Jehová,
pues, ha tornado el mal sobre tu cabeza. 45Y el rey
Salomón será bendito, y el trono de David será firme perpetuamente delante de
Jehová.46Entonces el rey mandó a Benaía hijo de Joiada, el
cual salió y le hirió, y murió. Y el reino fue confirmado en la mano de
Salomón.
1 REYES 3
1Y Salomón hizo parentesco con Faraón rey de Egipto,
porque tomó la hija de Faraón, y la trajo a la ciudad de David, entre tanto que
acababa de edificar su casa, y la casa de Jehová, y los muros de Jerusalén
alrededor. 2Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares
altos; porque no había casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos
tiempos. 3Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos
de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares
altos. 4E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar
alto principal, y sacrificaba allí, mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre
aquel altar. 5Y se apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche
en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. 6Y Salomón
dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, según que él
anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para
contigo; y tú le has conservado esta tu grande misericordia, que le diste hijo
que se sentase en su trono, como sucede en este día. 7Ahora pues,
Jehová Dios mío, tú has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi
padre; y yo no soy sino un joven, y no sé cómo entrar ni salir. 8Y tu siervo
está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se
puede contar ni numerar por su multitud. 9Da, pues, a
tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, para discernir entre lo
bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? 10Y agradó
delante del Señor que Salomón pidiese esto. 11Y le dijo
Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste
para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para
ti inteligencia para oír juicio; 12he aquí he
hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y
entendido, tanto que no haya habido antes de ti otro como tú, ni después de ti
se levantará otro como tú. 13Y aun también
te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre
los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. 14Y si
anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como
anduvo David tu padre, yo alargaré tus días. 15Y cuando
Salomón despertó, vio que era sueño. Y vino a Jerusalén, y se presentó delante
del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos, e hizo ofrendas de paz;
hizo también banquete a todos sus siervos.16En aquel
tiempo vinieron al rey dos mujeres que eran rameras, y se presentaron delante
de él. 17Y una de las mujeres, dijo: ¡Ah, señor mío! Yo y
esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la
casa. 18Y aconteció al tercer día después que yo di a luz,
que ésta también dio a luz, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera
estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. 19Y una noche
el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. 20Y ella se
levantó a media noche, y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva
durmiendo, y lo puso a su lado, y puso a mi lado su hijo muerto. 21Y cuando yo
me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba
muerto; mas le observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había
dado a luz.22Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que
vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el
muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey. 23El rey
entonces dijo: Ésta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la
otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. 24Y dijo el
rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. 25En seguida el
rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra
mitad a la otra. 26Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló
al rey porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo, y dijo: ¡Ah, señor
mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a
ti; partidlo. 27Entonces el rey respondió y dijo: Dad a ésta el
niño vivo, y no lo matéis; ella es su madre. 28Y todo Israel
oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que
había en él sabiduría de Dios para juzgar.
1 REYES 4
1Reinó, pues, el rey Salomón sobre todo
Israel. 2Y éstos fueron los príncipes que tuvo: Azarías hijo
del sacerdote Sadoc; 3Elioref y Ahías, hijos de Sisa, escribas; Josafat
hijo de Ahilud el cronista; 4Benaía hijo
de Joiada era sobre el ejército; y Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes; 5Azarías hijo
de Natán era sobre los gobernadores; Zabud hijo de Natán era el oficial
principal y amigo del rey; 6Y Ahisar era
mayordomo; y Adoniram hijo de Abda era sobre el tributo. 7Y tenía
Salomón doce gobernadores sobre todo Israel, los cuales mantenían al rey y a su
casa. Cada uno de ellos le abastecía por un mes en el año.8Y éstos son
los nombres de ellos: El hijo de Hur en el monte de Efraín; 9el hijo de
Decar, en Macas, y en Saalbim, y en Bet-semes, y en Elón, y en Bet-hanan;10el hijo de
Hesed, en Arubot; éste tenía también a Soco y toda la tierra de Hefer; 11el hijo de
Abinadab, en todos los términos de Dor; éste tenía por esposa a Tafat hija de
Salomón; 12Baana hijo de Ahilud, en Taanac y Meguido, y en
toda Bet-seán, que está cerca de Zaretán, abajo de Jezreel, desde Bet-seán
hasta Abel-mehola, y hasta el otro lado de Jocmeam; 13el hijo de
Geber, en Ramot de Galaad; éste tenía también las ciudades de Jair hijo de
Manasés, las cuales estaban en Galaad; tenía también la provincia de Argob, que
estaba en Basán, sesenta grandes ciudades con muro y cerraduras de bronce;14Ahinadab hijo
de Iddo, en Mahanaim; 15Ahimaas en Neftalí; éste tomó también por esposa a
Basemat hija de Salomón. 16Baana hijo de Husai, en Aser y en Alot; 17Josafat hijo
de Parúa, en Isacar; 18Simeí hijo de Ela, en Benjamín; 19Geber hijo de
Uri, en la tierra de Galaad, la tierra de Sehón rey de los amorreos, y de Og
rey de Basán; éste era el único gobernador en aquella tierra. 20Judá e Israel
eran muchos, como la arena que está junto al mar en multitud, comiendo, bebiendo
y alegrándose. 21Y Salomón señoreaba sobre todos los reinos desde el
río hasta la tierra de los filisteos y hasta el término de Egipto; y traían
presentes, y sirvieron a Salomón todos los días de su vida. 22Y la
provisión de Salomón era cada día treinta coros de flor de harina, y sesenta
coros de harina, 23diez bueyes engordados, y veinte bueyes de pasto, y
cien ovejas; sin los ciervos, gacelas, corzos, y aves engordadas. 24Porque él
señoreaba en toda la región que estaba de este lado del río, desde Tifsa hasta
Gaza, sobre todos los reyes de este lado del río; y tuvo paz por todos lados en
derredor suyo. 25Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de
su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de
Salomón. 26Tenía además de esto Salomón cuarenta mil caballos
en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes. 27Y estos
gobernadores mantenían al rey Salomón, y a todos los que a la mesa del rey
Salomón venían, cada uno un mes; nada les hacía falta. 28Traían también
cebada y paja para los caballos y para los dromedarios, al lugar donde estaban
los oficiales, cada uno conforme al cargo que tenía. 29Y Dios dio a
Salomón sabiduría, y prudencia muy grande, y anchura de corazón como la arena
que está a la orilla del mar. 30Y la
sabiduría de Salomón sobrepasaba a la de todos los orientales, y a toda la
sabiduría de Egipto. 31Y aun fue más sabio que todos los hombres; más que
Etán ezraíta, y que Hemán, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y se extendió su
fama por todas las naciones de alrededor. 32Y compuso
tres mil proverbios; y sus cantos fueron mil cinco. 33También
disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace
en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, las aves, los reptiles, y los
peces. 34Y venían de todos los pueblos a oír la sabiduría de
Salomón, y de todos los reyes de la tierra, donde había llegado la fama de su
sabiduría.
1 REYES 5
1Hiram rey de Tiro envió también sus siervos a
Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en lugar de su padre;
porque Hiram siempre había amado a David. 2Entonces
Salomón envió a decir a Hiram: 3Tú sabes como
mi padre David no pudo edificar casa al nombre de Jehová su Dios, por las
guerras que le rodearon, hasta que Jehová puso sus enemigos bajo las plantas de
sus pies. 4Ahora Jehová mi Dios me ha dado reposo por todas
partes; de modo que ni hay adversarios ni mal que nos azote.5Yo por tanto
he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, como Jehová lo
habló a David mi padre, diciendo: Tu hijo, que yo pondré en lugar tuyo en tu
trono, él edificará casa a mi nombre.6Manda, pues,
ahora que me corten cedros del Líbano; y mis siervos estarán con los tuyos, y
yo te daré por tus siervos el salario que tú dijeres; porque tú sabes bien que
ninguno hay entre nosotros que sepa labrar la madera como los sidonios. 7Y aconteció
que cuando Hiram oyó las palabras de Salomón, se gozó en gran manera, y dijo:
Bendito sea hoy Jehová, que dio hijo sabio a David sobre este pueblo tan
grande. 8Y envió Hiram a decir a Salomón: He oído lo que me
mandaste a decir; yo haré todo lo que tú desees acerca de la madera de cedro, y
la madera de abeto. 9Mis siervos la llevarán desde el Líbano al mar; y
yo la pondré en balsas por el mar hasta el lugar que tú me señales, y allí se
desatará, y tú la tomarás; y tú cumplirás mi deseo al dar de comer a mi
familia.10Dio, pues, Hiram a Salomón madera de cedro y madera
de abeto, toda la que quiso. 11Y Salomón
daba a Hiram veinte mil coros de trigo para el sustento de su familia, y veinte
coros de aceite puro; esto daba Salomón a Hiram año tras año. 12Y Jehová dio
sabiduría a Salomón, como le había prometido; y hubo paz entre Hiram y Salomón,
e hicieron alianza entre ambos. 13Y el rey
Salomón impuso leva a todo Israel, y la leva fue de treinta mil hombres: 14Los cuales
enviaba al Líbano de diez mil en diez mil, cada mes por su turno, viniendo así
a estar un mes en el Líbano, y dos meses en sus casas; y Adoniram estaba a
cargo de aquella leva. 15Tenía también Salomón setenta mil que llevaban las
cargas, y ochenta mil cortadores en el monte; 16sin los
principales oficiales de Salomón que estaban sobre la obra, tres mil
trescientos, los cuales tenían cargo del pueblo que hacía la obra. 17Y mandó el
rey que trajesen grandes piedras, piedras costosas, para los cimientos de la
casa, y piedras labradas. 18Y los albañiles de Salomón y los albañiles de
Hiram, y los giblitas, cortaron y aparejaron la madera y la cantería para
labrar la casa.
1 REYES 6
1Y aconteció en el año cuatrocientos ochenta después
que los hijos de Israel salieron de Egipto, en el cuarto año del principio del
reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, que él
comenzó a edificar la casa de Jehová. 2La casa que
el rey Salomón edificó a Jehová, tuvo sesenta codos de largo y veinte de ancho,
y treinta codos de alto.3Y el pórtico delante del templo de la casa, tenía
veinte codos de largo, según la anchura de la casa, y su ancho era de diez
codos delante de la casa. 4E hizo a la casa ventanas anchas por dentro, y
estrechas por fuera. 5Edificó también junto al muro de la casa aposentos
alrededor, contra las paredes de la casa en derredor del templo y del oráculo;
e hizo cámaras alrededor. 6El aposento de abajo era de cinco codos de ancho, y
el de en medio de seis codos de ancho, y el tercero de siete codos de ancho;
porque por fuera había hecho ranuras a la casa en derredor, para no trabar las
vigas de las paredes de la casa. 7Y la casa
cuando se edificó, la fabricaron de piedras que traían ya acabadas; de tal
manera que cuando la edificaban, ni martillos ni hachas se oyeron en la casa,
ni ningún otro instrumento de hierro. 8La puerta del
aposento de en medio estaba al lado derecho de la casa: y se subía por una
escalera de caracol al de en medio, y del aposento de en medio al
tercero. 9Edificó, pues, la casa, y la terminó; y cubrió la
casa con artesonados de cedro. 10Y edificó
asimismo el aposento en derredor de toda la casa, de altura de cinco codos, el
cual se apoyaba en la casa con maderas de cedro. 11Y vino
palabra de Jehová a Salomón, diciendo: 12En cuanto a
esta casa que tú edificas; si anduvieres en mis estatutos, e hicieres mis
decretos, y guardares todos mis mandamientos andando en ellos, yo cumpliré
contigo mi palabra que hablé a David tu padre; 13y habitaré en
medio de los hijos de Israel, y no abandonaré a mi pueblo Israel. 14Así pues,
Salomón edificó la casa, y la terminó. 15Y cubrió las
paredes de la casa con tablas de cedro, revistiéndola de madera por dentro,
desde el suelo de la casa hasta las vigas de la techumbre; cubrió también el
piso con madera de abeto. 16Asimismo hizo al final de la casa un edificio de
veinte codos, de tablas de cedro, desde el suelo hasta lo más alto; y edificó
en la casa un oráculo, que es el lugar santísimo. 17Y la casa,
esto es, el templo de adelante, tenía cuarenta codos de largo. 18Y la casa
estaba cubierta de cedro por dentro, y tenía entalladuras de calabazas
silvestres y de botones de flores. Todo era cedro; ninguna piedra se
veía. 19Y adornó el lugar santísimo por dentro en medio de
la casa, para poner allí el arca del pacto de Jehová. 20Y el lugar
santísimo estaba en la parte de adentro, el cual tenía veinte codos de largo, y
otros veinte de ancho, y otros veinte de altura; y lo cubrió de oro purísimo;
asimismo cubrió de oro el altar de cedro.21Luego Salomón
cubrió de oro puro la casa por dentro, y cerró la entrada del santuario
interior con cadenas de oro, y lo cubrió de oro. 22Y cubrió de
oro toda la casa, hasta que toda la casa fue terminada; y asimismo cubrió de
oro todo el altar que estaba frente al lugar santísimo. 23Hizo también
en el lugar santísimo dos querubines de madera de olivo, cada uno de diez codos
de altura. 24Una ala del querubín tenía cinco codos, y la otra
ala del querubín otros cinco codos; así que había diez codos desde la punta de
una ala hasta la punta de la otra. 25Asimismo el
otro querubín tenía diez codos; porque ambos querubines eran de un mismo tamaño
y de una misma hechura.26La altura de un querubín era de diez codos, y
asimismo la del otro. 27Y puso estos querubines en la casa de adentro; y
los querubines tenían las alas extendidas, de modo que el ala de uno tocaba una
pared, y el ala del otro querubín tocaba a la otra pared, y las otras dos alas
se tocaban la una a la otra en la mitad de la casa. 28Y cubrió de
oro los querubines.29Y esculpió todas las paredes de la casa alrededor
de diversas figuras, de querubines, de palmeras, y de botones de flores, por
dentro y por fuera. 30Y cubrió de oro el piso de la casa, por dentro y
por fuera. 31Y a la entrada del oráculo hizo puertas de madera
de olivo; y el umbral y los postes tenían cinco esquinas.32Las dos
puertas eran de madera de olivo; y entalló en ellas figuras de querubines y de
palmeras y de botones de flores, y las cubrió de oro; cubrió también de oro los
querubines y las palmeras. 33Igualmente
hizo a la puerta del templo postes cuadrados de madera de olivo. 34Y las dos
puertas eran de madera de abeto. Las dos hojas de una puerta eran giratorias, y
las dos hojas de la otra puerta también eran giratorias. 35Y entalló en
ellas querubines y palmeras y botones de flores, y las cubrió de oro ajustado a
las entalladuras. 36Y edificó el atrio interior de tres hileras de
piedras labradas, y de una hilera de vigas de cedro. 37En el cuarto
año, en el mes de Zif, se echaron los cimientos de la casa de Jehová. 38Y en el año
undécimo, en el mes de Bul, que es el mes octavo, fue acabada la casa en todas
sus partes y conforme a todo su diseño. La edificó, pues, en siete años.
1 REYES 7
1Después edificó Salomón su propia casa en trece
años, y terminó toda su casa. 2Asimismo
edificó la casa del bosque del Líbano, la cual tenía cien codos de longitud, y
cincuenta codos de anchura, y treinta codos de altura, sobre cuatro hileras de
columnas de cedro, con vigas de cedro sobre las columnas. 3Y estaba
cubierta de tablas de cedro arriba sobre las vigas, que se apoyaban en cuarenta
y cinco columnas; cada hilera tenía quince columnas. 4Y había tres
hileras de ventanas, una ventana contra la otra en tres hileras.5Y todas las
puertas y postes eran cuadrados; y unas ventanas estaban frente a las otras en
tres hileras.6También hizo un pórtico de columnas, que tenía
cincuenta codos de largo, y treinta codos de ancho; y este pórtico estaba
delante de aquellas otras, con sus columnas y maderos correspondientes. 7Hizo asimismo
el pórtico del trono en que había de juzgar, el pórtico del juicio, y lo vistió
de cedro desde el suelo hasta el techo. 8Y en la casa
en que él moraba, había otro atrio dentro del pórtico, de obra semejante a
ésta. Edificó también Salomón una casa semejante a aquel pórtico, para la hija
de Faraón, la cual había tomado por esposa. 9Todas aquellas
obras fueron de piedras costosas, cortadas y aserradas con sierras según las
medidas, así por dentro como por fuera, desde el cimiento hasta los remates, y
asimismo por fuera hasta el gran atrio. 10El cimiento
era de piedras costosas, de piedras grandes, de piedras de diez codos, y de
piedras de ocho codos. 11De allí hacia arriba era también de piedras
preciosas, labradas conforme a sus medidas, y madera de cedro. 12Y en el gran
atrio alrededor había tres hileras de piedras labradas, y una hilera de vigas
de cedro; y así el atrio interior de la casa de Jehová, y el atrio de la casa.13Y envió el
rey Salomón, e hizo venir de Tiro a Hiram, 14hijo de una
viuda de la tribu de Neftalí, y su padre era de Tiro, y trabajaba en bronce,
lleno de sabiduría y de inteligencia y saber en toda obra de bronce. Éste,
pues, vino al rey Salomón, e hizo toda su obra. 15Y vació dos
columnas de bronce, la altura de cada una era de dieciocho codos; y rodeaba a
una y a otra columna un cordón de doce codos. 16Hizo también
dos capiteles de bronce fundido, para que fuesen puestos sobre las cabezas de
las columnas; la altura de un capitel era de cinco codos, y la del otro capitel
de cinco codos. 17Había trenzas a manera de red, y unos cordones a
manera de cadenas, para los capiteles que estaban sobre las cabezas de las
columnas; siete para cada capitel. 18E hizo
también dos hileras de granadas alrededor de la red, para cubrir los capiteles
que estaban sobre las cabezas de las columnas con las granadas; y de la misma
forma hizo en el otro capitel. 19Los capiteles
que estaban sobre las columnas en el pórtico, tenían forma de lirios, y eran de
cuatro codos. 20Tenían también los capiteles de sobre las dos
columnas, doscientas granadas en dos hileras alrededor en cada capitel, encima
de la parte abultada del capitel, el cual estaba rodeado por la red. 21Estas
columnas erigió en el pórtico del templo; y levantó la columna de la mano
derecha, y le puso por nombre Jaquín; y levantó la columna de la mano
izquierda, y llamó su nombre Boaz. 22Y puso en las
cabezas de las columnas tallado en forma de lirios; y así se acabó la obra de
las columnas. 23Hizo asimismo un mar de fundición, de diez codos de
un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo
ceñía alrededor un cordón de treinta codos. 24Y rodeaban
aquel mar por debajo de su borde en derredor unas bolas como calabazas, diez en
cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos hileras, las cuales habían sido
fundidas cuando el mar fue fundido. 25Y estaba
asentado sobre doce bueyes; tres miraban al norte, y tres miraban al poniente,
y tres miraban al sur, y tres miraban al oriente; sobre éstos se apoyaba el
mar, y las traseras de ellos estaban hacia la parte de adentro. 26El grueso del
mar era de un palmo menor, y su borde era labrado como el borde de un cáliz, o
de flor de lirio; y contenía dos mil batos.27Hizo también
diez bases de bronce, siendo la longitud de cada base de cuatro codos, y la
anchura de cuatro codos, y de tres codos la altura. 28La obra de
las bases era de esta manera: tenían unos tableros, los cuales estaban entre
molduras; 29y sobre aquellos tableros que estaban entre
molduras, había figuras de leones, de bueyes y de querubines; y sobre las
molduras de la base, así encima como debajo de los leones y de los bueyes,
había unas añadiduras de bajo relieve. 30Cada base
tenía cuatro ruedas de bronce con ejes de bronce; y en sus cuatro esquinas
tenían soportes de fundición, soportes que quedaban debajo de la fuente, al
lado de cada una de las añadiduras.31Y la boca de
la fuente entraba un codo en el remate que salía para arriba de la base; y era
su boca redonda, de la hechura del mismo remate, y éste era de codo y medio.
Había también sobre la boca entalladuras con sus tableros, los cuales eran
cuadrados, no redondos. 32Las cuatro ruedas estaban debajo de los tableros, y
los ejes de las ruedas nacían en la misma base. La altura de cada rueda era de
un codo y medio. 33Y la hechura de las ruedas era como la hechura de
las ruedas de un carro; sus ejes, sus rayos, y sus cubos, y sus cinchos, todo
era de fundición. 34Asimismo los cuatro soportes a las cuatro esquinas
de cada base; y los soportes eran de la misma base. 35Y en lo alto
de la base había medio codo de altura redondo por todas partes; y encima de la
base sus molduras y tableros, los cuales salían de ella misma. 36E hizo en las
tablas de las molduras, y en los tableros, entalladuras de querubines, y de
leones, y de palmeras, con proporción en el espacio de cada una, y alrededor
otros adornos.37De esta forma hizo diez bases fundidas de una misma
manera, de una misma medida, y de una misma entalladura. 38Hizo también
diez fuentes de bronce; cada fuente contenía cuarenta batos, y cada una era de
cuatro codos; y asentó una fuente sobre cada una de las diez bases. 39Y puso las
cinco bases a la mano derecha de la casa, y las otras cinco a la mano
izquierda: y asentó el mar al lado derecho de la casa, al oriente, hacia el
sur. 40Asimismo hizo Hiram fuentes, y tenazas, y cuencos.
Así terminó Hiram toda la obra que hizo a Salomón para la casa de Jehová:41Las dos
columnas, y los dos tazones redondos de los capiteles que estaban en lo alto de
las dos columnas; y dos redes que cubrían los dos tazones redondos de los
capiteles que estaban sobre la cabeza de las columnas; 42y
cuatrocientas granadas para las dos redes, dos hileras de granadas en cada red,
para cubrir los dos tazones redondos que estaban sobre las cabezas de las
columnas; 43y las diez bases, y las diez fuentes sobre las
bases; 44y un mar, y doce bueyes debajo del mar; 45y calderos,
paletas, cuencos, y todos los vasos que Hiram hizo al rey Salomón para la casa
de Jehová eran de bronce bruñido. 46Todo lo hizo
fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y
Zaretán. 47Y Salomón no inquirió el peso del bronce de todos
los utensilios, por la grande cantidad de ellos. 48E hizo
Salomón todos los utensilios que pertenecían a la casa de Jehová; un altar de
oro, y una mesa sobre la cual estaban los panes de la proposición, también de
oro;49y cinco candeleros de oro purísimo a la mano
derecha, y otros cinco a la izquierda, delante del oráculo; con las flores, las
lámparas y las tenazas de oro. 50Asimismo los
cántaros, despabiladeras, tazas, cucharillas, e incensarios, de oro purísimo;
también de oro los quiciales de las puertas de la casa de adentro, del lugar
santísimo, y los de las puertas del templo. 51Así fue
terminada toda la obra que dispuso hacer el rey Salomón para la casa de Jehová.
Y metió Salomón lo que David su padre había dedicado, plata, oro y vasos, y lo
puso todo en las tesorerías de la casa de Jehová.
1 REYES 8
1Entonces Salomón reunió a los ancianos de Israel, y
a todas las cabezas de las tribus, y a los príncipes de las familias de los
hijos de Israel ante el rey Salomón en Jerusalén, para traer el arca del pacto
de Jehová de la ciudad de David, que es Sión. 2Y se congregaron
ante el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el
mes séptimo, en el día de la fiesta solemne. 3Y vinieron
todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. 4Y llevaron el
arca de Jehová, y el tabernáculo del testimonio, y todos los vasos sagrados que
estaban en el tabernáculo; los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. 5Y el rey
Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban
con él delante del arca, sacrificando ovejas y bueyes, que por la multitud no
se podían contar ni numerar. 6Y los
sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el oráculo de
la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. 7Porque los
querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían
los querubines el arca y sus varas por encima. 8E hicieron
salir las varas; de modo que las cabezas de las varas se dejaban ver desde el
lugar santo delante del oráculo, mas no se veían desde afuera; y así se quedaron
hasta hoy. 9Ninguna cosa había en el arca, salvo las dos tablas
de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con
los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. 10Y aconteció
que cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de
Jehová. 11Y los sacerdotes no pudieron permanecer para
ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la
casa de Jehová. 12Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que Él
habitaría en la densa oscuridad. 13Yo he
edificado casa por morada para ti, morada en que tú habites para siempre. 14Y volviendo
el rey su rostro, bendijo a toda la congregación de Israel; y toda la
congregación de Israel estaba en pie. 15Y dijo:
Bendito sea Jehová Dios de Israel, que con su boca habló a David mi padre, y
con su mano lo ha cumplido, diciendo: 16Desde el día
que saqué mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido ciudad de todas las tribus
de Israel para edificar casa en la cual estuviese mi nombre, aunque escogí a
David para que presidiese en mi pueblo Israel. 17Y David mi
padre tuvo en su corazón edificar casa al nombre de Jehová Dios de
Israel. 18Mas Jehová dijo a David mi padre: En cuanto al
haber tenido en tu corazón edificar casa a mi nombre, bien has hecho en tener
esto en tu corazón.19Pero tú no edificarás la casa, sino tu hijo que
saldrá de tus lomos, él edificará casa a mi nombre. 20Y Jehová ha
cumplido su palabra que había dicho; porque yo me he levantado en lugar de
David mi padre, y me he sentado en el trono de Israel, como Jehová había dicho,
y he edificado la casa al nombre de Jehová Dios de Israel. 21Y he puesto
en ella lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehová, que Él hizo con
nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto. 22Se puso luego
Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la congregación de
Israel, y extendiendo sus manos al cielo, 23dijo: Jehová
Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en el cielo ni abajo en la
tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan
delante de ti de todo su corazón; 24que has
cumplido a tu siervo David mi padre lo que le dijiste; lo dijiste con tu boca,
y con tu mano lo has cumplido, como sucede este día.25Ahora pues,
Jehová Dios de Israel, cumple a tu siervo David mi padre lo que le prometiste,
diciendo: No faltará varón de ti delante de mí, que se siente en el trono de
Israel, con tal que tus hijos guarden su camino, que anden delante de mí como
tú delante de mí has andado. 26Ahora pues,
oh Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David mi
padre. 27Pero ¿es verdad que Dios ha de morar sobre la
tierra? He aquí que el cielo, y el cielo de los cielos, no te pueden contener;
¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? 28Con todo, tú
atiende a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oye el
clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti: 29Que estén tus
ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has
dicho: Mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo haga hacia
este lugar. 30Escucha, pues, la oración de tu siervo, y de tu
pueblo Israel; cuando oren hacia este lugar, escucha tú desde el cielo, lugar
de tu habitación; escucha tú y perdona. 31Si alguno pecare
contra su prójimo, y le tomaren juramento haciéndole jurar, y viniere el
juramento delante de tu altar en esta casa; 32escucha tú
desde el cielo y actúa; y juzga a tus siervos, condenando al impío, tornando su
proceder sobre su cabeza, y justificando al justo para darle conforme a su
justicia. 33Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante de sus
enemigos, por haber pecado contra ti, y a ti se volvieren, y confesaren tu
nombre, y oraren, y te rogaren y suplicaren en esta casa; 34escucha tú en
el cielo, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazles volver a la tierra
que diste a sus padres. 35Cuando el cielo se cerrare, y no lloviere, por
haber ellos pecado contra ti, si oraren hacia este lugar, y confesaren tu
nombre, y se volvieren del pecado, cuando los hubieres afligido;36escucha tú en
el cielo, y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel,
enseñándoles el buen camino en que deben andar; y da lluvias sobre tu tierra,
la cual diste a tu pueblo por heredad. 37Si en la
tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta, o pulgón; si
sus enemigos los tuvieren sitiados en la tierra de sus ciudades; cualquier
plaga o enfermedad que sea; 38toda oración
y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando
cualquiera sintiere la plaga de su corazón, y extendiere sus manos hacia esta
casa; 39escucha tú en el cielo, en la habitación de tu
morada, y perdona, y actúa, y da a cada uno conforme a sus caminos, cuyo
corazón tú conoces; porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los
hombres; 40para que te teman todos los días que vivieren sobre
la faz de la tierra que tú diste a nuestros padres.41Asimismo el
extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a
causa de tu nombre 42porque oirán de tu grande nombre, y de tu mano
fuerte, y de tu brazo extendido, y viniere a orar a esta casa; 43escucha tú en
el cielo, en la habitación de tu morada, y haz conforme a todo aquello por lo
cual el extranjero clamare a ti; para que todos los pueblos de la tierra
conozcan tu nombre, y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu
nombre es invocado sobre esta casa que yo edifiqué. 44Si tu pueblo
saliere en batalla contra sus enemigos por el camino que tú los enviares, y
oraren a Jehová hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que yo
edifiqué a tu nombre, 45escucha tú en el cielo su oración y su súplica, y
ampara su causa. 46Si hubieren pecado contra ti porque no hay hombre
que no peque, y tú estuvieres airado contra ellos, y los entregares delante del
enemigo, para que los cautiven y lleven a tierra enemiga, sea lejos o
cerca, 47y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren
cautivos; si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de los que los
cautivaron, y dijeren: Pecamos, hemos hecho lo malo, hemos cometido
impiedad; 48y si se convirtieren a ti de todo su corazón y de
toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y
oraren a ti hacia su tierra, que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú
elegiste y la casa que yo he edificado a tu nombre; 49escucha tú en
el cielo, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y ampara su causa.50Y perdona a
tu pueblo que ha pecado contra ti, y todas sus transgresiones que han cometido
contra ti; y haz que tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado
cautivos; 51porque ellos son tu pueblo y tu heredad, que tú
sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 52Estén
abiertos tus ojos a la oración de tu siervo, y a la plegaria de tu pueblo Israel,
para oírlos en todo aquello por lo que te invocaren; 53porque tú los
apartaste para ti por tu heredad de todos los pueblos de la tierra, como lo
dijiste por mano de Moisés tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de
Egipto, oh Señor Jehová. 54Y fue que cuando Salomón acabó de hacer toda esta
oración y súplica a Jehová, se levantó de estar de rodillas delante del altar
de Jehová con sus manos extendidas al cielo; 55y puesto en
pie, bendijo a toda la congregación de Israel, diciendo en voz alta:56Bendito sea
Jehová, que ha dado reposo a su pueblo Israel, conforme a todo lo que Él había
dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo,
ha faltado. 57Sea con nosotros Jehová nuestro Dios, como fue con
nuestros padres; y no nos desampare ni nos deje; 58y que incline
nuestro corazón hacia Él, para que andemos en todos sus caminos, y guardemos
sus mandamientos y sus estatutos y sus derechos, los cuales mandó a nuestros
padres. 59Y que estas mis palabras con que he orado delante
de Jehová estén cerca de Jehová nuestro Dios de día y de noche, para que Él
proteja la causa de su siervo, y de su pueblo Israel, cada cosa en su
tiempo; 60para que todos los pueblos de la tierra sepan que
Jehová es Dios, y que no hay otro.61Sea, pues,
perfecto vuestro corazón para con Jehová nuestro Dios, andando en sus
estatutos, y guardando sus mandamientos, como el día de hoy.62Entonces el
rey, y todo Israel con él, ofrecieron sacrificios delante de Jehová. 63Y ofreció
Salomón sacrificios de paz, los cuales ofreció a Jehová; veintidós mil bueyes,
y ciento veinte mil ovejas. Así dedicaron el rey y todos los hijos de Israel la
casa de Jehová. 64Aquel mismo día santificó el rey el medio del atrio
que estaba delante de la casa de Jehová: porque ofreció allí los holocaustos, y
los presentes, y las grosuras de las ofrendas de paz; por cuanto el altar de
bronce que estaba delante de Jehová era demasiado pequeño, y no cabían en él
los holocaustos, las ofrendas y las grosuras de los sacrificios de paz. 65En aquel tiempo
Salomón hizo fiesta, y con él todo Israel, una grande congregación, desde donde
entran en Hamat hasta el río de Egipto, delante de Jehová nuestro Dios, por
siete días y otros siete días, esto es, por catorce días. 66Y el octavo
día despidió al pueblo; y ellos bendiciendo al rey, se fueron a sus tiendas
alegres y gozosos de corazón por todos los beneficios que Jehová había hecho a
David su siervo, y a su pueblo Israel.
1 REYES 9
1Y sucedió que cuando Salomón hubo acabado la obra
de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, 2Jehová
apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón.3Y le dijo
Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego, que has hecho en mi presencia. Yo he
santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para
siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. 4Y si tú
anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón
y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis
estatutos y mis decretos, 5yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para
siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará de ti varón en el
trono de Israel.6Mas si obstinadamente os apartareis de mí vosotros
y vuestros hijos, y no guardareis mis mandamientos y mis estatutos que yo he
puesto delante de vosotros, sino que fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y
los adorareis; 7yo cortaré a Israel de sobre la faz de la tierra
que les he entregado; y esta casa que he santificado a mi nombre, yo la echaré
de delante de mí, e Israel será por proverbio y refrán a todos los
pueblos; 8y esta casa, que está en estima, cualquiera que
pasare por ella se asombrará, y silbará, y dirá: ¿Por qué ha hecho así Jehová a
esta tierra, y a esta casa? 9Y dirán: Por
cuanto dejaron a Jehová su Dios, que había sacado a sus padres de tierra de
Egipto, y echaron mano a dioses ajenos, y los adoraron, y los sirvieron; por
eso ha traído Jehová sobre ellos todo este mal. 10Y aconteció
al cabo de veinte años, cuando Salomón había edificado las dos casas, la casa
de Jehová y la casa real 11Para las cuales Hiram rey de Tiro, había traído a
Salomón madera de cedro y de abeto, y cuanto oro él quiso, que el rey Salomón
dio a Hiram veinte ciudades en tierra de Galilea. 12Y salió Hiram
de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, y no le
agradaron. 13Y dijo: ¿Qué ciudades son estas que me has dado,
hermano? Y les puso por nombre, la tierra de Cabul, hasta hoy. 14Y había Hiram
enviado al rey ciento veinte talentos de oro. 15Y ésta es la
razón de la leva que el rey Salomón impuso para edificar la casa de Jehová, y
su casa, y a Milo, y el muro de Jerusalén, y a Hazor, y Meguido, y Gezer.16Faraón el rey
de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los
cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en don a su hija, la esposa de
Salomón. 17Restauró, pues, Salomón a Gezer, y a la baja
Bet-horón, 18y a Baalat, y a Tadmor en tierra del
desierto. 19Asimismo todas las ciudades donde Salomón tenía
municiones, y las ciudades de los carros, y las ciudades de la gente de a
caballo, y todo lo que Salomón deseó edificar en Jerusalén, en el Líbano, y en
toda la tierra de su señorío. 20A todos los
pueblos que quedaron de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos, jebuseos, que
no fueron de los hijos de Israel; 21a sus hijos
que quedaron en la tierra después de ellos, que los hijos de Israel no pudieron
exterminar, hizo Salomón que sirviesen con tributo hasta hoy. 22Mas a ninguno
de los hijos de Israel impuso Salomón servicio, sino que eran hombres de
guerra, o sus criados, o sus príncipes, o sus capitanes, o comandantes de sus
carros, o su gente de a caballo.23Éstos eran
los jefes de los oficiales que estaban al frente de la obra de Salomón,
quinientos cincuenta, los cuales supervisaban al pueblo que trabajaba en
aquella obra. 24Y subió la hija de Faraón de la ciudad de David a
su casa que Salomón le había edificado; entonces edificó él a Milo. 25Y ofrecía
Salomón tres veces cada año holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que
él edificó a Jehová, y quemaba incienso sobre el altar que estaba delante de
Jehová. Así terminó la casa. 26Hizo también
el rey Salomón navíos en Ezión-geber, que está junto a Elot en la ribera del
Mar Rojo, en la tierra de Edom. 27Y envió Hiram
en ellos a sus siervos, marineros y diestros en el mar, con los siervos de
Salomón; 28los cuales fueron a Ofir, y tomaron de allí oro,
cuatrocientos veinte talentos, y lo trajeron al rey Salomón.
1 REYES 10
1Y cuando la reina de Seba oyó la fama de Salomón,
debido al nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles. 2Y vino a
Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro
en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, ella le
comunicó todo lo que había en su corazón. 3Y Salomón
respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa se le escondió al rey, que no le
pudiese responder. 4Y cuando la reina de Seba vio toda la sabiduría de
Salomón, y la casa que había edificado, 5asimismo la
comida de su mesa, el asiento de sus siervos, el estado y la vestimenta de los
que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que sacrificaba en la casa
de Jehová, se quedó sin aliento. 6Y dijo al
rey: Verdad es lo que oí en mi tierra de tus hechos y de tu sabiduría; 7mas yo no lo
creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto, y he aquí, que ni la mitad me
había sido dicha; es mayor tu sabiduría y bien que la fama que yo había
oído. 8Bienaventurados tus varones, dichosos estos tus
siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.9Jehová tu
Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel;
porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas
derecho y justicia. 10Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y
gran cantidad de especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad
de especias, como la reina de Seba dio al rey Salomón.11La flota de
Hiram que había traído el oro de Ofir, traía también de Ofir mucha madera de
sándalo, y piedras preciosas. 12Y de la
madera de sándalo hizo el rey balaustres para la casa de Jehová, y para las
casas reales, arpas también y salterios para los cantores; nunca vino semejante
madera de sándalo, ni se ha visto hasta hoy. 13Y el rey
Salomón dio a la reina de Seba todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió,
además de lo que Salomón le dio como de mano del rey. Y ella se volvió, y se
fue a su tierra con sus criados. 14El peso del
oro que Salomón recibía en un año, era seiscientos sesenta y seis talentos de
oro;15además de lo de los mercaderes, y lo de la
contratación de especias, y lo de todos los reyes de Arabia y de los
principales de la tierra. 16Hizo también el rey Salomón doscientos escudos de
oro extendido; seiscientos siclos de oro gastó en cada escudo. 17Asimismo
trescientos escudos de oro extendido, en cada uno de los cuales gastó tres
libras de oro; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano. 18Hizo también
el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. 19Seis gradas
tenía el trono, y lo alto de él era redondo por el respaldo; y tenía apoyos en
ambos lados cerca del asiento, junto a los cuales estaban colocados dos
leones. 20Estaban también doce leones puestos allí sobre las
seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono
semejante. 21Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de
oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro
puro; ninguno era de plata; en tiempo de Salomón la plata no era de
estima. 22Porque el rey tenía en el mar la flota de Tarsis,
con la flota de Hiram. Una vez en cada tres años venía la flota de Tarsis, y
traía oro, plata, marfil, simios y pavos reales. 23Así excedía
el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24Toda la
tierra procuraba ver el rostro de Salomón, para oír su sabiduría, la cual Dios
había puesto en su corazón. 25Y todos le
llevaban cada año sus presentes; vasos de oro, vasos de plata, vestiduras,
armas, aromas, caballos y mulos. 26Y juntó
Salomón carros y gente de a caballo; y tenía mil cuatrocientos carros, y doce
mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en
Jerusalén. 27E hizo el rey que en Jerusalén la plata llegara a
ser como las piedras, y los cedros como los sicómoros que se dan en abundancia
en los valles.28Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón;
porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos. 29Y venía y
salía de Egipto, el carro por seiscientos siclos de plata, y el caballo por
ciento cincuenta; y así los sacaban por mano de ellos, todos los reyes de los
heteos, y de Siria.
1 REYES 11
1Pero el rey Salomón amó, además de la hija de
Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las moabitas, amonitas, edomitas,
sidonias y heteas; 2naciones de las cuales Jehová había dicho a los
hijos de Israel: No entraréis a ellas, ni ellas entrarán a vosotros; porque
ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A éstas se juntó
Salomón con amor. 3Y tuvo setecientas esposas reinas, y trescientas
concubinas; y sus esposas torcieron su corazón. 4Y aconteció
que cuando Salomón era viejo, sus esposas inclinaron su corazón tras dioses
ajenos; y su corazón no era perfecto para con Jehová su Dios, como lo fue el
corazón de su padre David. 5Porque
Salomón siguió a Astarot, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable
de los amonitas. 6E hizo Salomón lo malo en los ojos de Jehová, y no
siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. 7Entonces
edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte
que está enfrente de Jerusalén; y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de
Amón. 8Y así hizo para todas sus esposas extranjeras, las
cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.9Y se enojó
Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había desviado de Jehová Dios
de Israel, que le había aparecido dos veces, 10y le había
mandado acerca de esto, que no siguiese dioses ajenos; mas él no guardó lo que
le mandó Jehová.11Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto
en ti, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, romperé el
reino de ti, y lo entregaré a tu siervo. 12Sin embargo
no lo haré en tus días, por amor de David tu padre; lo romperé de la mano de tu
hijo. 13Sin embargo no romperé todo el reino, sino que daré
una tribu a tu hijo, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalén la
cual yo he elegido.14Y Jehová levantó un adversario a Salomón, a Hadad,
edomita, de la sangre real, el cual estaba en Edom. 15Y sucedió que
cuando David estaba en Edom, y Joab, el general del ejército, subió a enterrar
a los muertos y mató a todos los varones de Edom16Porque seis
meses habitó allí Joab, y todo Israel, hasta que hubo acabado a todo el sEx
masculino en Edom, 17Hadad huyó, y con él algunos varones edomitas de
los siervos de su padre, y se fue a Egipto, siendo Hadad aún un muchacho. 18Y se
levantaron de Madián, y vinieron a Parán; y tomando consigo hombres de Parán,
se vinieron a Egipto, a Faraón rey de Egipto, el cual le dio casa, y le señaló
alimentos, y aun le dio tierra. 19Y halló Hadad
grande favor delante de Faraón, el cual le dio por esposa a la hermana de su
esposa, a la hermana de la reina Tahpenes. 20Y la hermana
de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, al cual destetó Tahpenes dentro de
la casa de Faraón; y estaba Genubat en casa de Faraón entre los hijos de
Faraón. 21Y oyendo Hadad en Egipto que David había dormido
con sus padres, y que era muerto Joab general del ejército, Hadad dijo a
Faraón: Déjame ir a mi tierra. 22Y le
respondió Faraón: ¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu
tierra? Y él respondió: Nada; con todo, te ruego que me dejes ir. 23Y Dios le
levantó otro adversario, Rezón, hijo de Eliada, el cual había huido de su amo
Hadad-ezer, rey de Soba. 24Y había juntado gente contra él, y se había hecho
capitán de una compañía, cuando David deshizo a los de Soba. Después se fueron
a Damasco, y habitaron allí y le hicieron rey en Damasco. 25Y fue
adversario a Israel todos los días de Salomón; y fue otro mal con el de Hadad,
porque aborreció a Israel, y reinó sobre Siria. 26Asimismo
Jeroboam hijo de Nabat, efrateo de Zeredat, siervo de Salomón, cuya madre se
llamaba Zerúa, mujer viuda, alzó su mano contra el rey. 27Y la causa
por la cual éste alzó su mano contra el rey, fue ésta: Salomón edificando a
Milo, cerró el portillo de la ciudad de David su padre. 28Y el varón
Jeroboam era valiente y esforzado; y viendo Salomón al joven que era hombre
activo, le encomendó todo el cargo de la casa de José. 29Aconteció,
pues, en aquel tiempo, que saliendo Jeroboam de Jerusalén, le encontró en el
camino el profeta Ahías silonita; y éste estaba cubierto con una capa nueva; y
estaban ellos dos solos en el campo. 30Y trabando
Ahías de la capa nueva que tenía sobre sí, la rompió en doce pedazos, 31y dijo a
Jeroboam: Toma para ti diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He
aquí que yo romperé el reino de la mano de Salomón, y a ti daré diez tribus32pero él
tendrá una tribu, por amor de David mi siervo, y por amor de Jerusalén, ciudad
que yo he elegido de todas las tribus de Israel; 33por cuanto me
han dejado, y han adorado a Astarot diosa de los sidonios, y a Quemos dios de
Moab, y a Moloc dios de los hijos de Amón; y no han andado en mis caminos, para
hacer lo recto delante de mis ojos, y guardar mis estatutos, y mis derechos,
como hizo David su padre. 34Pero no quitaré todo el reino de sus manos, sino
que lo retendré por príncipe todos los días de su vida, por amor de David mi
siervo, al cual yo elegí, y él guardó mis mandamientos y mis estatutos: 35Pero quitaré
el reino de la mano de su hijo, y lo daré a ti, las diez tribus. 36Y a su hijo
daré una tribu, para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante
de mí en Jerusalén, ciudad que yo me elegí para poner en ella mi nombre. 37Yo, pues, te
tomaré a ti, y tú reinarás en todas las cosas que deseare tu alma, y serás rey
sobre Israel. 38Y será que, si prestares oído a todas las cosas que
te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis
ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo
seré contigo, y te edificaré casa firme, como la edifiqué a David, y yo te
entregaré a Israel. 39Y yo afligiré la simiente de David a causa de esto,
mas no para siempre. 40Procuró por tanto Salomón matar a Jeroboam, pero
levantándose Jeroboam, huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto
hasta la muerte de Salomón. 41Lo demás de
los hechos de Salomón, y todas las cosas que hizo, y su sabiduría, ¿no están
escritas en el libro de los hechos de Salomón? 42Y los días
que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel, fueron cuarenta años.43Y durmió
Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David: y reinó
en su lugar Roboam su hijo.
1 REYES 12
1Y Roboam fue a Siquem; porque todo Israel había
venido a Siquem para hacerlo rey. 2Y aconteció
que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que estaba en Egipto, porque había
huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto; 3enviaron y le
llamaron. Vino, pues, Jeroboam y toda la congregación de Israel, y hablaron a
Roboam, diciendo: 4Tu padre agravó nuestro yugo, mas ahora tú
disminuye algo de la dura servidumbre de tu padre, y del yugo pesado que puso
sobre nosotros, y te serviremos. 5Y él les
dijo: Idos, y de aquí a tres días volved a mí. Y el pueblo se fue. 6Entonces el
rey Roboam tomó consejo con los ancianos que habían estado delante de Salomón
su padre cuando vivía, y dijo: ¿Cómo aconsejáis vosotros que responda a este
pueblo? 7Y ellos le hablaron, diciendo: Si tú fueres hoy
siervo de este pueblo, y lo sirvieres, y si les respondieres, y les hablares
buenas palabras, ellos te servirán para siempre. 8Pero él dejó
el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que
se habían criado con él, y estaban delante de él. 9Y les dijo:
¿Cómo aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo, que me ha hablado,
diciendo: Disminuye algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?10Entonces los
jóvenes que se habían criado con él, le respondieron, diciendo: Así hablarás a
este pueblo que te ha dicho estas palabras: Tu padre agravó nuestro yugo; mas
tú disminúyenos algo; así les hablarás: Mi dedo meñique es más grueso que los
lomos de mi padre. 11Ahora, pues, mi padre os cargó de pesado yugo, mas
yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré
con escorpiones. 12Y al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a
Roboam; según el rey lo había mandado, diciendo: Volved a mí al tercer día.13Y el rey
respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían
dado; 14y les habló conforme al consejo de los jóvenes,
diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi
padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones. 15Y no oyó el
rey al pueblo; porque esto venía de parte de Jehová, para confirmar la palabra
que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat.16Y cuando todo
el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras,
diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No tenemos heredad en el hijo
de Isaí. ¡Israel, a tus tiendas! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces
Israel se fue a sus tiendas. 17Mas reinó
Roboam sobre los hijos de Israel que moraban en las ciudades de Judá.18Y el rey
Roboam envió a Adoram, que estaba sobre los tributos; pero le apedreó todo
Israel, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró para subir en su carro y
huir a Jerusalén. 19Así se apartó Israel de la casa de David hasta
hoy. 20Y aconteció, que oyendo todo Israel que Jeroboam
había vuelto, enviaron a llamarle a la congregación, y le hicieron rey sobre
todo Israel, sin quedar tribu alguna que siguiese la casa de David, sino sólo
la tribu de Judá. 21Y cuando Roboam vino a Jerusalén, juntó toda la
casa de Judá y la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres guerreros
escogidos, para hacer guerra a la casa de Israel, y devolver el reino a Roboam
hijo de Salomón.22Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de
Dios, diciendo: 23Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a
toda la casa de Judá y de Benjamín, y a los demás del pueblo, diciendo: 24Así dice
Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel;
volveos cada uno a su casa; porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la
palabra de Dios, y se volvieron, y se fueron, conforme a la palabra de
Jehová. 25Y reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de
Efraín, y habitó en ella; y saliendo de allí, reedificó a Peniel. 26Y dijo
Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de David, 27si este
pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque
el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me
matarán a mí, y se volverán a Roboam rey de Judá.28Y habiendo
tomado consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante
habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir
de la tierra de Egipto. 29Y el uno lo puso en Betel, y el otro lo puso en
Dan. 30Y esto fue ocasión de pecado; porque el pueblo iba
a adorar delante de uno, aun hasta Dan. 31Hizo también
la casa de los lugares altos, e hizo sacerdotes de la clase baja del pueblo,
que no eran de los hijos de Leví.32Entonces
instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince del mes,
conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre el
altar. Así hizo en Betel, ofreciendo sacrificio a los becerros que había hecho.
Y estableció en Betel a los sacerdotes de los lugares altos que él había
edificado.33Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho
en Betel, a los quince del mes octavo, el mes que él había inventado de su
propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para
quemar incienso.
1 REYES 13
1Y he aquí que un varón de Dios por palabra de
Jehová vino de Judá a Betel; y estando Jeroboam junto al altar para quemar
incienso, 2clamó contra el altar por palabra de Jehová, y
dijo: Altar, altar, así dice Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un
hijo, llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los
lugares altos que queman sobre ti incienso; y sobre ti quemarán huesos de
hombres. 3Y aquel mismo día dio una señal, diciendo: Ésta es
la señal de que Jehová ha hablado; he aquí que el altar se quebrará, y la
ceniza que está sobre él se derramará. 4Y sucedió que
cuando el rey Jeroboam oyó la palabra del varón de Dios, que había clamado
contra el altar de Betel, extendiendo su mano desde el altar, dijo: ¡Prendedle!
Mas la mano que había extendido contra él, se le secó, de manera que no pudo
volverla hacia sí. 5Y el altar se rompió, y se derramó la ceniza del
altar, conforme a la señal que el varón de Dios había dado por palabra de
Jehová. 6Entonces respondiendo el rey, dijo al varón de
Dios: Te pido que ruegues a la faz de Jehová tu Dios, y ores por mí, que mi
mano me sea restaurada. Y el varón de Dios oró a la faz de Jehová, y la mano
del rey se le restauró, y volvió a ser como antes. 7Y el rey dijo
al varón de Dios: Ven conmigo a casa, y comerás, y yo te daré un
presente. 8Pero el varón de Dios dijo al rey: Aunque me dieses
la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan ni bebería agua en este
lugar; 9porque así me está ordenado por palabra de Jehová,
diciendo: No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el mismo camino que
viniste. 10Se fue, pues, por otro camino, y no volvió por el
camino por donde había venido a Betel. 11Moraba
entonces en Betel un viejo profeta, al cual vinieron sus hijos, y le contaron
todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Betel; le contaron
también a su padre las palabras que había hablado al rey. 12Y su padre
les dijo: ¿Por cuál camino se fue? Pues sus hijos habían visto por cuál camino
se había ido el varón de Dios, que había venido de Judá. 13Y él dijo a
sus hijos: Enalbardadme el asno. Y ellos le enalbardaron el asno, y subió en él. 14Y fue tras el
varón de Dios, y le halló sentado debajo de un alcornoque; y le dijo: ¿Eres tú
el varón de Dios que vino de Judá? Y él dijo: Yo soy.15Le dijo
entonces: Ven conmigo a casa, y come pan. 16Mas él
respondió: No podré volver contigo, ni iré contigo; ni tampoco comeré pan ni
beberé agua contigo en este lugar. 17Porque por
palabra de Dios me ha sido dicho: No comas pan ni bebas agua allí, ni vuelvas
por el camino que viniste. 18Y el otro le
dijo: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de
Jehová, diciendo: Vuélvele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua.
Pero le mintió. 19Entonces volvió con él, y comió del pan en su casa,
y bebió del agua. 20Y aconteció que, estando ellos a la mesa, vino
palabra de Jehová al profeta que le había hecho volver. 21Y clamó al
varón de Dios que había venido de Judá, diciendo: Así dijo Jehová: Por cuanto
has sido rebelde al dicho de Jehová, y no guardaste el mandamiento que Jehová
tu Dios te había prescrito, 22sino que
volviste, y comiste del pan y bebiste del agua en el lugar donde Jehová te
había dicho que no comieses pan ni bebieses agua, no entrará tu cuerpo en el
sepulcro de tus padres. 23Y sucedió que cuando hubo comido pan y bebido, el
profeta que le había hecho volver le enalbardó un asno. 24Y yéndose, le
topó un león en el camino, y le mató; y su cuerpo estaba echado en el camino, y
el asno estaba junto a él, y el león también estaba junto al cuerpo. 25Y he aquí
unos que pasaban, y vieron el cuerpo que estaba echado en el camino, y el león
que estaba junto al cuerpo; y vinieron, y lo dijeron en la ciudad donde el
viejo profeta habitaba. 26Y oyéndolo el profeta que le había hecho volver del
camino, dijo: El varón de Dios es, que fue rebelde a la palabra de Jehová; por
tanto Jehová le ha entregado al león, que le ha destrozado y matado, conforme a
la palabra que Jehová le había dicho.27Y habló a sus
hijos, y les dijo: Enalbardadme un asno. Y ellos se lo enalbardaron. 28Y él fue, y
halló su cuerpo tendido en el camino, y el asno y el león estaban junto al
cuerpo; el león no había comido el cuerpo, ni dañado al asno. 29Y tomando el
profeta el cuerpo del varón de Dios, lo puso sobre el asno, y se lo llevó. Y el
profeta viejo vino a la ciudad, para endecharle y enterrarle. 30Y puso su
cuerpo en su propio sepulcro e hicieron luto por él, diciendo: ¡Ay, hermano
mío! 31Y sucedió que después de haberlo enterrado, habló a
sus hijos, diciendo: Cuando yo muera, enterradme en el sepulcro en que está
sepultado el varón de Dios; poned mis huesos junto a los suyos. 32Porque sin
duda vendrá lo que él dijo a voces por palabra de Jehová contra el altar que
está en Betel, y contra todas las casas de los lugares altos que están en las
ciudades de Samaria. 33Aun después de esto, Jeroboam no se volvió de su
mal camino; sino que volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre la
clase baja del pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los
sacerdotes de los lugares altos. 34Y esto fue
causa de pecado a la casa de Jeroboam; por lo cual fue cortada y raída de sobre
la faz de la tierra.
1 REYES 14
1En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó
enfermo, 2y dijo Jeroboam a su esposa: Levántate ahora,
disfrázate, para que no te conozcan que eres la esposa de Jeroboam, y ve a
Silo; que allá está Ahías profeta, el que me dijo que yo había de ser rey sobre
este pueblo. 3Y toma en tu mano diez panes, y turrones, y una
botija de miel, y ve a él; que te declare lo que ha de ser de este niño. 4Y la esposa
de Jeroboam lo hizo así; y se levantó, y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y
Ahías ya no podía ver, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su
vejez. 5Mas Jehová había dicho a Ahías: He aquí que la
esposa de Jeroboam vendrá a consultarte por su hijo, que está enfermo; así y
así le has de responder; pues será que cuando ella viniere, vendrá
disfrazada. 6Y sucedió que cuando Ahías oyó el sonido de sus
pies, al entrar ella por la puerta, dijo: Entra, esposa de Jeroboam; ¿por qué
te finges otra? Pues yo soy enviado a ti con revelación dura. 7Ve, y di a
Jeroboam: Así dijo Jehová Dios de Israel: Por cuanto yo te levanté de en medio
del pueblo, y te hice príncipe sobre mi pueblo Israel, 8y rompí el
reino de la casa de David, y te lo entregué a ti; y tú no has sido como David
mi siervo, que guardó mis mandamientos y anduvo en pos de mí con todo su
corazón, haciendo solamente lo recto delante de mis ojos; 9sino que has
hecho lo malo sobre todos los que han sido antes de ti, porque fuiste y te
hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me echaste
tras tus espaldas:10Por tanto, he aquí que yo traigo mal sobre la casa
de Jeroboam, y yo talaré de Jeroboam todo meante a la pared, así el guardado
como el desamparado en Israel; y barreré la posteridad de la casa de Jeroboam,
como es barrido el estiércol, hasta que sea acabada.11El que
muriere de los de Jeroboam en la ciudad, le comerán los perros; y el que
muriere en el campo, lo comerán las aves del cielo; porque Jehová lo ha dicho.12Y tú
levántate, y vete a tu casa; y al poner tu pie en la ciudad, morirá el
niño. 13Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque
sólo él de los de Jeroboam entrará en sepultura; porque algo bueno se ha
hallado en él delante de Jehová Dios de Israel, en la casa de Jeroboam. 14Y Jehová se
levantará un rey sobre Israel, el cual talará la casa de Jeroboam en este día;
¿y qué, si ahora mismo? 15Y Jehová sacudirá a Israel, al modo que la caña se
agita en las aguas; y Él arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado
a sus padres, y los esparcirá hacia el otro lado del río, por cuanto han hecho
sus imágenes de Asera, enojando a Jehová. 16Y Él
entregará a Israel por los pecados de Jeroboam, el cual pecó, y ha hecho pecar
a Israel. 17Entonces la esposa de Jeroboam se levantó, y se
fue, y vino a Tirsa: y entrando ella por el umbral de la casa, el niño
murió. 18Y lo enterraron, y lo endechó todo Israel, conforme
a la palabra de Jehová, que Él había hablado por mano de su siervo Ahías
profeta. 19Los otros hechos de Jeroboam, las guerras que hizo,
y cómo reinó, todo está escrito en el libro de las historias de los reyes de
Israel. 20El tiempo que reinó Jeroboam fue veintidós años; y
habiendo dormido con sus padres, reinó en su lugar Nadab su hijo. 21Y Roboam hijo
de Salomón reinó en Judá. Cuarenta y un años tenía Roboam cuando comenzó a
reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas
las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre fue
Naama, amonita. 22Y Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y le
enojaron más que todo lo que sus padres habían hecho en sus pecados que
cometieron.23Porque ellos también se edificaron lugares altos,
estatuas, e imágenes de Asera, en todo collado alto, y debajo de todo árbol
frondoso: 24Hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron
conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado
delante de los hijos de Israel. 25Al quinto año
del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén. 26Y tomó los
tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo:
se llevó también todos los escudos de oro que Salomón había hecho. 27Y en lugar de
ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio en manos de los capitanes
de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real. 28Y cuando el
rey entraba en la casa de Jehová, los de la guardia los llevaban; y los ponían
después en la cámara de los de la guardia. 29Los demás
hechos de Roboam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en las crónicas de los
reyes de Judá? 30Y hubo guerra entre Roboam y Jeroboam todos los
días. 31Y durmió Roboam con sus padres, y fue sepultado con
sus padres en la ciudad de David. El nombre de su madre fue Naama, amonita. Y
reinó en su lugar Abiam su hijo.
1 REYES 15
1En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat,
Abiam comenzó a reinar sobre Judá. 2Reinó tres
años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. 3Y anduvo en
todos los pecados de su padre, que éste había hecho antes de él; y su corazón
no fue perfecto para con Jehová su Dios, como el corazón de David su
padre. 4Mas por amor de David, le dio Jehová su Dios
lámpara en Jerusalén, levantándole a su hijo después de él, y sosteniendo a
Jerusalén: 5Por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos
de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días
de su vida, salvo en el asunto de Urías heteo. 6Y hubo guerra
entre Roboam y Jeroboam todos los días de su vida. 7Lo demás de
los hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las
crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam. 8Y durmió
Abiam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su
hijo en su lugar. 9En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa
comenzó a reinar sobre Judá. 10Y reinó
cuarenta y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de
Abisalom. 11Y Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como
David su padre.12Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó
todos los ídolos que sus padres habían hecho. 13Y también
privó a su madre Maaca de ser reina, porque había hecho un ídolo de Asera.
Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de
Cedrón. 14Pero los lugares altos no fueron quitados; con
todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida. 15También metió
en la casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó; oro, y
plata, y vasos. 16Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo
el tiempo de ambos.17Y subió Baasa rey de Israel contra Judá, y edificó
a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno de Asa, rey de Judá. 18Entonces
tomando Asa toda la plata y oro que había quedado en los tesoros de la casa de
Jehová, y los tesoros de la casa real, los entregó en las manos de sus siervos,
y los envió el rey Asa a Benadad, hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de
Siria, el cual residía en Damasco, diciendo: 19Haya alianza
entre tú y yo, y entre mi padre y el tuyo. He aquí yo te envío un presente de
plata y oro: ve, y rompe tu alianza con Baasa rey de Israel, para que se aparte
de mí. 20Y Benadad consintió con el rey Asa, y envió los
príncipes de los ejércitos que tenía contra las ciudades de Israel, e hirió a
Ahión, y a Dan, y a Abel-bet-maaca, y a toda Cineret, con toda la tierra de
Neftalí. 21Y oyendo esto Baasa, dejó de edificar a Ramá, y se
estuvo en Tirsa. 22Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin
exceptuar ninguno; y quitaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa
edificaba, y edificó el rey Asa con ello a Geba de Benjamín, y a Mizpa. 23Lo demás de
todos los hechos de Asa, y todo su poderío, y todo lo que hizo, y las ciudades
que edificó, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Judá? Mas en el tiempo de su vejez enfermó de sus pies. 24Y durmió Asa
con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David su padre:
y reinó en su lugar Josafat su hijo. 25Y Nadab, hijo
de Jeroboam, comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa rey de
Judá; y reinó sobre Israel dos años. 26E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en sus
pecados con que hizo pecar a Israel.27Y Baasa hijo
de Ahías, el cual era de la casa de Isacar, conspiró contra él; y lo hirió Baasa
en Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían sitiado
a Gibetón. 28Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa rey de
Judá, y reinó en lugar suyo.29Y sucedió que cuando él reinó, hirió a toda la casa
de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerlo, conforme
a la palabra de Jehová que Él habló por su siervo Ahías silonita;30por los
pecados de Jeroboam que él había cometido, y con los cuales hizo pecar a
Israel; y por su provocación con que provocó a enojo a Jehová Dios de
Israel. 31Lo demás de los hechos de Nadab, y todo lo que
hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel? 32Y hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo
el tiempo de ambos. 33En el tercer año de Asa rey de Judá, comenzó a
reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa; y reinó veinticuatro
años. 34E hizo lo malo a los ojos de Jehová, y anduvo en el
camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel.
1 REYES 16
1Y vino palabra de Jehová a Jehú hijo de Hanani
contra Baasa, diciendo: 2Por cuanto yo te levanté del polvo, y te puse por
príncipe sobre mi pueblo Israel, y tú has andado en el camino de Jeroboam, y
has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con sus pecados; 3he aquí yo
barreré la posteridad de Baasa, y la posteridad de su casa; y pondré su casa
como la casa de Jeroboam hijo de Nabat. 4El que de
Baasa fuere muerto en la ciudad, le comerán los perros; y el que de él fuere
muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo. 5Lo demás de
los hechos de Baasa, y las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito
en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 6Y durmió
Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa; y reinó en su lugar Ela su
hijo.7Pero también vino la palabra de Jehová por mano del
profeta Jehú, hijo de Hanani, contra Baasa, y contra su casa, por toda la
maldad que hizo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira con las obras de
sus manos, y por haber sido como la casa de Jeroboam, y por haberla destruido. 8En el año
veintiséis de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel
en Tirsa; y reinó dos años.9Y conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de
la mitad de los carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de
Arsa su mayordomo en Tirsa, 10vino Zimri, y
lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de Asa rey de Judá; y reinó en lugar
suyo.11Y sucedió que cuando comenzó a reinar, tan pronto
como se sentó en su trono, mató a toda la casa de Baasa, sin dejar en ella
meante a la pared, ni de sus parientes ni de amigos. 12Así destruyó
Zimri toda la casa de Baasa, conforme a la palabra de Jehová, que había
proferido contra Baasa por medio del profeta Jehú, 13por todos los
pecados de Baasa, y los pecados de Ela su hijo, con los cuales ellos pecaron e
hicieron pecar a Israel, provocando a enojo con sus vanidades a Jehová Dios de
Israel. 14Los demás hechos de Ela, y todo lo que hizo, ¿no
está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 15En el año veintisiete
de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Zimri, y reinó siete días en Tirsa; y el
pueblo estaba acampado contra Gibetón, ciudad de los filisteos. 16Y el pueblo
que estaba acampado oyó decir: Zimri ha conspirado, y ha dado muerte al rey.
Entonces aquel mismo día en el campamento, todo Israel puso a Omri, general del
ejército, por rey sobre Israel. 17Y subió Omri
de Gibetón, y con él todo Israel, y sitiaron a Tirsa. 18Y sucedió que
cuando Zimri vio que la ciudad era tomada, se metió en el palacio de la casa
real, y prendió fuego a la casa sobre sí; y así murió. 19Por causa de
sus pecados que él había cometido, haciendo lo malo ante los ojos de Jehová, y
andando en los caminos de Jeroboam, y en su pecado que cometió, haciendo pecar
a Israel.20Los demás hechos de Zimri, y la conspiración que
hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de
Israel? 21Entonces el pueblo de Israel fue dividido en dos
partes. La mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat, para hacerlo rey; y
la otra mitad seguía a Omri. 22Mas el pueblo
que seguía a Omri, pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat; y Tibni
murió, y Omri fue rey. 23En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó
a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años; en Tirsa reinó seis años. 24Y compró él
de Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata, y edificó en el monte:
y llamó el nombre de la ciudad que edificó, Samaria, del nombre de Semer, que
fue dueño de aquel monte. 25Y Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, e hizo
peor que todos los que habían sido antes de él; 26pues anduvo
en todos los caminos de Jeroboam hijo de Nabat, y en su pecado con que hizo
pecar a Israel, provocando a ira a Jehová Dios de Israel con sus ídolos. 27Lo demás de
los hechos de Omri, y todas las cosas que hizo, y sus valentías que ejecutó,
¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 28Y Omri durmió
con sus padres, y fue sepultado en Samaria; y reinó en lugar suyo Acab, su
hijo. 29Y comenzó a reinar Acab hijo de Omri sobre Israel
el año treinta y ocho de Asa rey de Judá. Y reinó Acab hijo de Omri sobre
Israel en Samaria veintidós años. 30Y Acab hijo
de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que fueron
antes que él. 31Y sucedió que como si fuera ligera cosa el andar en
los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, fue y tomó por esposa a Jezabel, hija de
Etbaal, rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. 32E hizo altar
a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. 33Hizo también
Acab una imagen de Asera; y Acab hizo provocar a ira a Jehová Dios de Israel,
más que todos los reyes de Israel que antes de él habían sido. 34En su tiempo
Hiel de Betel reedificó a Jericó. A costa de Abiram su primogénito echó el
cimiento, y a costa de Segub su hijo menor puso sus puertas; conforme a la
palabra de Jehová que había hablado por Josué hijo de Nun.
1 REYES 17
1Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de
Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, delante del cual estoy, que no
habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 2Y vino a él
palabra de Jehová, diciendo: 3Apártate de
aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está
delante del Jordán; 4Y beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos
que te den allí de comer. 5Y él fue, e hizo conforme a la palabra de Jehová;
pues se fue y asentó junto al arroyo de Querit, que está antes del
Jordán. 6Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana,
y pan y carne a la tarde; y bebía del arroyo. 7Y sucedió que
después de algunos días, se secó el arroyo; porque no había llovido sobre la
tierra.8Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:9Levántate,
vete a Sarepta de Sidón, y allí morarás: he aquí yo he mandado allí a una mujer
viuda que te sustente. 10Entonces él se levantó, y se fue a Sarepta. Y como
llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí
recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de
agua en un vaso, para que beba. 11Y yendo ella
para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas
también un bocado de pan en tu mano.12Y ella
respondió: Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que solamente un
puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una botija: y ahora
recogía dos leños, para entrar y aderezarlo para mí y para mi hijo, para que lo
comamos, y muramos.13Y Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has
dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la
ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14Porque Jehová
Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la harina no escaseará, ni se disminuirá
la botija del aceite, hasta aquel día que Jehová dará lluvia sobre la faz de la
tierra.15Entonces ella fue, e hizo como le dijo Elías; y
comió él, y ella y su casa, muchos días. 16Y la tinaja
de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a la palabra
de Jehová que había dicho por Elías. 17Después de
estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa, y la
enfermedad fue tan grave, que no quedó en él aliento. 18Y ella dijo a
Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido a mí para traer en
memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo? 19Y él le dijo:
Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo, y lo llevó a la cámara
donde él estaba, y le puso sobre su cama.20Y clamando a
Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa yo estoy hospedado
has afligido, haciéndole morir su hijo? 21Y se tendió
sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová, y dijo: Jehová Dios mío, te ruego
que el alma de este niño vuelva a él. 22Y Jehová oyó
la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. 23Tomando luego
Elías al niño, lo trajo de la cámara a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo
Elías: Mira, tu hijo vive. 24Entonces la
mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios, y que la palabra
de Jehová es verdad en tu boca.
1 REYES 18
1Y sucedió que después de muchos días, vino palabra
de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo daré
lluvia sobre la faz de la tierra. 2Fue, pues,
Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria. 3Y Acab llamó
a Abdías que era el mayordomo de su casa. Y Abdías era en gran manera temeroso
de Jehová. 4Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de
Jehová, Abdías tomó cien profetas, los cuales escondió de cincuenta en cincuenta
en una cueva, y los sustentó con pan y agua. 5Y Acab dijo a
Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos;
para ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos
y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias. 6Y dividieron
entre sí el país para recorrerlo: Acab fue de por sí por un camino, y Abdías
fue separadamente por otro. 7Y yendo
Abdías por el camino, se topó con Elías; y como le conoció, se postró sobre su
rostro, y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías? 8Y él
respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: He aquí Elías. 9Pero él dijo:
¿En qué he pecado, para que tú entregues a tu siervo en mano de Acab para que
me mate? 10Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni
reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte; y respondiendo ellos: No está
aquí; él ha hecho jurar al reino o nación que no te han hallado. 11¿Y ahora tú
dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías? 12Y acontecerá
que, luego que yo me haya ido de ti, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo
no sepa; y cuando yo venga y dé las nuevas a Acab, y él no te halle, me matará;
y tu siervo teme a Jehová desde su juventud. 13¿No ha sido
dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová;
de cómo escondí en una cueva a cien varones de los profetas de Jehová: de
cincuenta en cincuenta, y los sustenté con pan y agua?14¿Y ahora
dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate? 15Y Elías le
dijo: Vive Jehová de los ejércitos, delante del cual estoy, que hoy me mostraré
a él. 16Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le
dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías. 17Y aconteció
que cuando Acab vio a Elías, le dijo Acab: ¿Eres tú el que has turbado a
Israel? 18Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú
y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los
Baales.19Envía, pues, ahora y reúneme a todo Israel en el
monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los
cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel. 20Entonces Acab
envió a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte
Carmelo. 21Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta
cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios,
seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. 22Entonces
Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de
los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.23Dénsenos,
pues, dos bueyes, y escójanse ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo
sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo aprestaré el otro buey, y lo
pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. 24Invocad luego
vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová: y el Dios
que respondiere por fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo:
Bien dicho.25Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:
Escogeos un buey, y preparad primero, pues que vosotros sois los más; e invocad
el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo. 26Y ellos
tomaron el buey que les fue dado, y lo aprestaron, e invocaron el nombre de
Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Mas no
había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del
altar que habían hecho. 27Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de
ellos, diciendo: Gritad en alta voz, que dios es; quizá está meditando, o está
ocupado, o va de camino; quizá duerme, y hay que despertarle. 28Y ellos
clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a
su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. 29Y sucedió que
pasado el mediodía, y profetizando ellos hasta la hora de ofrecerse el
sacrificio de la tarde, que no había voz, ni quien respondiese ni
escuchase. 30Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a
mí. Y todo el pueblo se acercó a él: y él reparó el altar de Jehová que estaba
arruinado. 31Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de
las tribus de los hijos de Jacob, al cual había venido palabra de Jehová,
diciendo: Israel será tu nombre; 32Edificó con
las piedras un altar en el nombre de Jehová: después hizo una zanja alrededor
del altar, donde cupieran dos medidas de semilla. 33Compuso luego
la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad
cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la
leña. 34Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron.
Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez. 35De manera que
las aguas corrían alrededor del altar; y había también llenado de agua la
zanja. 36Y sucedió que cuando llegó la hora de ofrecerse el
holocausto, se acercó el profeta Elías, y dijo: Jehová Dios de Abraham, de
Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy
tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37Respóndeme,
Jehová, respóndeme; para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres Dios,
y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.38Entonces cayó
fuego de Jehová, el cual consumió el holocausto, y la leña, y las piedras, y el
polvo, y aun lamió las aguas que estaban en la zanja. 39Y viéndolo
todo el pueblo, cayeron sobre sus rostros, y dijeron: ¡Jehová es el Dios!
¡Jehová es el Dios!40Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de
Baal, que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al
arroyo de Cisón, y allí los degolló.41Entonces
Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque se oye el ruido de una grande
lluvia. 42Y Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la
cumbre del Carmelo; y postrándose en tierra, puso su rostro entre las
rodillas. 43Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el
mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve
siete veces.44Y sucedió que a la séptima vez, él dijo: Yo veo una
pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él
dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te
detenga. 45Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron
con nubes y viento; y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a
Jezreel. 46Y la mano de Jehová fue sobre Elías, el cual ciñó
sus lomos, y vino corriendo delante de Acab hasta llegar a Jezreel.
1 REYES 19
1Y Acab dio la nueva a Jezabel de todo lo que Elías
había hecho, de cómo había matado a espada a todos los profetas. 2Entonces
Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: Así me hagan los dioses, y así me
añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos. 3Viendo pues el peligro, se levantó y se fue para
salvar su vida, y vino a Beerseba, que es en Judá, y dejó allí su criado. 4Y él se fue
por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y
deseando morirse, dijo: Baste ya, oh Jehová, quítame la vida; pues no soy yo
mejor que mis padres. 5Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido. Y
he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. 6Entonces él
miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y un vaso de
agua: y comió y bebió y se volvió a dormir. 7Y volviendo
el ángel de Jehová la segunda vez, le tocó y le dijo: Levántate y come, porque
la jornada es muy grande para ti. 8Se levantó,
pues, y comió y bebió; y con la fortaleza de aquella comida caminó cuarenta
días y cuarenta noches, hasta el monte de Dios, Horeb. 9Y allí se
metió en una cueva, donde pasó la noche. Y he aquí vino a él palabra de Jehová,
el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10Y él
respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los
hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a
espada a tus profetas: y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la
vida. 11Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte
delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento
que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no
estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el
terremoto. 12Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba
en el fuego. Y tras el fuego una voz suave y delicada. 13Y al oírla
Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se paró a la puerta de la
cueva. Y he aquí vino una voz a él, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 14Y él
respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los
hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a
espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida.15Y le dijo
Jehová: Ve, vuelve por tu camino, por el desierto de Damasco: y llegarás, y
ungirás a Hazael por rey de Siria; 16Y a Jehú hijo
de Nimsi, ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de
Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar. 17Y será, que
el que escapare de la espada de Hazael, Jehú lo matará; y el que escapare de la
espada de Jehú, Eliseo lo matará. 18Pero yo he
hecho que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal,
y cuyas bocas no lo besaron.19Y partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de
Safat, que araba con doce yuntas de bueyes delante de sí; y él tenía la última.
Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto. 20Entonces
dejando él los bueyes, vino corriendo en pos de Elías, y dijo: Te ruego que me
dejes besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Y él le dijo: Ve,
vuelve; ¿qué te he hecho yo? 21Y se volvió
de en pos de él, y tomó un par de bueyes, y los mató, y con el arado de los
bueyes coció la carne de éstos, y la dio al pueblo y ellos comieron. Después se
levantó y fue tras Elías, y le servía.
1 REYES 20
1Entonces Benadad rey de Siria juntó a todo su
ejército, y con él a treinta y dos reyes, con caballos y carros; y subió y
sitió a Samaria, y la combatió. 2Y envió
mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así dice Benadad: 3Tu plata y tu
oro son míos, y tus esposas y tus hijos hermosos son míos.4Y el rey de
Israel respondió, y dijo: Como tú dices, rey señor mío, yo soy tuyo, y todo lo
que tengo. 5Y volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así
dijo Benadad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus esposas y tus hijos
me darás. 6Además mañana a estas horas enviaré yo a ti mis
siervos, los cuales inspeccionarán tu casa, y las casas de tus siervos; y
sucederá que todo lo precioso que tienes ellos lo tomarán con sus manos y se lo
llevarán. 7Entonces el rey de Israel llamó a todos los
ancianos de la tierra, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo éste no busca
sino mal; pues ha enviado a mí por mis esposas y mis hijos, y por mi plata y
por mi oro; y yo no se lo he negado. 8Y todos los
ancianos y todo el pueblo le respondieron: No le obedezcas, ni hagas lo que te
pide. 9Entonces él respondió a los embajadores de Benadad:
Decid al rey mi señor: Haré todo lo que mandaste a tu siervo al principio; pero
esto no lo puedo hacer. Y los embajadores fueron, y le dieron la
respuesta. 10Y Benadad envió a decirle: Así me hagan los dioses,
y aun me añadan, que el polvo de Samaria no bastará a los puños de todo el
pueblo que me sigue. 11Y el rey de Israel respondió, y dijo: Decidle, que
no se alabe el que se ciñe las armas, como el que las desciñe. 12Y cuando
Benadad oyó esta palabra, estando bebiendo con los reyes en las tiendas, dijo a
sus siervos: Tomad posiciones. Y ellos tomaron posiciones contra la ciudad. 13Y he aquí un
profeta se llegó a Acab rey de Israel; y le dijo: Así dice Jehová: ¿Has visto
esta grande multitud? he aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que
conozcas que yo soy Jehová. 14Y respondió
Acab: ¿Por mano de quién? Y él dijo: Así dice Jehová: Por mano de los jóvenes
de los príncipes de las provincias. Y dijo Acab: ¿Quién comenzará la batalla? Y
él respondió: Tú.15Entonces él pasó revista a los jóvenes de los
príncipes de las provincias, los cuales fueron doscientos treinta y dos. Luego
pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que fueron siete
mil.16Y salieron al mediodía. Pero Benadad estaba
bebiendo, emborrachándose en las tiendas, él y los reyes, los treinta y dos
reyes que habían venido en su ayuda. 17Y los jóvenes
de los príncipes de las provincias salieron primero. Y había Benadad enviado
quien le dio aviso, diciendo: Han salido hombres de Samaria. 18Él entonces
dijo: Si han salido por paz, tomadlos vivos; y si han salido para pelear,
tomadlos vivos. 19Salieron, pues, de la ciudad los jóvenes de los
príncipes de las provincias, y en pos de ellos el ejército. 20Y mató cada
uno al que venía contra él: y huyeron los sirios, siguiéndolos los de Israel. Y
el rey de Siria, Benadad, se escapó en un caballo con alguna gente de
caballería. 21Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a
caballo, y los carros; y deshizo a los sirios con grande estrago. 22Vino luego el
profeta al rey de Israel y le dijo: Ve, fortalécete, y considera y mira lo que
has de hacer; porque pasado el año, el rey de Siria vendrá contra ti. 23Y los siervos
del rey de Siria le dijeron: Sus dioses son dioses de las montañas, por eso nos
han vencido; mas si peleáremos con ellos en el valle, se verá si no los
vencemos. 24Haz, pues, así: Saca a los reyes cada uno de su
puesto, y pon capitanes en lugar de ellos.25Y tú, fórmate
otro ejército como el ejército que perdiste, caballos por caballos, y carros
por carros; luego pelearemos con ellos en el valle, y veremos si no los
vencemos. Y él les dio oído, y lo hizo así.26Pasado el
año, Benadad pasó revista a los sirios, y vino a Afec a pelear contra
Israel. 27Y los hijos de Israel fueron también
inspeccionados, y tomando provisiones vinieron a encontrarles; y acamparon los
hijos de Israel delante de ellos, como dos rebañuelos de cabras; y los sirios
llenaban la tierra.28Acercándose entonces el varón de Dios al rey de
Israel, le habló diciendo: Así dice Jehová: Por cuanto los sirios han dicho,
Jehová es Dios de las montañas, y no Dios de los valles, yo entregaré toda esta
gran multitud en tu mano, y sabrás que yo soy Jehová.29Siete días
estuvieron acampados los unos delante de los otros, y al séptimo día se dio la
batalla; y los hijos de Israel mataron de los sirios en un solo día a cien mil
hombres de a pie. 30Los demás huyeron a Afec, a la ciudad; y el muro
cayó sobre veintisiete mil hombres que habían quedado. También Benadad vino
huyendo a la ciudad, y se escondía de cámara en cámara. 31Entonces sus
siervos le dijeron: He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son
reyes misericordiosos; pongamos, pues, ahora cilicio en nuestros lomos, y
cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizá por ventura
te salve la vida. 32Ciñeron, pues, sus lomos de cilicio y pusieron
cuerdas sobre sus cabezas, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo
Benadad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi
hermano es. 33Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y
presto tomaron esta palabra de su boca, y dijeron: ¡Tu hermano Benadad vive! Y
él dijo: Id, y traedle. Benadad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir
en un carro. 34Y le dijo Benadad: Las ciudades que mi padre tomó
al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las
hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues,
pacto con él, y le dejó ir.35Entonces un varón de los hijos de los profetas dijo
a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el otro varón no quiso
herirle. 36Y él le dijo: Por cuanto no has obedecido a la
palabra de Jehová, he aquí que cuando te apartes de mí, te herirá un león. Y
como se apartó de él, le topó un león, y le mató.37Luego se
encontró con otro hombre, y le dijo: Hiéreme, te ruego. Y el hombre le dio un
golpe, y le hizo una herida. 38Y el profeta
se fue, y se puso delante del rey en el camino, y se disfrazó poniendo ceniza
sobre su rostro. 39Y como el rey pasaba, él dio voces al rey, y dijo:
Tu siervo salió entre la tropa; y he aquí apartándose uno, me trajo a un hombre,
diciendo: Guarda a este hombre, y si por alguna razón él llegare a faltar, tu
vida será por la suya, o pagarás un talento de plata. 40Y como tu
siervo estaba ocupado a una parte y a otra, él desapareció. Entonces el rey de
Israel le dijo: Ésa será tu sentencia; tú la has pronunciado. 41Pero él se
quitó pronto la ceniza de sobre su rostro, y el rey de Israel conoció que era
de los profetas. 42Y él le dijo: Así dice Jehová: Por cuanto soltaste
de la mano el hombre de mi anatema, tu vida será por la suya, y tu pueblo por
el suyo. 43Y el rey de Israel se fue a su casa, triste y
enojado, y llegó a Samaria.
1 REYES 21
1Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel
tenía en Jezreel una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria. 2Y Acab habló
a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está
cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta; o si mejor
te pareciere, te pagaré su valor en dinero. 3Y Nabot
respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad de mis
padres. 4Y vino Acab a su casa, triste y enojado por la
palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la
heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió
pan. 5Y vino a él su esposa Jezabel, y le dijo: ¿Por qué
está tan triste tu espíritu, y no comes pan? 6Y él
respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña
por dinero, o que, si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió:
Yo no te daré mi viña. 7Y su esposa Jezabel le dijo: ¿Reinas tú ahora sobre
Israel? Levántate, y come pan, y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de
Jezreel. 8Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y
las selló con su anillo y las envió a los ancianos y a los principales que
moraban en su ciudad con Nabot. 9Y las cartas
que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot a la cabecera del
pueblo; 10y poned a dos hombres hijos de Belial delante de
él, que atestigüen contra él, y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y
entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera. 11Y los de su
ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como
Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había
enviado.12Y promulgaron ayuno, y asentaron a Nabot a la
cabecera del pueblo. 13Vinieron entonces dos hombres perversos, y se
sentaron delante de él; y aquellos hombres de Belial atestiguaron contra Nabot
delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo sacaron
fuera de la ciudad, y lo apedrearon con piedras, y murió. 14Después
enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto. 15Y como
Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y
posee la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque
Nabot no vive, sino que ha muerto. 16Y sucedió que
cuando oyó Acab que Nabot había muerto, se levantó para descender a la viña de
Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella.17Entonces vino
palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: 18Levántate,
desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él
está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de
ella. 19Y le hablarás diciendo: Así dice Jehová: ¿No
mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así dice
Jehová: En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros
lamerán también tu sangre, tu misma sangre. 20Y Acab dijo a
Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Y él respondió: Te he encontrado, porque
te has vendido a hacer lo malo ante los ojos de Jehová. 21He aquí yo
traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad, y talaré de Acab todo meante a la
pared, al guardado y al desamparado en Israel: 22Y yo pondré
tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de
Ahías; por la provocación con que me provocaste a ira, y con que has hecho
pecar a Israel. 23De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los
perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. 24El que de
Acab fuere muerto en la ciudad, perros le comerán: y el que fuere muerto en el
campo, lo comerán las aves del cielo. 25Pero ninguno
fue como Acab, quien se vendió a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, porque
Jezabel su esposa lo incitaba. 26Él fue en
gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que
hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de
Israel.27Y aconteció que cuando Acab oyó estas palabras,
rasgó sus vestiduras, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en
cilicio, y anduvo humillado.28Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita,
diciendo: 29¿No has visto como Acab se ha humillado delante de
mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus
días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.
1 REYES 22
1Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e
Israel. 2Y aconteció al tercer año, que Josafat rey de Judá
descendió al rey de Israel. 3Y el rey de
Israel dijo a sus siervos: ¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y
nosotros no hemos hecho nada para tomarla de mano del rey de Siria? 4Y dijo a
Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot de Galaad? Y Josafat
respondió al rey de Israel: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo, y mis
caballos como tus caballos. 5Y dijo luego
Josafat al rey de Israel: Yo te ruego que consultes hoy la palabra de
Jehová. 6Entonces el rey de Israel reunió a los profetas,
como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de
Galaad, o la dejaré? Y ellos dijeron: Sube; porque el Señor la entregará en
mano del rey. 7Y dijo Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de
Jehová, por el cual consultemos?8Y el rey de
Israel respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a
Jehová, Micaías, hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza
bien, sino solamente mal. Y Josafat dijo: No hable el rey así. 9Entonces el
rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto a Micaías hijo de
Imla. 10Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban
sentados cada uno en su trono, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto
a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante
de ellos. 11Y Sedequías hijo de Quenaana se había hecho unos
cuernos de hierro, y dijo: Así dice Jehová: Con éstos acornearás a los sirios
hasta acabarlos. 12Y todos los profetas profetizaban de la misma
manera, diciendo: Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; que Jehová la
dará en mano del rey.13Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le
habló, diciendo: He aquí las palabras de los profetas a una boca anuncian al
rey el bien; sea ahora tu palabra conforme a la palabra de alguno de ellos, y
anuncia el bien. 14Y Micaías respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová
me hablare, eso diré. 15Vino, pues, al rey, y el rey le dijo: Micaías,
¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? Y él respondió: Sube,
que serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey. 16Y el rey le dijo:
¿Hasta cuántas veces he de hacerte jurar que no me digas sino la verdad en el
nombre de Jehová? 17Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por
los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Éstos no tienen
señor; vuélvase cada uno a su casa en paz.18Y el rey de
Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará
él acerca de mí, sino solamente mal. 19Entonces él
dijo: Oye pues palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el
ejército del cielo estaba junto a Él, a su derecha y a su izquierda. 20Y Jehová
dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno
decía de una manera; y otro decía de otra. 21Y salió un
espíritu, y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. 22Y Jehová le
dijo: ¿De qué manera? Y él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca
de todos sus profetas. Y Él dijo: Tú le inducirás, y prevalecerás; ve, pues, y
hazlo así.23Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de
mentira en la boca de todos estos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal
acerca de ti. 24Pero Sedequías hijo de Quenaana, se acercó, e hirió
a Micaías en la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu de
Jehová para hablarte a ti? 25Y Micaías
respondió: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando te irás metiendo de cámara
en cámara para esconderte. 26Entonces el
rey de Israel dijo: Toma a Micaías, y vuélvelo a Amón gobernador de la ciudad,
y a Joás hijo del rey; 27y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a éste en la
cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo
vuelva en paz. 28Y dijo Micaías: Si llegares a volver en paz, Jehová
no ha hablado por mí. En seguida dijo: Oíd, pueblos todos. 29Subió, pues,
el rey de Israel con Josafat rey de Judá a Ramot de Galaad. 30Y el rey de
Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré, y entraré en la batalla; y tú vístete
tus vestiduras. Y el rey de Israel se disfrazó, y entró en la batalla. 31Mas el rey de
Siria había mandado a sus treinta y dos capitanes de los carros, diciendo: No
peleéis ni con grande ni con chico, sino sólo contra el rey de Israel. 32Y sucedió que
cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Ciertamente éste
es el rey de Israel, y se desviaron para pelear contra él; pero el rey Josafat
dio voces. 33Viendo entonces los capitanes de los carros que no
era el rey de Israel, se apartaron de él.34Y un hombre
disparando su arco a la ventura, hirió al rey de Israel por entre las junturas
de la armadura; por lo que dijo él a su carretero: Da la vuelta y sácame del
campo, pues estoy herido. 35Mas la batalla había arreciado aquel día, y el rey
estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la
herida corrió hasta el fondo del carro. 36Y a la puesta
del sol salió un pregón por el campamento que decía: ¡Cada uno a su ciudad, y
cada cual a su tierra!37Murió, pues, el rey, y fue traído a Samaria; y
sepultaron al rey en Samaria. 38Y lavaron el
carro en el estanque de Samaria; lavaron también sus armas; y los perros
lamieron su sangre, conforme a la palabra de Jehová que había hablado. 39Los demás
hechos de Acab, y todas las cosas que hizo, y la casa de marfil que construyó,
y todas las ciudades que edificó, ¿no están escritos en el libro de las
crónicas de los reyes de Israel? 40Y durmió Acab
con sus padres, y reinó en su lugar Ocozías su hijo. 41Y Josafat
hijo de Asa comenzó a reinar sobre Judá en el cuarto año de Acab rey de
Israel. 42Y era Josafat de treinta y cinco años cuando
comenzó a reinar, y reinó veinticinco años en Jerusalén. El nombre de su madre
fue Azuba hija de Silhi. 43Y anduvo en todo el camino de Asa su padre, sin
declinar de él, haciendo lo recto en los ojos de Jehová. Con todo eso, los
lugares altos no fueron quitados; pues el pueblo aún sacrificaba y quemaba
incienso en los lugares altos. 44Y Josafat
hizo paz con el rey de Israel. 45Los demás de
los hechos de Josafat, y sus hazañas, y las guerras que hizo, ¿no están
escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 46Barrió
también de la tierra el resto de los sodomitas que habían quedado en el tiempo
de su padre Asa. 47No había entonces rey en Edom; había gobernador en
lugar de rey. 48Había Josafat hecho navíos en Tarsis, los cuales
habían de ir a Ofir por oro; mas no fueron, porque se rompieron en Ezión-geber.49Entonces
Ocozías hijo de Acab dijo a Josafat: Vayan mis siervos con los tuyos en los
navíos. Mas Josafat no quiso. 50Y durmió
Josafat con sus padres, y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David su
padre; y en su lugar reinó Joram su hijo. 51Y Ocozías
hijo de Acab comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, el año diecisiete de
Josafat rey de Judá; y reinó dos años sobre Israel. 52E hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de su padre, y en el camino
de su madre, y en el camino de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel:53Porque sirvió
a Baal, y lo adoró, y provocó a ira a Jehová Dios de Israel, conforme a todas
las cosas que su padre había hecho.
Nenhum comentário:
Postar um comentário